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Bad boy. por Onny

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V se acercó al borde del escenario. El sudor corría por su piel y él se pasó las manos por el pelo, intentando que algo de aire atravesase la masa de cabello hasta su casco para darle algo de frescor. La voz de Rap Monster cobró vida, recordándole que solo quedaba una frase para el movimiento que realizaría con JungKook.

 

Uriga nugu? 3… Nugu? 2… Jingyeogui Bangtan 1… Lalala paso hacia atrás… la lala lalala paso hacia atrás... lalalalala ¿Jimin? turn up! Al principio V no comprendió la repentina aparición de Jimin. No lo comprendió hasta que notó el aire sobre su abdomen y el suave roce de los dedos de Jimin sobre él de una manera disimulada.

 

No tenía ni idea de qué le pasaba a Jimin últimamente con sus abdominales pero eso le iba a costar caro. Se separó rápidamente de él para que la camiseta cayera de nuevo en su sitio y le dio una patada en el trasero para disimular ante las fans pero le dedicó una mirada que decía todo lo que tenía planeado para él. Y Jimin simplemente sonrió.

 

El concierto continuó sin más contratiempos y finalmente todos terminaron exhaustos. Compartieron varias botellas de agua en el backstage y encargaron unas pizzas por teléfono, las cuales apenas tardaron en llegar. Juntos comieron entre bromas y risas, a pesar de las notables y exigentes miradas que V le lanzaba a su Hyung, al Hyung que solo era mayor que él por unos cuantos meses.

 

Cuando acabaron de comer todos estaban llenos y satisfechos, sobre todo Jin, que adelantándose a los movimientos de todos había cogido la mayor cantidad de trozos posible y ahora descansaba con aspecto feliz inclinado contra el respaldo del sofá. El mánager abrió la puerta de la habitación y les dedicó una sonrisa a todos.

 

— Buen trabajo, chicos — felicitó el hombre haciendo una suave reverencia.

 

— ¡Gracias! — exclamaron todos los Bangtan a coro.

 

— Os espero fuera en el coche para llevaros al hotel, no tardéis mucho, ¿Está bien? — les dijo el hombre.

 

— Sí, no se preocupe, saldremos ya — aclaró NamJoon — Gracias.

 

El hombre asintió con la cabeza y desapareció de nuevo por la puerta en dirección al aparcamiento trasero de la sala de conciertos, aprovechando el que ahí había menos A.R.M.Y’s ya que, a pesar de que ellos realmente las apreciaban, necesitaban algo de espacio. Se pusieron en pie y Jin y Suga se encargaron de coger las cajas de las pizzas y las latas de refrescos que habían bebido para tirarlas a la basura.

 

Salieron todos juntos y se dirigieron rápidamente a la van negra. NamJoon delante, como era habitual, y el resto de los chicos se sentaron detrás desordenadamente, pero V se aseguró de sentarse junto a Jimin mientras tenía a este acorralado entre su cuerpo y la puerta.

 

— Échate para adelante, no pegues la espalda al asiento — dijo V en voz baja entre el apogeo de las voces del resto del grupo.

 

Jimin obedeció casi instantáneamente, aunque su mirada reflejaba curiosidad y algo de lujuria, dándole a sus ojos un ligero brillo febril. La mano de V se dirigió disimuladamente a los pantalones de Jimin y desapareció por la parte trasera. Estaba un poco apretado pero aun así podía mover la mano con relativa libertad por lo que la acercó primero a la mejilla derecha, la cual pellizcó con fuerza, provocando en el mayor un respingo y luego a la izquierda, pellizcando esta incluso más fuerte, sacando esta vez un gemido de los labios del mayor.

 

— Shhh, ¿Quieres que nos escuchen? ¿Quieres que sepan que eres un niño malo? — murmuró TaeHyung en el oído de ChimChim.

 

Jimin negó rápidamente con la cabeza y se mordió el labio con fuerza. V miró a su alrededor con una sonrisa mientras el resto se reía de algo que había dicho Hoseok y comenzó a rondar la entrada del mayor con el dedo índice. Percibió el escalofrío que recorrió la columna de Jimin y eso lo hizo sonreír y también le dieron ganas de quitarle la ropa al otro. Tras una lenta tortura alrededor del anillo de músculos TaeHyung se decidió por introducir la punta del dedo en el cálido interior de Jimin, provocando en el otro un jadeo que fue ligeramente amortiguado por la mano del mayor, que se dirigió rápidamente a su boca.

