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Espera por mí por NEY OTAKU

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Notas del fanfic:

Hola gente bonita e.e espero que estén bien y con ánimos de leer una idea loca mía. Esta vez me uní al festejo por el día del 2min y aquí vengo a dejarles mi one shot...bien, no parece one shot, pero para los que me siguen saben que me cuesta horrores poder escribir historias de pocas hojas :'v 

 

Notas del capitulo:

¡Mis amados lectores espero que les agrade la historia!

Tuve algunas dificultades con el tiempo y casi ni la termino...y eso que iba a estar más larga :c pos conmigo no se puede xD los amo. 

¡Lean!

Espera por mí.

Le hubiera encantado encontrárselo en otras condiciones, quería regresar a cuando lo conoció y su ignorancia era tal que solo le bastaba su presencia para ser feliz. Haberse involucrado con la persona que menos le convenía no fue exactamente su mejor decisión en la vida, porque aun sabiendo que era peligroso, la paz que su mirada le transmitía fue suficiente para comprender que no podría estar lejos de él.

Pero el destino tenía planeado muchas sorpresas, Cosas que no eran ni un poco de buenas como esperaba. A él la felicidad no le llegaba en bandeja de plata, toda su vida había luchado contra todo y todos por el derecho de ser feliz.

Ahora…ahora parecía que todo el esfuerzo iba a serle disparado con una nueve milímetros que apuntaba en su frente. Iba a terminar su vida en un hermoso prado, de la mano de la única persona a la que le permitiría hacerlo.

El par de ojos bonitos que antes irradiaban un amor inmensurable, ahora lo miraban decidido a terminar con lo que parecía, nunca iba a tener un final feliz.

—Perdóname —le dijo, pudo percibir un atisbo de duda tanto en su voz como en el pulso que trataba de mantener en su enorme mano mientras sostenía la pistola.

TaeMin negó.

—No dudes, solo hazlo —no había marcha atrás y ambos lo sabían.

— ¿Crees que no volveremos a ver? —la angustiosa pregunta no hizo más que hacerlo sentir más tristeza de la que ya tenía.

—Tal vez en el infierno —bromeó, aunque su rostro no demostraba la diversión de su chiste.

Una sonrisa amarga se formó en los gruesos labios del joven hombre que le apuntaba, su cabello revuelto por el viento ocultó sus ojos, pero pudo ver a través de ellos gracias a que era un poco más bajo de estatura. Las lágrimas esperaban a salir y la luz de la luna lo delataba haciéndolas brillar en la oscuridad, así como las suyas que ya estaban derramadas sobre sus mejillas.

—Nos veremos pronto Taemin.

—Hasta pronto…amor mío.

El chico apretó el gatillo de su arma, un estruendo se escuchó y el cuerpo inerte del más bajo cayó a la tierra, con los ojos medio abiertos y los brazos extendidos a sus costados.

Se inclinó para hacer al menos un acto de buena fe. Con sus dedos manchados de sangre y tierra cerró los papados del menor. Paseó la mano por el sedoso cabello negro, acariciando las mejillas que empezaban a perder calor. El viento sopló y el silencio alrededor de ellos le erizó los bellos del cuerpo.

Era confirmación de que Taemin ya no estaba entre los vivos.

—Perdóname —le repitió con la voz rota.

Lo abrazó con desesperación y descargó el llanto, la angustia y el dolor que sentía al acabar con la vida de la única persona que había amado con toda su alma. Desgarradores gritos se escucharon en ese prado, bajo esa luna.

Seguía pidiendo perdón, rogando una oportunidad que no sabía si merecía por lo que le había hecho.

Estaba tan sumergido en su tristeza que no se dio cuenta de la presencia de la otra persona que corrió desesperado hasta él. Sintió una mano posarse en su hombro, tardó unos segundos en girarse  y cuando lo hizo la sonrisa amarga de su mejor amigo lo saludó.

—Ellos ya vienen. Tenemos que irnos.

—No quiero dejarlo aquí Jonghyun.

El moreno de cabello castaño negó.

—Tenemos que irnos.

—Pero…

—Yo tampoco quiero, pero no podemos perder más tiempo.

Jonghyun, aun siendo más bajo que MinHo, lo tomó del brazo y lo obligó a levantarse, forcejeó pero su amigo poseía una fuerza envidiable. Su corazón roto le impedía irse y dejar al chico tirado como si de basura se tratara.

Pero no podía llevárselo, tenía que estar ahí, como una evidencia clara de que no sería un problema para sus perseguidores.

TaeMin nos volveremos a ver, aunque sea como tú lo has dicho:

En el infierno

Poco después de que se habían ido, un auto se detuvo cerca, las luces reflectoras caían sobre el cuerpo de Taemin. El conductor se bajó y caminó hacia él. Se inclinó y le dio un par de palmaditas a esas mejillas frías. Luego vio la sangre brotando de un costado y supo que ya nada podía hacer.

—Realmente lo hizo, ese bastardo lo hizo.

—Detective Choi —un chico de complexión similar al occiso, solo que de cabello rubio y ojos rasgados, se acercó—. Déjeme hacer mi trabajo.

—Es todo tuyo doc —el detective se incorporó, metió las manos en sus bolsillos y caminó de regreso.

Los policías y el médico forense Kim ya estaba en el lugar del siniestro, el lugar se llenó de oficiales en cuestión de segundos.

Cuando pasó junto a él, se inclinó y susurró.

—Ya lo sabe, el informe tiene que pasar primero por mis manos. Este pobre diablo es parte de mi investigación.

—Siwon —le advirtió Kim que no siguiera—, era mi amigo, al menos ten un poco de respeto, si no por él, por mí.

—No te doblegues Kim, sabes que para este trabajo, no podemos tener amigos —habló con la frialdad que lo caracterizaba.

Dicho esto se retiró para ir hacia sus subordinados y darles indicaciones para buscar pistas de lo que había sucedido, aunque todo estaba más que claro. Choi MinHo aquel famoso ladrón de piezas de arte se había convertido en asesino, asesino de un pobre chico que nada tenía que ver en sus fechorías, no más que haberse enamorado de él.

He aquí las consecuencias.

Kibum se inclinó para empezar a hacer sus pruebas preliminares. Del bolsillo de su saco color arena sacó un guante de plástico transparente. Fue directo a revisar la herida y presionó, aunque estuviera el borde del colapso por ver a su amigo en esas condiciones, tenía que controlarse, el maldito de Siwon tenía razón, había que tener el corazón frio para hacer el trabajo que hacía.

Miró por sobre su hombro, los policías y en especial Siwon se había alejado lo suficiente. Una de sus mano viajó hasta el cuello blanco de TaeMin y de igual manera presionó los dedos. Al confirmar lo que esperaba, una sonrisa se escapó juntó a sus lágrimas.

Tomó la mano de su amigo.

—Choi lo hizo bien. Muy bien.

 

~

4 años después.

~

La cafetería estaba llena pero alcanzó lugar junto a la ventana que le daba una buena vista de la calle.

Su cabello castaño se pegaba alrededor de su cuello y su fleco empezaba a estorbarle. La camarera llegó con su pedido, un café americano y unos huevos revueltos. La chica se fue para que pudiera comer en paz.

Pero apenas y alcanzó a tomar la taza de café cuando alguien se sentó frente a él.

—Siempre puntual ¿he?

—Sabes que no me gusta la impuntualidad Key.

—Tae…TaeSeun —al ahora pelinegro todavía le costaba hablar a su amigo con su nombre falso. Fue necesario darle una identidad nueva para su seguridad y el mismo Taemin había escogido ese nombre.

Enarcó la ceja al ver lo que pretendía comer.

— ¿Enserio? —gimió con horror.

—Oye, no me meto con tu comida, déjame en paz.

Kim negó con la cabeza. No comenzaría una pelea por el mismo tema de siempre: su alimentación. Hace tiempo que comprendió que era caso perdido y que Taemin comería lo que se le pegara la gana.

