Los gemidos se convertían en gritos de placer conforme los segundos pasaban, el orgasmo estaba cerca y la cama no dejaba de rechinar por los movimientos. Los rasguños en su espalda lo hacían sacar roncos gemidos. Su éxtasis subió al ver esos ojos verdes, los cuales lo miraban totalmente perdidos en el placer, esa boca era totalmente tentadora
Las lenguas se movían con fiereza, buscando a la otra. No podían evitar sacar gemidos entre el beso; la excitación era demasiada y el control era poco. Se sentían venir. Se separo de esos labios y miro como la cara de Misaki anunciaba que había llegado al orgasmo
— ¡Usagi! —Esa combinación entre grito y gemido diciendo su nombre fue suficiente como para venirse
Se encontraban jadeantes, sintiendo el aliento del otro e intentando controlar su agitada respiración. Akihiko salió de Misaki y se dejo caer a un lado de la cama. Se acomodo mejor y lo abrazo, haciendo que el menor quedara descansando en uno de sus hombros
Después de unos minutos la respiración había vuelto a su normalidad. Estaban en silencio, mirando hacia el techo; eso era algo muy común en su relación después del sexo, simplemente disfrutando de la tranquilidad
— ¿Te acuerdas la primera vez que hicimos el amor?
Esa pregunta sorprendió y avergonzó a Takahashi, ¿Por qué salía con esas cosas? ¡Era muy vergonzoso pensarlo! Todavía podía recordar la sensación de nerviosismo combinado con excitación ¡Agh!
—Deja de decir esas cosas, tonto — Quiso sonar enojado pero se encontraba muy agotado como para elevar la voz
Akihiko sonrió— Lo digo en serio ¿Te acuerdas de nuestro primer beso? Tus labios eran muy suaves— Comento sin ninguna perversidad y con nostalgia
Misaki se puso rojo al recordar ese día, recordaba perfectamente como su corazón quería salirse de su pecho, también como casi no correspondió por el nerviosismo y la confusión. Demonios, ¡¿Por qué se ponía a pensar cosas del pasado?!
— ¡Deja de decir esas cosas!
—También me acuerdo de nuestra primera cita. En verdad me encontraba nervioso; no podía dejar de pensar qué lugar seria el perfecto para la cena, tampoco sabía que camisa ponerme
Su corazón empezó a latir con fuerza al escuchar las sinceras palabras del mayor. El también tuvo problemas al elegir que ponerse. Era impresionante pensar cuantas cosas habían pasado en cuatro años
—Cuando fuimos a Sapporo…— Murmuro Takahashi con timidez
—También cuando lo hicimos recargados en una ventana…— Una sonrisa perversa salió de sus labios al recordar ese día, esa fue la única vez que se divirtió en una fiesta de la editorial
— ¡Estúpido Usagi! ¡Deja de andar diciendo cosas pervertidas! — Ah, no se podía hablar con ese idiota sin que este sacara un comentario de ese tipo
—Nuestra primera navidad juntos, ese día fue maravilloso— Akihiko acaricio levemente la espalda del menor. Ya eran cuatro años ¿Tanto tiempo siendo completamente feliz? No se lo creía
Al escuchar el comentario no pervertido del hombre, decidió agregar— También cuando fuimos al parque de diversiones
—Ese día me dijiste en la noria que me amabas— Cerro sus ojos con vergüenza al recordar ese momento ¿Por qué su casero siempre decía esas cosas? No iba a poder seguir con esa conversación. Intento levantarse, se sentía todo pegajoso y quería darse un baño. Akihiko no lo dejo irse
— Solo unos minutos más…— Murmuro el de ojos violetas suavemente mientras que volvía a acomodarse
— ¡Usagi-san, quiero bañarme! — Un gruñido de falsa molestia salió de sus labios, lo que en verdad quería era zafarse de tan reveladora conversación
—Lo que me recuerda, ese día lo hicimos en la ducha; lo deberíamos de hacer otra vez — Exclamo solo para hacer enojar a Misaki
— ¡Maldito pervertido, idiota! — Por fin se separo del gran abrazo mientras que escuchaba la leve risa del mayor. Ese imbécil solo sabía decir cosas románticamente vergonzosas ¡Ahg, odiaba a ese tipo!