Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Propuesta por YinYang

[Reviews - 75]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Esperamos que les guste este último capítulo de La Propuesta GTOP ver. No les demoraremos la lectura, así que las palabras que tenemos para ustedes irán en las Notas finales.

Disfrútenlo.

Epílogo

 

 

Seung Hyun jamás hubiera pensado estar en algún momento a un lado de su odioso jefe sintiendo un amor que ahora con nada se iba a ir. Si bien Ji Yong había sido de lo más irritante en sus días de trabajo, de alguna u otra forma tuvo que sacar paciencia para no irse corriendo de ahí. De alguna manera debía quedarse a su lado.

 

Mirándole a los ojos en esos momentos recordaba cuando se había inventado el noviazgo falso frente a Kang Daesung para poder quedarse en el país. Las situaciones que tuvieron que pasar juntos para que Hyun Suk les creyera esa mentira de la que ya sospechaba, o que su padre considerara que se estaba aprovechando del cargo de Ji Yong cuando en realidad era un trato de mutuo acuerdo.

 

No podía mentirse al pensar que volver a ver a Eun Hye no le había hecho recordar a los buenos tiempos que habían pasado, en los días donde nada más importaba que caminar hacia el futuro. Eun había sido su amor de la juventud, a ella la amó mucho, pero haberla dejado ir como pareja hacía varios años ya y ahora considerarla una gran amiga, lo tenía en cuenta como un gran paso, y no se arrepentía.

 

Su madre estaba a su lado como testigo junto a Young Bae, y su abuela apretaba el brazo de Seungri a un lado siendo los testigos de Ji Yong. Los ojos de ambas mujeres estaban humedecidos y Seung apostaba que hacían hasta lo imposible para no soltar en llanto audible. Sonrió ante eso.

 

Desde la ciudad hasta cuando llegaron a la casa de sus padres en Jeju lo primero que hicieron fue discutir, recordaba. A Ji Yong no le interesaba mucho ser parte de su familia a pesar del esfuerzo, obviamente porque todo era un plan para recuperar su Visa, y Seung Hyun había aceptado estar a su lado como novio únicamente para su conveniencia laboral. Pero pese a ese antagonismo, existía una poderosa energía entre ellos que fueron descubriendo al pasar cada hora juntos, una atracción que los empujaba el uno hacia el otro sin detención, como si fueran dos imanes.

 

A Ji Yong le asustó un poco lo abismalmente que Seung le afectó en tan poco tiempo; había estado a punto de perder su Visa, lo que significaba su trabajo, su hogar, su vida en pocas palabras, sólo para que Seung no pasara un tormento de vida con alguien a quien no quería, a pesar de haberle prometido de antemano el divorcio exprés. Seung no se merecía ser infeliz y ya no quería ser el culpable de todas sus desgracias. En cambio, meritaba amar de verdad, y por eso mismo prefirió renunciar a su propia felicidad y dejarle el camino completamente libre, como debió ser desde el principio.

 

Sin embargo, Seung Hyun comprobó por sí mismo que Ji Yong era una magnífica persona y que tenerle en su vida era más que un privilegio. Haber cogido el avión próximo e ir a buscarle al propio trabajo para declararle su amor no era algo que hubiera pensado hacer jamás, pero ahora sin pensarlo podría hacer eso mismo o cualquier otra cosa para volver a estrechar a Ji Yong entre sus brazos como aquel día.

 

Cuando oyó el «Sí, acepto» de Ji, cayó en cuenta que su matrimonio era lo más lindo que había vivido. Ver los ojos de Ji Yong frente a él, tomando su mano con los anillos ya puestos y aceptando pasar el resto de su vida a su lado, no podía compararlo con nada a lo que había experimentado antes. Se enorgullecía que fuera con él y con nadie más.

 

 

En la fiesta de la boda las felicitaciones en exceso no se hicieron esperar. Ji Yong procuró invitar personalmente a Kang Daesung, quien feliz fue con su esposa a presenciarlo y pasar un par de semanas en Jeju como vacaciones. Por cortesía de ser invitado, el padre de Seung le ofreció estadía gratis en el mejor hotel del pueblo. En ese momento Daesung se lo agradecía al hijo único de los Choi.

 

—Es muy cómodo y agradable. La vista que tuve al amanecer fue espectacular.

