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Cuentos para el pequeño Tsubasa por Yewooki

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen.

Notas del capitulo:

Pues es mi primera historia sobre Kuroko no Basket así que espero sea de su agrado, y decidí que sería de mi preciosa OTP el AoKaga~!!!

Cuando el pequeño Tsubasa comenzó a bostezar después de la cena, Taiga lo tomó entre sus brazos para llevarlo al baño, dándole un baño rápido para después colocarle su pijamita con dibujos de balones de básquetbol, para después acomodarlo en la cama cubriéndolo.

 

- Papi- murmuró el pequeño moreno tallándose sus ojitos rojizos- quiero que me leas un cuento.

 

-Los que quieras bebé- le dijo peinando su cabello azul, para después tomar uno de los libros de cuentos- ¿Cuál quieres oír?- le preguntó enseñándole el índice, viéndolo hacer un tierno puchero, justo cuando la puerta de la habitación de abrió dejando ver a Daiki quien aun traía puesto su uniforme.

 

-  ¡Papá!- gritó con emoción el pequeño, en raras ocasiones su papá lograba regresar a casa antes de que él se durmiera.

 

Daiki se acercó a la cama cargando a su pequeño de cuatro añitos, viendo como su esposo les sonreía enternecido.

 

- ¿Te portaste bien?- le cuestionó acariciándole la cabecita, viendo a su pequeño asentir, para después voltear hacia Taiga quien rió asintiendo también.

 

-Ayudé a papi a preparar el pastel del tío Kuroko- dijo emocionado, era bien conocido por ambos padres que para su pequeño su tío favorito siempre sería Kuroko y que Kuroko adoraba al pequeño Tsubasa como si fuera su propio hijo.

 

-Excelente campeón- le dijo dándole un pequeño beso en la frente antes de volver a acomodarlo en la cama cubriéndolo con la cobija- ahora a dormir.

 

- ¡Antes mi cuento!- exigió el pequeño frunciendo su ceño, haciéndolo lucir terriblemente adorable.

 

Ambos padres asintieron y Tsubasa tomó el libro que le tendió Daiki, soltando segundos después un largo suspiro, preocupando un poco a sus padres.

 

-Ya me sé todos estos cuentos- dijo haciendo un tiernísimo puchero, cosa que Taiga a provechó para tomarle un foto, su pequeño rara vez hacia aquello, y sin perder el tiempo se la envió  a su padre en América y a Kuroko, quien estaba visitando a Akashi y Midorima en Kioto.

 

- ¿Entonces que quieres que te contemos?-le preguntó Daiki haciéndole suaves cariñitos en la cabeza.

 

- ¡Como se conocieron y como llegue yo!-dijo con entusiasmo, sorprendiendo a sus padres, quienes se voltearon a ver.

 

-Bueno, cuando estaba por comenzar la preparatoria- comenzó a relatar Taiga atrayendo de inmediato la atención de ambos morenos- mi padre me envió a Japón, dijo que me haría bien regresar, y me inscribió en la preparatoria Seirin.

 

- ¡La mejor de todas!-dijo emocionado el pequeño, para después ver como su papá hacia una mueca de dolor- ¡pero Too también es buena!- agregó de inmediato abrazándose al pecho de Daiki, quien le sonrió enternecido.

 

Taiga sonrió antes de continuar con su historia.                                                                              

 

-Ahí conocí a tu tío Kuroko, quien estuvo en muchas ocasiones a punto de causarme un infarto- dijo exagerando, logrando arrancarle una risita a su pequeño y una sonrisa a su esposo- nos hicimos amigos, y por él fue que conocí a la afamada “generación de los milagros”- dijo moviendo sus dedos como comillas en lo último viendo a su esposo entrecerrar sus ojos, haciéndolo reír- sinceramente no pensaba que el nivel en Japón fuera muy bueno, pero me equivoque, y cuando comenzamos a enfrentarnos a los integrantes de la generación de los milagros me di cuenta que necesitaba más para poder vencerlos, en especial a tu padre, quien en nuestro primer partido nos venció.

