Era prácticamente imposible que Diego fuera a hacer aquella confesión, porque él tenía novio, y ese no era Oliver sino un supuesto Joe. Boom, boom, boom. Notaba como su corazón amenazaba con salirse de su pecho. Cerró los ojos para tratar de relajarse y dormirse nuevamente, que, tras unos minutos pudo conseguir.
Se despertó cuando el sol lo golpeó en la cara. Mierda, se había dejado la persiana abierta. Y él estaba allí tapado únicamente por un edredón nórdico, cualquier persona pudo haberlo espiado perfectamente, pero no.
Miró el reloj. Joder, era tardísimo. Las 11 A.M. Se olvidó de poner el despertador aquella noche, fue un despiste. Buscó su móvil con la mirada pero no estaba allí sino en el salón, por lo que se levantó de la cama para cerrar primero la persiana y después ponerse algo de ropa.
Salió de su habitación para coger el móvil que estaba en la mesa, dirigiendo la mirada al salón y a las palomitas desparramadas por este y el suelo, recordándole nuevamente a aquello. Miró el teléfono y vio entonces 4 llamadas perdidas de Jack, 3 de Luz y 1 de Jorge. Ah y otras dos más de cierta persona a quien no quería mencionar en ese momento, Diego.
Respondió a sus amigos que se había quedado dormido y que lo sentía, envió el mensaje y dejó el móvil allí nuevamente.
No podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido el día anterior así que quiso distraerse. Se puso a cocinar un ravioli de verduras, al menos así mantendría su mente alejada de aquel tema. Cuando terminó se sentó en la mesa soltando un gran suspiro para luego comer delicioso plato que había preparado él mismo. Joder, le vino a la mente la conversación que tuvo con Jack hacía tres días.
Flash back
—Oliver... ¿estás... saliendo con Diego?
—¿¡Qué!? ¡Claro que no! ¡Es un imbécil!
—Si lo es... ¿por qué estás todo el tiempo con él? Es decir, he intentado llamarte y no respondes. He de suponer que has estado con él y ya has dejado a tus amigos de lado.
—¿De dónde sacas eso? Si no he respondido es porque mi línea de móvil está mal.
—Esa es una excusa bastante tonta, ¿lo sabías?
Fin flash back.
Se sintió mal consigo mismo por no haberle hecho caso a sus amigos durante ese período de tiempo que paso con Diego. Y ahora se habían besado. Mierda, Diego podía ser la persona más irritante del mundo.
Acabó de comer, no se había terminado todo porque no tenía apetito. Miró la hora, aun faltaba una hora para que salieran de la universidad. Debía ir a comprar al supermercado provisiones para comer los siguientes días así que se puso unas deportivas, cogió la cartera y el móvil y bajó para dirigirse al mercado que quedaba cercano a su casa.
Entró y cogió las cosas necesarias que se llevaría a casa, eso lo mantuvo distraído al menos hasta que llegó al edificio donde vivía. Allí, cerca del ascensor se encontró a Diego, quien estaba esperando que este bajara. No quería ningún tipo de contacto con él así que se fue por las escaleras, tenía que subir cinco plantas, pero eso no le importó porque realmente no quería tener ningún tipo de contacto con aquel chico.
—Oliver—lo llamó el moreno desde el principio de las escaleras pero él lo ignoró y comenzó a subir los escalones de dos en dos—¡Oliver, espera!
Lo siguió por las escaleras subiéndolas de tres en tres. No tuvo idea del cómo pero Diego alcanzó al rubio agarrándolo de la muñeca para detenerlo.
—Dejame en paz, idiota—dijo soltándose del agarre y prosiguiendo su camino.
—Oliver, perdóname. Fui un...
—No quiero escucharte, no quiero verte, no quiero que te acerques a mí. Lár-ga-te.
—Se te ha caído una botella de leche—contestó devolviéndosela y sin poder evitarlo sus dedos se rozaron. Oliver ante el contacto tiró fuertemente de la botella y se giró para seguir subiendo los escalones, esta vez, Diego no lo siguió ya que estaban en el tercer piso, donde estaba su apartamento. Este se quedó allí, sin saber exactamente que hacer; ir tras él o dejarlo ir.
No pudo tomar aquella desición ya que Oliver ya había subido por las escaleras. Resignado se dirigió a su apartamento, aunque ahora el rubio no le quiere dirigir palabra alguna él intentaba disculparse por haberse pasado, pero en el fondo había una razón por la que se había pasado ''acosando'' a este chico. Y era que a ese chico le gustaba.