 

Seung Hyun sonrió, el jefe de Ji Yong era también su jefe ahora, pero no tenía una relación tan fuerte como la tenía su ahora esposo hacía años ya con él. Daesung se veía una persona seria a la distancia, sin embargo era más divertido de lo que jamás se imaginó.

 

—¿Y su esposa, señor Kang? —Preguntó el azabache.

 

—Ah hombre, dime Daesung o como te plazca, pero trátame de tú, estamos fuera del horario laboral. Mi esposa creo que fue al baño o a hablar con tu madre, ellas se llevaron de maravilla, ¿las viste?

 

Seung asintió.

 

—Parece que se conocían de algún lado, no alcancé a oír.

 

Young Bae apareció en ese momento con tres copas de champán en sus manos pasándole una a cada uno y presentándose a Daesung personalmente, este hizo lo mismo de inmediato.

 

—Siento interrumpir —dijo luego de que le recibieran las copas. Daesung sonrió y Seung Hyun tomó un sorbo de la propia.

 

—No interrumpes nada —le aseguró Daesung —. Le hablaba a Seung Hyun que la vista de la habitación que me dio es maravillosa. ¿Has visitado Vie Choi’s?

 

—¿Quién crees que está ocupando la habitación VIP? Siempre que vengo por varios días me hospedo ahí. Soy primo cercano de Seung Hyun, así que no me cobran nada.

 

—Vaya privilegio que te dan.

 

Young Bae elevó sus hombros y rio.

 

—¿Has visto a Ji Yong? —Preguntó Seung Hyun a su primo, mirando a todos lados con serenidad.

 

—Que lo dejes respirar un rato. Te ves solo un poco menos nervioso que horas previas a la boda. Ya no se te escapará, galán, te lo aseguro.

 

Seung Hyun sonrió y le pegó un suave manotazo en el hombro ante lo dicho.

 

—De todas maneras quiero tenerlo a mi lado.

 

Daesung sonrió y fue en busca de su esposa, a la cual también extrañaba. Young Bae se quedó un rato más junto a él.

 

—Sé que ya te lo dije, pero quiero felicitarte, Seung Hyun.

 

—Sí, van como cinco veces que me lo dices.

 

Young Bae rio con suavidad.

 

—No, es que antes no te dije nada más y hace un rato estuve esperando a que llegaran las palabras indicadas. Lo que quiero decir es que has madurado, ¿te diste cuenta? Llevas el trabajo que anhelabas desde la adolescencia, te has enamorado y ahora casado, seguramente en un par de años planeen tener una casa más amplia para vivir juntos y luego querrán adoptar niños. Estás formando una familia de a poco, primo. Te felicito por eso.

 

Seung Hyun sonrió mirándole a los ojos y le abrazó no pudiendo aguantar la emoción de oírle decir eso. Young Bae siempre había estado ahí para él, incluso desde los comienzos del sueño que tenía de vivir en la ciudad, luego al terminar con Eun Hye, después a olvidarla y concentrarse en su futuro, y así, aunque él también le había devuelto la mano con los mismos gestos de apoyo. Pero no era una deuda que se saldaban cada que necesitaban apoyo de cualquier tipo, sino que su relación simplemente se basaba en eso, era lo más parecido a la hermandad. Seung Hyun agradecía a sus tíos por tener a un hijo como Young Bae.

 

Seungri no tardó en asfixiar en un abrazo largo a Ji Yong en cuanto lo dejaron solo. Si bien no eran de lo más íntimos a comparación de Seung con Young Bae, se tenían un cariño especial, como almas gemelas conociéndose hace un año y algunos meses. Y aunque fue extraño aceptarlo por parte del mayor de ambos, tienen en común más de lo que podría haber pensado. Aunque jamás se lo iba a decir de manera abierta.

 

—¡Estoy muy feliz por ti, hyung!

 

—Muchas gracias, Seungri.

 

—¿Cuándo se irán de luna de miel? —Preguntó con su usual toque de picardía en la voz.

 

—Habíamos planeado hacerlo en un mes más, pero Daesung nos informó hace un par de semanas que nos daba unas mini vacaciones después de la boda. Creo que después de todo lo que hacemos para la empresa, sobre todo nosotros dos, merecemos años de vacaciones.

 

—No lo dudo, ya casi ni tienen tiempo de mensajearnos algo a Bae o a mí.

 

—¿Qué te puedo decir? Amo mi trabajo, pero con suerte me deja ver a Seung a la hora de almuerzo.

 

—Vale, pero vives con él, lo ves todas las noches por lo menos.