— ¿Cómo has estado Tae?

—Bien, tú sabes, trabajo no me ha faltado.

—Y casi terminas tu maestría.

—Solo un mes más —sonrió orgulloso de sí mismo.

Tanto batallar y al fin conseguiría culminar aquello de ser Administrador y que mejor si podía enseñar todo eso que a lo largo de ese tiempo había aprendido. Aunque no era una meta de vida ser administrador, regresar al campo del arte todavía le era difícil, más si eso le recordaba que por ello conoció al culpable de muchas de sus desgracias.

Era estúpido, una sensación casi absurda, pero que no podía evitar sentir.

Pero Key sabía que bajo la máscara de felicidad, estaba esa tristeza que día con día consumía a  su amigo. Taemin podía fingir todo lo que deseara, podía resistirse a las ganas de llorar y la angustia provocada por la incertidumbre de no saber dónde se encontraba “él”.

—Me alegra mucho… Taeseun —el pelinegro se removió nervioso en su asiento.

— ¿Estás bien Key? —dijo al notar la incomodidad de su amigo.

—Estoy bien Tae, solo recordé algo.

Taemin sonrió con tristeza y agregó: —Mañana se cumplen cuatro años.

—No era mi intención recordártelo.

—No tiene importancia —se encogió de hombros ante un asunto que claramente, tenía bastante relevancia para él—. Eso ha quedado en el pasado.

—Sabes que eso no es verdad.

— ¿Podemos hablar de otra cosa?

—No sabemos qué pasó… ¿acaso crees que te dejó…?

Taemin alzó la mano entre los rostros de ambos, diciéndole que parara porque no estaba dispuesto a escuchar las mismas palabras de siempre, esas que le repetían los hechos de pasado, pero que no le ayudaban a curar sus heridas en el presente…ni en un futuro próximo

—Está bien…—se resignó. No quería pelear con él ese día—. ¿Qué harás esta noche?

 

Aunque hubiese deseado ir a cenar con su amigo, no tenía ganas más que para aventarse en su cama y dormir hasta el día siguiente. Lamentaba no tener ánimos para una cena y charlas duraderas, pero su cuerpo le exigía tocar las sabanas y un merecido descanso.

Así que apenas entró a su departamento soltó un suspiro de satisfacción; del pasillo vio una pequeña sombra asomarse, sus labios se extendieron a una hermosa sonrisa cuando se inclinó para tomar en sus manos a la gatita desde hace tres años vivía con él.

—Hola pequeña —le besó la cabeza y el gato ronroneó—, ya lo sé Lucy, ahora te doy de comer.

La dejó en el suelo y quitándose el abrigo y los zapatos, caminó hacia su cocina, ahí le sirvió la comida para gato y la dejó comer en paz. Al regresar hacia la sala, notó que había un pequeño papel de color crema cerca de la puerta, frunció el ceño pues no recordaba que estuviera ahí cuando entró.

Fue por ello, y al alzarlo lo único que vio fue una enorme “M” impresa en él papel. Notó sombras a fuera en el pasillo, se acercó a la puerta y vio a través de la pequeña rendija en la madera, sonrió y rápidamente abrió la puerta.

— ¡No esperaba que vinieras! —gritó al tiempo que se lanzaba a los brazos de su visitante.

—Apenas llegué hoy, y quería verte de inmediato.

Taemin le dio un suave beso en los labios a Onew, aquel compañero de clases y superior, que de amigo se convirtió en su novio. Decir que la visita lo había hecho feliz, fue poco, hoy en día no quería recordar y sentirse triste, y estar con su novio era la mejor distracción que tenía.

Ambos pasaron, el mayor arrastraba una maleta grande y la dejó cerca de la puerta, Lucy fue corriendo a la entrada al escuchar el ruido y tan cariñosa como siempre, enroscó la cola en las piernas del chico.

—Todavía me recuerda.

—Te ama, sabes que jamás te olvidaría.

— ¿También mi novio me extrañó? —le dijo y lo abrazó de la cintura.

—Siempre —lo besó de nuevo—. Pero si querías sorprenderme de verdad, hubieras escrito algo más que una simple letra —decía mientras le mostraba el  papel que encontró.

Onew frunció el ceño y lo miró con diversión.

—Tae yo no te mandé eso —le besó los labios y arrastró la maleta hacia la habitación de Taemin, no tenía por qué pedir permiso, sabía que tenía toda la confianza de estar en ese departamento como quisiera.

— ¿Si no fuiste tú, entonces quién?

—Tal vez tus vecinos —gritó desde el pasillo. Se refería a los hijos de su vecina, Jong y su hermana Sojin.

Sin darle demasiada importancia, se convenció de que así era.

Cenaron y luego, muy a pesar de las insistencias de Onew, solo durmieron en la enorme cama del castaño. Un año de relación y en muy contadas ocasiones hubo más que caricias y palabras bonitas, el mayor nunca le reclamó nada, sabía, aún sin preguntarle a su novio, que hubo alguien más a quien quiso mucho y que por lo visto,  dejó una huella difícil de borrar en “Taeseun”. Además, sabía que le ocultaba algo importante.

Decidió que debía dejarlo sanar y no presionarlo y él, como su carácter indicaba, era un ser con mucha paciencia.

Por la mañana, cuando Taemin iba directo a la cocina para preparar un poco de café, se percató de otro papel que habían deslizado debajo de su puerta. Cuando miró su contenido su confusión se agrandó.

Era otra letra, esta vez, una “H”

Un escalofrió le recorrió la espalda, empezó a sentirse observado. Toda esa mañana se empeñó en fingir estar bien, afortunadamente Onew no se dio cuenta de su nerviosismo y se sintió muy mal por no decirle como se sentía, no solo las extrañas notas que le mandaban, sino también por las mentiras que venía acarreando desde hace mucho.

Como el hecho de que su verdadero nombre no era Taesun, si no Taemin.

O como el hecho de que no sentía un verdadero amor por él, mucho cariño, pero nunca el amor que siempre le decía tener.

Desde hace mucho había pensado decirle la verdad, o al menos una parte de la verdad. Pero siempre se arrepentía en el último segundo; sabía que su cobardía sería pagada con un precio alto, pero jamás imaginó que sería de la manera más cruel posible.

Al día siguiente recibió otra nota con una letra en ella, esta vez fue una “C”. No tenía ni la más remota idea de quien se las mandaba, había preguntado con los vecinos, si no habían visto a alguien pasearse por su apartamento y deslizar las notas bajo su puerta.

Nadie sabía nada, ni habían visto nada.

—Insisto en que debes preguntarle a los vecinos —le dijo Onew mientras miraba la nota con el ceño fruncido.

—Ya lo hice, nadie ha visto nada —le dijo al tomar el papel de las manos del mayor.

—Debe ser una broma de algún niño del edificio —dijo restándole importancia—. No te preocupes, si fuera algo malo no te estaría mandando letras para intimidarte.

¿Intimidarme?

Onew se colocaba el abrigo mientras Taemin contemplaba el hombre seguro que era, de alguna manera, eso lograba contagiarlo y sentirse tranquilo sobre el asunto, pensó que seguramente estaba exagerando todo. Que había una explicación, aunque no la conociera.  

—Seguiré averiguando —sonrió y se acercó para atrapar su rostro entre las manos, dejándole un beso en los labios que hicieron dudar por un momento a Onew sobre salir en ese preciso momento.

—Oye —lo rodeó de la cintura con los brazos—. No te preocupes —le dejó un besó rápido en los labios—. Te veré más tarde TaeSeun.

Taemin sintió un nudo en la garganta al escuchar ese nombre, nunca podía controlar esa reacción al escuchar su nombre falso. Forzó una sonrisa y dejó que se fuera, cuando se hayo  solo en su departamento soltó un gemido de desesperación.

—Estoy cansado de ti Taeseun —se abrazó a sí mismo, sintiéndose extrañamente incómodo.

