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Hurts. por ChocoPyo

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Notas del capitulo:

Lo siento tanto TTnTT, en las advertencias dice que tendría lemon, pero no pude hacerlo... *la golpean*, de verdad que quería hacerlo, pero al final no pude... Ah~~~, lo siento, pero prometo compensarlas TTnTT tal vez no hoy, o no mañana, pero se los compensaré con un OneShot de la couple que quieran, LA QUE SEA!, ustedes desiden, sólo por complacerlas.

No deré que me encantó cómo quedó el capi, pero es lo mejor que pude, pedón, es que -vienen las excusas- estuve muy ocupada con mi familia y cada que qería escribir mis ideas morian al sentarme frente al monitos TnT

(Espero que no se les haga tedioso este final :p)

De nuevo, perdón, pero espero que les guste, no las entretengo...

 

 

[— Ahora sí, Jeon JungKookie —dijo YoonGi con un atisbo de fastidio en su voz—, ¿qué pasó?

El menor tragó saliva y apretó los labios a punto de llorar.

— Es… es Jimin, hyung —el semblante del más grande se tensó en una mueca de preocupación—. Él… él tiene heridas en las piernas…]

Al instante en el que escuchó al maknae decir eso, prácticamente corrió al cuarto que Kook compartía con el castaño sintiendo cómo su corazón luchaba por salírsele del pecho. En las escaleras, brincó de dos en dos hasta que de nuevo el suelo apareció recto frente a sus ojos. No escuchaba nada que no fuese sus propios latidos en sus oídos; ni siquiera escuchó cuando él mismo abrió la puerta haciendo que un gran estruendo se escuchara, y sin embargo, el cuerpo que estaba descansando en la cama al lado izquierdo del cuarto tan sólo se removió sin llegar a despertar. Sus labios temblaron al momento en el que dio el paso dentro de la habitación, siendo seguido por JungKook, que en él temblaban sus piernas y brazos.
Sigilosamente avanzó, con el temor a que Jimin despertara, aunque ese no era exactamente su temor, pues, si creía tener razón —que la mayoría del tiempo la tenía—, su moreno dongsaeng no tenía en las piernas heridas de accidentes, ya que él lo conocía y sabía que nunca era tan descuidado como para lastimarse, por lo que esas dichosas heridas, debían de ser producto de un arranque de ira acumulado, o  como a él le gustaba llamarlo, Síndrome de Estupidez y Desesperación Ante la Realidad.

Le dolía el simple hecho de creer que era por eso.

Cuando ya estuvo a unos cuantos pasos, dejó de enterarse sobre el qué pasaba a su alrededor, ignorando que el pequeño maknae ya no estaba a su lado, tan sólo eran él y Jimin, quien se mantenía bocarriba, con la boca ligeramente abierta y los brazos abrazándose a sí mismo, como con temor de que algo le pasara, o de que alguien le hiciera algo. Suga podría jurar que también temblaba mientras soltaba minúsculos sollozos. Pasó saliva y terminó de acercarse. Lo que vio lo dejó con los ojos abiertos al igual que su boca.

Y entonces descubrió que, definitivamente, sí era por “el Síndrome”.

Instantáneamente la ira le recorrió su cuerpo; su respiración se volvió recia y apretó los puños con frustración y dolor. Un dolor inexplicable en el pecho. YoonGi no lo pensó más y tomó a Jimin por los brazos con la clara intención de despertarlo, pero la voz quebrada de Kook proveniente del baño lo interrumpió. Confundido y aun con el enojo de por medio se giró a donde había escuchado al menor, encontrando a este con las mejillas encharcadas, los labios completamente tembloroso al igual que el resto de su cuerpo por los espasmos de su llanto, pero había ignorado un pequeño detalle del que se percató al instante en el que el pelinegro se le acercó con un bulto gris totalmente mojado y con rastros de sangre por todos lados.

— JungKook… ¿Q-qué es es-eso? —su voz había sonado mucho más insegura de lo que quería, aun así no se movió, mas tampoco le quitó los ojos de encima a lo que parecía el pantalón de pijama favorito de Jimin.

“Dios, Jimin… ¿Qué hiciste?”

— Yo-yo lo encontré, hyung —pasó saliva y continuó—: en… en el baño. Es de Jimin.