 

—Y a veces solo llegamos a casa para dormir.

 

—Suena frustrante. ¿Estás teniendo problemas sexuales con hyung?

 

—No, no me malentiendas. La verdad es que somos muy activos y disfrutamos solo de los mimos de vez en cuando. Pero creo que estamos muy consumidos, ¿no crees?

 

—No, tienes una vida perfecta, solo que quieres tenerlo contigo todo el día, lo cual es un claro síntoma de que estás enamorado hasta las patas, hyung. Creo que estas vacaciones les irán perfecto. Eso sí, debes desconectarte del celular si es que quieres disfrutar. Ten por seguro que si Seung Hyun te ve hablando por teléfono con alguien del trabajo allá, es capaz de tirarte el celular al río.

 

Ji Yong sonrió grandemente.

 

—Sí, lo sé.

 


 

El sol ya se ponía y los invitados se iban a sus estadías en la ciudad. Seung y Ji Yong yacían en el cuarto del mayor de la gran mansión de sus padres, en el mismo lugar donde tuvieron que estar en toda la propuesta falsa.

 

Ji Yong miró hacia el lago con una sonrisa plasmada en sus labios cuando Seung Hyun le sacó su blanca chaqueta y la dejó encima de un sillón. El menor quedó solo con su camisa puesta, el pelinegro le abrazó por la cintura.

 

—Hoy te veías hermoso.

 

—Usé un Versace, obviamente me iba a ver hermoso.

 

Seung rio suavemente sobre su cuello. Las caricias eran una simple muestra de afecto, no obstante sabía que a Ji Yong le encantaban.

 

—Eres mi esposo ahora. —Dijo en un susurro. Ji asintió.

 

—Seung, no te he preguntado esto jamás, pero créeme que lo he pensado bastante. —El ceño del azabache se frunció con confusión, pero no dijo nada. Ji Yong acarició con sus propias manos las contrarias que yacían acariciando su abdomen y añadió: —¿Eres feliz? —Seung le miró de lado como diciendo: ‘’¿Es en serio?’’ —Bueno… Me refiero a que si es una vida que te habías imaginado ya.

 

Seung Hyun no se lo pensó, y sin muchos tapujos respondió con toda la confianza que podía tener con Ji Yong a esas alturas.

 

—No, jamás me imaginé estar casado contigo, de hecho jamás imaginé casarme en realidad. Simplemente no me veía en este mundo tan comprometido y ligado a otra persona para toda la vida, ¿sabes? Siempre fui del pensamiento que no es necesario atarte con un papel donde diga que estarás con esa persona hasta el final de tus días, y sé que sonará cliché, pero no sé qué me pasó contigo. Antes te odiaba y ahora no puedo verme sin ti. —Besó su mejilla y le acarició con la punta de su nariz luego, sintiendo ese olor a Ji Yong que tanto le gustaba. —En cuanto a tu pregunta, créeme que más que nadie en el mundo. Soy feliz sabiendo que ahora te tengo sólo para mí, y sé que suena egoísta, pero eso me llena.

 

Ji Yong sonrió, él tampoco se hubiera visto jamás con su asistente, pero las sorpresas pueden llegar en cualquier segundo. Y ahora podía creer completamente todo lo que le confesaba su esposo.

 

Volteó para besarle los labios y no evitó soltar una suave risa entre el ósculo. Seung le miró.

 

—Lo siento, es que creo que te has emocionado más de lo que pensé. —Dijo, rozándole la semi-erecta entrepierna con su muslo.

 

Seung Hyun le besó castamente ahora.

 

—Entonces hágase cargo señor Kwon-Choi, no querrá perder esta oportunidad.

 

—Por supuesto que no.

 

Ji Yong entrelazó sus brazos por el cuello de Seung e hizo que este le tomara de las piernas para dejarlas enredadas en su cadera. Seung Hyun caminó hasta la cama feliz teniendo a Ji Yong como koala, pensando que esa noche iba a ser más que única.

 


 

De papeleos por la Visa y permisos internacionales para volar, Ji Yong no tendría que preocuparse más. Seung Hyun le ayudó a tener todo al día y Daesung había recibido llamadas positivas para mantenerlo trabajando aún en la empresa. Todo gracias a su hermoso novio que le había propuesto matrimonio en el momento perfecto.