Qué más deseaba que desaparecer a ese doble que interactuaba en su lugar, a ese que Onew llamaba con cariño y que cuando intimaban (o más bien cuando lograban intimar), llamaba con un grito junto a un orgasmo que pocas veces lograba disfrutar.

Sus ojos se llenaron de lágrimas que se negaba a derramar. Recordó, lo recordó a él, moviendo la cabeza de lado a lado con ímpetu trataba inútilmente de desaparecer la imagen de Minho.

Tú me dejaste, ya no puedes volver. Se repetía cuando la memoria le hacia una mala jugada. Había pasado ya tanto cuando decidió seguir su vida sin el amor del único hombre que de verdad a amado, que consideró  que esos pequeños y fugaces recuerdos estaban fuera de lugar.

Cuando posó la vista en la puerta pudo ver la sombre de alguien del otro lado, se puso alerta y con curiosidad, acercándose. Era una locura, debía ser algunos de los vecinos que pasaba por ahí.

Pero ya con los nervios nuevamente alterados no se fiaba de nada.

Recuperó la respiración cuando escuchó las risas de unos niños del otro lado de la puerta. Reprendiéndose por su paranoia, abrió y ahí encontró a Sojin abrazando a su muñeca preferida.

—Hola pequeña.

—Hola Tae —le saludó con una sonrisa que mostraba el espacio vació de un diente que acababa de caérsele.

—Creí que estabas con tu hermano —se acercó a ella y le acarició el cabello castaño.

La niña le sonrió ampliamente y señaló hacia el final del pasillo, donde estaban las escaleras de servicio.

—Está platicando con el señor de ojos grandes —Taemin arrugó el entrecejo.

— ¿Qué señor? Saben que no deben acercarse a los extraños —la reprendió, la pequeña hizo un puchero y agachó la mirada—. Vamos cariño, no te lo dicho para hacerte llorar, pero sabes que no deben andarse lejos del departamento y hablar con extraños.

Antes de que pudiera seguir con la reprimenda, el ruido de los pasos apresurados de su hermano resonó en el pasillo. Los cabellos alborotados de Jong se mecían ante su agitada carrera hacia ellos.

— ¡Tae! —Le gritó cuando lo tenía enfrente—, ¡qué bueno que te encuentro…!

—Jong sabes que no debes alejarte de tu casa —la sonrisa del menor fue desapareciendo.

—Pero Tae —le dijo con la voz apagada.

Aunque Taemin quería verse autoritario poco podía hacer, no estaba en su naturaleza ser frio o regañón, pero si era por el bien de los niños haría lo que fuera. Colocándose en cuclillas, le sonrió a Jong y este le devolvió el gesto.

—No te alejes —le habló con habitual cariño con el que se trataban.

—No lo haré…pero tengo algo para ti.

— ¿Qué cosa?

—El señor de ojos grandes lo mandó para ti.

—Jong…—iba a reprenderlo pero el chico se adelantó a las palabras.

—Dijo que te has vuelto más bonito que antes —no entendía a lo que se  refería, pero tuvo un mal presentimiento.

— ¿Que te dieron para mí? —Jong sacó un papel doblado de su pantalón y lo dejó en la palma de la mano del chico—, ¿está todavía ese señor en las escaleras?

—Sí, siempre se queda hasta que dejamos las notas bajo tu puerta.

—Así que siempre si fueron ustedes —susurró algo nervioso. Miró el papel, otra vez el nudo en su garganta se hizo presente. Pero se las arregló para dar unas últimas peticiones—, Jong lleva a tu hermana a casa y no salgan ¿de acuerdo?

El chico asintió, fue con su hermana y la tomó de la mano. Antes de ponerse en marcha sonrió de lado a lado y con inocencia le dijo: —Ese señor te quiere mucho Tae, siempre nos pregunta cómo estas y si eres feliz.

— ¿Qué? —pero no pudo obtener respuesta a su pregunta, los niños se habían echado a correr por el pasillo y entrado a su departamento.

Sintiéndose observado, miró para todos lados, si Jong decía la verdad, aquel hombre debería de estar en las escaleras ahora mismo. Aunque se sintió asustado, de solo recordar que estaba usando a los niños para hacer esas cosas, se llenó de rabia y caminó decidido a patear su trasero fuera del edificio.

Cuando llegó y se asomó por las escaleras no había nadie. Bufando con fastidio, desdobló aquel papel, pero en vez de una letra, había una frase:

“He regresado por ti”

Y eso fue suficiente para que entendiera lo que sucedía.

Se puso pálido y el aire comenzaba a faltarle. Escuchó el ruido de unas pesadas botas subir las escaleras, cuando aquella figura apareció por completo retrocedió un par de pasos atrás, chocando con la fría pared de concreto.

—No puede ser.

—Pero lo es. Taemin

Él estaba ahí, no era un sueño, ni una alucinación. La persona a la que quería eliminar de sus memorias estaba frente a él, más radiante, más real que nunca. Sentía como si el piso temblara, no podía mantener el equilibrio y la respiración.

Todo por él.

La manos comenzaron a temblarle, el instinto de supervivencia dictaba que debía correr ante una amenaza, pero su corazón, latiendo más rápido que nunca, le gritaba dentro de su pecho, que no había nada de que asustarse.

— ¿Qué estas…haciendo aquí? —se despegó de aquella pared para ir en retroceso por el pasillo, sin inevitablemente dejar de mirarlo como un potro asustado.

—Tae… ¡espera! —gritó al ver como el chico corrió  hacia su departamento.

Fue detrás, lo atrapó contra la puerta, tomando las manos temblorosas que inútilmente trataban de girar la manija. Siendo cuidadoso lo hizo darse la vuelta y acercarse para recordar como olía, para acariciar, para sentir la suavidad de su piel, de sus labios…en fin, todas esas cosas que había extrañado en esos últimos cuatro años.

—Por favor —le susurró cerca del oído.

Taemin soltó una maldición para sus adentros, cuando su cuerpo, rebelde como nunca, se había encogido al sentir el cálido aliento en su piel. ¿Qué no se supone que ya no le afectaba? ¿A caso estar con Onew no servido de nada?

—Hace tanto…hace tanto tiempo.

Al escuchar su voz angustiosa, dejó de pelear y aflojó su cuerpo, por mucho tiempo había soñado ese reencuentro, pero de muchas diferentes formas, no así, con el corazón acelerado y la mente confundida.

La gran mano de Minho se posó en su frente como quien revisa para saber si hay fiebre, aquel acto le hizo dar un respingo. Los dedos del moreno pasearon desde su rostro, bajando por su cuello hasta las clavículas y finalmente sobre su pecho.

Una vez más, el traicionero cuerpo de Taemin sufrió los espasmos de placer, debería estar pataleando, gritando por ayuda, cualquier cosa, menos dejarse estar entre el cuerpo de quien años atrás, prometiera regresar por él.

Minho apoyó la frente con la de Taemin, cerrando fuertemente los ojos al sentir la cicatriz de la bala que él mismo le había disparado.

—Fui tan cruel…

— ¿por qué no regresaste? —los ojos brillosos, el nudo en la garganta, Minho, todo de una vez era demasiado para su mente.

Él quería saber…cual fue esa razón que causó que Minho no cumpliera su promesa. Durante el primer año que pasó después de que estuviera “oficialmente muerto”, había albergado la esperanza de que en cualquier momento se aparecería, con esa sonrisa cálida y sus brazos para atraparlo en ellos.

Diciéndole que todo estaría bien.

*

— ¡Quieres dejar de dar vueltas una y otra vez! —le regañó su amigo.

Key estaba hastiado de verlo recorrer la pequeña sala de la casa de campo donde Taemin permaneció escondido desde el momento en que lo había trasladado de la morgue. Sentado en el mismo sofá, lo veía ir en todas direcciones, pero siempre terminando en el mismo lugar.

La ventana que daba hacia el único camino  para llegar a la casa.