 

V sonrió complacido y observó el ligero temblor que sacudió el cuerpo de Jiminnie mientras movía el dedo en su interior con lentitud y profundidad.  Jimin giró la cabeza hacia el cristal y se mordió la mano con fuerza, reprimiendo los quejidos y gemidos que querían escapar de sus labios. Si había una cosa que Jimin no era, era silencioso durante el sexo, y por eso TaeHyung había considerado que el hacer que el mayor tuviera que contener sus gemidos extasiados ante los demás sería un buen comienzo para su castigo.

 

Pronto comenzó a rozar un segundo dedo alrededor de su entrada pero el coche comenzó a reducir la velocidad y Tae reconoció el hotel por lo que sacó sus dedos del cálido y estrecho interior de Jimin, causando que el otro se tensase para intentar que los dígitos no saliesen de su interior.

 

— Niño vicioso, pervertido — susurró V en el oído de Jimin antes de propiciarle un mordisco al lóbulo de su oreja sacando de sus labios entreabiertos un jadeo entrecortado.

 

V se irguió en su asiento dejando a su lado a un sonrojado y jadeante Jimin intentando recobrar la compostura que había perdido durante el toque de la cálida mano de su amante. El cuerpo de Jiminnie aún albergaba un continuo temblor y sus piernas se sentían de goma. Se relamió los labios resecos y tomó una profunda respiración. Su perversión había sido sacada a la luz gracias a la propia de V que tiraba de la suya hasta arrastrarla a la superficie.

 

Cuando el vehículo se detuvo por completo en el aparcamiento los chicos salieron del mismo uno a uno hasta que éste quedó vacío. El manager pulsó el botón de las llaves, poniendo el seguro del coche, y caminó hacia el hotel junto con los Bangtan. Sorprendentemente parecía que el viaje había hecho que el cansancio asomase a los rostros de todos, menos al de Jimin y V, que estaban llenos de deseo y anticipación, aunque eso resultaba invisible para los cansados ojos de los demás.

 

Las escaleras fueron subidas en silencio hacia las habitaciones y cada uno desapareció en el respectivo cuarto asignado como si de fantasmas se tratara. Suga y RM en una, JungKook, Jin y J-Hope en otra y, por último, el mánager desapareció en la suya propia.

 

Con el sigilo propio de un felino, V empujó cuidadosamente a Jimin hasta que los dos estuvieron dentro de la habitación y con la puerta cerrada. Con un último empujón Jimin cayó sobre la cama y sus ojos se clavaron en los de V, quien lo miraba desde arriba cual depredador que acecha a su presa.

 

— Oh, Park Jimin, has sido un niño muy muy malo esta noche. Te mereces un castigo, ¿No crees?

 

Jimin se mordió el labio y le dedicó a V una de sus perversas sonrisas.

 

— ¿A sí? ¿Eso piensas? — preguntó con un tono de suficiencia.

 

TaeHyung gruñó, encantado con la explosiva personalidad, esa que le daba tantas posibilidades de castigar al otro. Tantas posibilidades de hacerlo gemir y gritar su nombre. Tantas posibilidades de dejar marcada su piel como un claro indicio de pertenencia.

 

— Quítate la ropa — dijo V en un tono calmado, pero que no admitía replica.

 

Jimin se tumbó en medio de la cama y poco a poco, con sensualidad, comenzó a deshacerse de su camiseta. Sujetó el borde de la misma entre sus dedos pulgar e índice y arrastró la mano con lentitud sobre su endurecido vientre. Ciertamente los abdominales aún no se marcaban del todo, pero estaban ahí. Tae se había peleado más de una vez con Jimin por la estúpida dieta a la que se estaba sometiendo, pero el chico era cabezón. Cuando la mano llegó a la altura de su pecho Jiminnie se incorporó lo suficiente para sacarse la camiseta por la cabeza y entonces volvió a recostarse, siempre manteniendo clavada la mirada en las reacciones de V. Las manos del mayor se deslizaron de nuevo por su pecho y abdomen hasta llegar al botón de los pantalones, el cual desabrocharon con habilidad. La cremallera fue bajada con lentitud, inundando la habitación con el metálico sonido y provocando que la boca de V se secara en el proceso. Lucía una erección desde el inicio del castigo en el coche y lo único que estaba haciendo esa amiguita era crecer con insistencia, golpeando contra la ropa interior y la cremallera del pantalón.

