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En nuestros recuerdos por Alice Miu

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Notas del capitulo:

Tiempo sin estar aquí, jeje.

Este two shots/drabble lo hice inspirandome en ¿Cómo sería la pareja romantica si los padres de Misaki hubieran vivido?

Espero que les agrade, esta es la mitad, ya que falta otra parte de la historia

Junjou Romantica no me pertenece

Contiene violencia

— ¡Es increíble, no puedo creer que hagas esto! ¡Misaki, ven ahora mismo!

Suspiro mientras que sus cansados ojos se abrían, todavía no aparecía el sol y los gritos estaban empezando, apago la alarma, faltaban quince minutos para que sonara.

— ¡Eres una puta, eso es lo que eres!

El dolor de cabeza seguía apareciendo conforme más se insultaban, termino de acomodarse el uniforme y se miró una vez más en el espejo, su labio seguía un poco hinchado desde la última cena en la que fue su hermano

‘’Hermano mayor, no sabes en el cielo que te encuentras en este momento’’

Salió de la habitación para dirigirse al pasillo, encontrándose con las dos figuras causantes de que los vecinos se despertaran más temprano de lo normal

— ¡¿Una puta?! — Grito enojada su madre— ¡Puta es la secretaria esa que te enseña las piernas cada vez que entras…!— Un ruido fuerte lo hizo encogerse en sí mismo, los gritos de su madre se detuvieron por el dolor de estar tan repentinamente en el suelo

No le salía la voz para defenderla, no podía, no quería saber qué pasaría si le renegaba a su padre

— ¡Ella no es una puta! — Observo como el hombre mayor se movía como bestia enjaulada, sabía lo que venía, estaba a punto de…

Cerró sus ojos verdes fuertemente al escuchar el florero romperse, seguido de un ruido fuerte, había roto la puerta del baño

Misaki no dejaba de temblar, con las pocas fuerzas que le quedaban ayudo a levantar a su madre, mirando como aquella cachetada cambiaba a un tono morado. Apretó la mandíbula, agarro su mochila junto sus zapatos y salió lo más rápido que podía de su hogar, dejando atrás a su madre, la cual seguía sollozando

Camino a la entrada del metro con lentitud, estaba cerrado, todavía le quedaban veinte minutos para que empezara a llegar la gente. Solo era el, un callejero en la esquina y un anciano a su derecha

¿Un anciano? Volvió a mirar y se dio cuenta que esa cabellera plateada le pertenecía a un hombre joven, bueno, unos treinta años le calculaba

Saco su mochila y empezó a revisar en sus bolsillos, había olvidado su cartera en la casa. Suspiro con estrés por la sensación en su garganta de querer llorar por la tonta situación, ni loco volvería ahí cuando su padre estaba tan enojado. Se levantó y se acercó un poco más al señor

—Disculpe, ¿Tiene algunas monedas que me preste?

— ¿Quién viene al metro sin dinero? Aléjate niño— Frunció el ceño por la poca amabilidad, el hombre se veía muy rico como para no tener para prestar

— ¿Y qué demonios hace un hombre rico tan condenadamente temprano en el metro? — Murmuro entre dientes, muy alto para su gusto

—Mi carro se descompuso, imbécil. Por aquí también vienen taxis a las siete, por si no lo sabías— Ignoro el insulto y saco su celular, esperaba que le quedara batería para llamar a Todou

— ¿Takahashi, sabes qué hora es?

— ¿Tienes dinero? —Dijo ignorando la voz de su amigo renegando

— ¿Disculpa? ¿Ni un hola dirás? — Comento su amigo con humor— ¿Qué hay de tu cartera?

—La deje en mi hogar, Todou estoy hablando  en serio, no puedo volver… mi padre… rompió la puerta y golpeo a mi madre, no puedo— Intento susurrar para no ser escuchado por las dos personas que estaban cerca de el

— ¿Dónde estás? —Hablo Todou seriamente

—Estoy en… ¿Todou? ¡Todou! — Miro su celular y notó como la batería se fue, apretó los botones rápidamente— no, no, no ¡Sirve maldita basura! — Grito con el aparato en su oreja, las lágrimas empezaron a salir. Sin darse cuenta del espectador de cabello plateado que tenía a su derecha, el cual miraba un poco asombrado a Misaki

—Toma

— ¿Eh? — Miro aquella mano de la persona que la acababa de insultar ofreciéndole dinero— Pero...

— ¿Acaso no escuchas? Solo tómalo y consíguete un taxi— La acepto de forma dudosa, ¿Qué tal si después de todo era un abusador o algo por el estilo? El único espectador que tenían era un callejero ebrio el cual seguía en el mundo de los sueños

—Gracias— Contesto titubeante

—En tres calles a la derecha los taxis llegan más temprano— Aconsejo el mayor mientras que veía con sus ojos violetas como aquel muchacho desaparecía entre el frío de la ciudad y la multitud llegando.

—Estoy en casa— Dijo el de ojos verdes más para sí mismo que para su madre, se sentía como un cobarde por haber huido en la mañana. Se sintió confundido al sentir el olor de otra comida que no fuera precalentado, en realidad, olía muy bien

— ¡Misaki, tiempo sin verte! — Sintió el abrazo reconfortante de su hermano mayor, Takahiro, a pesar de eso, el miedo de la furia de su padre llego rápido

— ¡Hermano! — Titubeo, más nervioso que emocionado— ¡Hace tres semanas que no te veía!

—Les tenía que dar una gran noticia. La mesa esta puesta— No se dio cuenta en que momento asintió.

Se sintió mareado al escuchar las risas y miradas amorosas falsas de sus padres. Su mamá se había cubierto el moretón de su mejilla con maquillaje

—Por cierto— Hablo Takahiro— ¿Qué le paso a la puerta? — La pareja de casados y Misaki se quedaron callados, al parecer sus padres no habían pensado en una excusa para ello

— ¡El plomero! — Exclamo el menor de los Takahashi— La rompió con una de sus herramientas por accidente— Pudo sentir la mirada de su madre agradeciéndole, pero la de su padre no

La otra parte de la cena se trató prácticamente de distraer a Takahiro del florero faltante y la mancha de sangre que estaba apenas visible en la alfombra. Lo bueno era que el de ojos azules era un poco iluso y había cambiado de tema con tantas preguntas acerca de su trabajo

Estaban despidiéndose cuando Takahiro se detuvo— ¡Hablando de trabajo! — Sus ojos se abrieron cómicamente, como si fuera el fin del mundo si no les hubiera dicho en ese momento— Es una notica muy importante

— ¡Cuéntanos ya cariño! — Exclamo su madre con emoción

— ¡Me cambiaron y ahora estaré en Tokio, cerca de ustedes! — La habitación se había llenado de un aura tensa, o al menos así lo sentía Misaki, el cual empezaba a sudar frío al ver la cara de su padre tratando de calmar su mueca de disgusto. Lo que más miedo le daba sucedió

La puerta se cerró, cerrando su condena junto a la distancia entre el puño de su padre y su ojo


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