—Ya debería estar aquí… ¿Y si le pasó algo? —se había girado bruscamente hacia el chico, con los ojos engrandecidos por la preocupación.

—No —se levantó del sofá y caminó hacia él. Lo tomó cariñosamente por los costados de sus brazos, regalándole una cálida sonrisa—. Él vendrá.

—Han pasado dos días, se supone que estaría aquí hace tres —quería verse calmado pero había un rastro de histeria que sabía que lo estaba delatando.

—Él vendrá —repitió Kim, aunque ya no estaba del todo seguro de eso.

Al igual que Taemin, estaba preocupado, solo que no quería demostrarlo, no serviría de nada ponerse histéricos si no había motivo y  eso haría la espera más agonizante. Sin embargo, sentía que algo estaba mal, debió suceder un incidente, tampoco Jonghyun se había comunicado con él y eso era realmente preocupante.

Confiaba en que alguno de los dos escapara si llegaban a atraparlos. Solo que así no habría forma de saber quien llegó primero, la policía o el cliente que nunca recibió el cuadro que tanto trabajo les había costado a Choi y a Kim robar.

—Oye…—sacudió los cabellos negros de Taemin—, seguro que como siempre Jonghyun olvidó llenar el tanque de gasolina y se quedaron varados a medio camino.

Logrando su cometido, vio como Tae sonreí y asentía frenéticamente con la cabeza.

Tragándose las lágrimas, miró a los ojos al rubio.

—Sí, seguro que  es eso. Cuando vengan…le leeré la cartilla Jonghyun hyung.

—No Tae, eso déjamelo a mí —le dijo enarcando una ceja.

Taemin volvió a reír, giró el rostro hacia la ventana, mirando aquel camino a la luz del atardecer, deseando con todas sus fuerzas que Minho llegara de una buena vez, rezando, con todas sus fuerzas para  que no le haya pasado nada malo.

*

—A eso eh venido Taemin —le susurro cerca de los labios—, a decirte lo que sucedió años atrás y a llevarte conmigo.

—Puedes explicar —posó las manos sobre su pecho, empujando suavemente para apartarlo—, pero no me llevarás contigo.

Minho se apresuró  a tomarlo de la mano que todavía permanecía sobre su cuerpo—. Una vez que me escuches, entenderás que no fue mi intención…

—Dudo mucho que eso suceda.

Lo empujó una vez más pero liberándose, se abrazó a sí mismo, apretando fuertemente los dedos sobre los brazos y dando un par de pasos más adelante cerca del balcón, marcando una distancia segura.

¿A quién quería engañar? Por más que fingiera estar molesto, quería correr hacía él, besarlo, decirle cuanto lo necesitó todo ese tiempo que no estuvo a su lado.

¿Y así de fácil sería? Se decía. Cuatro años con una esperanza vacía no podrían esfumarse solo con pedirlo. Minho no sabía…no sabía nada.

No sabes de mi angustia, ni de mi dolor, ni de todas esas veces que desee morir porque no estabas conmigo.

— ¿Por qué tuviste que aparecer ahora…?—la voz le tembló. Tuvo que sostenerse del balcón para guardar el equilibrio, pero cuando la rabia supero su razonamiento, azotó los puños con fuerza sobre el barandal haciendo que este se sacudiera con violencia. Furioso, se giró rápidamente—.  ¡¿Por qué?!

—Taeseun.

Onew se encontraba de pie a unos dos metros de distancia. A Taemin se le palideció la piel y sintió que de verdad se desmayaría por la impresión. Onew y Minho en el mismo lugar, eso no era bueno.

— ¿Qué sucede? ¿Te hizo algo este idiota? —miró amenazante a Minho.

Al moreno le pareció extraño que una voz llena de rabia saliera del rostro tranquilo de aquel hombre, es decir, el chico fue exacto con sus palabras, como si estuviera acostumbrado a lanzar órdenes y amenazas.

—No…no…—Taemin se apresuró a ir a hacia Onew, lo tomó de una mano guiándolo al encuentro de visitante—. Es un amigo del pasado.

Minho no afirmó las palabras del castaño, de hecho no hizo más que fulminar con la mirada a Onew, vertiendo toda la frustración de ver como Taemin parecía haber construido una vida mientras él estaba ausente.

Aunque no tendría derecho a reclamar nada, no se quedaría cruzado de brazos mirando como el amor de su vida estaba con otro. El castaño escucharía la verdad sobre lo que pasó hace años y luego…esperaba que decidiera por cuenta propia irse con él.

—Taeseun nunca te había mencionado —le dijo cuándo le extendió la mano en un saludo formal.

Minho chasqueó la lengua.

Hijo de puta arrogante.

Metió las manos a los bolsillos del pantalón, ignorando por completo la presencia de Onew, al pasar por detrás de ellos, se detuvo a lado de Taemin y calmadamente le susurró al oído:

“Mañana a las nueve, en la cafetería cerca de tu trabajo”

Taemin sintió un escalofrío al sentir su aliento, pronto es calor y su perfume desaparecieron, al girarse hacia atrás lo único que pudo ver fue la silueta del moreno desaparecer por las escaleras de servicio.

—Taeseun.

Una sutil caricia por parte de su novio lo hizo recordar que no estaba solo, pues había soltado su mano en el acto de mirar a Minho.

— ¿Seguro que estás bien?

Asintió—. Perfecto.

—Tu amigo no es muy…amable —dijo con calma, pero logró percibir un matiz de odio en la voz de Onew,  fue algo nuevo para él y sumamente incómodo; atribuyó esa sensación a los celos que debió sentir al verlo con un extraño.

Lo único que el castaño respondió a eso fue una sutil sonrisa que contagió a su novio. Nadie dijo nada más, agradecía a los cielos que se haya tomado el asunto con calma, no quería ni se sentía en la posibilidad de dar explicaciones.

Mientras tanto, Minho se había quedado cerca del segundo piso, mirando por una ventana hacia la ciudad y sus habitantes que poco a poco se incorporaban a sus actividades  diarias. Su rostro bañado con las luces de la mañana no suavizó su expresión seria. Estaba pensando, recordando, atando cabos sueltos…

Sacó su celular del bolsillo trasero del pantalón, marcó un número y cuando la persona que necesitaba le contestó solo le pidió una cosa:

—Necesito que investigues algo.

~

Algo en su interior le decía que era una mala idea haber ido, pero una fuerza similar exigía volver a verlo. Llegó puntual, pidiendo su clásico café americano. Nervioso, solo le daba vueltas a su bebida con la cuchara metálica, mirando su reflejo en ella y al mismo tiempo transportándose al pasado.

*

— ¡Que rayos significa eso!

Key estaba obviamente enojado, era así como esperaba que reaccionará ante la noticia de que había aceptado a su compañero de escuela como pareja. El pelinegro rebotó de su asiento y caminó hasta el otro lado de la mesa que los separaba para mirar con suplica a los ojos de Taemin.

—Ha sido suficiente…el no volverá —dijo con firmeza.

—Pero Tae…

— ¡No lo  hará! —gimió con dolor—, no lo hizo en  estos tres años, no lo hará ahora, ya me cansé de esperar, cuando seguro él está viviendo la buena vida en quien sabe qué lugar del mundo mientras yo sigo esperando.

El dolor, un mal concejero, lo había orillado a tomar decisiones de las que no estaba del todo de acuerdo. La esperanza seguía en su interior, pero estaba cansado de esperar; el tiempo se convirtió en el peor enemigo que pudo tener.

—Estas dando por hecho que está vivo cuando podría…—se mordió la lengua para no seguir. Era una posibilidad pero simplemente inconcebible.

—Incluso si está muerto, no sé si tendría las fuerzas para buscarlo —dejó caer una lágrima. Pensar en ver el cuerpo sin vida de Minho…no lo resistiría.

 —No dejaron pistas, ni siquiera Jonghyun hyung siendo un experto en ello pudo dejarte una señal de vida.

—Taemin yo he estado haciendo averiguaciones.