 

En primera clase, gracias al buen sueldo que estaban ganando, ambos se sentaron en un cómodo asiento que parecían blancos bergeres. Seung había buscado en internet Maldivas y se enamoró del lugar. De verdad esperaba llegar luego.

 

Ji Yong había ido al baño una media hora luego de despegar. Para cuando llegó, su semblante parecía algo duro, lo que le alarmó.

 

—¿Pasa algo, amor?

 

Ji Yong titubeó en decirle. Tomó un poco de aire y se echó en el respaldo del asiento. La cálida mano de su esposo le reconfortó cuando tomó la suya.

 

—Me encontré con el ser más despreciable que hemos conocido.

 

Seung Hyun se lo pensó un poco. No recordaba a la gente que le caía mal, no lo veía sano para su estado mental, sin embargo Ji Yong había usado un término en plural. Lo que reducía bastante a las personas.

 

—¿Minho?

 

Ji Yong le miró y abrió un poco los ojos.

 

—Oh, cariño, nos llegamos a encontrar con ese zángano y te juro que me tiro del avión.

 

Seung rio por lo dicho de Ji Yong. Y es que desde que estaban juntos Ji ya no se guardaba ningún sentimiento como lo hacía cuando era su asistente, lo cual encontraba genial porque así podría ayudarle. Le amaba más por eso.

 

—¡Así que aquí tenemos a la feliz pareja! —Musitó Yang Hyun Suk, el encargado de escoltar a Ji Yong cuando este contó la verdad de su matrimonio falso. Un verdadero psicópata lo creyó Seung en su momento por seguirlos hasta Jeju.

 

El castaño miró por la pequeña ventana que le daba vista al precioso cielo en el que estaban, intentando ignorarlo. Seung, en cambio, le quedó mirando de vuelta con algo de cansancio.

 

Después de Minho, él era el segundo ser más despreciable que habían conocido.

 

—Tú… —Musitó sin una pizca de alegría. La verdad, ahora entendía el ánimo de Ji Yong.

 

—Así que a las Maldivas. Qué curioso encontrarnos justo acá, ¿no creen? —Dijo el hombre con claras ganas de fastidiarlos.

 

Ji Yong rodó los ojos. Seung le respondió.

 

—Conociéndote lo poco y nada que me interesa hacerlo, diría que nos sigues, algo para nada curioso si lo piensas, más bien enfermo.

 

—Oh, no son en centro de mi mundo, Seung Hyun. —Dijo riendo —La verdad es que sigo a una pareja de segunda clase, pero los viajes gratis trato de disfrutarlos.

 

 —Bueno, quizá qué estarán haciendo tus nuevas víctimas, pero te aconsejo ir a verlos.

 

—¿No les agrada verme, chicos? Vamos, que sólo fue algo profesional, yo feliz con que seamos amigos.

 

—Casi arruinas la vida de mi esposo, Yang. Ni en sueños seríamos íntimos contigo.

 

—Estaba infringiendo la ley, Seung, cosa que tú también hiciste al encubrirlo. Pero encontraron el amor gracias a mí, deberían agradecérmelo.

 

Cuando una azafata pasó por el pasillo a su lado, Seung Hyun se encargó personalmente de que Yang saboreara un poco de la vergüenza que Ji Yong pasó hace un año.

 

—Señorita, este caballero pertenece a la segunda clase del avión. No soy para nada clasista, pero me está molestando su hostigamiento a mi lado.

 

La azafata le pidió a Yang que fuera a su lugar frente a toda la gente. Seung Hyun sonrió orgulloso cuando lo vio caminar con el semblante cabreado. Le susurró casi inaudible que la otra pareja ojalá fuera realmente feliz. No es que él o Ji Yong le tuvieran odio, pero un pequeño rencor sentían al verlo, les era inevitable. Aunque también entendían que sólo había sido su trabajo.

 

Ji Yong besó la mejilla de su novio y le dio las gracias por haberse enamorado de él. Ahora, si eso no hubiera pasado, seguramente estaría trabajando en alguna oficina teniendo una vida de lo más solitaria.

 

 

Cuando llegaron a la isla, el aire algo húmedo pero refrescante les recibió. La habitación que tenían era un verdadero sueño, tanto así, que el agua del mar era casi su suelo si no fuera por la madera de la cabaña que les protegía. A su alrededor habían más cabañas separadas de la otra. Sin duda era el mejor lugar que podían haber escogido.