 

-Cuando derrotamos a Seirin, no pensé que volveríamos a enfrentarnos, mucho menos que esa vez en realidad nos fueran a derrotar, tu padre, encendió de nuevo la llama en mi, desde hacía mucho tiempo había perdido el interés por querer jugar, ya que sentía que ningún jugador estaba a mi altura, pero tu padre- dijo sonriendo y soltando un suave suspiro, haciendo sonrojar a Taiga- tu papi es increíble y hace cosas increíbles con las personas.

 

El pequeño Tsubasa sonrió emocionado, volteando a ver a su papi, quien veía con infinito amor  a Daiki, quien le sostenía la mirada, y desde ese momento se prometió a sí mismo que cuando se casara lo haría con alguien quien lo viera de la forma en que su papi veía  a su papá.

 

- Después de eso y de ganar la Winter Cup, tu padre y yo comenzamos a salir, casi siempre a jugar uno a uno, pero en otras ocasiones incluso llegó a llevarme a cenar- dijo Taiga haciendo a Daiki sonrojarse y desviar un poco la mirada, aquella época había sido bastante torpe, solo por el hecho de que era la primera vez que estaba enamorado y sinceramente no tenía idea de qué diablos hacia la mitad del tiempo.

 

-Y un día cuando estábamos cursando nuestro segundo año, tu papá me citó en el parque donde nos reuníamos para jugar, cuando llegue él no estaba allí, pero mi sorpresa fue cuando me encontré con un enorme peluche de tigre- dijo y los ojos de Tsubasa se movieron hasta el tigre que usaba como almohada en el verano cuando rendido después de jugar con sus primos se quedaba dormido en el suelo- ese mismo- dijo Taiga sonriendo- entre sus brazos había un mensaje que decía “voltea atrás” y cuando lo hice me encontré con tu padre sonrojado y nervioso.

 

-En mi defensa, tu padre se veía muy guapo con su atuendo de aquel día- dijo Daiki, logrando que su esposo se sonrojara- tomé todo el aire que pude antes de confesarme.

 

- Fue muy lindo y muy torpe- murmuró Taiga riendo al recordar.

 

Daiki apretó sus puños y soltó con suavidad el aire que había estado reteniendo, antes de acercarse al tigre y soltar de la forma más rápida que pudo un simple “megustasmuchosalconmigoporfavor” que dejó al pobre de Kagami más que confundido.

 

- ¿Qué?- preguntó acercándose un poco más al moreno, quien se sonrojó más.

 

- ¡SAL CONMIGO MALDICIÓN!- gritó asustando al as de Seirin y a un par de personas que pasaban por ahí, para después desear que la tierra se abriera y se lo tragara, no podía con tanta vergüenza.

 

- ¡Sí!- gritó Taiga lanzándose encima de Daiki, haciéndolo perder el equilibrio y terminaron en el suelo, pero eso poco les importó, se perdieron viendo el brillo de los ojos ajenos, sintiendo como sus corazones comenzaban a latir al mismo ritmo.

 

- Cuando entramos a la universidad, tu papá y yo decidimos que era buena idea vivir juntos- dijo Taiga negando con su cabeza- los primeros meses fueron un completo desastre, tu papá era demasiado desordenado.

 

- Y tu un maniaco del orden y la limpieza- contraatacó Daiki.

 

- ¡DEJABAS TU ROPA POR TODO EL DEPARTAMENTO DAIKI!

 

- ¡PAPÁS!- gritó Tsubasa llamando la atención de ambos adultos, quienes se sonrojaron y dejaron de discutir- no peleen, tío Kuroko dice que es malo pelear- dijo cruzándose de brazos.

 

-Lo siento bebé- dijeron al mismo tiempo, antes de continuar con la historia- cuando estábamos por cumplir cuatro años de novios, tu papá me pidió matrimonio escondiendo el anillo en una hamburguesa de Maji Burger- dijo sonriendo al moreno, quien correspondió el gesto- casi me atraganto con él.

