Miro a su pareja la cual se encontraba cocinando, en verdad amaba a ese mocoso. Le encantaba todo de Misaki; su rostro, su cuerpo, su forma de ser… pero si tuviera que elegir una de esas cosas: sería sus puntos débiles. ¡Ese chico era muy sensible! Le causaba gracia ver como se ponía a temblar con ansiedad con tan solo un beso
Se acerco con sigilo a su presa ¿Cuántas veces se había repetido esa escena? Amaba su vida al lado de Misaki. El de ojos verdes estaba muy concentrado preparando la cena como para darse cuenta de los movimientos del escritor. Un grito salió de sus labios al sentir como lo abrazaban posesivamente
— ¡Usagi-san quítate, estoy haciendo la cena! — Por más que intentara sonar irritado, a Takahashi le encantaban esas muestras de afecto. Pero no podía dejarse llevar con tanta facilidad ¡Tenía que cocinar!
—Misaki— Susurro en el oído del menor, ¡Oh no, esto se estaba poniendo peligroso! El universitario intento liberarse de ese agarre en su cintura ¡¿Por qué el escritor tenía que ser tan fuerte?! Las manos del de ojos violetas se movieron y empezaron a subir su camiseta. Akihiko sonrió con perversidad, el había planeado simplemente a molestar al menor pero, ahora veía muy conveniente cambiar sus planes
Un suspiro de excitación y molestia salió del joven. Odiaba el hecho de que su pareja lo calentara de esa forma; todo era lento y provocador. Oh demonios, se estaba dejando llevar por las perversidades de ese idiota
— ¡Usagi-san, te dije que no! —Mierda, ese reclamo había sonado más como seducción. El escritor apago la estufa con ansiedad y volteo al menor, reclamando esos dulces labios. Le causaba gracia y a la vez le molestara el hecho de que un mocoso diez años menor que él le causara esas reacciones. Sonrió a sus adentros cuando sintió como Misaki correspondía el beso
Le irritaba de sobremanera que su cuerpo no le hiciera caso a sus suplicas; a la vez sentía como la ansiedad subía cada vez más conforme sus lenguas se movían con más animo. Un gemido ahogado salió cuando sintió como acariciaban su erección. Se separo jadeante
— ¡Tengo que hacer la…— El escritor se acerco al cuello del menor. Sabía perfectamente que Takahashi dejaría de suplicar — ¡Usagi-san… yo…— Se había olvidado de lo que quería decir. Otro gemido salió sin su permiso, en verdad los labios de Akihiko se sentían muy bien
El cuello era una zona la cual Misaki simplemente no se podía resistir, odiaba caer en el juego del mayor. Aunque sabía perfectamente desde un principio quien sería el ganador ¡Odiaba a ese pervertido! Sin darse cuenta, ya se encontraba gimiendo el nombre del escritor mientras que el otro jadeaba. En pocos minutos los gemidos de la cocina se escucharon hasta en la sala
Encuentros como eso siempre se repetían día tras día. Cualquiera diría que era monótono y aburrido, pero en los corazones de esos dos hombres cada día era un recuerdo nuevo el cual sería atesorado. Los dos en verdad eran unos románticos enamorados.