Al instante, los ojos del mayor empezaron a escocer mientras que de ellos salían pequeñas lágrimas de dolor. Cubrió con su palma derecha su  boca para ahogar los sollozas sonoros que salían de su garganta. Dolía demasiado, incluso aunque no era él el afectado de todo. Caminó de nuevo hasta la cama del moreno más bajo y contempló con atención las cicatrices que ahí había. Su pecho subía y bajaba con una agilidad impresionante por el dolor y la ira que de un momento a otro habían llenado por completo su cuerpo. Con ansiedad, pasó una mano por sobre la piel descubierta del menor, mientras que JungKook seguía con el pantalón de este en las manos, apretándolo con intensidad conforme avanzaba a paso lento a donde estaban sus hyungs.

— Ve abajo, Kookie —al maknae le flaquearon las piernas y asintió, pero antes de que pudiese salir, YoonGi volvió a llamarlo—. Deja el pantalón donde lo encontraste y no le digas ni una palabra a nadie —volvió a asentir y, luego de cumplir con lo que le había dicho el mayor, salió cerrando la puerta con suavidad.

Una vez que estuvo a solas con el moreno, pudo notar con tranquilidad que, el rostro de este estaba mojado en una delgada capa de sudor que se mezclaba con ligeras lágrimas y espasmos leves, como si tuviera una pesadilla. Frunció el ceño y presionó, sin darse cuenta, más de lo que debía, sacando así un gemido de dolor y que el cuerpo ajeno se sacudiera sollozando aún más audiblemente; segundos más tarde despertó confundido. El corazón de Jimin estaba tan acelerado como el de Suga, sus miradas se encontraron y el más chico pasó saliva.

— H-hyung… —bajó la mirada y se encontró con que estaba sólo en bóxer y que se notaban las marcas; en un rápido movimiento sujetó las sabanas bajo él y se las puso encima, o al menos eso trató, ya que el mayor fue mucho más veloz y detuvo sus manos, sujetándolas e intentando verle a los ojos.

Jimin rehuyó la mirada sintiéndose una auténtica basura frente a él. Claro que era capaz de soltarse del agarre de su compañero, sin embargo, algo no lo dejaba hacerlo, algo se lo impedía, así que sólo se dejó hacer, sin quejarse o decir nada ante una mirada café llena de dolor e ira.

— ¿Por qué? —exigió el segundo más grande luego de unos minutos en que no existía más que silencio. El más bajo intentó zafarse, consiguiendo nada más que YoonGi apretara más sus manos— Dime por qué, Park Jimin.

— Lo… lo siento hyung —murmuró revolviéndose en la cama aun sin mirarle a los ojos—. N-no sé a qué se… —de pronto se vio interrumpido ante la voz algo temblorosa, pero potente del su hyung.

— ¡No me mientas Park! —medio gritó, para soltar las manos del mencionado y, en un abrir y cerrar de ojos, ya tenía recostado a este en la cama, sujetándole ambas muñecas por sobre su cabeza, obligando a que así lo mirara directo a los ojos— ¡Dime por qué te hiciste esto! —continuó en el mismo tono de antes, tomando el elástico del bóxer negro de su dongsaeng, asustándolo en sobremanera mientras le bajaba estos.

Jimin se revolvió con más exageración al ver cómo Suga intentaba sacarle la prenda para dejarlo desnudo. Sabía a la perfección a qué se refería, pero aun así se atrevía a negarlo, creyendo que era uno de sus muchos sueños en los que le descubrían. Sus piernas eran igual a las gelatinas; sus muñecas apresadas contra la firme mano del mayor le producía escalofríos. En un momento dado, el cuerpo del mayor se había posicionado arriba del otro, que ya estaba desnudo completamente. Ni siquiera lo había notado, pero al hacerlo, los colores golpearon su rostro, dándole una vista bastante provocativa y tierna al pelicastaño.

— ¡Hyu-hyung! —chilló el moreno intentando cubrir sus parte íntimas sin lograrlo— ¡¿Qué está haciendo…!? ¡Yo… yo! ¡No…!

