Capítulo 10
Aquella noche no había dormido casi nada. Simplemente miraba el techo recordando el rostro de miedo que tenía Ji Yong cuando cayó al agua, su forma de tiritar cuando lo abrazó y su mirada decaída antes de despedirse aquella noche.
Para cuando el día había llegado, estaba el doble de nervioso. Miró a todas las personas que estaba reunidas en ese pequeño lugar e intentó sonreír lo más natural posible. Su abuela se acercó sonriente y le abrazó con afecto, le regaló un beso en la mejilla y se retiró feliz de la vida. Parecía orgullosa por lo que estaba por suceder en unos momentos.
Seung Hyun sonrió intentando relajarse, los nervios le comían como nunca. Juntó sus manos y entonces se topó con la mirada fija de su padre quien lo observaba, no muy feliz, pero fijamente. Seung apretó los labios y desvió la mirada simplemente. Ese día, por lo menos, no quería discutir.
Elevó su mirada intentando calmarse y fue entonces cuando lo vio entrar.
Ji Yong traía un perfecto traje negro, se amoldaba a su cuerpo como si lo hubieran hecho especialmente para él. Cada parte de la tela se le veía preciosa. La camisa era de seda y traía el prendedor en la parte izquierda reluciendo. Su peinado era elegante y cada facción de su rostro se veía limpia y fina. Seung Hyun lo había visto arreglado demasiadas veces, pero esta vez sentía que se veía tan esplendoroso que podía cegarlo.
Su abuela se acercó lentamente al menor y le tomó del brazo. Ya que Ji Yong no tenía padres ni había algún familiar cercano, ella misma se había ofrecido a acompañarlo en la caminata hasta el altar. Todos se pusieron de pie, Ji Yong tragó saliva intentando no parecer terriblemente nervioso. Bajó su mirada y dio una pasada rápida a su atuendo y a todas las personas que se encontraban en el lugar. Caminó despacio y subió su mirada una vez más. Seung Hyun le miró fijamente con sus manos tomadas delante de él. Sonrió levemente y entonces la abuelita le dejó mientras le sonreía.
Miró nuevamente al mayor de reojo y entonces ambos se pusieron frente al hombre que dirigía la ceremonia.
—Tomen asiento, por favor.
Todos los invitados lo hicieron en silencio.
—Estamos aquí reunidos para dar las gracias y celebrar uno de los momentos más grandiosos de la vida. Para reconocer la belleza, honestidad y generosidad del amor entre Choi Seung Hyun y Kwon Ji Yong, ante sus familias y amigos.
Ambos se miraron de reojo. Ji Yong se sintió terriblemente culpable. Apretó sus labios levemente y bajó su mirada.
—Porque sus familias y amigos fueron los que les enseñaron a Seung Hyun y Ji Yong a amar. Así que, es apropiado que la familia y amigos estén...
Ji Yong levantó el dedo índice de repente mientras cerró los ojos. El hombre dejó de hablar y le miró confundido. Ji Yong se volteó rápidamente a él y le miró fijamente.
—¿Tienes una pregunta? —El hombre murmuró al menor.
—No...
—Pero levantaste la mano.
—No es una pregunta, pero sí tengo algo que decir. —Explicó nervioso.
—Ji Yong... —Seung Hyun le miró fijamente advirtiendo lo que venía.
—¿Y no puedes esperar hasta el final? —El hombre le miró preocupado.
Ji Yong negó con la cabeza lentamente. Seung Hyun cerró los ojos y bajó su mirada. Suspiró grandemente sin poder creer lo que pasaba cuando Ji Yong se volteó hacia todo el mundo. El menor inspiró y sonrió lo mejor que pudo.
—Muchas gracias por venir. —Dijo haciendo una pequeña reverencia. —Tengo un pequeño asunto que decir sobre la boda. —Intentaba hablar claro y mantenerse tranquilo. —Es... más bien una confesión.
—¿Qué haces? —Seung Hyun parecía desesperado por callarlo.
—Yo… Soy de Corea del Norte, con una Visa expirada que estaba a punto de ser deportada —explicó y Seung Hyun apretó la mandíbula —. Y como no quería irme de este maravilloso país, obligué a Seung Hyun a casarse conmigo.
—No sigas... —El mayor bajó la mirada, derrotado.
El rostro de todos los presentes parecía asombrado y sin poder creer completamente lo que oían. Ji Yong prosiguió.