 

V acomodó su miembro con un movimiento de la mano sobre el pantalón mientras observaba la tela de los propios pantalones de Jimin deslizarse por sus piernas. Cuando la tela se acumuló en sus tobillos V se acercó a la cama y le quitó los zapatos como si de un niño pequeño se tratase antes de tirar de la tela acumulada y dejarla caer junto a la cama, quedando Jimin de esa manera totalmente expuesto a las manos ansiosas de TaeHyung. Lo único que cubría el cuerpo del mayor eran los calzoncillos mientras que el menor de los dos llevaba aún toda la ropa puesta.

 

Una sonrisa se extendió en los labios de TaeHyung en tanto Jimin mordía su labio inferior y miraba con intensidad los ojos de V. El menor entrecerró los ojos ligeramente y caminó alrededor de la cama, llegando hasta la mesita de noche. Abrió el primer cajón y sacó de este un antifaz negro que el propio hotel les había proporcionado.

 

Se acercó a la cama con paso felino y caminó de rodillas hasta estar cerca de Jimin. Se inclinó hacia delante y beso sus labios con una ternura indescriptible antes de separarse de él, morder su barbilla provocando en el mayor un gemido y, por último, colocar el antifaz sobre sus ojos privándolo de poder ver lo que pasaba a su alrededor, aumentando así el resto de sus sentidos.

 

V empujó hacia abajo el cuerpo de Jimin hasta que este acabó totalmente acostado sobre la cama, jadeando pesadamente y con el cuerpo en tensión a causa de la anticipación que recorría su sistema.

 

— No te muevas, vuelvo en un segundo — susurró el menor en el oído de su Hyung.

 

Tae se levantó de la cama y caminó tranquilamente hasta su maleta. Abrió esta con extrema y torturante lentitud, dejando que los sonidos alrededor hicieran que Jimin se pusiera nervioso, ansioso, deseoso por saber lo que iba a pasar. Le encantaba llevar al más bajo hasta sus límites. El chico era realmente hermoso en las agonías de la pasión.

 

— TaeTae… — llamó en un gemido Jimin.

 

— Ya voy, Hyung, no te impacientes — murmuró V pensando en cuál sería el cinturón que mejor tratase la suave, sensible y blanca piel de Jimin.

 

Finalmente se decidió por una suave correa de cuero marrón que llevo entre sus manos hasta la cama. El cabecero era de madera pero, en la parte superior central, había un orificio triangular. De esa manera, y de una forma un tanto intrincada, consiguió colocar el cinturón alrededor de las muñecas del mayor y engancharlo al agujero del cabecero.

 

— ¿Te hace daño? — preguntó V dándole una caricia a la mejilla derecha del mayor.

 

— No… — jadeó Jimin susurrante.

 

— Bien — murmuró Tae para sí mismo.

 

Se separó de nuevo de él y volvió a bajar de la cama. Caminó lentamente hasta los pies de la misma y observó la obra de arte que era Jimin. Lo primero que se podía observar era el intenso temblor que recorría al chico de los pies a la cabeza. Sus piernas descansaban totalmente estiradas sobre las sábanas, algo abiertas, para deleite de V, ya que podía apreciar el prominente bulto que se marcaba bajo su ropa interior negra de Calvin Klein. Los brazos atados sobre su cabeza hacían que su vientre y pecho quedaran expuestos, remarcando la subida y bajada de sus respiraciones gracias a la tirantez de su piel. Sus labios se encontraban entreabiertos, rosados y con aspecto suave. Perfectamente dulces y mordibles. Sus mejillas habían adquirido un hermoso tono cereza y su pelo se encontraba revuelto. El cuerpo del mayor estaba perlado de sudor a causa del ejercicio recién realizado en el concierto, pero eso solo le daba más atractivo, o eso es lo que le parecía a TaeHyung, que miraba al mayor hechizado.

 

— Hermoso. Eres hermoso, ChimChim — susurró.

