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Ya no hay vuelta atrás por CigaretteSmoke

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Notas del capitulo:

Por errores ortográficos, me disculpo.

Ya ha pasado un largo tiempo. 




Sólo quiero saber cómo estás. 




Y aunque ya no responda ningún mensaje tuyo. 




Aunque haya dejado todo de lado. 




Aunque ya tengas a alguien más. 




Me muero por saber si aún estoy en tu mente. 




Como aquella vez lo dijiste. 




---- 




Kwangmin se sentó en su cama para observar lo poco que podía ver a causa de la oscuridad. Habían pasado un par de horas desde que se recostó mirando hacia el techo, que no se dio cuenta que estaba comenzando a anochecer. A lo largo de la tarde escuchó varios llamados a su puerta, algunos de su madre, otros de su padre, pero en realidad no tenía ganas de absolutamente nada. 




La situación lo estaba superando a tal punto que ya se sentía deprimido. 




 En ese momento, cuando ya eran las ocho de la noche, se levantó con pereza y caminó rumbo a la sala mientras arreglaba su cabello. 




Se percató de que no rondaba ni un alma en ese lugar, así que concluyó que todos estaban en sus respectivas habitaciones. Se dirigió a la cocina en busca de algo para beber, pero sólo optó por un vaso de agua. 




Decidido a volver a su habitación, subió las escaleras para llegar lo más rápido posible. Pero al pasar frente a la primera puerta del segundo piso paró en seco y después de unos segundos inseguro decidió abrirla. 




—Young, ¿estás... -observó toda la habitación y al no ver a nadie dirigió su vista hacia la terraza, efectivamente había alguien ahí. Entró a la habitación y caminó hacia allá echando un vistazo a las maletas que se encontraban a un lado de la cama, suspiró. Todo era tan confuso, el tiempo pasó tan rápido y no lo quería admitir. Al llegar se sentó en el suelo, justo al lado del otro chico-. Oye, ¿estás bien? 




Youngmin se sobresaltó al escucharlo, había estado perdido en sus pensamientos. Volteó a mirarlo y le sonrió. 




—Sí, ¿por qué lo preguntas? 




—Pareces algo nervioso -contestó Kwangmin-. No piensas arrepentirte, ¿verdad? 




—No -soltó una pequeña risa volviendo a mirar el cielo-. Sólo estaba pensando en lo diferente que sería. 




Kwangmin asintió mirando también hacia el cielo. Si bien se mostraba tranquilo, el pensar que Youngmin se iría lo entristecía mucho, pero no podía obligar a alguien contra su voluntad para que se quedara. Y aunque sus padres no estuvieron totalmente de acuerdo tampoco, él prometió que  lo apoyaría en todo. 




—¿Me extrañarás? -preguntó de repente Kwangmin rompiendo el silencio que hace un rato se había formado. 




—¿Qué clase de pregunta es esa? por supuesto que lo haré. 




Kwangmin asintió nuevamente, en el interior admitía que no quería decir adiós, pero no había vuelta atrás. Youngmin ya tenía 19 años, y era un joven con muchas aspiraciones y sueños, nadie lo iba a detener. Entonces recuerda lo que hace un tiempo atrás le dijo. 




"Si algo no sale bien, no te rindas. Y si ya no das más, recuerda que estaré esperándote con los brazos abiertos." 




Y eso nunca cambiaría. 




Necesitaba salir de esa habitación, la situación lo estaba ahogando y ya no quería sentirse más exagerado de lo que estaba. Ya se preparaba para despedirse cuando el mayor habló. 




—¿Sabes? debo admitir que sí tengo un poco de miedo –sin mirar, tomó la mano de su hermano y la apretó levemente. Kwangmin se dio cuenta de lo fría que estaba, ¿cuánto tiempo ha estado afuera? 




—No deberías tenerlo. 




—Pero lo tengo y es tan raro para mí. Pasar años junto a una gran familia y de un momento a otro viajar sólo a otro lugar para empezar una nueva vida. Es un gran prueba que pienso superar, ya sabes como soy -miró al menor directamente a los ojos, sonriéndole-. Además, sé que tú estarás conmigo en todo momento, ¿no? 




Kwangmin que había permanecido quieto para escuchar atentamente retiró su mano y se levantó de golpe con una expresión de enojo, pasando por alto el rostro sorprendido de su hermano. 




—No es verdad, tú te irás muy lejos de aquí, ¿cómo puedes decir tan seguro que siempre estaré contigo si ni siquiera nos veremos la cara? 




—No me refería a eso, quise decir que nunca me olvidaré de ti al igual que de mamá y papá. 