 

Ji Yong, después de encargarle a Seung pedir champán a la habitación, se metió al jacuzzi que había afuera. Se sentó dentro dejando que el agua y las burbujas hicieran lo suyo, y echó su torso hacia atrás para mayor relajo. No supo por cuántos minutos estuvo así hasta que sintió un par de labios acariciándole el cuello con suavidad. De repente el olor a chocolate inundó sus fosas nasales y al abrir un poco sus ojos para confirmar sus sospechas, pudo apreciar al lado de esa fuente otra con frutillas.

 

Sin duda Seung Hyun conocía muy bien sus gustos.

 


 

Para cuando el atardecer caía, decidieron que era hora de pasear un poco. No podían pasarse todo el día en la habitación de la cabaña, bueno, sí podían, pero no era la gracia. Tan sólo en ropas ligeras y tomados de la mano, ambos caminaron tranquilamente mientras sus pies se hundían en el agua, que no era del todo fría, sino que más bien tibia. Ninguno de los dos podía asumir todavía que estuvieran ahí, tomados de la mano, caminando en una puesta de sol de Maldivas, y más aún, casados. Se sentía como un sueño, y ellos sentían que flotaban en él.

 

Ji Yong se giró repentinamente para colgarse del cuello de Seung Hyun con devoción, quería un beso, quería abrazarle el día entero, quería no separarse jamás de su lado. Pero en su intento por girarse a su marido, terminó chocando con alguien. Apenado, se giró a pedir disculpas cuando se encontró con el chico ojeroso, quien sonrió ampliamente. Ji frunció el ceño mirándole sin entender.

 

—¡Oh, Hyung! ¡Qué gran coincidencia!

 

—¿Seungri? —Seung Hyun se echó a reír simplemente y rodó los ojos. —¿Qué haces aquí?

 

—Insistió en venir —Young Bae le dio una palmadita al mayor de todos —, pero prometió no entrometerse. —Explicó tal como si estuviera cuidando de un niño pequeño curioso por andar metido en todos lados.

 

Claramente Seungri era un niño pequeño, pero a él poco le importaba eso, de todas maneras él era conocido por hacer lo que se le venía en la tremenda gana, y eso era lo que más le gustaba a Ji Yong, quizás por eso se llevaban bien. Ji era igual, hacía lo que le venían en gana cuando quisiera y donde quisiera, así que con el menor al lado podrían hacer cualquier tontería que se les ocurriera y nadie podría decirles que no. No a ellos por lo menos.

 

—Hey Bae, a Hyung no le molesta que esté aquí, ¿cierto?

 

Ji Yong se echó a reír rodando los ojos.

 

—Claro que no. —Dijo tranquilo. 

 

—¿Ya ves?

 

El menor siguió caminando relajadamente mientras el moreno le seguía el paso tranquilamente atrás, como si estuviera cuidándole la espalda. Seung Hyun negó con la cabeza y tomó la mano de su esposo una vez más llamando su atención.

 

—¿De verdad no te molesta?

 

—¿Por qué habría de hacerlo? —Ji Yong sonrió. —Me agradan los dos, son divertidos, graciosos y pues, no están molestando ni nada. ¿No?

 

Seung Hyun sonrió. Años atrás quizás Ji Yong sí habría estado molesto, es más, hubiera preferido estar solo ahí que en compañía de alguien, pero ahora él había cambiado demasiado, parecía feliz, radiante, parecía como si nada le hiciera enojar en lo absoluto.

 

Conversaron con los chicos largo rato y pasaron gran parte de la tarde caminando, la verdad no tenían muchos planes más que descansar, así que habían quedado de beber algo un rato entrada la noche para aprovechar el paisaje y los buenos tragos que el lugar ofrecía. Realmente la idea de que sus amigos estuvieran ahí era buena, Ji Yong tenía razón, era divertido, y ellos no sentían que molestaran en nada realmente. Si había algo que Seungri y Young Bae sabían era darle su espacio cuando era necesario, porque ellos mismos también requerían el suyo. Y eso estaba excelente. Se sentaron afuera de la cabaña de los chicos para beber algo mientras seguían la plática.

 

Ji Yong pensó que jamás había visto algo tan hermoso como ese lugar. Era perfecto y estaba en buena compañía, se alegró de no haber ido solo realmente. Se alegró de la llegada de Seung Hyun a su vida. Sonrió tontamente metiendo sus pies al agua pensando todo aquello. Cuando miró a su alrededor se percató de la presencia de alguien más unos metros más allá. Entrecerró los ojos y se dio cuenta que era Hyun Suk.