 

A pesar de la situación, una sonrisa socarrona surgió en la cara de Jimin, dándole un aspecto perversamente juguetón y sexual. Esa sonrisa pasó de la cara de Jiminnie a la de V y eso no fue por otra cosa más que porque sabía cómo iba a castigar al mayor.

 

De nuevo caminó hacia la maleta, preparándolo todo para no tener que dar más vueltas después de eso. Sacó una botella de lubricante, un condón y un pequeño vibrador que iba a tomar parte del juego. Solo eso y su lengua. Sabía a ciencia cierta que no necesitaba nada más para llevar a su amante al borde, hacerlo gritar, gemir y rogar por más. El bulto en su pantalón estaba empezando a volverse incómodo tan solo por las imágenes que se reproducían en su mente y volvió una vez más a la cama para ver a Jimin retorciéndose.

 

V depositó las cosas a un lado de la cama y se dedicó a quitarse su propia ropa, dejando a ChimChim sufrir un poco más.

 

— Tae… — gimoteó el mayor.

 

— ¿Ves ya que no es bueno buscarte castigos, Jiminnie? — preguntó el más alto con una sonrisa socarrona mientras se sacaba los zapatos a patadas.

 

Los dejó caer en el suelo mientras deleitaba sus oídos con los muy suaves lloriqueos de Jimin. TaeHyung tiró de la camiseta hacia arriba y se la sacó, la dejó caer en el suelo junto a los zapatos y entonces se desabrochó y quitó los pantalones, lanzándolos por encima de su hombro.

 

Por fin V se montó en la cama y Jimin emitió un suspiro de alivio.

 

— Yo no estaría tan aliviado si fuera tú, ahora empieza lo bueno, Jimin.

 

TaeTae bajó la cabeza hasta que los labios de ambos chicos se encontraban separados por milímetros.

 

— ¿Quieres que te bese? — preguntó el más joven.

 

— S-sí — rogó Jimin en un murmullo.

 

— Pues tendrás que ganártelo — aclaró V alejando su boca y bajándola hasta el cuello del mayor, mordisqueando y succionando la suave piel conocida.

 

Jimin echó la cabeza hacia atrás, dejando más espacio en su sensible carne para el maltrato de los labios, la lengua y los dientes del más joven mientras jadeaba entrecortadamente y se retorcía en busca de más contacto contra el cuerpo del otro.

 

— Quédate quieto — avisó V.

 

Dio un último mordisco en la tierna carne, quedando satisfecho ante la marca furiosamente enrojecida que gradualmente evolucionaría a un completo y marcado chupetón. Seguramente Jimin tendría que estar maquillándose durante unas semanas esa zona pero a V no le importaba que luego el mayor le regañara. Era feliz sabiendo que estaba marcado como suyo.

 

Bajó los besos por la línea central entre su pecho y se desvió hacia la derecha, desde el punto de vista de Jimin su pezón izquierdo, y lo lamió y mordisqueó mientras que usaba su mano izquierda para pellizcar el rosado botón derecho. Las pequeñas protuberancias no tardaron en quedar erectas y duras por lo que TaeHyung los abandonó siguiendo la línea hacia abajo, entreteniéndose durante unos segundos en el ombligo del mayor.

 

— ¡Ah! Tae… — Los gemidos de Jimin acababan de empezar, aún quedaba mucho castigo.

 

V arrastró las uñas por los costados de Jimin, arrancando de él más gemidos y quejidos. Satisfecho de los ruidos que hacía TaeHyung se arrastró por el cuerpo de Jiminnie hacia arriba y fundió sus labios en un beso nuevamente. Pero esta vez, aprovechando la apertura de los labios del mayor causada por los gemidos, introdujo su lengua en la cálida y húmeda cavidad del mayor. Un beso salvaje, necesitado y muy húmedo, pero corto, puesto que apenas unos segundos después V abandonó una vez más la boca de Jimin, provocando que el más bajo lo siguiera durante unos momentos hasta que la restricción de sus muñecas lo impidiera. Se dejó caer de nuevo en la cama con un gemido de protesta, derrotado.

 

— No te preocupes, Jiminnie, si te sigues portando bien habrá más de esos — susurró Tae en el oído de su amante.

 

— Sí… — susurró Jimin.