—¡Já! eres un exagerado, sólo te irás de viaje y nada más -Kwangmin sabía que se estaba pasando del límite y que debía parar, pero no lo hacía-. No es necesario que me recuerdes todo el tiempo, quizás allá encuentres a alguien y puedas ser tan feliz como lo fuiste aquí –dijo esta vez en tu tono más alto y mirando hacia otro lado. 




—Kwang, ¿estás bien? -le preguntó el mayor poniéndose de pie para poder estar frente a él. 




—Oh, por supuesto, ¿por qué no lo estaría? -respondió aún con el mismo tono-. ¿Sabes qué? ya me voy, espero que tengas un buen viaje –y dicho esto salió de la habitación, ignorando los llamados por parte de su hermano. 




Al entrar en su habitación, cerró la puerta de golpe y comenzó a caminar de un lado a otro. ¿Qué mierda había hecho? nunca antes le habló de esa forma a Youngmin, si peleaban volvían a hablarse minutos más tarde, ¿qué era diferente esta vez? Por supuesto que sabía la respuesta y eso lo asustaba. 




Se recostó en su cama cubriéndose sólo con una manta, y mirando a la pared unos recuerdos invadieron su mente. El enojo aún no cesaba, pero se sentía terriblemente mal por hablarle de esa forma al mayor. Entonces recordó todas esas veces que Youngmin lo buscaba sólo para pedirle perdón por cometer un error. 




---- 




A los cinco años un pequeño Kwangmin lloraba por haber recibido un golpe por parte de su hermano. Se cubría el rostro con ambas manos mientras su madre lo sostenía entre sus brazos sentada en el césped del jardín. 




—Bebé, Youngmin no lo hizo a propósito, el nunca te pegaría y lo sabes. -el pequeño niño empezaba a detener sus lágrimas de a poco mientras secaba con sus manos las que aún corrían por su rostro. 




—Kwangmin... –al escuchar su nombre, se soltó del agarre de su madre levantando la cabeza y miró a Youngmin que se encontraba con las manos detrás de la espalda y lo observaba tristemente-. Perdón por golpearte, no quise hacerlo. No, no, no. Por eso traje esto –el mayor extendió sus brazos frente a el y le mostró una gran bolsa llena de dulces. Kwangmin miró detrás de su hermano y vio a su padre unos metros más allá, luego regresó su vista a Youngmin y le sonrió. 




—¡Dulces! -sin pensarlo dos veces, lo abrazó por el cuello y el dio un pequeño beso en la boca, dándose cuenta segundos después de lo que hizo por lo que lo miró sorprendido, mas no le dio importancia-. ¡Youngmin es el mejor! 




—Y Youngmin te quiere. 




---- 




 Cinco años más tarde, el mismo chico permanecía encerrado en su habitación de brazos cruzados, se sentía molesto desde que su hermano lo había dejado de lado por ir a jugar con los otros niños a la calle hace unos minutos atrás, quedando solamente él en el jardín con una pelota de basquetbol. Quizás no debía sentirse así, porque también eran sus amigos, pero se estaba divirtiendo tanto que no pudo evitar sentirse así. 




Después de un rato sintió la puerta abrirse y observó el balón de básquetbol que rodaba hacia él hasta chocar con el mueble. Levantó la vista y se encontró con Youngmin escondiéndose detrás de puerta, apenas con su rostro visible. 




—Yo... sólo quería saber si querías jugar conmigo otra vez. 




—¿Y los chicos? 




—Les dije que ya debía irme, pero en realidad quería jugar contigo. 




Para evitar un posible golpe, Youngmin se escondió completamente detrás de la puerta. Pero no llegó nada, ni siquiera una respuesta. Cuando estaba a punto de entrar para ver qué hacía Kwangmin, la puerta se abrió de golpe y éste le lanzó el balón en sus brazos. 




—¡El primero en llegar gana un punto! -y al decir esto, salió corriendo. 




---- 




A los trece años ambos chicos se encontraban discutiendo por alguna extraña razón. Kwagmin era muy orgulloso para dejar que el otro ganara y Youngmin simplemente defendía su opinión. 




—¿Sabes qué? -dijo el mayor-. Tienes razón. 




—¿Qué? Pero creí que... 




—Sí, creíste que seguiría defendiendo mi punto -interrumpió nuevamente el mayor como si hubiera leído sus pensamientos-. Pero si eso te hace feliz, entonces por mí está bien. 




—Es bueno saber que por fin te diste cuenta –le dijo Kwangmin con una sonrisa arrogante mientras daba media vuelta para salir de la habitación. 




Youngmin sólo se limitó a reír mientras lo veía salir. Quizás estaba en lo correcto al creer que esa reacción fue por preferir a Minwoo que a su propio hermano, aunque sólo fuera una broma. 