Sólo hay un pequeño gran problema y este tenía nombre, Joe, quien ahora está en Inglaterra, con su familia, ya que era medio inglés. A veces lo extrañaba, sobre todo al principio; aunque ya... no tanto, porque Joe ya no lo llamaba, no le mandaba mensajes, no se ponían en contacto desde hace un mes. Eso le dolía. Se supone que tenían una relación, pero esta era a distancia. Mucha gente piensa que las relaciones a distancia no funcionan y eso no era cierto, claro que funcionan, pero solo si las dos personas ponen de su parte. Y en este caso, posiblemente ninguno había puesto nada. Por eso la relación se estaba cayendo.
Diego soltó un suspiro y agarró el teléfono. Tenía que hablar con Joe. Debía hacerlo. Marcó su numero y se mantuvó a la espera hasta que escuchó aquella voz.
—¿Yes?
—Joe, soy yo, Diego.
—Oh, ¿cómo estás, my dear?—dijo con voz alegre y enérgica. Mierda, esto iba a ser jodidamente díficil.
—B-bien. Esto... ¿Vendrás en vacaciones de navidad?—preguntó con duda.
—¡Claro que sí, my love!—exclamó. Diego se quedó en silencio unos segundos—¿Dear, estás ahí?
—S-sí... Yo...—hacía dos meses, desde que eran pareja, había decidido que Joe y él volverían a encontrarse en las vacaciones de navidad, pero... no quería hacerle gastar dinero y tiempo a su novio sólo por capricho, aunque... Con Joe era demasiado díficil—Creo que...
—What's happen? ¿Estás bien?
—Sí, pero... necesito hablar contigo y no creo que esta sea una correcta manera...—sabía que debía cortar con él pero por teléfono era demasiado cobarde. Diablos, no sabía qué hacer.
—¿Quieres que haga un videocall?—ya estaba acostumbrado a que Joe dijera palabras en inglés así que lo comprendió perfectamente.
—Sí—dijo separando el teléfono de la oreja, colocó el altavoz y puso la cámara del teléfono, al igual que su novio. Miró sus ojos verdes azulados, y su cabello semi-naranja, la verdad es que no había cambiado demasiado.
—¿Qué querías hablar conmigo, honey?—dijo con una sonrisa. Joder, ¿cómo encontrar las palabras adecuadas?
—¿Te ocurre algo conmigo, Joe?
—I'm in love with you! ¡Claro que no!—mierda, ¿cómo demonios iba a decirlo si no paraba de llamarle 'cariño', 'querido' o cuando decía 'I'm in love with you'?
—¿Por qué dejaste de llamarme?
—Porque mi madre estuvo enferma, I'm really sorry—dijo algo arrepentido.
—¿Está bien ahora?
—Oh, yes! ¿Qué te pasa?
—Joe... Yo... eres un gran chico, pero... creo que esto no funcionará.
—What?
—Que lo siento, no puedo mantener esta relación cuando estás tan lejos—explicó.
—But, I love you!
—Yo también te quiero, pero no como novio. Per...perdóname...—dijo mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
—I don't understand, I love you, I really love you—joder, dolía decirlo de esa manera y encima cuando de aquellos hermosos ojos comenzó a brotar agua.
—I love you too, por eso no quiero hacerte daño, no te merezco, tú mereces a alguien mejor que yo para que esté contigo. Que no te deje nunca y sobre todo a quien puedas ver todos los dias.
—Please...
—Lo siento mucho... no quiero perderte, eres un gran chico, conseguirás a alguien mejor, estoy seguro.
—Can we be just friends? I love you, I don't want lose you.
—Yes, you would be my best friend—mejor amigo, esa palabra quedaba mejor con Joe.
—Okay, si eso quieres... será lo mejor—Diego soltó un suspiro, la razón por la que fue novio de él. Joe tenía el ''don'' de la comprensión.
—Gracias...—musitó aun con lágrimas en los ojos.
—Debes llamarme, ¿right?—dijo con una sonrisa algo amarga.
—Claro que lo haré. Y tú debes enamorarte de otra persona, ¿vale?
—Of course! Tú también—contestó.
—Seguro que sí—sonrió entre lágrimas.
—Hablaremos más tarde, ¿okay?
—Sí—contestó antes de colgar la llamada. En ese momento rompió a llorar, se odiaba a sí mismo por haberlo dicho de aquella manera, por hacerle sufrir, al fin de al cabo: Joe era un buen chico.