Se sentía aturdido, mareado, desorientado… aún no se atrevía a abrir los ojos.
Recordaba que hace un momento se encontraba en su habitación ¿Pero por qué de repente sentía una brisa fría recorrer todo su cuerpo y no podía distinguir la textura que lo soportaba?, solo un dolor punzante en sus costillas. Pero de lo que estaba seguro es que esta no es la cama en donde se encontraba, menos su colchón.
No sabía si estaba realmente consciente de todo esto, pensó que tal vez era un mal sueño…
Se decidió a dejar la oscuridad de sus párpados para ir abriéndolos lentamente
“Tengo miedo”
Pensó mientras se encontraba con aquel paisaje totalmente desconocido.
Un bosque que abarcaba todo su campo visual, podría decir con toda certeza que no tenía fin. Podía percibir el intenso olor a humedad, un viento fuerte golpeaba contra su cuerpo dejándolo completamente congelado. Elevó la mirada pero solo pudo percatarse de la cantidad de árboles que se elevaban delante de él cubiertos de niebla, pareciera que no tenían donde acabar .
Sentía frío, demasiado frío, tal vez porque se encontraba con una camisa delgada, pero a ello se sumaba el pánico que iba anidándose en su cuerpo; exhaló sorprendido y podía ver como se formaba aquel vapor saliente de su boca.
Se puso de pie cuidadosamente mientras daba vueltas en su eje tratando de analizar donde demonios me encontraba
“¡¿cómo llegué acá?!”
Se sacudió como pudo la tierra y hojas secas que se habían adherido a su ropa.
-¡¿Hola?!- Dijo dubitativo, pensando que quizás no era el único perdido en ese lugar; pero no obtuvo respuesta, solo su propio eco resonando entre los árboles.
Avanzó un poco, sentía miedo hasta de dar un pequeño paso, no podía ver mucho con el cielo gris y aquella niebla tan densa.
Inspeccionó con temor el lugar, detrás de cada árbol, pensó que tal vez y todo esto era parte de una broma, y una muy pesada.
No supo cuánto habrá pasado, ni detrás de cuantos árboles y debajo de cuantas piedras habrá podido buscar algo de vida, pero esto no le gusta para nada…
-Estoy solo…-Susurró para sí mismo y un frio recorrió su espalda, el solo pensarlo y confirmárselo le aterraba.
Dio un paso más, con la esperanza de poder encontrar alguien, quien sea, pero alguien que lo ayude a salir de ahí, o alguien quien le muestre al menos el regreso a casa, que se lo describa, el mismo podría irse solo , pero no encontró nada, ni nadie.
Un nudo empezó a formarse en su garganta junto con un sudor frío que recubrí su frente, sentía sus manos poco a poco helarse aún más y una pequeña desesperación crecer dentro suyo siendo capaz de embargarlo por completo
“Esto no puede estar pasándome”
Dio un paso más, y otro… hasta que sus piernas palparon la desesperación, comenzaron a moverse, a correr, tal vez como nunca lo había hecho, como si tan solo quisieran poder llegar al final de ese maldito bosque o al menos encontrar algo, alguien, poder refugiarse y no estar acompañado más de su soledad, esa que tanto odió y que siempre evitó.
Sus latidos se aceleraban cada vez más, su respiración se convertía en agitación y sentía como el pecho se le cerraba, no supo cuanta distancia habrá recorrido, pero sus piernas poco a poco no soportaban más aquella descarga de adrenalina que estaba experimentando.
Sus ojos empiezan arder y el viento se lleva consigo una pequeña lágrima que quería abrirse paso por su mejilla.
Se detuvo en seco.
Se inclinó y tomo sus rodillas intentando recobrar el aire
“¿Qué estoy haciendo?”
Trató de volver en sí, alzo la cabeza y volvió a ver a su alrededor aun tratando de captar la mayor cantidad de aire con sus pulmones.
