Capítulo 16
Las tardes en Jeju eran las más cálidas del día. Seung y Ji Yong habían vuelto a la casa de los padres el verano siguiente, tal como el menor lo había prometido a la abuelita de Seung.
Ya habían pasado unos tres días desde que habían llegado. Un paseo en bote esa tarde era la novedad para ambos, los padres habían ido a la ciudad y la abuelita había viajado con un par de amigas hacía un mes a Tailandia, así que no había nadie que los pudiera interrumpir.
Seung miró al menor, este yacía sentado en un borde del bote mirando a su alrededor. Una camisa holgada hacía juego con unos pantalones de tela grises que había elegido para ese día. Detuvo el motor de a poco cuando quedaron en medio de la nada y se acercó lentamente al castaño, abrazándole de atrás por la cintura. Ji Yong se dejó.
—¿No tienes frío? —Preguntó con ronca voz.
Ji Yong tiró suavemente su cabeza hacia atrás. Seung, en cambio, apoyó su mentón en el hombro contrario.
—No —respondió este, simple —, en realidad tengo sueño. Me siento muy relajado.
—Bueno, te lo mereces. Has sido un jefe muy responsable y ya casi nada gruñón.
—Y tú un editor espectacular. Espera, ¿has dicho “casi’’?
Seung rio y después le besó el cuello.
—No me malentiendas, mi amor, tu mal genio es adorable.
—Hey.
Ji Yong había tenido uno de los mejores años desde que estaba con Seung Hyun, y esperaba que siguiera así. A veces discutían por mínimas cosas, pero suponía que era todo parte de una pareja normal.
Seung Hyun ahora trabajaba de editor a tres pisos más abajo del de Ji Yong, pero salían a comer diariamente juntos y al salir del trabajo se iban en el auto del castaño. El mayor se había mudado a su departamento, había comprado la moto que siempre quiso y pensaba regalarle un perro a Ji Yong por su pronto cumpleaños, después de todo Gaho no le había desagradado del todo. Luego se lo pensó mejor y concluyó que quizá no era muy buena idea.
El tema del regalo perfecto para Ji Yong se le estaba complicando bastante en los últimos días. Buscó por internet los nuevos conjuntos que tenían las marcas de ropa que al castaño más le gustaba, pero suponía que algo así no sería especial, pues su novio podía costearse algo así cuando quisiera. Posteriormente creyó que una joya con un significado especial sería más valorado por Ji Yong, pero entonces la idea del compromiso se le cruzó como una bala recién disparada.
El atardecer estaba un poco frío ese día a pesar de ser verano, después de todo era Jeju. Seung colocó una frazada que había llevado sobre sus propios hombros, tapando al mismo tiempo el cuerpo de Ji Yong al abrazarlo.
—Te amo —Comentó Ji Yong, Seung Hyun sonrió con los ojos cerrados.
—Ji Yong, quiero decirte algo, pero no quiero que te molestes.
El castaño frunció el ceño y volteó su rostro al mayor. Este abrió sus ojos y le miró de vuelta.
—Vale, ahora me da un poco de susto, pero sabes que soy el hombre más curioso del planeta, así que dime.
Seung Hyun soltó la cintura de Ji Yong y mordió un poco su labio inferior.
—Bueno, la verdad es que he pensado mucho en esto y creo que es el momento perfecto para hacerlo. Tú sabes que te amo con todo mí ser, ¿no? Y que uno de los últimos sueños que he anhelado es pasar mi vida contigo. No quiero que te sientas presionado ni nada por el estilo y entenderé por completo si es que me dices que no, ¿está bien?
Ji Yong sentía el corazón apretado, estaba demasiado nervioso; Sabía lo que se venía, Seung Hyun estaba a punto de hacer algo que él jamás habría podido atreverse, y por alguna razón lo amaba infinitamente por ello.
—Ji Yong, quiero tener una casa propia junto a ti, quiero que tengamos un perro por el que discutamos cuando lo deje entrar y dormirse en nuestro sofá, quiero que me regañes por tirar las camisas fuera del cesto de la ropa sucia, quiero que tengamos hijos aunque sea científicamente imposible, quiero formar la familia más hermosa en el mundo sólo contigo, pero lo más importante, quiero que me dejes amarte hasta los últimos segundos de mi vida. —Seung Hyun no era muy sentimental, pero en ese momento sentía la garganta apretada con un nudo emocionante. Sacó una cajita de color rojo terciopelo, la abrió y lo dejó frente a su novio. —Ji Yong, ¿me darías el excepcional honor de ser tu esposo?
Seung Hyun le había pedido no enojarse por lo que dijera, pero ¿cómo se supone que iba a enojarse ante esta propuesta? Le miró fijamente. Antes, meses atrás, jamás se habría imaginado en ese momento, menos con su secretario. La verdad él que estaba muy lejos de querer casarse realmente. Antes, todo para él era su trabajo, ser el jefe eficaz y duro que solía ser y no dejarse llevar por nada ni nadie. El amor ya no era parte de su vida hace mucho tiempo y creía que no vendría en un extenso periodo. De hecho, eso del matrimonio con Seung había sido sólo una farsa para quedarse en el país, jamás pensó que de verdad terminarían en estas circunstancias.
Había pasado mucho, pero ahora estaba seguro que era lo mejor que había ocurrido en su vida hace mucho tiempo. Y estaba agradecido.
Sonrió grandemente y luego miró el anillo en aquella caja. Adoraba la idea de tenerlo puesto en su dedo anular. Volvió sus ojos a los del mayor, que seguramente estaba muerto de nervios por su silencio.
