—Oliver...—suspiró—Lo que pasó es que Joe quería que volviésemos y vino a decírmelo. Le dije que no desde el principio, le dije que estoy loco por ti, pero él insistió y se me acercó, justo iba a apartarlo cuando llegaste. Yo… lo siento. No quiero perderte, sé que he sido un egoísta, pero… eres lo mejor que me ha pasado, Oliver Tyson.
Oliver lo miró seriamente y rechazó la caricia que Diego iba a darle en la mejilla.
—¿Crees que soy un niño que cree todo lo que le dicen? No me chupo el dedo, sé muy bien de lo que estabais hablando, ¿eres así con todo el mundo? ¿te tiras al primero que pase? ¿para eso querías que fuésemos ''novios''?
—Pero, Oliver, ¿tú te estás escuchando? No te utilizaría jamás. Joe es idiota pensando que quiero volver con él cuando en realidad estoy contigo. Te quiero, maldita sea. No quiero perderte.
—¿Cómo sé yo que debo creerte? ¿Como quieres que me crea que no eres un mentiroso y que lo único que quieres es darle celos al pelirrojo y llevarme a la cama? ¿Cómo sé que no soy uno más?
—Porque contigo es diferente—musitó—. Contigo soy diferente.
—Pero yo no me lo creo. No te creo nada. A la mínima oportunidad sé que volverás con Joe y me dejarás, igual que ahora. ¿Te parece bonito acostarte con él y después venir conmigo?
—Oliver, yo no...—suspiró—no recuerdo de haberme acostado con él.
—Él dijo que estabas borracho. No me habría enfadado si me lo hubieses dicho, si me hubieses dicho que querías volver con Joe.
—Oliver, yo no quiero volver con él. Estoy bien estando contigo.
—Déjalo. No me seas hipócrita. Diego… creo que todo esto ha sido un error. Nunca debí haber dejado que me besases, nunca debí aceptar a ser tu novio.
—Oli…
—No me llames así, por favor.
—Oli, sé que estás enfadado, pero te juro que puedo demostrarte que te quiero a ti y no a Joe. Si quieres podemos esperar unos días para que nos aclaremos, pero no me dejes, por favor. No me dejes—la voz del moreno temblaba en cada palabra que salía de su boca.
—No, el tiempo no solucionará esto. Es mejor… que todo vuelva a ser como antes, que no seamos nada—concluyó, tratando cerrar la puerta, pero Diego se lo impidió.
Colocó el pie para no permitir que se cerrase, empujó la puerta, entró y sin dejarle oportunidad para reaccionar, lo besó. Oliver forcejeó, sin resultado. Luego decidió responder al beso para que lo dejara. Era un compás lento y el sabor era salado por las lágrimas que ambos habían soltado. Se separaron lentamente.
—Este es el último. No quiero que vuelvas a besarme—advirtió empujándolo fuera y cerró la puerta.
Aquello a Diego le había dolido muchísimo. Sentía que lo estaba perdiendo. Se llevó una mano al pelo mientras se le escapaban algunas lágrimas. Fue hacia el ascensor, cuando las puertas se abrieron dio un traspiés.
—¿Diego?—era Jack—¿Estás llorando? ¿Qué pasa? ¿Le pasó algo a Oliver?
Negó con la cabeza y suspiró entrecortadamente.
—No es eso… es que...—se limpió las lágrimas de las mejillas—ha roto conmigo.
—¿Por qué? ¿Qué le hiciste?
—Un malentendido...—musitó, luego se lo explicó todo.
Escuché el timbre sonar unos minutos después de que Oliver se hubiese ido, me sorprendí ante tal rapidez. Aún continuaba sin la camiseta, me puse unos pantalones y fui a abrir. La sorpresa fue que quien estaba en la puerta era Joe y no Oliver.
—Dear!—exclamó como siempre.
—¿Joe? ¿Qué haces aquí?—vi como me analizaba de arriba a abajo.
—Te echaba de menos, do you know?
Tragué saliva nervioso.
—Ah...—dije desinteresadamente.
—May I come in?
—Eh… Claro—dije al verme sin opciones.
—¿Esperabas a alguien?
—Más o menos, me iba a duchar para luego salir con Oliver.
—¿El chico rubio?
—Sí.
—¿Fue el por quién me dejaste?
Me mordí el labio.
—Lo siento pero… sí, fue él.
—No creo que sea bueno para ti. Me mira muy mal. Es desagradable.
—Solo es celoso, discúlpalo…
Empezó a acercarse.
—Eras más feliz conmigo, lo sé—musitó sonriendo con nostalgia.
—Soy muy feliz con Oliver.
—Mentiroso, tú me quieres a mí, aún no me has olvidado. ¿Acaso olvidaste ``aquella´´ noche?—fruncí el ceño confundido.
—¿Qué noche?
—Oh, cierto, tomaste mucho alcohol. Nosotros lo hicimos, dear—abrí la boca sin poder evitarlo. No, no era posible.
—Eso no es cierto.
—Sí que lo es, cuando me acuerdo… oh, fue fantástico—lo miré extrañado.
—Estás mintiendo, solo nos besamos dos veces.
—Solo te acuerdas de dos, pero fueron muchas más.
—No, eso no es cierto...—mi pecho subía y bajaba por los nervios. Unos vagos recuerdos pasaron por mi mente. Recuerdo haberme despertado a su lado Recuerdo que apenas tenía ropa. Mierda.
—¿Estás seguro?—se acercó haciendo que nuestras caras estuviesen demasiado cerca, casi rozándome los labios. Lo aparté con una mano. Agarré una chaqueta que tenía tirada en el sofá y me la puse.
—E-estoy seguro—tragué saliva—Y si pasó, seguro que fue hace mucho tiempo.
—En realidad no. Fue hace dos semanas—dijo—Apenas llegué. Te emborrachaste, claro que no te acuerdas. ¿Quieres que te lo recuerde?—volvió a acercarse a mí, me quedé paralizado, tratando de recordar ese supuesto día. Vi como la expresión de Joe cambiaba y volví a la realidad. Tenía la vista fijada en algo que estaba detrás de mí. Me giré lentamente para verlo. Era Oliver, tenía cara de enfado y sorpresa. Joder.
—Oliver, esto no es lo que crees. Puedo explicarlo—dije asustado.
—No. No hace falta—se dio la vuelta con los ojos llenos de lágrimas y me sentí la persona más idiota del mundo. No podía dejarlo ir. Lo agarré del brazo.
—Oli, déjame explicártelo—pedí seriamente.
—¡Te he dicho que no! ¡No me toques! ¡No quiero que vuelvas a tocarme!—exclamó soltándose y saliendo, cerrando de un portazo. Definitivamente, me siento la persona más estúpida del mundo. Debería haber echado a Joe desde antes, desde que supe a donde se iba a dirigir la conversación.
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