Solo existía niebla, acompañada de un ambiente tenso que ya no sabía si existía desde un inicio o él a esas alturas la creaba en su mente, era aquella sensación indescriptible de que sabía y tenía la intuición de que el lugar donde estaba… no tenía nada de bueno.
-Cálmate Taemin…saldremos de aquí- dijo con la voz temblorosa, intentando convencerse de que haya llegado como haya llegado, esto se acabaría.
Suspiró de manera sonora y se dejó caer de rodillas en el suelo
“¿Dónde pueden estar todos?, ¿Qué hago acá?, ¡¿Cómo llegué?!”
Miles de preguntas surcan su cabeza, tanto que quería empezar a doler, despejo los cabellos que cubrían su frente, sintiendo la frialdad y el temblor de sus manos cubriendo su rostro, necesitaba de alguien…quien sea que fuera.
Se sentó en la tierra húmeda y abrazó sus piernas, si había algo que más odiaba en esta vida, esa era la soledad, esa sola palabra, el saber que estaba desamparado e indefenso, que no hay nadie ni nada en que refugiarse, solo él y sus pensamientos que no le ayudan en nada y solo daban vueltas y vueltas en su cabeza. Tal vez la odia tanto porque no era capaz de soportar su propia compañía, tenía tanto miedo de sí mismo, de lo que cruzara su mente y lo que ello pueda llevarlo a hacer.
Acarició sus mejillas con sus manos aún temblorosas, pensó que, tal vez haciendo eso, podría volver a su hogar, recordar, mentalizar el calor de su habitación, de sus amigos, de quien sea, pero sentirse acompañado.
Pasó el dorso de su mano derecha para poder limpiar las lágrimas que ya empezaban a brotar, y volvió a sentir aquella desesperanza que no sentía hace mucho , era como si alguien hubiera retrocedido el tiempo , era como si todo volviera de golpe , todas esas sensaciones con las que no quería reencontrarse después de años.
-“Acaba con todo esto…”- Escuchó aquella voz que hace tiempo no lo visitaba, su propia voz desolada le volvía a hacer esa sugerencia. Intentó hacer oídos sordos, pero no pudo evitar toparse con aquellas cicatrices en su muñeca que solo le recordaban lo débil que pudo llegar a ser hace un tiempo… ¿Sería capaz de retroceder?
Sacudió su cabeza y se puso de pie, tal vez dentro de poco y lograba resignarse, tal vez y en realidad llegara a encontrarse con alguien.
Caminó sin rumbo, dejó que pasaran los minutos, las horas, mientras intentaba distraer su mente, intentó ser optimista por un gran lapso de tiempo, pero cada vez su fortaleza se debilitaba, volviendo a encontrarse con el Taemin tan deprimente que siempre optaba por la solución más fácil.
“Un pequeño dolor para una gran libertad” – volvió a él aquella frase, que tanto repetía e internalizó en un momento frente al espejo aquella noche lejana en el baño de su habitación, acompañado de recuerdos tan vívidos, el lavabo lleno de sangre, la desesperación plasmada en su rostro reflejado en las baldosas, el intenso vacío que le embargaba.
Intentó como sea tratar de dispersar esos recuerdo que solo ayudaban a llenar un ítem más a la lista de “porqué odiaba tanto la soledad”.
Después de algún tiempo de caminar sin rumbo, logró distinguir un pequeño claro, a pasos apresurados llegó hasta él teniendo una pequeña esperanza de cruzarse con algún objeto animado…pero era inútil. Se encontraba igual de solo que cuando apareció en este lugar.
No quería tener que resignarse a la idea de que se había perdido de por vida, tenía trabajos que agendar, asuntos por concluir…aunque, se preguntó si en realidad, alguien se percatará de su ausencia.
-“Nadie me extrañará, ni se darán cuenta que hago falta, tal vez mejor…”- Sacudió su cabeza en un intento de despejar aquellos pensamientos de nuevo, sabía que se volvería loco si permanecía un segundo más ahí.