—Seung Hyun tiene una ética profesional extraordinaria. Creo que lo aprendió de ustedes. —Dijo refiriéndose a sus padres y la abuelita, quienes observaban sin poder creerlo. —Durante tres años lo vi trabajar más que a nadie en la compañía. Sabía que si lo amenazaba con destruir su carrera él haría cualquier cosa. Así que lo chantajeé para que viniera y les mintiera.
Seung tragó saliva sintiendo un doloroso nudo en la garganta que comenzaba a doler. El rostro de la madre como el de la abuelita se deshicieron por completo escuchando el relato. Ji Yong sintió una puntada en su pecho.
—Pensé que iba a ser fácil verlo y hacerlo... —Aclaró su garganta. —–Pero no. No es fácil arruinarle la vida a alguien... cuando ves lo maravilloso que es.
Ji Yong sintió sus ojos llenos de lágrimas. El rostro de la madre de Seung Hyun parecía cada vez más triste y esta vez amenazaba con llorar. Young Bae, quien estaba sentado en segunda fila, miró todo con los ojos abiertos.
Seung Hyun observó fijamente a Ji Yong, pero este no fue capaz de dirigirle la mirada luego de decir las últimas palabras.
—Tienen una familia hermosa. No dejen que esto los separe. —Miró a los padres y la abuelita de Seung Hyun. —Todo es culpa mía.
—Ji Yong. —Seung le llamó casi en un susurro.
—Seung Hyun. —Se giró y le miró fijamente. —Esto era un negocio, y tú cumpliste tu parte, pero se acabó el trato.
¿Cómo le decía que se acababa el trato cuando él sentía que se acababa algo más que eso dentro de él? Le dolía en lo profundo y recién se daba cuenta.
Ji Yong se giró y caminó por el pasillo. Al pasar al lado de sus padres y abuela, les miró para luego bajar su mirada, arrepentido de todo.
—Perdónenme.
Luego alzó su rostro lo más que pudo y comenzó a caminar fuera del lugar. Antes de llegar a la salida, pasó al lado de hombre de la investigación y le miró fríamente.
—Acompáñeme al muelle. Me irá a dejar al aeropuerto.
Seung Hyun le vio salir del lugar y entonces comenzó a dar un vistazo a todo lo que había sucedido estos días. Semanas atrás hubiera estado feliz de librarse de Ji Yong, pero hoy sentía que perdía algo importante. Miró a su abuelita y a su madre, ambas estaban devastadas. La gente comenzaba a murmurar sobre lo que había visto. Yang, el encargado del caso, con una sonrisa triunfadora e internamente relajado por haber encontrado la verdad, anotó lo acontecido en una libreta pequeña.
La mamá de Seung se puso de pie y le miró, entre enojada y desconcertada.
—¿Cómo pudiste?
—¡Nos mentiste! —Su abuelita le miró decepcionada.
—¡Lo sé! —Dijo intentando calmar la situación. —¡Déjenme despejar la cabeza! —Y es que él se encontraba tanto o más desconcertado que ellas. —Luego les explico todo. Lo siento. —Dijo comenzando a caminar fuera del lugar. Necesitaba encontrar a Ji Yong.
Caminó por el comedor de la casa, pero no había nadie, subió hacia el cuarto que compartía con Ji Yong, pero lo único que encontró fue el traje junto al prendedor. Justo encima de la cama estaba su propio libro junto a una carta. La sacó y abrió, estaba visiblemente escrita por Ji. Esa letra elegante la distinguiría de cualquiera.
''Tenías razón, este libro es especial. Mentí porque sabía que al publicarlo te perdería como asistente, pero tienes una extraordinaria intuición. Me aseguraré de comprarlo antes de irme. Te deseo una vida increíble junto a tu persona especial, te la mereces.
Ji Yong‘‘
—Bueno, eso fue una locura... —Dijo Young Bae entrando al cuarto. Creía que Seung Hyun necesitaba a alguien en ese momento y sentía que podía ser de ayuda para él ahora mismo.
—Ahá... —Respondió el mayor algo ido pensando en la carta.
—Seung —iba a decirle algo, pero sus ojos se desviaron a la cama —. ¿Eso lo dejó él?
Seung asintió mientras desviaba nuevamente su mirada hacia la carta con caligrafía perfecta. No estaba escuchando realmente a Bae, respondía solo por inercia. ¿Dónde estará Ji Yong? Toda su mente era ocupada por él y los miles de sentimientos caóticos que causó con una simple carta.