 

- ¿Por qué en una hamburguesa?- preguntó Tsubasa curioso, ya que su papi siempre insistía en que comieran siempre comida hecha en casa y rara vez comían algo de comida chatarra.

 

-Porque a tu papi le encantan las hamburguesas de ahí mi amor- le dijo y Tsubasa volteó hacia Taiga viendo acusadoramente- de hecho cuando estábamos esperándote a tu papi me hacia salir de madrugada por una hamburguesa y una malteada de vainilla- dijo riendo.

 

- Pero solo a tío Kuroko a mi nos gusta la malteada de vainilla- dijo Tsubasa, porque él recordara a ninguno de sus padres le gustaba la malteada de vainilla.

 

-Fue uno de mis mayores antojos en el embarazo- dijo Taiga suspirando- pero volviendo a donde estábamos, tu papá se arrodillo frente a mí, habíamos estado cenando en el departamento, intentó cocinar, pero ya sabes que papá no es el mejor cocinero del mundo ¿verdad?

 

Daiki se sintió terriblemente ofendido, justo cuando pensaba contestar a eso, sintió unos pequeños y tibios labios rozar su mejilla.

 

-No frunzas el ceño papá- le dijo sonriéndole- a papi no le vas a gustar lleno de arrugas y el tío Kise se volverá mi nuevo papá- le dijo.

 

- Recuérdame nunca jamás volver a dejar a nuestro bebé al cuidado del rubio oxigenado- farfulló Daiki con molestia.

 

- Al final tu papá terminó pidiéndome que me casara con él y no lo dude ni un segundo, para la siguiente primavera estábamos en Kioto, en la casa del tío Akashi listos para casarnos.

 

- ¿Cómo se veía papi?- le preguntó Tsubasa a su padre quien dirigió su mirada a su esposo desde hacía siete años.

 

- Hermoso- murmuró suavemente, viendo como su esposo se sonrojaba y avergonzaba desviando la mirada- llevaba puesto un traje blanco que le quedaba como guante, su cabello peinado hacia atrás, resaltando lo guapo que es- dijo guiñándole un ojo al pequeño quien le sonrió- brillaba como la estrella polar en el cielo oscuro- le dijo- solo he visto a alguien más hermoso que tu papá ese día.

 

- ¿Quién?- preguntó, aunque más bien exigió el pequeño cruzándose de brazos.

 

- Tú- le dijo sonriéndole, haciéndolo sonrojarse hasta las orejas- eres el bebé más hermoso.

 

- ¡Papi dile que no diga esas cosas!- pidió el pequeño completamente avergonzado.

 

-Pero es la verdad amor- le dijo acariciándole la cabeza, acomodándole un par de rebeldes mechones azules- eres el bebé más hermoso.

 

- La historia- murmuró y sus padres sonrieron.

 

- Para cuando estábamos por cumplir un año de casados, tu papá me dio la mejor sorpresa del mundo- dijo Daiki atrayendo la atención de su hijo- tú venias en camino.

 

Era una mañana tibia de primavera, Daiki despertó solo en la cama extrañado salió de la cama, encontrándose con su esposo viendo de forma perdida por el balcón, preocupado se acercó hasta poder pasar sus brazos por la cintura del pelirrojo.

 

- ¿Qué pasa amor?- le preguntó dándole un tierno beso en el hombro.

 

- Llegaron los resultados de los estudios que Midorima me había pedido hacerme por los mareos y las nauseas- dijo bajito.

 

- ¿Y? ¿Es alguna clase de infección o algo así amor?- le preguntó.

 

- Las hojas están en la mesa- dijo con simpleza, Daiki se deshizo del abrazo y caminó hasta la mesa tomando las hojas leyéndolas con lentitud, hasta que llegó a la última hoja, en la cual leyó con claridad algo que hizo que su corazón se detuviera “embarazo positivo”.