—¿Quieres ir a Maldivas?
La pregunta de Ji Yong lo descolocó un poco. No esperaba una respuesta con otra pregunta. ¿Qué era eso? ¿Qué significaba? Frunció el ceño mirando a su novio, este sonreía mirándole con ternura.
—¿Maldivas?
Ji Yong se rió entonces y extendió su mano.
—Como luna de miel.
Seung Hyun se quedó perplejo, analizando lo que aquella frase significaba para él. Cuando al fin pudo procesarlo fue consciente de que Ji Yong esperaba que le pusiera el anillo, llevaba más de dos minutos con la mano frente a él. Sonrió ampliamente y le miró ilusionado.
—¿Esto es un sí?
—Es un claro que sí.
El pelinegro le besó entonces. Jamás en la vida se imaginó con Ji Yong. En realidad, el menor habría sido la última persona con la que se imaginaba pasando el resto de sus días. Pero lo irónico es que ahora sólo quería estar con él siempre.
Sacó el anillo de la caja con sumo cuidado y entonces dejó ésta a un lado mientras tomaba la mano de Ji Yong. Acomodó el anillo en su dedo y lo deslizó lentamente. Le quedaba perfecto. El menor sonrió mirando su mano y luego volvió su vista fijamente en su ahora prometido, con la misma mano donde tenía ahora su alianza tomó su mentón suavemente y le besó con dulzura.
Cuando se iba a separar, esta vez fue el mayor quien pasó sus dedos por su cabello y retuvo su cabeza para seguir besándole, a lo cual el castaño claramente no se quejó. En cambio, entreabrió sus labios para profundizar el beso con suavidad mientras el pelinegro ladeaba su rostro y capturaba sus labios. Ji Yong tuvo que apoyar sus manos en sus hombros mientras continuaba aquella caricia.
Hubieran estado mucho más tiempo besándose si no fuera por el celular de Seung Hyun sonando en ese momento, lo que lo avergonzó un poco. Aun así, Ji Yong solamente sonrió.
—Vamos, contesta.
El pelinegro asintiendo miró la pantalla.
—Es Seungri.
Contestó en altavoz para hablar con su mejor amigo y entonces sintió solamente un grito estruendoso del otro lado de la línea. Ese chiquillo siempre andaba de tan buen humor, lo contagiaba realmente, le hacía reír. Ese era un lado realmente positivo.
—¿Qué pasa?
—¡Hyung! ¡Tengo noticias geniales! —Canturreó en la línea. Hasta Ji Yong estaba curioso con aquello.
—¿Qué es?
—Pues… Estoy saliendo con alguien…
Seung Hyun se echó a reír.
—Apuesto que es Young Bae.
—¡¿Cómo sabes eso?! —Ji Yong parecía asombrado, muy al contrario de Seung, quien simplemente reía.
—¿Será porque Young Bae es mi primo?
—Demonios, tienes razón. Olvidé ese detalle. —El menor parecía decepcionado. —Así ya no tiene gracia.
—Al menos lograste impresionar a Ji Yong, él no tenía idea.
—¿Estás con Ji Hyung? —Preguntó. Sonaba hasta emocionado. —¡Veámonos esta noche, Hyung!
—Lo siento, Seungri. Con Ji Yong nos vamos a Maldivas de luna de miel.
Miró de reojo a su prometido y este le golpeó suavemente el hombro, avergonzado y un poco cohibido.
—¡¿A Maldivas?! Woah… espera, ¿cómo que luna de miel? No me digas…
—¿Quieres ser dama de honor?
—¡Hyung! —Eso sonaba más a berrinche. —Dame a Ji Hyung.
Seung Hyun rodó los ojos y extendió el celular más cerca de Ji, quien le miró dudoso y luego contestó.
—¿Hola?
—¡Hyung! —Seungri parecía entusiasmado. —¡¿De verdad hay matrimonio?!
—Sí, de verdad —asintió mientras lo decía.
—¡Eso es genial, Hyung! ¡Felicidades! Seré el primero en estar ahí.
—Me aseguraré de que tomes el ramo. —Bromeó. Ahora que sabía que él salía con Young Bae tenía motivos para bromear al respecto, aunque parecía que Seungri se tomaba las bromas muy en serio.
—¡Claro que debes hacerlo!
Se echó a reír y entonces le devolvió el celular a Seung Hyun. Este se despidió del menor entre risas y luego guardó tranquilamente.
—Vaya… aún me cuesta creerlo. —Comentó el castaño con vaga voz.
—A mí no. Conozco a mi primo y a mi mejor amigo, creo que lo veía venir de alguna manera.
Seung Hyun hizo que Ji Yong acomodara la espalda sobre su torso quedando a medio sentar sobre el bote. El sol ya no estaba, y en su lugar, la luna brillaba resplandeciente.
—Eres el amor de mi vida.
Seung sintió como su corazón galopó con fuerza dentro de su pecho ante tal confesión de Ji Yong. Al castaño le costaba ser de cierto tipo romántico, y algunas veces él tenía que incentivarlo a que le respondiera los ‘’te amo’’, porque el menor se sentía avergonzado. Sin embargo, ahora había sido natural y sincero. Simplemente hermoso,pensó el mayor.
—Yo también te amo, mi amor. —Respondió este, abrazándolo cálidamente.
Ji Yong jamás se había sentido tan feliz como aquella noche, donde sin actuaciones ni chantajes de por medio, Seung Hyun le había propuesto ser su esposo.