---- 




Kwangmin ya con dieciséis años, mantenía los puños cerrados y su mirada firme dirigida hacia el mayor. El otro por su lado se mantenía tranquilo con las manos en los bolsillos de su pantalón pero aún así con un semblante serio. 




—Vamos, Kwang, no puedes ser tan exagerado. 




—En nuestro cumpleaños. 




—Sólo quise salir un rato, ¿pensabas que me quedaría todo el día encerrado en casa o qué? 




—Pensé que irías con los chicos. 




—Fue con una chica, es casi lo mismo –dijo sin darle importancia al asunto-. Por favor, ni siquiera mamá es así. 




—¡Es nuestro cumpleaños! 




—¡Sólo quería salir! 




Kwangmin aún enojado desvió su mirada a otro punto y suspiró. 




—Tienes razón, no debería estar diciendo esto. Sólo olvídalo, ¿si? 




—Wow, Kwangmin, ¿eres tú? 




El menor lo miró confundido. 




—Claro que soy yo, idiota. ¿Por qué dices eso? 




—Dejaste tu orgullo de lado, es impresionante –inmediatamente después de decir eso recibió un golpe en el brazo, pero sólo se río-. Está bien, ven aquí -se acercó hasta el menor y lo abrazó. 




—Feliz cumpleaños, Youngmin. 




—Feliz cumpleaños. 




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Quizás estaba exagerando, pero quería volver el tiempo atrás y revivir esos momentos. Un repentino golpe en la puerta de su habitación lo asustó, ¿quién molestaba ahora? 




—Kwangmin, soy yo. Sólo quiero hablar contigo y saber qué sucedió. 




El menor se sentó contemplando la puerta, mas decidió no responder. Aún estaba enojado, pero no con Youngmin, sino con él mismo por ser así. 




—Sé que no estás durmiendo, nunca te ha gustado dormir temprano -escuchó nuevamente esa voz y una triste sonrisa apareció en su rostro-. Quería despedirme, pero ya que no quieres salir entonces debo decirte adiós desde aquí -ahora se daba cuenta de que estaba siendo un idiota, y ya tenía ganas de llorar-. También quiero pedirte perdón si es que dije algo malo y no te culpo por tratarme así, no tienes de qué preocuparte. Así que, adiós. Te espero mañana en la mañana para despedirte adecuadamente, ¿eh? A las nueve, no lo olvides. 




Después de eso Kwangmin ya no sintió otro ruido, se levantó rápidamente y se quedó unos minutos dudando en si abrir la puerta o no. Cuando se decidió a hacerlo, ya nadie se encontraba en el pasillo. Youngmin ya debía estar en su habitación y él entró a la suya. 




Y por primera vez no negaba la razón por la cuál se comportó así, por fin se dio cuenta de lo que era. 




Quizás ya lo sabía desde los trece, quizás desde los dieciséis. Siempre había sido él y nadie más que él. Por eso exageraba tanto, por eso sintió una gran desesperación en su interior. 




Por eso sentía tantas ganas de llorar. 




A las nueve de la mañana del siguiente día, un chico se encontraba fuera de su casa subiendo las maletas a un auto. Su madre lo observaba detenidamente sin contener las lágrimas. El mismo chico se acercó hacia ella con una sonrisa y la abrazó fuertemente, dejando que ella le dijera unas cuantas palabras y por último depositara un pequeño beso en su mejilla. Al separarse y estar listo para subir al auto, dirigió una última mirada a la ventana del segundo piso, encontrándose con la mirada del otro chico quien se veía triste y no pensaba en apartarla. Ojalá nada hubiera terminado así, pero no siempre se pueden pedir finales felices. Youngmin le hizo un pequeño gesto con la mano y bajó la mirada también triste, se despidió por última vez de su madre y subió al auto donde su padre ya estaba por partir. 




En la habitación del segundo piso, Kwangmin veía al auto alejarse por la calle que parecía infinita. 




No, no lo detuvo. Tampoco salió de su habitación para despedirse, sabía que su madre estaría demasiado molesta con él, pero ya no podía hacer nada. 




Ya no había vuelta atrás. 




Tampoco pensaba detenerlo, porque él prometió que lo apoyaría en cualquier decisión que su hermano tomara. Aún si esa decisión no lo incluía a él, aún si doliera. 




Porque la separación de alguien que estuvo contigo toda tu vida puede ser dolorosa. 




Porque se había enamorado de la persona incorrecta, y todo el tiempo lo estuvo ocultando. 




Porque se había enamorado de Youngmin y lo ocultó hasta el momento de la despedida. 


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