Habían pasado dos meses desde que el gran escritor Usami Akihiko se había convertido en su maestro después de la escuela.
Para ser sinceros, estaba muy agradecido de tener alguien que le quitara las dudas en todos los problemas escolares que tenía; tener como tutor a Usagi era cien veces mejor que una clase con sus profesores normales. Le encantaba y todo, y no es como si se estuviera quejando o algo pero…
Dios que ese hombre no dejaba de compararlo con Takahiro
—Desde este punto estas mal— Señalo el mayor mientras que tomaba un sorbo de su café— Estas tardando mucho para resolver esto
— ¡Lo sé, solo dame más tiempo!
— ¿Más tiempo? No me digas que vas a necesitar cuarenta minutos para resolver un problema tan sencillo— El de ojos violetas al darse cuenta que el menor no diría más suspiro con cansancio— Takahiro lo hubiera hecho en cinco minutos o menos
Takahashi exploto— ¡Suficiente, me voy! — Gritó mientras que cerraba el cuaderno de una y salía del pent-house. Acomodo su mochila mientras que estaba en el elevador, más que enojado, sentía un poco de decepción que no sabía de donde la había sacado. Su teléfono le aviso que tenía un mensaje; era de Todou
‘’ ¿Nos vemos a las siete en el lugar de siempre? Estoy aburrido’’
Miro la hora en su celular, faltaba una hora para que fueran las siete, pero si se iba caminando podría llegar a la hora exacta. La puerta del elevador se abrió dejando ver algunos colores anaranjados de los rayos del sol que apenas y llegaban a la entrada del edificio.
Estornudo mientras que se ponía su suéter, eran las diez de la noche y no volvía a su hogar, no era como si estuviera aprovechando que el siguiente día era sábado o el hecho de que acababa de despedirse de Todou como una excusa. Simplemente no quería llegar a casa y ver como se repetía lo mismo de todas las noches.
Miraba como los carros pasaban por abajo del puente de peatones, simplemente se encontraba mirando la noche y escuchando como a su alrededor otras personas pasaban riéndose o disfrutando la vida nocturna; hizo una mueca, el sentimiento de decepción todavía estaba atorado en su garganta, como si tuviera ganas de llorar como un niño pequeño totalmente desesperada
Algo llamó su atención, bueno, alguien. Miro con más atención y reconoció a una pareja caminando totalmente acaramelados; era su padre y otra mujer la cual nunca había visto en su vida. Trago saliva y miro con temor como subían lentamente al puente, rápidamente se puso el gorro de su suéter e intento actuar como si estuviera mirando despreocupadamente la ciudad. Su corazón se aceleró cuando ellos pasaron a un lado. Justo cuando estaban a punto de pasar al otro lado los miro por última vez, sus ojos verdes se abrieron sorprendidos
Hace muchos años que no veía a su padre reír
Observo como la nieve empezaba a caer, no podía creerlo, habían pasado más de cinco años sin ninguna nevada en Tokio. Se sentó en el concreto del puente, admirando como los carros se llenaban de nieve de poco a poco. Recargo su cabeza en la cornisa roja, sin saber que pensar con el suceso que acababa de pasar
— ¡Misaki! — Se despertó de golpe mientras que miraba hacia arriba, Akihiko lo miraba con preocupación
— ¿Usagi-san? — Rápidamente fue levantado y la nieve de su cabeza fue sacudida
— ¿Qué estás haciendo en medio de la nieve? ¿Tienes idea que hora es? — Su voz sonaba fuerte mientras que lo regañaba, el de ojos verdes miro la hora de su celular, sintió como el aliento se le iba ¡era más de medianoche!
Al parecer tenía tiempo desde que la nieve se había detenido. Un estornudo salió del menor, alarmando un poco al escritor
—Vámonos, te llevare a tu casa— Dijo mientras agarraba del brazo al castaño
— ¡¿Estás loco?! No puedo volver a mi casa— Exclamo exaltado, su madre debía de estar furiosa ya que su padre no llegaría esa noche
—Bueno, tú te lo buscaste, así que vamos
— ¡No entiendes, no puedo volver a mi hogar! Mi padre…—Sus réplicas terminaron al mencionar a su padre, haciendo que el escritor levantara una ceja, recordaba que el mocoso había hablado de su padre cuando lo conoció. Suspiro con molestia y soltó el agarre
—Entonces dormirás en mi pent-house— Misaki se quedó callado mientras que veía como el otro se dirigía a las escaleras del puente— Mocoso no tengo todo el tiempo del mundo— El otro asintió y se dirigió junto al escritor
Tenía tiempo desde que sentía la amabilidad de otra persona hacía el
Despertó cuando sintió el sol en su cara, todos los recuerdos de la noche anterior regresaban cuando miro el techo el cual claramente no pertenecía al de su habitación. Tenía que volver rápidamente a su casa y lo sabía, pero también tenía que agradecerle a Usagi-san. Al menos podría hacer un desayuno o algo e irse del lugar. Con esos pensamientos bajo las escaleras y se dirigió hacia la cocina.
Eran las diez de la mañana cuando el despertador de Akihiko sonó, se levantó con cansancio y se dirigió al baño. Tenía que terminar un especial de invierno que la molesta de su editora le había pedido. Entonces recordó a Misaki, ¿Qué demonios hacía dormido en un puente para peatones, en medio de la nieve? En verdad tenía que hacerle muchas preguntas.
Bajo hacía la sala, notando como había una nota de color amarillo en la mesa de café
‘’Muchas gracias por dejarme dormir aquí, el desayuno está en el microondas’’—Misaki.
Había algo en aquella nota que le alegro un poco el día.