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Smile Again (en edición) (dont read pls) por FAQinHoon

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Notas del capitulo:

¡Feliz semana de WINNER! ¡Por favor denle mucho amor a los chicos!

 Es primavera y así como las flores recubren el prado una sensación de inquietud se apoderó de mi persona.

Podríamos decir que hoy es un día determinante para mí. Recién comenzará el semestre y bueno, añadiendo que no sé siquiera el nombre de  ninguna calle que he pasado camino acá, creo, no me queda más opción que dar una buena impresión. 

Mi familia es de Busan en Corea del Sur. A la edad de ocho años se decidió que viviríamos en la capital, Seúl. Ahí mi padre abrió una taller de carpintería y mi madre se dedicó a la enfermería. Yo asistía a una escuela privada, mantenía buenas calificaciones pero siempre fui un niño bastante inquieto. Recuerdo que constantemente llamaban al trabajo de mamá para darle alguna queja o avisarle que me había roto algo. Ella contestaba tranquila y al llegar a casa sólo ocultaba su sonrisa, a los niños entre más les celebras más hacen, y ella, por supuesto, no quería que continuara. Puedo decir que tuve una infancia feliz, lo único que hubiese cambiado sería ahorrarle tantas preocupaciones a mis padres.

En noviembre del año pasado hubo un incendio en el hospital donde trabajaba mi madre. Afortunadamente los pacientes fueron evacuados a tiempo pero el personal no corrió con la misma suerte. Murieron dos médicos; algunas enfermeras, incluyendo a mi madre, presentaron síntomas de influenza. Por motivos de salubridad fueron aisladas hasta que tengan un diagnóstico y sea seguro para todos.

 

Los días se hicieron largos desde entonces. Para mi padre fue muy duro, lo veía cada vez menos pues él no llegaba a casa; tenía la esperanza de que cuando volviera estaría esa dulce voz recibiéndole, esa figura que le mantenía estable. No pudo con la situación y finalmente lo dejó todo.

 

Una noche me pidió que me fuera a vivir con una tía un tiempo para continuar con mis estudios y despejarme. Al principio me negué. ¿Abandonar a mi familia? ¿y si pasaba algo en mi ausencia? ¿quién era esa señora con la que viviría? ¿y si al final no vale la pena? Tenía muchas dudas y sólo el tiempo me daría las respuestas. Sin quererlo mucho acepté.

 

Hace una semana que llegué a Estados Unidos, para ser más específico, a Nueva York.

 

Mi tía Sarah es la única persona que conozco -si se le puede llamar así- en este país. Es una señora muy bajita, su expresión es risueña, casi caricaturesca y es bastante habladora. Para ser honestos, pensé que sería como una dictadora, pero después de convivir con ella un día me siento de nuevo en casa. Vivimos en una colonia llena de color. Los vecinos son confianzudos, como si no hubiese mal en este lugar. Supongo que hasta el fin de semana podré explorar, espero conocer a alguien de mi  edad... No pierdo la esperanza de rehacer mi vida tranquilamente.

 

Decidí salir un par de horas antes de casa, para pensar y esas cosas. Son al rededor de las cinco de la mañana, apenas hay algo de luz y hace frío. Me puse un suéter y me dirigí a la puerta. Alcancé a escuchar a mi tía deseándome suerte, como aún no tenemos demasiada confianza me despedí de ella cortésmente.

 

Subí a mi bicicleta y di un paseo en el parque. Otra vez estaría en una escuela privada y por primera vez ingresaría a mitad del año. Jamás me puse a pensar detalladamente qué se sentiría ser el nuevo: todos con la mirada en ti, o en caso contrario, nadie haciéndote caso. Seguramente podría vivir con cualquiera de los dos, no soy el tipo de persona a la que se le dificulta hacer amigos, tampoco soy muy tímido que digamos pero las culturas son distintas y en lo que en mi país puede ser tomado como común aquí podría ser incluso ridículo.

 

Tengo un amigo, Jin Woo. Lo conozco desde que íbamos en la primaria, él era un niño muy delicado, era hijo único de una familia adinerada por lo que a pesar de  tener muchos lujos no podía disfrutar tanto como los demás niños; su madre no le permitía estar mucho con nosotros. Sin embargo, cuando no estábamos bajo la mirada de los mayores Jin Woo se transformaba:  Jin Woo reía, compartía, jugaba, se ensuciaba -solía decir que se tropezó para que no le regañaran-, en fin, se divertía.  Cuando llegamos a la secundaria ya éramos los mejores amigos. Seguía siendo tratad como un bebé y eso era motivo de bromas aunque realmente no le molestaba. Recuerdo que le gustaba imitar cantantes, e ir al karaoke, pasábamos buenas tardes hasta que un día dejó de ir a la escuela. Pasó un tiempo y nos volvimos a encontrar vía internet. Jin Woo me contó que estaba viviendo aquí con su papá y se disculpó por no avisarme que se mudaría, que él tampoco tuvo oportunidad de asimilar la repentina noticia. Aunque yo antes había supuesto eso, en el fondo siempre me sentí mal por haber sido "abandonado". No recuerdo dónde me dijo que estudiaba, espero que sea la misma institución que yo, también, espero poder reconocerlo; él siempre tuvo cara de niña y sus ojos grandes, pero tristes, eran su mayor característica. En todo caso, si no lo encuentro aquí procuraré que nos reunamos de nuevo.

*

Llegué al instituto. Era un lugar muy grande, contaba con cuatro portones de madera, el edificio principal era de tres pisos y había muchísimas ventanas, todas perfectamente diseñadas. Toda la entrada estaba cubierta de verde. No pude evitar sonreír, había más naturaleza de la que esperé en una ciudad con pinta tan urbana. El edificio poseía escaleras y varias mesas que supuse eran parte de una especie de cafetería o centro de estudio. Busqué dónde dejar mi bicicleta y por suerte, lo encontré. De repente, sentí que alguien tocó mi hombro:

 

    —Tu cara no se me hace conocida, dime, ¿estudias aquí? —una voz profunda hizo que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran.

 

Me giré y me encontré con quien parecía ser el guardia, un hombre de unos treinta y tantos, robusto y confundido.

    —Soy estudiante de nuevo ingreso, señor. Eh... Disculpe, ¿podría dejar aquí mi bicicleta? —me acomodé la mochila un poco avergonzado, ¿qué habrá pensado? Seguro cree que soy un ratero o que vengo a colarme.

 

El hombre me miró desconfiado por lo que le mostré mis papeles de inscripción eliminando así sus sospechas. Esperé nervioso a que terminara de revisarlos y finalmente habló:

    —Mm, mira, este lugar está en desuso. Puedes llevarla al jardín trasero, sigue derecho, verás una fuente, ahí está otro estacionamiento —apuntó a muchos lugares mientras yo asentía con una cara de bobo, la escuela era más grande de lo que pensé y ni siquiera he entrado completamente.

Agradecí y seguí sus indicaciones. Cuando estaba a punto de llegar a la dichosa fuente la sonrisa que había recuperado se borró al instante...

Notas finales:

Gracias por leer *heart*

Cualquier sugerencia, consejo o comentario será bien recibido. 

Le di influeza a la mamá de Hoon porque cuando escribí el fic la influeza andaba bien canija¿


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