 

V bajó de nuevo. Esta vez parándose sobre la cinturilla elástica de la ropa interior de Jimin y se deshizo de ella con un rápido movimiento, haciéndola desaparecer a través de la habitación. Jimin se quejó ante la repentina exposición de su duro y goteante miembro y pronto empezó a temblar de nuevo.

 

Sin previo aviso se tragó por completo el miembro del mayor, llevándolo a su garganta. A pesar de la estatura de Jimin su miembro era realmente bien proporcionado. Era grueso y alargado, ligeramente inclinado hacia la derecha y con una profunda vena que llegaba desde la base hasta la cabeza en forma de hongo. Al principio V había tenido dificultades para tragarla por completo, pero al cabo del tiempo y la práctica lo había conseguido, ya ni siquiera tenía el reflejo nauseoso cuando su hombría pasaba de su boca a su garganta.

 

— ¡Ahhhh! Ah… guh… — gemidos, jadeos y gritos ahogados de parte de Jimin.

 

A V le encantaba cuando el mayor se volvía tan ruidoso. Era realmente sexy escucharlo gritar de placer. Trabajó su miembro a fondo. Lo llevó a su garganta y lo masajeó con los músculos de la misma mientras con sus manos masajeaba sus testículos y los apretaba ligeramente. Jimin solo atinaba a gemir y jadear mientras su vientre se tensaba de placer y tiraba de sus manos atadas.

 

Tae se sacó el miembro de Jimin de la boca solo para lamer el glande con insistencia, como si fuera una piruleta, sacando el sabor salado de su pre-semen. Bajó su boca por el tronco de la hombría del mayor hasta llegar al saco rugoso, metiéndose primero uno de los testículos en la boca y luego el otro. Jimin gimió con fuerza.

 

El menor subió de nuevo hasta llevarse el miembro del más bajo a la boca y mover la cabeza en un vaivén hacia arriba y abajo unas cuantas veces. Cuando notó la tensión en el cuerpo de Jimin, indicando su inminente orgasmo V se separó y se relamió los labios observando las convulsiones que tensaban y relajaban el estómago de su Hyung.

 

— ¡No! ¡Tae! ¡Tae, por favor! — lloró Jimin.

 

Uno de los peores castigos era privar al otro de sus orgasmos, aunque finalmente cuando obtuviese su placer sería mucho más sensible y placentero.

 

— Tú mismo te lo has buscado, Jiminnie, haz frente a tu castigo — susurró el menor.

 

Jimin tomó varias bocanadas de aire y tiró de nuevo de sus brazos atados. TaeHyung miró el pequeño vibrador ovalado junto al cuerpo de Jimin y supo que ni siquiera él sería capaz de aguantar el castigo que había planeado para el otro. Últimamente la gira les había quitado mucho tiempo. Las prácticas y las fans ocupaban la mayor parte de sus pensamientos y a veces ni siquiera coincidían en la misma habitación de hotel, por lo que sus cuerpos pedían por la unión.

 

V le quitó el antifaz a Jimin y lo besó con desesperación. Con hambre y gula. Y con deseo. Cuando sus labios se separaran de nuevo ambos jadeaban pesadamente con lujuria contenida en sus miradas.

 

— Quiero que me veas mientras te hago mío, Jimin. Quiero que grites mi nombre mientras me miras a los ojos. Quiero que veas como puedo hacerte tener un orgasmo sin siquiera tocarte — dijo V con la voz más ronca que de costumbre.

 

Jimin solo alcanzó a gemir y a asentir rápidamente con la cabeza puesto que de sus labios solo salían constantes jadeos y gemidos. V rasgó el paquetito del condón y lo deslizó rápidamente sobre su miembro después de haberse quitado la última prenda que cubría su cuerpo. Cogió la botella de lubricante y se echó un poco en los dedos.

 

Preparó a Jimin con cuidado. Manteniendo el contacto visual en todo momento. Los ojos de su Hyung ardían con necesidad, lujuria y deseo. Sus ojos se veían como dos profundos agujeros negros que se tragaban cualquier cosa que mirase. Sobre todo a V, que ya había caído completamente por sus hermosas cuencas negras.

 

Cuando tres dedos cupieron perfectamente en el interior del mayor V sacó los dedos y posicionó su miembro en la punta. Sin dejar a Jimin tomar ni siquiera una respiración se introdujo en su interior con un golpe seco.

