Tomo otro sorbo de su café mientras que cambiaba aburrido los controles de la televisión. Tenía un manuscrito atrasado pero no tenía las energías ni las ganas para hacerlo. Suspiro ruidosamente y con cansancio. Demonios, en verdad tenía muchas hambre
¿Qué estaba preparando su amante para la cena? En verdad esperaba que no fuera nada con pimientos verdes
Se asusto al escuchar un pequeño grito salir de la cocina, con velocidad se paro del sillón y se dirigió ahí
— ¡¿Misaki?! — El de ojos verdes estaba intentando recoger el cuchillo de carne, el cual se encontraba un poco ensangrentado y en el piso— ¡Deja eso! — Takahashi obedeció con dolor y se dirigió por un poco de papel.
El de cabellos plateados limpio el utensilio lo mejor que pudo, mientras que observaba de reojo a su pareja mientras curaba su mano derecha del pequeño accidente
—Vamos a encargar comida— Dijo en tono autoritario, no quería que el menor tuviera otro accidente. Sentía un gran alivio por el hecho de que no fue tan grave
— ¡No! Todavía puedo cocinar— La réplica se convirtió un pequeño susurro. Ahora que lo pensaba; la herida le dolía demasiado, aparte que era la mano que más controlaba— ¡No gastes dinero en algo tan tonto! — Volvió a protestar sin encontrar solución
—Entonces yo voy a preparar la cena— Takahashi se puso pálido rápidamente, ahora la idea de encargar comida sonaba mucho mejor.
Una pequeña idea se le ocurrió. Siempre que Akihiko cocinaba, lo hacía cuando él estaba en la universidad o trabajando, ¿Tal vez podría decirle cómo hacerlo?
—Yo te diré como…— Murmuro con vergüenza, sorprendiendo al mayor por no escuchar ninguna queja al respecto
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—Así no se cortan las verduras, lo tienes que hacer más delicado— El escritor frunció un poco el ceño y asintió. En verdad su pareja era un maestro muy estricto, de cierta manera le causaba gracia y ternura ver como las mejillas del otro se ponían rojas al dar una orden o corregirlo
Misaki suspiro y se puso a un lado de Akihiko, sujetando con su mano no lastimada el agarre del de cabellos plateados al cuchillo— Tienes que concentrarte, idiota
Con todo su esfuerzo comenzó a cortar los vegetales (Bueno, la mano de Akihiko siendo guiada por la de Takahashi). Entonces se dio cuenta del tierno gesto que estaba haciendo, rápidamente dejo lo que estaba haciendo y se alejo
Se asusto al pensar cuál sería la reacción del escritor. Sus ojos miraron confundidos y con sorpresa como el otro no lo atacaba o algo por el estilo. En su vida había visto un sonrojo tan grande por parte de ese hombre. Su corazón no podía dejar de latir rápidamente, más al ver una pequeña sonrisa en esos labios
Sintió una gran sensación cálida en su pecho, ¿Eso era lo qué sentía el mayor al verlo sonrojarse? Su cara se convirtió completamente roja por la felicidad, aunque no lo iba a admitir
Tal vez podría enseñarle a cocinar a su pareja más seguido