— ¡¿Qué?! —Lo miró dolido por no ser informado de ello—, ¡¿Desde cuándo?! —exigió saber.

—Desde hace un tiempo —endureció la mirada—, no parecen estar muertos, ellos...

—Entonces eso confirma que  al final simplemente no fui lo suficiente para él.

—No pienses así…—suplicó.

— ¡ENTONCES COMO! —Se levantó del sofá, mirando con frustración a su amigo—. ¡ME DEJÓ, LO HIZO, ME DEJÓ!

*

—Puntual como siempre —la voz profunda de Minho  lo hizo dar un saltito, cuando cruzó miradas con él no evitó el sonrojo en sus mejillas.

Minho sonrió al notarlo, le dio una leve caricia en un costado del rostro y sintió el estremecimiento del castaño para su toque. Guío su mano hasta la oreja, dando suaves mimos que estaba haciendo a Taemin perder la cordura.

—Una sola caricia no basta —le dijo al sentarse y alejar la mamo—, hay tantas cosas que quisiera poder hacer contigo.

Se sentó sin prisas y regocijándose. Aunque Taemin jurara ya no amarlo, aunque estuviera saliendo con Onew, del que ya había averiguado todo lo que pudo y del que descubrió cosas interesantes. Aun con todo eso, sabía que no lo ha dejado de amar, solo que estaba resentido y con obvias razones.

Lo abandonó, no lo quiso así, pero lo hizo.

—Te ves precioso —le soltó con una sonrisa. Las mejillas de Taemin se coloraban aún más, y resaltaba por sobre esa piel blanca haciéndolo parecer una cereza.

 —Déjate de tonterías —se reclinó hacia atrás, recuperando la compostura.

No cedas al demonio, no lo hagas.

— ¿Podemos acabar con todo este circo? —Habló calmado, tratando de que el dolor contenido durante tanto tiempo no explote en ese instante—. Las notas…tú las mandabas.

No lo preguntó, pero aun así Minho respondió—. Solo fue…un pequeño juego.

—No vuelvas a meter a Jong y Sojin en tus estúpidos juegos.

—Ellos aceptaron con gusto, todo por ti.

—No me importa —endureció su voz y mirada—, son niños, son…inocentes.

—Pues esos niños inocentes me contaron algo interesante sobre tu relación con ese tipo.

Taemin lo miró con desaprobación—. ¿Qué pueden saber unos niños de mi relación? ¿A caso los mandaste a espiar…?

—No dejes que tu imaginación vuele tan lejos —le cortó las palabras de inmediato—, es un asunto que ellos mismos notaron.

—Basta de tonterías —desvió la mirada hacia la ventana, hacia el otro lado de la calle notó a un joven limpiando los zapatos de un señor de traje.

—Taemin no es una sorpresa que tu no lo ames —el castaño sonrió de lado, devolviéndose a él.

—Tú no sabes nada.

—Créeme, sé más de lo que debería —la repentina seriedad en las facciones de Minho le dio un escalofrió.

— ¿Eso fue tu gran descubrimiento con los niños? —negó con la cabeza.

—Las palabras exactas fueron: Tae siempre está con Jinki hyung pero sabemos que no es feliz.

—Son unos niños Minho, ellos que saben de la vida —dijo con amargura.

Sus manos tomaron la servilleta que yacía juntó al café que todavía no probaba. Estaba sumamente nervioso con la presencia de su antiguo…no, Minho no fue un amante, pero ¡Dios!, cuanto le dolía tenerlo de regreso y estar con alguien más, que frustrante era saber que pudo haber cometido un error en  curar su corazón con otro intento de amor y que desgraciado se sentía por engañar a Onew.

Siempre lo engañé, esa es  la verdad.

Pero tenía razones, no podía esperarlo por siempre.

Minho deslizó la mano lentamente hacia la del castaño, cuando hicieron contacto y cruzaron miradas pudieron comprender, que estar lejos uno del otro no fue fácil para ninguno de  los dos, que el tiempo y la circunstancias, siendo crueles como su suerte, no desparecieron el amor entre ellos.

—Yo quería regresar pero no podía —ahora no había…más que dolor en su voz—. Todo estaba planeado —entrelazó al mano con la de él—, Jonghyun y yo estábamos en camino pero algo sucedió.

Taemin esperó paciente a que continuara, no quería interrumpir el hilo de sus ideas.

—Alguien nos interceptó en el camino, no llegamos a la entrada del sendero, un auto, no sabemos todavía de quien, apareció de la nada y comenzaron a dispararnos —guardo silenció un par de segundos recordando el momento angustioso de ese entonces—, no podíamos seguir, si lo hacíamos llegarían hasta ustedes y si algo te pasaba…

Se vio a sí mismo, en ese camino, los disparos por todos lados, el olor a pólvora.

 

— ¿Qué haremos? —le preguntó un Jonghyun desesperado.

—Tenemos que irnos de aquí. Ahora.

—Sabes que si damos marcha atrás es posible que no regresemos.

Mirando hacia el final  del camino, a medio Kilómetro, donde estaba la casa y había quien los esperara, dijo: —no tenemos opción.

 

Le había dolido tanto dar la vuelta al auto y escapar. En ese momento comprendió que pasaría mucho tiempo para volver a ver a Taemin.

—Tenía que protegerte.

—Pero pudiste volver…fueron cuatro años Minho —le recordó.

Taemin intentó quitar la mano pero no se lo permitió.

—Estábamos fuera del país, nunca se cansaron de perseguirnos…

— ¿perseguirte? ¿Quién te perseguía? —preguntó desconfiado.

Sabía los riesgos que Minho corría siendo un ladrón. Pero le había prometido que no lo haría nunca más, para poder estar juntos, para poder estar en paz. Aquella noche, en la que fingieron su muerte…ese era solo un paso de muchos que habían dado para librarse de la mafia y de la policía.

Taemin no tenía nada que ver en los negocios de Minho, pero haberlo conocido fue su condena aun amor que tendría que pasar por muchas dificultades. Lo sabía y estaba dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias, pero no todo resulta como uno a veces lo planea.

— ¿A quién le robaste? —le dijo con decepción.

—No Taemin, te juré no hacerlo más y lo hice —apretó su mano y la llevó directo a sus labios—, no lo hice.

—No te estaban disparando por nada.

—Sabían que estaríamos ahí, yo…hice lo posible por salir vivo,  para volver a verte…

—Minho…esto no es suficiente, pasé tanto tiempo esperándote, yo ya no sabía que pensar, si te habían atrapado o no, si la policía llegó primero, si estabas muerto —la garganta se le había cerrado y lo último desgarró el corazón de Minho—, que tú me habías abandonado.

—No, no, no —tomó el rostro de Taemin con ambas manos, aquellos ojos avellana derramaban lágrima tras lágrima y con ellas se habrían las heridas que obviamente, no habían sido ni tratadas para curar —, juro, por Dios que te amo y si no fuera porque realmente corrías peligro, jamás te hubiera dejado.

En ese momento ya no  le importaba al castaño las miradas de los otros clientes sobre ellos, porque ninguna de esas personas sabía el dolor por el que atraviesa, escuchando al hombre que ama repetir tantas veces que no quería dejarlo.

Nadie sabía nada, nadie sabía cómo se sentía.

—Solo quería saber si estaba bien…—susurró.

—Regresa conmigo por favor —suplicó mientras le limpiaba las lágrimas con los pulgares.

—Minho…yo ya estoy con alguien…

—Mentira, ese hombre, Onew… no sabes quién es realmente.

—No lo juzgues si no lo conoces —le advirtió, tal vez su actual pareja no era la mejor del mundo, pero la bondad que Onew irradiaba no estaba en tela de juicio y le molestó mucho que lo prejuzgara de esa forma.

—Lo he investigado Taemin —hasta ese momento se dio cuenta de que lo había estado llamando por su nombre verdadero, pero no se molestó en corregirlo, en ese lugar no creyó que alguien le importara su verdadera identidad.