 

— ¡TaeHyung! — Jimin gritó fuertemente y luego gimió.

 

— Tan apretado… — murmuró V.

 

Sin más los empujes del menor no se hicieron esperar. Comenzó con profundo y lento movimiento, saliendo casi al completo e introduciéndose de nuevo con golpes secos, sacando de Jimin un gemido largo y profundo de cada embestida proporcionada. V bloqueó su mirada en la de Jimin y comenzó a embestirlo más fuerte.

 

Los movimientos provocaron que la habitación se viese bañada con el sonido del golpeteo de piel contra piel y los gritos, gemidos y jadeos de placer.

 

— Jimin ¿Se siente bien? ¿Te gusta sentirme dentro de ti? — preguntó V lascivamente.

 

Jiminnie se sonrojaba aún más cuando escuchaba a TaeHyung hablarle de manera sucia en la cama y a V simplemente le encantaba ver la cara de su amante teñida de color rojo cereza.

 

— Respóndeme Jimin — susurró en su oído y aprovechó para lamer su oreja.

 

ChimChim se estremeció y abrió un poco más las piernas, queriendo que las estocadas del otro llegaran más profundas dentro de él.

 

— S… ¡Sí! — gimió el más bajito.

 

V sonrió, complacido, y entonces se incorporó. Agarró las caderas de Jimin y, de esa manera, se impulsó con más fuerza hacia delante. En una de esas embestidas TaeHyung dio con la próstata del otro, sacando de él un profundo gemido de placer. La velocidad de las embestidas aumentó más, si eso era posible, y el golpe de sus cuerpos se hizo tan fuerte que la piel de la pelvis de V y el trasero de Jimin comenzó a enrojecer.

 

Un gruñido surgió de la garganta de Tae cuando notó la familiar sensación del orgasmo construirse desde la parte baja de su columna vertebral. Fijó de nuevo los ojos en la cara de Jimin y le dedicó una de sus seductoras sonrisas.

 

— Córrete, Hyung. Grita mi nombre — le dijo al chico.

 

— … ¡Ahhhhhh! ¡Tae! — y así lo hizo.

 

Nada más escuchar las palabras del menor Jimin alcanzó su orgasmo, manchando su vientre y pecho con su semen. El pegajoso y blanquecino líquido salió de la punta de su miembro en cortas ráfagas mientras el cuerpo de Jimin se estremecía y convulsionaba. La estrechez del canal del mayor fue el último empujón necesario para que V encontrara su liberación y se corrió llenando el condón.

 

Se dejó caer hacia delante entre jadeos. Apoyó las manos a cada lado de la cabeza de Jimin para no aplastarlo con su peso y cerró los ojos para poder recuperarse. Cuando pudo respirar de nuevo salió lentamente del cuerpo del mayor, arrancando de éste un último y cansado gemido.

 

V se quitó el condón, le hizo un nudo y lo tiró a la basura. Volvió a la cama y, con mucho cuidado, desató las muñecas de Jimin de la cama, dejando caer el cinturón al suelo. Cogió en brazos a un muy cansado Jiminnie y se dirigió con él al baño. Sentó un momento al mayor en el váter y llenó la bañera de agua caliente para poder meterse con él en esta.

 

Estuvieron abrazados allí durante unos buenos veinte minutos. TaeHyung aprovechó para lavar cariñosamente el pelo y el cuerpo de su Hyung. Cuando la piel de ambos comenzó a arrugarse V salió de la bañera y enrolló una toalla alrededor de su cintura. Se inclinó de nuevo dentro de la bañera y sacó a su cansado amante enrollado en otra toalla. Lo llevó a la cama y allí le dio unos calzoncillos, los cuales Jimin se puso mecánicamente, como si de un robot se tratase. V volvió al baño para dejar allí las toallas y vaciar la bañera antes de regresar a la habitación dónde él mismo se puso unos calzoncillos.

 

Caminó silenciosamente hasta la cama y se tumbó junto a Jimin quien ya parecía dormido. Pero V se equivocaba.

 

— TaeTae… — llamó el mayor.

 

— ¿Hmm?

 

— Te amo — el corazón de V se aceleró ante la repentina confesión de Jimin.

 

— Yo también te amo, ChimChim. Descansa.


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