 

—¿No se aburre?

 

—¿Qué sucede? —Seung Hyun le miró preocupado, su marido resopló.

 

—Ese viejo nos sigue… ¿Qué quiere ahora?

 

—¡No, Hyung! —Seungri se echó a reír mientras bebía un sorbo de su bebida. —No es a ustedes, nos anda siguiendo a nosotros. —Dijo con todo el relajo del mundo.

 

Tanto Seung Hyun como su marido se le quedaron viendo sin entender y observaron al moreno quien asintió mientras miraba a su novio para que explicara la situación.

 

—Resulta que… ¿recuerdan la historia de cuándo me iba a casar con la chica… esa…?

 

—Ah, sí —Seung Hyun asintió. Ji no sabía de qué hablaba, pero simplemente quería oír lo siguiente.

 

—Mis padres querían casarme porque no soportaban la idea de que fuera homosexual y pues, me negué y deshice ese compromiso. Ellos se enojaron mucho y me echaron de casa.

 

—Eso ya lo sabíamos.

 

—¡Hyung, deja que termine! —Ji Yong se rió simplemente. —El punto es que hace unas semanas les dije que dejaran de mandarme chicas porque estaba saliendo con Young Bae. Y ellos pensaron que era una excusa para no casarme, así que contrataron al idiota ese para vigilarnos.

 

—¿Ahora se las da de espía? —Seung Hyun sonrió con burla.

 

—Algo así. Supongo.

 

—¿No deberías echarlo?

 

—Me da risa, Hyung —Seungri parecía divertido. —Él jura que nosotros no lo sabemos, pero yo soy mucho más inteligente.

 

Young Bae se reía de la situación. Al principio se había sentido incómodo y observado, pero después de un rato simplemente había comenzado a ignorarlo y se hacía centrado solamente en el menor. Estaban de vacaciones, no iba a dejar que nadie le arruinara lo feliz que se sentía siempre con él.

 

—Siento que tus padres no lo entiendan, Seungri.

 

Ji Yong le dio unas palmaditas en el brazo y el menor le restó importancia.

 

—Ya se les va a pasar. Se darán cuenta cuando su espía les diga que nos vio teniendo sexo.

 

—Ri… —Young Bae le miró de avergonzado y este le dio un golpecito en el hombro sonriendo y mirándole travieso.

 

Se hizo un silencio entonces. La pareja de recién casados se giraron un poco para mirar al hombre que parecía querer pasar desapercibido, sin saber que ya sabían de sobra todo lo que estaba sucediendo. Ji Yong hizo un puchero inconscientemente, le daba algo de lástima que él estuviera molestando a los chicos ahora, cuando recién empezaban su amor. Miró nuevamente, esta vez a Young Bae y sonrió levemente.

 

—¿No estás triste por no agradarle a tus suegros?

 

—¿Para qué quiere eso? —Seungri le miró. —Yo lo amo de sobra.

 

Con todo el ánimo del mundo le abrazó por atrás y le besó la mejilla. Eso respondía la pregunta de Ji Yong. A decir verdad, al moreno no le quedaba tiempo de sentirse triste o decaído por eso, no con el menor al lado haciéndole mimos todo el día. Realmente confiaba en lo que su novio le decía, que en algún momento ellos lo aceptarían, y eso estaba bien. Debían tener su tiempo y dejar que todo fluyera tranquilamente, no se preocupaba demasiado. Giró su rostro y le devolvió el beso al menor haciendo que este sonriera tiernamente.

 

Después de eso no quedó nada más que preguntar, no había espacio a dudas de que ellos simplemente se tomaban la situación con calma y exactamente como lo sentían, con tranquilidad y diversión.

 

Conversaron un poco más y luego decidieron que era hora de ir a dormir. Bae y Ri también querían su merecido descanso y los recién casados se alegraban de que así fuera realmente, después de todo había sido bueno que vinieran al lugar con ellos, aunque no estaba en la misma cabaña, era una compañía grandiosa, en un lugar grandiosa, con gente que querían.