Quería decir más que monosílabos repletos de torpeza, aunque no podía, no si tenía a su hyung tan de esa manera. Con la vergüenza presente en su cara, cerró los ojos y gimoteó desesperado. YoonGi, por su parte, bajó la mano con la que le había quitado la ropa interior hasta las cicatrices, dando leves roces en su entrepierna —sin ser intencionalmente— al pasar la mano cerca de esa zona tan sensible. Jimin apretó los puños y su respiración se hizo más pesada y pausada; debía resistir, ser fuerte. Sino lo hacía, quedaría en ridículo como un maldito marica.

— ¿Por qué hiciste esto Minie…? —susurró con la voz quebrada y temblorosa mientras las lágrimas acariciaban sus mejillas. No debía llorar, pero algo se había quebrado al ver las piernas del moreno. Sin pensárselo, escondió su cara en el duro pecho del menor, sintiendo los rápidos latidos de este tranquilizarlo— ¿Por qué…?

— Hyung… no llore —sintió cómo este le soltaba y enterraba más el rostro, acariciando con ternura sus costados—. Por favor… No…

— Te amo —soltó de repente, provocando que los ojos de Jimin se abrieran sorprendidos ante las cálidas palabras que salían de la boca contraria. Poco a poco notó cómo de estos salían lágrimas, mas no había tristeza alguna en él, era felicidad—, y no quiero que hagas esta estupidez de nuevo, ¿me escuchas Park Jimin? —sorbió varios de sus mocos y subió la mirada hasta el rostro del menor, encontrándose con la mirada completamente acuosa de este.

— YoonGi hyung… —no sabía qué decir; se había quedado en shock ante aquella declaración. Su pecho ardía en alegría y no se pudo contener al mostrar una mueca rara, que pretendía ser una de sorpresa.

Ante aquella cara, Suga frunció el ceño y se acercó a los labios que desde hacía tanto tiempo quería probar, pero era simplemente prohibido, rozándolos con los propios trepando cada vez más sobre el cuerpo debajo suyo. Los separaban centímetros en los que se perdían y mezclaban sus respiraciones pesadas y tibias. Ninguno pretendía hacer eso, pero ¿qué más daba? Ya no había vuelta atrás, ¿no?

— ¿Enserio, hyung? —preguntó Jimin con la duda sembrada en la cara y en su pecho. Tenía miedo de que fuese la típica frase que se decían todo el tiempo entre los miembros, por eso debía comprobar que no era una broma. Así su corazón estaría tranquilo— ¿Enserio me ama?

YoonGi se libó los labios y, acariciando sus mejillas regordetas, lo besó.

— Por supuesto que te amo, tonto —murmuró contra la boca del menor en cuanto se separaron de aquel contacto que les había mandado múltiples descargas eléctricas a todas partes de su ser.

Jimin hizo un puchero ante el insulto, ocultando su baja autoestima.

Detestaba simplemente ser el idiota de todos.

Detestaba ser él.

— Ahora dime por qué —ordenó suavemente viéndolo directo a esos ojos que tanto lo llamaban para perderse observándolos. El más bajo murmuró un no lo sé y se encogió de hombros restándole importancia, lo cual no le agradó a YoonGi—. No quiero que mientas ya, Park —sentenció—. Sabes perfectamente de qué hablo —y sin miramientos llevó su palma derecha de nuevo a los muslos de este, haciendo que soltara un jadeo y le sujetara por los hombros, negando levemente.

— Y-yo… Hyung, no… Por favor…

Y lloró. Lloró aún más que las veces que se encerraba en el baño a cortarse para aliviar o disminuir su dolor, sabiendo que era lo mejor.

— Mírame, Jimin —dijo con voz ronca alzando su rostro con su otra mano, chocando así con esta—. Sabes que hablo de las cicatrices —el moreno sintió cómo su corazón se estrujaba. No estaba listo para decir la verdad, pero debía dé—. Habla, Park Jimin. Rápido.

— Y-yo… —empezó a hiperventilar ante la dura mirada que el más grande le dirigía— Yo me… me cor… cortaba…

— ¿Por qué lo hacías? —moduló en tono neutro, pero amable.

— Por… porque… porque… —balbuceó escondiendo su cara entre sus brazos— me… me lastimaban… —sollozó entre espasmos.

— ¿Quiénes, Jimin?

— To-todos —hipó—. Todos lo… lo hacían —terminó murmurando en la misma posición.

