Había terminado siendo arrastrado una vez más fuera de su casa por su nueva mascota.
En verdad, justo antes de que Kisumi llegara a su puerta, había pensado que sería mejor el deshacer su pedido a la tienda de mascotas. Pero una vez que se hubo topado con la pegajosa sonrisa del pelirrosado, así como con aquellos orbes brillantes en color lila, todo lo que pudo hacer fue dejarse llevar por la dulce alegría de quien había llegado hasta su hogar con la principal tarea de "hacerlo feliz".
Sousuke se había quedado nuevamente solo luego de que Rin volviera a Australia y el resto de Samezuka tomara su propio camino, pero fuera de aquello, necesitaba que alguien le ayudara a mantener su departamento mientras él estaba fuera con la universidad y los viajes al centro deportivo, y las nuevas mascotas de la tienda cercana prometían cien por ciento de compromiso con los deberes que el amo necesitase, eso también había sido una fuerte motivación, pero al elegir uno de raza "rabbit" nunca pensó que le llegaría un chico, y mucho menos alguien con una personalidad tan distinta a la suya.
Acoplarse a Kisumi había sido difícil durante los primeros días, y de a ratos, la idea de que al conejo le gustaba provocarlo rondaba por su cabeza. Inevitable era que poco a poco terminase cediendo ante él, dejándose llevar por el contrario, hasta complacer cada uno de los caprichos de su nueva mascota para mantenerle contento. Ah, pero quedaría de mentiroso si siquiera pensara que no le gustaba ver la sonrisa de satisfacción de Kisumi al tener lo que deseaba, como aquellas donuts de colores pasteles que vendían en una cafetería del centro.
"Cómo puedes comer tantos dulces de una sola vez" Preguntó el azabache mientras admiraba con una ceja arqueada a su mascota, misma que devoraba con una amplia sonrisa una copa de helado.
Kisumi terminó de paladear lo último del helado de fresa que tenía en su boca antes de contestar:
"¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso está mal que coma esto?" La mascota parpadeo repetidas veces mientras ladeaba su cabeza, intentando comprender el porqué tras la pregunta de su amo.
Sousuke finalmente negó con la cabeza, porque probablemente el contrario no pudiese comprender a lo que se refería. Por supuesto que estaba algo acostumbrado a oír las quejas de Rin respecto a las cosas dulces, quizá por eso era que le extrañaba tener tan cerca a alguien que disfrutara tanto de ellas; aun así, eso no se sentía para nada mal y de hecho, con el paso de los minutos, se halló a sí mismo disfrutando de la vista de ver al contrario comiendo.
¿Cómo describirlo? Oh bueno, la culpa era de quienes habían diseñado a aquél, porque en definitiva habían creado a alguien que estaba hecho para ser admirado...aunque su nombre sonase un poco extraño y tuviese esas actitudes algo provocativas en ocasiones.
"Sou...hey...¿Sou?" Kisumi paseó una de sus manos delante del rostro del azabache en lo que esperaba que aquél abandonara sus pensamientos para observarlo. "S-o-u~", Volvió a repetir hacia el contrario, aunque viendo que sus intentos por atrapar a su soñador amo eran inútiles, terminó por estirarse sobre la mesa, atrapando el rostro ajeno con ambas manos, apenas permitiéndole al contrario el -por fin- reconocer su presencia, antes de estamparle un pequeño beso sobre los labios.
Los orbes turquesa del azabache se abrieron como platos, pero aquella reacción no vino exenta de un leve sonrojo, mismo que tiño las mejillas de Kisumi luego de que se separara del contrario.
"...¿Qué haces?" Tonta pregunta, pero el pelirrosado le había tomado tan de sorpresa, que fue imposible el darle más vueltas a lo que pudiese mencionar. Joder, allí estaba de nuevo aquél, haciendo lo que le venía en gana incluso en un lugar público como ese.
Kisumi solo se encogió de hombros antes de sonreír con la misma gracia de cada uno de sus movimientos.
"Es que estabas poniéndole demasiada atención a algo más". Algo que no era él, y Kisumi no podía dejar que la atención de su amo vagase incluso cuando le había convencido de abandonar el departamento para salir a algo lo más parecido a una cita que se podía.
¿Atención a algo más? ¿Pero....pero qué caprichoso compañero había llegado a tener?
Sousuke suspiró fuertemente antes de volver la vista hacia el contrario.
"¿No te vasta acaso con tenerme siempre en casa solo para ti?" Ah, ahora que lo pensaba, eso había sonado de tal forma que le recordaba mucho a la manera de hablar del contrario.
El azabache giró el rostro, perdiendo la mirada en otro lugar y haciendo claro de aquella forma que no quería oír la respuesta a lo preguntado o que simplemente, ya había perdido el interés en lo que fuese que pudiera responder, pero aun si era así, Kisumi no puso reparo a la hora de darle contestación, incluso cuando tenía una cereza a la cual prestarle su debida atención.
"Claro que no, Sou. Yo quiero SIEMPRE tu atención para mí". Y allí estaba nuevamente aquella sonrisa, la misma que había embobado a Sousuke desde el primer momento en que cruzaron miradas.