 

-Juro que me estuve cuidando- dijo Taiga atrayendo la atención de su esposo, quien notó como los ojos del tigre se llenaban de lágrimas y su cuerpo comenzaba a temblar- se que tenias otros planes, lo siento Daiki.

 

- ¿De qué estás hablando Taiga?- le dijo dejando las hojas en su lugar, para caminar hasta su lindo esposo, limpiando las lágrimas que había caído- Se que te había dicho que esperáramos un poco más para tratar de tener un bebé, pero que se adelante nuestro plan no me molesta en lo absoluto, en cambio, es algo que debemos celebrar amor- le dijo dándole un par de suaves besos por el rostro, tranquilizando inmediatamente al ex as de Seirin.

 

- ¿No estás molesto?- preguntó Taiga abrazándose a Daiki.

 

- Por supuesto que no amor, aquí- dijo llevando su mano al vientre el pelirrojo- está creciendo el fruto de nuestro amor, no podría estar más feliz- le dijo regalándole una brillante sonrisa.

 

- Cuando les dimos la noticia a nuestros amigos, todos perdieron la cabeza, eras el primer bebé del grupo y todos te esperaban con ansias- dijo Taiga, recordando cómo no hubo día donde estuviera mucho solo, porque siempre había alguien con él, con todo y que su embarazo no era tan riesgoso gracias a su buena condición física.

 

- Cuando tu papi tenía seis meses, empezaron los antojos- dijo Daiki sonriendo ante la cara de pena de Taiga- lo peor de todo es que no solo tu papá los sufrió Tetsu estaba igual- dijo recordando cuando Ryouta lo llamaba a mitad de la noche para preguntar por los mejores batidos de vainilla.

 

- Y un frío martes de enero, viniste al mundo amor- le dijo su padre, viéndolo sonreír adormiladamente- y desde entonces nuestros días han sido más brillantes.

 

- Papis- murmuró Tsubasa sonriendo mientras se acurrucaba en la cama tratando de que sus ojitos no se cerraran.

 

- Si amor- le contestaron viéndolo con adoración.

 

- Quiero un hermanito- pidió bostezando- así tendría con quien jugar.

 

Taiga abrió sus ojos enormemente, volteando hacia Daiki quien le sonrió coquetamente.

 

- Claro que si campeón, nosotros nos encargamos de darte cuantos hermanitos quieras- le dijo dándole un beso en la frente viéndolo sonreír, antes de jalar a su aun aturdido marido fuera de la habitación.

 

- Daiki- le dijo Taiga sonrojado, viendo como su esposo lo veía- apenas tengo tiempo para cuidar de Tsubasa y la estación de bomberos…

 

- Estuve hablando con Kiyoshi sobre eso, y dijo que estaba bien si hacías el papeleo en casa, no hacía falta que fueras a diario- le dijo acercándose lentamente a su esposo hasta acorralarlo en el pasillo, entra la pared y su cuerpo- además ya oíste a nuestro hijo quiere un hermanito.

 

-D-Daiki…

 

-Taiga….

 

-P-Pero yo…

 

- ¿Sí?

 

-Aun estoy tomando pastillas- dijo apenas audiblemente.

 

- Oh eso lo arreglamos fácilmente, si mis cálculos no fallan, pronto serán tus días fértiles, solo deja las pastillas y tengamos un montón de sexo, es  más hablémosle a Tetsu y digámosle si quiere cuidar a Tsubasa cuando regrese mañana de Kioto.

 

- ¡Daiki!

 

-Vamos Taiga tengamos unos cuantos hijos más~

 

Y así fue como nueve meses después Tsubasa se paseaba orgulloso con una playera con la leyenda de “hermano mayor” por los pasillos de un hospital en Tokio, de la mano de su adorado tío Tetsu esperando a ver su hermanito recién nacido.

Notas finales:

Gracias por leer~! espero sus reviews~!!!


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