— ¿Qué hiciste qué?

Estaba por comenzar un nuevo relato sobre el pasado, pero su atención se desvió hacia el hombre de gabardina que había entrado en la cafetería. Era pálido, un poco más grande que él y sin duda, no entro por el buen servicio del lugar.

—Tenemos que irnos.

—No has respondido mi pregunta.

—No hay tiempo.

Minho rodeó la mesa y lo tomó del brazo para levantarlo, el café se derramó sobre la mesa, sacando un par de billetes de su bolsillo, lo dejó como pago y sin esperar más se apresuró a sacar a Taemin de la cafetería.

—Espera…

—Camina Taemin por favor —pasaron junto aquel hombre, tan rápido como los pies les permitían.

—No tan rápido Choi —Se detuvo. La voz ronca del tipo no le gustó para nada Minho—, deja al chico y ven conmigo.

—Siento no poder complacerte, pero estamos en una cita, no te metas en asuntos que no son tuyos por favor.

—Sabes que no soy el único que te vigila.

— ¿Vas a matarme  aquí?

—Ese no es mi trabajo. Pero deberías tener cuidado por dónde caminas.

Taemin sintió su estómago revolverse, estaba escuchando todo y no tuvo que presenciar más para saber lo que sucedía, o para intuir lo que pasaba. Se preguntó si antes de cruzar la puerta alguien dispararía.

—Vamos —le dijo y él solo asintió. No era la primera vez eran perseguidos y todavía recuerda los nervios que lo invadieron en aquella primera vez que pasó, pero la experiencia lo había hecho sabio y sabía que en estos casos, antes de intentar ser un héroe, primero debía salvar el pellejo.

Salieron de la cafetería y caminaron un par de cuadras todavía sin disparos.

— ¿Quién era el tipo? —preguntó al encontrarse ya muy lejos.

—No lo sé, pero sí sé quién lo mando.

Se detuvieron cerca de una cabina telefónica. Minho lo abrazó sorprendiéndolo, su corazón se aceleró aún más que cuando salían de la cafetería. Comprendiendo que resistirse a lo que sentía por Minho no valía la pena, se entregó al abrazo y dejó que unas cuantas lágrimas rodaran por sus mejillas.

—No puedes regresar —le dijo todavía abrazándolo—, él no es bueno.

—Onew me ha cuidado.

— ¡No! —Lo tomó de los hombros y miró fijamente a sus ojos—, no lo es.

Y como respuesta a sus palabras, una bala le rozó el hombro haciéndolo gritar y retorcerse hasta quedar de rodillas frente a Taemin. Alerta, miraba hacia todos lados, las ventanas, las calles, las personas que caminaban a su alrededor.

—Vete —le dijo con decisión—, no vayas a casa, ve donde Kibum.

—Minho no voy a dejarte —Taemin se había agachado, ayudándolo a incorporarse—, además no tengo como…

—Jonghyun está aquí —ladeó la cabeza en dirección al auto negro que doblaba en la esquina  y se detenía cerca de ellos.

La puerta se abrió y en ella Taemin pudo ver al otro hombre que había desparecido con Minho. Jonghyun estaba más guapo pero con el rostro lleno de angustia, lastimosamente ese fue el primer detalle que captó.

— ¡Súbanse! —gritó quitar lo seguros de las puertas.

—No preguntes —de nuevo Minho se había adelantado a las preguntas que Taemin quería hacerle.

Pero no protestó, lo ayudó a subirse al auto y una vez todos dentro, Jonghyun  se puso en marcha.

—Hola huyng —sabía que era el momento menos adecuado pero le daba tanta felicidad verlo de nuevo que no se guardó el saludo.

—Hola Taemin. Tanto tiempo sin vernos —Jonghyun lo miraba por el espejo—, ¿cómo está su hombro?

—Estoy bien, la bala solo me rozo.

—Estas sangrando mucho eso no fue solo un roce —lo reprendió Taemin.

Se miraron largo rato, nuevamente Minho lo sorprendió, esta vez dándole un beso en los labios.

—Estaré bien —no le gustaba para nada el dolor en los ojos del castaño.

—Sabes que no es verdad.

—Jonghyun…—Minho lo ignoró no queriendo discutir en ese momento.

—Kibum nos espera—el alto asintió.

— ¿Qué sucede Minho? ¡Maldita sea dímelo!

—Cuando lleguemos a casa de Kibum te lo contaré, te lo prometo.

 

Taemin iba a gritarle que se vaya al demonio pero ya no estaba prestándole atención. Viajaron en silencio hasta el departamento de Key. Cuando estaban ya en el edificio vio a Jong sacar un arma de la parte trasera de sus pantalones y colocarse enfrente como barrera, la tensión era mayor a cada paso hasta llegar al departamento indicado.

Pero vaya sorpresa que se llevaron cuando descubrieron la puerta de key abierta.

— ¡No! —ese había sido Jonghyun, el primero en entrar y en encontrar el desastre que había ahí dentro, era como si una tormenta acabara de pasar destruyendo todo a su paso.

Pero nada los preparó para ver la siguiente escena.

Atado de manos y pies, golpeado y arrodillado junto al sillón individual, como una mascota que se había portado mal, siendo acariciado por unas manos que estaba deseoso de arrancar, se encontraba Key.

Jonghyun se juró arrancarle el corazón al culpable con sus propias manos.

—No pensé que seguirías vivo Minho.

Onew paseaba la mano en los cabellos oscuros de Key, este apenas consciente empezó a llorar en cuanto vio a Jonghyun en primera fila y detrás de él a Minho siendo sostenido por Taemin.

—Debí matarte cuando pude —gruñó Minho.

Onew chasqueó la lengua con diversión—. No lo hubieras podido conseguir —posó la mirada hacia Taemin—, hola querido, lamento que una vez más estés involucrado en nuestros negocios.

—U…Una vez más —susurró, pero Onew alcanzó a escucharlo y con sardónica expresión dejó la cabeza de Kibum y sonrió.

—Supongo que Minho no alcanzó a decirte —se levantó del sillón y empezó a caminar hacia ellos, sin embargo, el arma de Jonghyun le apuntó directo a la cabeza en el primer movimiento que hizo.

—Muévete solo un poco más y te mataré aquí mismo —el temblor en el cuerpo de Kim era casi imperceptible, pero Onew lo notó y aprovechó eso para provocarlo.

—No seas estúpido Kim, tu princesa vivirá, yo mismo me asegure de que así sea.

— ¡Maldito hijo de puta! —logrando su cometido, aprovechó el pasó que Jonghyun dio para golpearlo y sacó rápidamente su arma para apuntarle en las costillas.

—Mala decisión —dijo y disparó logrando que cayera al suelo.

Detrás de Onew los gritos ahogados de Key no se hicieron esperar.

— ¡No! —Taemin miraba con horror la sangre que salía del costado de Jonghyun—, ¿Cómo puedes?

No podía creer que la persona que tenía enfrente era la misma con la que había compartido su vida casi todo un año, ese monstro que alguna vez llamó con amor, estaba sonriendo mientras se acercaba.

—Es culpa de Minho —se encogió de hombros—, si te hubiera dejado libre hace cuatro años como se lo pedí, ahora tus amigos estarían bien Taemin.

—No entiendo nada… ¿Cómo…cómo sabes?

— ¿Qué tu nombre real es Taemin y no Taeseun? —Sonrió—, siempre lo supe, no por nada fui amigo de estos idiotas—miró a Minho—, vamos díselo, dile como por una decisión egoísta lo estás haciendo sufrir.

Pero no respondió.

—Minho de que está hablando...

— ¿Fuiste tú no? Aquella noche, en el camino, tú los mandaste.

— ¡Bingo! —sonrió—, el estúpido de Siwon no daba con ustedes, y el cliente al que nunca le llegó el cuadro ofreció una buena cantidad si le decía donde estarías. No fue difícil decidir a qué bando ir.

—Maldito bastardo.