De pronto sintió como algo sonó. Se detuvo en seco y su respiración también de manera inmediata para poder captar ese sonido, sea lo que fuera, tal vez podría ayudarlo.
Cruzó por su mente la posibilidad de que fuese algún tipo de animal, o bestia, de ser así no tenía con qué defenderse, y el solo pensarlo hacía que la ansiedad y el temor crecieran aún más.
-¿Hay…alguien….ahí?- se sintió un poco estúpido preguntando eso, pero necesitaba una respuesta, un sonido más.
Corrió detrás de una roca enorme que divisó cerca, volvieron a sonar pisadas de hojas secas y sus ojos se abrieron de par en par al dibujarse una silueta humana entre la niebla.
No escuchó respuesta, pero solo veía con más claridad aquella persona que tal vez sería su salvación.
Lentamente se empezó a incorporar, tratando de hacerse ver, pero tampoco sabía si era lo correcto, no sabía si podía hacerle daño, pero eso es lo que menos le importa en realidad, solo no quería estar más tiempo consigo mismo.
-¿Hay alguien…ahí? – repitió mientras veía a ese hombre alto de cabellos castaños y con una mirada penetrante
Sintió que quedo petrificado, nunca pensó que tantas horas solo hayan despertado en él la necesidad de largarse a abrazar a un desconocido que tal vez pueda matarlo o torturarlo.
Pero aquel hombre solo se limitó a detenerse, mientras comenzaba a analizarlo con la mirada, sin decir nada, solo lo evaluaba de pies a cabeza.
Llevaba una polera ligera, a pesar del frío intenso que hacía, y unos jeans algo desgastados, cayó en la posibilidad que hasta sea menor que él, o de su edad.
Dio tres pasos más y se ubicó a centímetros de Taemin , hasta que notó como esos enormes ojos empezaban a cristalizarse. Arrugó el ceño un poco al ver aquella reacción, pero lo comprendió, tal vez estaba tan aturdido como él.
Aquel desconocido dio un paso más estirando su mano, queriendo tocarlo… pero Taemin volvió a sentir miedo, retrayendo sus hombros a modo de defensa.
Retrocedió como acto reflejo, pero su espalda chocó con el tronco de un árbol.
-“Te encontré” – susurró aquel hombre con una voz grave, mientras sus ojos se humedecían aún más
Esto lo dejó aún más confundido ¿Cómo alguien a quien no conocía ni tenía el mínimo rastro, podía mirarlo de esa forma?, parecía que le hablara a alguna persona que ha buscado por años, con un sentimiento de alivio en sus palabras.
-“Eres tú….ERES TU!”- Los ojos de Taemin se abrieron aún más de la impresión, y su cuerpo no reaccionó ante el tacto de aquellas manos que ahora se posaban en su cuello y en su cintura mientras me acercaba más a su rostro llegando a tener contacto con su frente.
-¿Yo?...- solo atinó a responder, mientras veía como las lágrimas empezaban a correrle por el rostro al desconocido.
-Te estuve buscando todo este tiempo…- Dijo bajito pero con algo de desesperación mientras acariciaba una de sus mejillas con sus dedos, sentía que lo tomaba como si fuera lo más preciado…
“Esto no puede estar pasando.”
Taemin no dijo nada más, solo dibujó una pequeña sonrisa en su rostro, intentando de algún modo reconfortarlo
-Oye…yo no- trató de hilar algo no tan hiriente, pero que entendiera que no seguía para nada todo lo que estaba diciendo ahora.
-No te vuelvas a ir….por favor- se extrañó aún más, ¿quiere decir que él se había ido? , se desconcertó al tan solo escucharlo.
Trató de zafarse de algún modo de su agarre, pero lo tomaba aún con más fuerza, todo esto estaba empezando a asustarlo demasiado.
Mientras trataba de alejarse, sintió que algo caía de su bolsillo, era un objeto redondo de aspecto brillante que no lograba identificar, y a decir verdad, nunca lo había visto en su vida.