 

Caminaron de vuelta tomados de la mano mientras observaban la luna brillante en el cielo, parecían estar en un paraíso apartado para ellos dos. La felicidad les inundaba y, aunque realmente Seung Hyun meses atrás había pensado en una forma de envenenar a Ji Yong para que dejara de ser tan insoportable como jefe, ahora realmente sentía que jamás podría estar sin su compañía de nuevo. Lo amaba, jamás pensó ni se imaginó hacerlo, pero lo amaba de una forma que creía no haberlo hecho antes. Lo sabía por la forma en que su corazón parecía querer salirse de su corazón al mirarlo y cómo se le erizaba la piel cuando él le abrazaba o acariciaba sus brazos. Amaba todo de Ji Yong, hasta sus arranques de diva de Hollywood queriendo comprarse cuanto zapato de marca veía. Sonrió por ese último pensamiento.

 

—¿En qué piensas que te ríes así?

 

—En ti.

 

—¿Te produzco risa?

 

—Algo así —dijo sincero.

 

Ji Yong no dijo nada, hizo un puchero ante eso. No le gustaba ser la burla, y menos de su marido. El mayor se percató de la pequeña molestia y soltó una risita más sonora mientras le tomaba en sus brazos, tal cual como una doncella. El menor frunció el ceño y le miró fijamente.

 

—No soy una princesa, ¿lo sabes?

 

—Sí.

 

Le restó importancia al “berrinche” de Ji Yong y subió los escalones de la cabaña tranquilamente, abrió la puerta con una mano y cerró con su pie de un portazo. Caminó tranquilamente hasta la habitación y entonces le dejó caer en la cama. El menor frunció el ceño y le miró entonces, a la defensiva, típico de él.

 

—¡Qué bruto, Seung!

 

—Dijiste que no eras una princesa.

 

Ji Yong apretó sus dientes y se cruzó de brazos haciendo un mohín. Otra de las cosas que había descubierto durante el tiempo que llevaba con él, era que realmente no era tan duro y calculador como se veía. A ratos era infantil, un poco terco y sensible. Y eso le encantaba aún más. Sonrió relajadamente y se quitó la camiseta tranquilamente. Ji Yong iba a reclamar cuando la vio lanzarla en alguna parte de la habitación… luego de eso se dedicó a mirarle, a observarle, a deleitarse con la vista de su marido.

 

El pelinegro se acercó lentamente y apoyó sus rodillas en la cama, le dio un empujoncito para dejarle acostado y entonces se dejó caer sobre él suavemente. Apoyó uno de sus codos al lado de su cuello y en la palma de su mano apoyó su mentón, observándole desde muy cerca, mirándole con admiración. Ji Yong suspiró, esperando, pero el pelinegro parecía tomarse su tiempo solamente devolviéndole la vista, como si estuviera cómodo y quisiera estar así el resto de la noche.

 

—¿Qué haces?

 

Seung Hyun sonrió acarició su mejilla suavemente.

 

—Mirándote.

 

—¿Estarás así toda la noche?

 

—Quizás sí.

 

—Estás loco.

 

—Loco por ti, mi amor.

 

El menor se rió ante el comentario y entonces Seung Hyun aprovechó de pillarle desprevenido y besarle suavemente mientras le abrazaba por la cintura. Ji respondió como pudo ante el gesto y pasó sus dedos por el cabello negro de él. Sintió cómo mordía levemente su labio, luego sonreía y se alejaba lentamente.

 

—Te amo, Ji Yong.

 

—Te amo muchísimo también.

Notas finales:

La idea no es explayarse tanto, pero de todas maneras queremos dedicarles un par de palabras:

 

Tzy: Estoy súper hiper agradecida por el amor, apoyo, cariño y espera que siempre tuvieron con nosotras. Estoy totalmente dispuesta a todo lo que quieran leer para que escribamos. Amo a nuestros lectores y te amo a ti (Nicole).

Nicole: Al igual que la babe, estoy muy agradecida de todos quienes nos siguieron del principio, pero también de aquellos que nos encontraron cuando íbamos a mitad de camino o ya al último. Todos y cada uno de ustedes hicieron que el fanfic siguiera un muy lindo camino que hoy termina, lo cual no significa que nos despediremos y ya no escribamos más, todo lo contrario, estamos dispuestas a escribir cualquier idea que tengan con respecto a Ji Yong y Seung Hyun o Young Bae y Seung Ri. También te adoro, cielo (Tzy).

Les mandamos un abrazo y beso enorme a la distancia. Los amamos demasiado.

¡NO DUDEN EN MANDARNOS IDEAS, RECUERDEN QUE ESTAMOS LIBRES Y DISPONIBLES A ESCRIBIR SUS PETICIONES!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).