—Solo tenías que dejarme a Taemin —su expresión se tornó seria—, sabes que él nunca se hubiera fijado en tu existencia…

—Pero lo hizo, se quedó conmigo, me a ama a mí —lo último hizo a Onew arder en fuego.

Sabía más que nadie que Taemin nunca olvidó a Minho, porque cuando estaban juntos, podía sentir la tensión, el deseo de que sea alguien más quien lo abrazara y llenara de besos.

Claro que eso no tenía por qué saberlo Minho.

—Y sin embargo buscó amor en alguien más —alzó los brazos en el aire—. Se quedó conmigo.

Taemin sintió tanto asco, desvió la mirada hacia el piso, llenándose de culpas, sintiéndose como un idiota por caer en el engaño de Onew.

Minho se incorporó e hizo que Taemin lo soltara, este todavía confundido no pudo ni protestar cuando fue empujado detrás de ese enorme cuerpo.

—Tú le dijiste a Changmin que yo tenía el cuadro.

—Así es.

—Pero yo no lo tenía, yo no le robé ese cuadro.

—Por supuesto que no, lo robé yo.

Taemin vio el arma de Minho asomándose por debajo de su chaqueta, el corazón le dio un vuelco ante la posibilidad de tomarla y dispararle a Onew, ¿acaso por eso Minho lo colocó detrás de él?

—Y fue a mí a quién persiguieron como un perro.

—Changmin estaba furioso, y con tu fama solo bastaba un poco de persuasión para que se encaprichara contigo.

— ¿Estas admitiendo que fuiste tú quien robó el cuadro?

—Claro —apuntó el arma hacia el rostro de Minho—, pero eso ya es no importante. Hoy mueres Choi.

—Onew por favor —se escuchó la voz entrecortada de Taemin.

—Se supone que nunca debías enterarte de esto Taemin.

—Sabes que después de esto no regresaré contigo.

—No espero que lo hagas —admitió con dolor—, pero no puedo permitir que te quedes al lado de Minho.

—Todavía no entiendo ese misterio entre ustedes.

Sin quitar la pistola y mirando alternadamente a Minho y luego a  Taemin, Onew soltó un suspiro resignado.

—No me creas un monstro de verdad, pero no puedo perdonar a Minho por lo que me hizo.

—No estas ayudándome a comprender —admitió, el castaño ordenaba a sus manos temblorosas a recuperar el control, todavía estaba tentado a tomar el arma del moreno y dispararle con ella, pero de solo imaginar que pudiera herir a alguien de esa forma se sentía enfermo.

Primero quería explicaciones y como Onew parecía querer hablar de ellos dejó que continuara hablando.

—Tú eras aprendiz de aquel pintor hace cuatro años, ¿lo recuerdas? —El castaño asintió—, desde la primera vez que te vi me enamoré de ti Taemin, te vi a ti encerrado en las fantasías en tu cabeza, dando pinceladas, sonriendo en cada trazo. Nunca fui un seductor, pero por ti, me atreví a hacer muchas cosas que antes ni siquiera hubiera imaginado.

Taemin sintió pena por él—. Yo jamás imaginé…

—No tenías que imaginar nada. Apenas me viste una vez —al ver el rostro sorprendido de Taemin se apresuró a explicar—, una vez que fui a visitar a ese pintor, yo era amigo suyo, así que aunque no nos viéramos seguido manteníamos contacto mandándonos mensajes y en esa ocasión, en una visita inesperada…fue cuando te vi.

—No te recuerdo, lo siento.

—No te disculpes —ahora su atención se desvió hacia Minho—, pero tú, sabías cuanto quería a Taemin y aun así.

—Tú jamás actuaste, luego dijiste que no valía la pena —le recordó—, y tú también sabias que quería a Taemin —dio un paso cerca de Onew—, eso no te daba derecho…

—Traición con traición —sonrió—, una lástima que Changmin no te haya matado.

— ¿Están diciendo que todo este problema fue porque ambos querían…? —le daba tanta rabia pensar que en los años de sufrimiento que han pasado, habían  sido porque un par de chicos peleaban por…por él.

—No solo por ti querido —Onew hizo el ademán de disparar, el corazón del castaño se aceleró—, después de todo Minho y yo éramos socios, y el dinero era nuestra principal razón de vivir.

—Nunca lo fue para mí.

—Eres un ladrón Choi y eso te perseguirá por siempre, si Taemin se queda contigo lo harás sufrir más de lo que ya lo has hecho.

— ¡Cuando vas a entender que yo no te lo quité, el  eligió estar conmigo! —le gritó.

— ¡Cállate! —Tomó a Minho del cuello de su camisa y colocó el cañón del arma en su sien—. Siempre te creíste muy listo, ¿no?, que todos a tu alrededor tenían que hacer lo que quisieras con solo chasquear un dedo, pues no, no todos éramos tus marionetas.

—Éramos un equipo, tú, yo, Jonghyun.

—Confiabas más en este bastardo que en mí —ladeó la cabeza en dirección a Jonghyun, quien ya estaba inconsciente por la pérdida de sangre—, incluso el doctorcito Kim parecía tener más prioridad que yo.

Poco a poco las palabras de Onew fueron tomando orden en la cabeza de Minho, recordaba los días en que lo conoció y como siempre parecía de acuerdo a las decisiones que tomaban, nunca lo contradijo y siempre era obediente, actuaba como un camarada leal, con él, con Jonghyun con Key, pero algo cambió.

Giró levemente el rostro hacia Taemin.

No lo amas tanto como yo, no puedo dejarlo ir Onew.

Sintió que el chico presionaba el arma en su piel y sabía que en cosa de segundos tendría una bala en el cráneo su no actuaba rápido. De nueva cuenta miró hacia Taemin, este al entender lo que le pedía negó con la cabeza.

Pero ¿Qué más podía hacer? Si no lo hacía, Minho estaría muerto y él llorando su partida.

—Adiós Minho.

Tantas cosas pasaron a la vez.

Taemin de una zancada quedó detrás de Minho y sacó el arma para apuntarle a Onew; Onew apretó el gatillo y una bala salió disparada, pero gracias a un ágil movimiento por parte del moreno no resultó herido.

Minho tacleó a Onew y ambos cayeron al suelo, Jonghyun quien no estaba totalmente perdido en el dolor, estaba atento a los movimientos de cada uno, con las pocas fuerzas que el quedaban fue con Key y lo hizo retroceder lejos de donde ese par de hombres forcejeaban.

— ¡No seas estúpido! —Minho trataba de quitarle la pistola pero Onew pataleaba con todos sus fuerzas.

— ¡Tienes que morir! —lo fijamente, la ira, los celos, la envidia reflejados en ellos—, ¡te odio!

En un momento de descuido por parte de Minho, Onew logró golpearlo en la entre pierna y este cayó de lado soltando maldiciones, giraron uno sobre el otro, hasta que el moreno quedó debajo de su atacante y le era atendido con una serie de golpes que manchaban el piso con su sangre.

—Basta de juegos —murmuró. Tomó la pistola por la que peleaban hace unos momentos y le apuntó con ella—. Se acabó.

Pero antes de que pudiera decir algo más, el sonido de un disparo enmudeció a todo aquel que estaba en la habitación. Onew cayó de lado, con una enorme macha creándose a sus espaldas.

Taemin lo vio caer, aun con las manos temblorosas y el arma bajando lentamente.

—Dios —gimió y cayó de rodillas al suelo—, ¿Qué he hecho?

Minho se arrastró hacia él, tenía la mirada perdida y el labio inferior le temblaba. Lo tomó de los hombros.

—Lo hiciste bien.

—No…no hice bien, lo he matado.

—No lo hiciste —Key le dijo desde el otro lado de la habitación, se había logrado quitar la mordaza, estaba junto a Jonghyun, aun con las manos a todas, presionando su herida para evitar que la sangre continuara drenándose de su cuerpo—, no me pareció ver que hayas dado en un punto vital, pero si la hemorragia no se contiene…

— ¡NO ESTA BIEN! —gritó y se llevó las manos a la cabeza.