Aquel brillante se abre, saliendo de él una luz destellante, que logra enceguecer a aquel sujeto haciendo que su agarre empiece a soltarse, rápidamente Taemin toma aquel artefacto entre sus manos, al parecer era un reloj muy antiguo, de aquellos de bolsillo que usaban hace siglos atrás.
De pronto se dio cuenta que todo da vueltas, veía como su escenario empezaba a girar tan rápido que no podía distinguir absolutamente nada, ni aquel bosque penumbroso ni aquella persona que hace un momento estaba a su lado, ni pudo sentir aquellas manos que hace instantes estaban acariciándolo.
Volvió su mirada a aquel reloj que ahora llevaba en su mano, y las manecillas empezaron girar rápidamente sin control alguno, todo esto lo mareaba aún más, y las fuerzas empezaban a despedirse de él .
Sentía que iba a desplomarse en el acto.
~*~
Un haz de luz atacaba sus párpados aún cerrados, se extrañó por aquello y abrió los ojos de golpe, dio un pequeño salto y se sorprendió de encontrarse en su habitación.Rápidamente comenzó a buscar explicaciones en su cabeza, ¿Qué había sido todo eso? ¿Un sueño?, o tal vez una pesadilla.
Se incorporó un poco aún desconcertado, mientras acariciaba sus sábanas desordenadas alrededor suyo, ahora si se sentía a salvo, ya no percibía ese miedo asfixiante, ni las manos congeladas ni el temblor que acechaba su cuerpo hace instantes.
Paso su mano por sus cabellos tratando de entender que ocurrió, cavilando algo lo suficientemente lógico que justifique tamaña rareza que acababa de experimentar.
Recordó aquella niebla, aquel escenario tan tétrico, aquella desesperación que recorría cada espacio de él, recordó su propia agitación y terror.
“Recuerdo aquel hombre”
De inmediato sintió que algo se estrujaba dentro suyo, tal vez y solo fue una creación onírica, aunque su tacto lo sintió tan real, su mirada aún la tenía grabada en esos destellos de recuerdo que aparecían, pero sintió una enorme tristeza.
“¿Qué es esto?”
Tal vez después de todo, hubiera deseado que esa persona existiera, porque, con esas pocas palabras, y la forma en que lo miraba, sintió que era importante para alguien
“nunca me había sentido especial para nadie”- pensó, deprimiéndose de su propia afirmación y riéndose decepcionado de su tan despreciable autoestima.
Intentó despejarse de todo recuerdo extraño, y se resignaba al hecho de que eso fue simplemente un sueño, de esos extraños que tal vez a todos le debe de haber ocurrido en su vida, pero solo quedó atónito al ver su camisa con restos de tierra y algunas hojas secas… esto era malo, podía presentirlo.
Retiro sus sábanas rápidamente y vio que llevaba en sus pantalones manchas de tierra seca, al igual que en todo el largo de sus brazos y parte de su torso.
Intento cavilar y encontrarle un sentido a todo esto
“Es una locura”, pensó mientras tomaba su cabeza entre sus manos tratando de recordar como inició todo esto.
Hasta que se percató que algo brillante pareciera que lo saludara desde el suelo, una pequeña esfera dorada brillaba en el piso, burlándose de la incredulidad que se dibuja en su rostro. Era eso, ese era aquel reloj de bolsillo que calló entre sus ropas en aquel sueño.
“Úsalo de la manera correcta” – Recordó la voz de aquel hombre desconocido que le obsequió ese artefacto la noche anterior, tan clara como si estuviera a su lado.
Sintió como un pequeño escalofrío se colaba a través de su cuerpo… tal vez debía de ser alguna simple coincidencia.
Se agachó para poder recogerlo y lo tomó entre sus manos acariciándolo con sus dedos, lo apretó fuerte contra su pecho y soltó un suspiro.
-Qué es todo esto…-se repetía varias veces, para terminar desplomándose entre sus almohadas.