—Sí... Sí.
—¿Estás bien? —Preguntó.
—Sí… No. Emm… Siento que… —Balbuceó, luego volteó rápidamente. —¿Sabes cuál es el problema? Mira, el problema es que este hombre es un completo dolor de cabeza. ¿Me entiendes? —Young Bae le miró atento mientras trataba de comprender a Seung. —Primero tenía que irse, eso lo entiendo. Luego la boda falsa... Quizás fue estresante, okay. Pero después se fue y dejó esta nota, porque no tiene la decencia ni la humanidad de hacerlo o decírmelo en mi cara. Tres años trabajé con este... terrorista. Jamás había dicho nada amable y un día, lo hace tan fácil como escribir esta basura. —Se desquitó arrugando con fuerza el papel tirándolo por algún lado de la habitación.
Se sentía frustrado. Ji Yong siempre había sido tan frío y nunca había pensado en los sentimientos de los demás, y ahora le dejaba y de paso con él una carta donde incluía un extraño sentimiento de arrepentimiento. Eso lo estaba haciendo sentirse fatal, porque sabía que le había dejado una nota porque no quería decirle a la cara que iba a irse... porque no podía, o quizás no quería decírselo. ¡Y encima ponía la estúpida excusa de que era un trato todo aquello! ¡Como si los sentimientos que afloraron fueran un trato!
—S-Seung...
—¡Pero nada importa porque existía un trato!
—Seung.
—Lo siento. Lo lamento, es que él... Me vuelve loco. —Dijo más calmado.
—Sí, ya lo noté.
Los pensamientos de Seung iban de allá para acá, recalcándose que ya no vería más los estúpidamente caros bolsos Chanel, ya no sentiría el olor a Starbucks mezclado con Chanel N°5 en la oficina, no vería los ojos almendrados de Ji Yong, la nariz de Ji Yong, los labios... los dulces y suaves labios de Ji Yong.
—Y... ¿Vas a dejarlo ir?
Seung Hyun miró a su primo, casi hermano. El hombre que ahora se armaba de valor para ir a apoyarlo y darle fuerzas que sabía necesitaba más que nunca.
¿Iba a dejar que Ji Yong se fuera de verdad? ¿Podría vivir sin poder verlo, oírlo y sentirlo por el resto de la vida? ¿Era eso posible para él?
Ji Yong estaba elegantemente sentado en un bote. Miró cómo se alejaba de a poco la casa de los padres de Seung Hyun sin vuelta atrás. Se veía relajado, cosa completamente distinta a su yo interno. Venía con el mundo dando vueltas en la cabeza.
Suspiró pesado y se puso unos lentes de sol.
—Y entonces, ¿qué pasará? —le preguntó a Yang.
—Bueno, ahora que te irás voluntariamente todo se vuelve muy... civilizado. En cuanto aterricemos en Seúl, tendrás 24 horas como máximo para volver a Corea Del Norte.
Seung Hyun bajó un par de escalones luego de pensar y despegarse un poco. Todos los invitados, incluyendo a su madre, padre y abuela, estaban en el coctel de la boda, realizado al aire libre justo frente a la preciosa casa.
—Seung, ¿qué pasa? —Preguntó su mamá al verlo pasar tan rápidamente.
—Quiero hablar con él. —Respondió seco.
—¿Y para qué quieres hacerlo? —Preguntó el padre con tono demandante mientras le seguía.
—No es asunto tuyo.
El padre de Seung Hyun quería detenerlo, y él no estaba dispuesto a dejar que su padre lo detuviera.
—¡Ya basta! ¡Ya basta! —Gritó la abuelita al verlos comenzar a enfrentarse.
—¡No dejaré que hagas esto, hablo en serio! —Dijo el papá poniéndose frente a él, desafiante.
—Es que no estoy pidiéndote permiso.
—¡Bastante has hecho, Seung Hyun! ¿Quieres seguir mintiéndonos?
Seung Hyun iba a contestarle cuando se giró a su abuelita.
—¡Ya bast-
La abuelita de Seung comenzó a desmayarse.
—¡Abuela! —Gritó el pelinegro al darse cuenta, se acercó a ella y trató de sujetarla.
—Es un ataque... —Dijo débilmente la anciana.
—¡Llamen a un doctor!