—Taemin mírame, vamos amor hazlo —terminó obligándolo a cruzar miradas—, sé que no está bien, pero no tenías alternativa. Ahora trata de calmarte, Jonghyun está herido y necesitamos llevarlo a un hospital.

Desvió su atención hacia Jong, su respiración era horrorosamente lenta y sabía que si no actuaban rápido Key poco podría hacer por él. Obligándose a guardar la compostura y con varias dudas rondándole todavía la cabeza, se ayudó de Minho para ir hacia sus amigos.

Ambos se incorporaron, pero solo uno permaneció en pie.

En los oídos de Taemin, solo estaba el profundo sonido de un disparo y en sus ojos un Minho desplomándose al suelo. Y más allá, la mano temblorosa y el rostro demacrado de Onew se alzaban con una sonrisa que no tardó en desaparecer debido a que había utilizado lo último de sus fuerzas.

“¿Me has encontrado, para dejarme ir otra vez?”

Y de repente, ya no hubo silencio, solo un grito desgarrador, mucho llanto y dolor.

La puerta del departamento se había abierto y los oficiales de policía entraron, él los veía moverse, hablar, andar, pero no los escuchaba, toda su atención estaba en el cuerpo inerte de Minho en sus brazos, no importaba cuanto lo llamara, simplemente se negaba a despertar.

No era la primera vez que estaban en peligro gracias a Minho, pero había aceptado el riesgo que implicaba estar enamorado de un ladrón, el más buscado. En incontables ocasiones se planteó que alguien pudiera morir, que Minho podía morir.

Solo que estarlo viviendo, era muy diferente a como alguna vez lo pensó.

Siempre voy a pensar en ti, en donde quiera que te encuentres, lanzaré una oración, para mantenerte a salvo de todos los males, pediré por tu paz, por la tranquilidad y rezaré para que nunca te olvides de mí.

~

*

—Te he visto acércate a él.

Onew había entrado furioso a la oficina de Minho debido al reciente descubrimiento que hizo. Minho, al que había considerado su mejor amigo, estaba continuamente cerca de Lee Taemin, el aprendiz de pintor que tanto admiraba.

—Onew por favor —Minho sabía que había hecho mal, que una tracción así no era aceptable, pero desgraciadamente, sus ojos se posaron en la misma persona que su amigo.

— ¡¿por qué estás haciéndome esto?!

— ¡No te estoy haciendo nada! ¡Tú no lo quieres, es solo un capricho para olvidarte de…!

—No te atrevas a mencionar su nombre—-gruñó.

Se paseó una mano por el cabello, desesperado y furioso. Onew hace mucho tiempo perdió al amor de su vida, un chico que era físicamente parecido a Taemin y temía, que su atracción se debiera a ese recuerdo y no a la persona en sí.

Ahora, con esa actitud se lo confirmaba.

— ¡Dame una razón! —Exigió—, una sola maldita razón por la que no debería dispararte por lo que haces.

—Solo estás tratando de olvidarte del pasado a través de Taemin—el chico detuvo su ataque de ira en cuanto lo escuchó pronunciar esas palabras—. Tú no lo amas, pero yo sí.

—Insistes en querer quitármelo —lo fulminó con la mirada.

—No puedo quitarte nada porque él no es de tu propiedad.

*

El ruido de las maletas cesó en cuanto encontró una banca vacía y se sentó. Nunca antes había viajado solo a una distancia tan larga, pero debido a que ni Jonghyun ni Key podían acompañarlo no le quedó de otra más que ir y hacer todo por su cuenta.

La noche anterior había recibido un correo electrónico de Key, en donde decía que el trabajo como maestro en la universidad de Seúl estaba siendo toda una experiencia y dar clases era mejor que estar abriendo cadáveres.

Jonghyun también estaba bien, irónicamente de ser ladrón pasó a ser un importante guardia de seguridad en el museo que años atrás él y Minho saquearon. Parece que la policía había hecho un trato muy beneficioso con ello. Cuidar y servir al pueblo a cambio de su libertad.

Aunque Taemin dudaba que Jonghyun estuviera tranquilo siendo un buen ciudadano. Para lo que no tenía ni las más mínima intensión de reprochar a su hyung.

Y Onew…bueno, podía vivir tranquilo sabiendo que no lo mató como pensó, el chico estaba cumpliendo una condena por dispararle a un agente encubierto.

—Pareces aburrido.

Una sonrisa apareció en su rostro al escuchar su voz. Giró el rostro un poco, en el asiento de atrás estaba Minho, con un par de lentes oscuros y su sonrisa radiante de siempre.

—Llegas tarde cariño.

—Un agente en cubierto nunca llega tarde, para cuando tú pienses que llegué tarde…

—Quieres callarte —dijo riendo—, te extrañé.

Minho se levantó despacio y rodeó toda la hilera de asientos hasta llegar junto a Taemin.

Aun le costaba entender cómo es que Minho logró engañarlos a todos todo ese tiempo, incluso Jonghyun, su fiel acompañante tuvo problemas para perdonarlo cuando se enteró de la identidad del moreno.

Pero el amor de hermanos que crearon fue lo suficientemente fuerte para sobrepasar todo.

—Agente en cubierto Choi —canturreó al levantarse y rodear con sus brazos el cuello de Minho.

¿Quién iba a pensar que Minho resultaría ser un policía encubierto? Era una idea absolutamente descabellada, pero era real. Después de que Onew le disparara creyó que de verdad lo había perdido, y casi así fue.

Pero logró salvar la vida gracias a la oportuna intervención de los paramédicos en el departamento de Key. Todo ese tiempo, los agentes los habían escuchado, cada paso, cada palabra y aunque luego de saber la verdad, Taemin casi estrangula a Minho, al pasar de unas semanas comprendió que hubo algo en lo que nunca le mintió.

—Hoy no soy una gente joven Lee —besó sus labios con dulzura—, hoy solo soy Minho.

— ¿Te tengo para mí? —Él asintió—, todo para mí —susurró coqueto.

—Siempre voy a ser para ti Taemin.

¡Dios, como amaba escuchar su nombre ser pronunciado por esos labios! Después de todo aquel asunto del policía encubierto, se arregló todo para que recuperara su identidad, y ¡Bendito el señor! Estaba feliz de recuperar su nombre.

Escucharon una voz femenina anunciar el vuelo que iba de salida a Paris. Se tomaron de las manos y con la maleta siendo arrastrada por Minho se encaminaron para abordar el vuelo que los llevaría al descanso que ambos se merecían.

—Minho —lo hizo detenerse a mitad del pasillo, este se volvió y se quitó los lentes oscuros.

— ¿Qué sucede?

—Dime que esto es real —le dijo con un aire de tristeza.

—Lo es —dijo firme—, yo soy real, ya no una mentira.

— ¿Me amas?

Esa era la misma pregunta que le había hecho un día cuando se apareció de repente en el hospital pidiendo verlo. Fue una semana después de que le contara la verdad. Quería, necesitaba saber si dentro de todo ese mar de mentiras, había algo en que debía aferrarse y creer.

Y como en esa ocasión, le respondió de la misma manera.

—Te amo. Siempre lo hice —esa convicción con la que lo decía. En definitiva, le gustaba—, siempre lo haré.

Habían pasado cuatro años para llegar a ese momento, ya nada le parecía real, aunque con Minho nada fue precisamente tranquilo, sentirlo cerca era la prueba de que su vida sería así por mucho tiempo.

Se abalanzó hacia él, besándole los labios, susurrando cuanto lo amaba y pidiéndole que la próxima vez que se le ocurra desaparecerse del mapa, se lo llevará consigo sin importar nada.

 

Notas finales:

Ya que les digo. Muchas gracias por leer, comenten, quejénse, no sé...lo que desen. 

Saludos y nos leemos en otra historia :)

Los amo. 


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