— ¿Cómo? —acarició el cabello del pelicastaño sorbiendo sus pocos mocos.

— Con… con sus pa-palabras, hyung... —siguió con el mismo tono apagado y lastimero.

—Dios, Minie… Lo siento tanto —y lo envolvió entre sus cálidos brazos, repitiendo esa frase, una y otra vez, sintiendo los espasmos del cuerpo ajeno bajo él—Debí haberlo sabido, así yo te hubiese ayudado… —besó su frente y le acarició el cabello— Lo lamento tanto.

Jimin no sabía qué decir, pero dejó de pensar en cuanto los brazos del más grande lo envolvieron con amor y parsimonia, entonces supo que no eran necesarias las palabras para comunicarse mutuamente. No cuando existía amor de por medio.

Quizás fueron cinco minutos los que se quedaron de esa manera tan ensimismada entre ellos, pero no les importaba. Sólo querían disfrutar de lo que era el “ahora”. YoonGi fue el primero en separarse y, viendo directo a sus ojos, le dijo con la voz más segura que pudo:

— Prometo que nunca más te voy a dejar solo. No me importa si vas al baño, yo te voy a seguir, a donde sea que vayas te seguiré. Además de que necesitamos hacer unas pequeñas visitas para que superes todo esto… —abrazó de nuevo al castaño y besó su frente como para sellar su pacto y continuó—: Quiero que te grabes algo en la cabeza, ¿me oyes? —Jimin asintió— Tú. No. Eres. Feo. ¿Entiendes? —lentamente volvió a asentir notando que el calor le subía al rostro— Tú, eres la persona más linda, delgada y sexy que conozco —ante lo último, Jimin dio un respingo y negó suavemente con la cabeza.

— No, hyung. No lo soy… Yo… —YoonGi lo interrumpió cortante.

— Sí, Park Jimin. Y cualquiera que se atreva a decir lo contrario es un ciego egoísta y un maldito idiota. Incluyéndote a ti —soltó un suspiro y apretó al cuerpo de su Jimin—.  Así que, para superar todo esto necesitaremos ayuda profesional —concluyó sentándose en la cama.

— Hyung… —murmuró con voz nasal debido a las lágrimas— Yo no quiero… que los demás se enteren.

Suga abrió la boca para replicarle, pero al instante en el que giró su cabeza encontrándose con un Jimin bastante sonrojado, temblando y sin ropa —esto último ya que él mismo le había quitado la única prenda que tenía puesta—, con la cabeza agachada, como un cachorro regañado y lo pensó. Dos minutos pasaron hasta que el ruido reapareció en la habitación transformado en un suspiro.

“Supongo que… no pasará nada, ¿no? Después de todo, iremos a un especialista…”

— De acuerdo, pero se lo diremos a BangPD-nim porque él debe saberlo —el moreno asintió con una sonrisa de agradecimiento en su rostro y se lanzó a abrazar a su hyung— Prométeme que no lo volverás a hacer, Minie —pidió con el ceño ligeramente fruncido.

— Te lo prometo Hyung…

— No —habló cortante—. Ya no me llames sólo hyung —pidió devolviendo el abrazo como pudo, puesto que Jimin lo había hecho llegando desde atrás—. Ahora dime YoonGi cuando estemos solos, y hyung con los demás.

Jimin se sonrojó, pero asintió despacio.

 

No esperaba que su vida se viera transformada de un rato para otro, pero así era, y le gustaba.

Le gustaba su hyung. Aquél que lo ayudó durante casi un año acompañándolo a las terapias que BangPD-nim les había conseguido, a ambos, pues Suga había insistido en acompañar al castaño a cualquier lado, como en su promesa, la que le había hecho esa mañana antes de salir a una de las muchas entrevistas con las que contaba su tan apretada agenda.

Ahora ya iba un año.

Un año desde que su sonrisa había vuelto a brillar de la misma manera, o incluso aún más. Un año desde que su relación con todos se había vuelto mejor. Un año desde que no le llamaban gordo, cerdo o feo. Un año simplemente desde que agradecía cada mañana el despertar vivo al lado de su hyung favorito. Un año desde que amaba existir.

Notas finales:

Por favor no me maten TT-TT

Bye, bye~~


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