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Eternamente irritante por Blue FireWorks

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Notas del capitulo:

¡Hola! Siento haber tardado tanto, he estado liada con los exámenes y esas cosas, lo siento. 

También tengo que avisar otra cosa. A partir de ahora publicaré un capítulo por semana, ¿por qué? Tengo muchas cosas que hacer y no me queda tiempo para editar tan rápido, lo siento. 

DISFRUTEN DE LA LECTURA♥

Estaba a solas con Diego. Sí, lo estaba. Y eso significaba peligro. Diego iba a tratar de hacer algo, seguro.

 

—Oli, responde—insistía el moreno.

 

—No sé...—contestó al fin.

 

—Venga, que me aburro...—dijo cogiendo de la mano a Oliver—¡Oh! ¡Ya sé!

 

Mierda, a ver qué se le va ocurrir ahora—pensó el rubio.

 

—¡Juguemos a la play!

 

—Venga ya, no me apetece—contestó sentandose en el mismo sillón que Diego solo que en el lado contrario al que estaba él y así soltarse del agarre. No sirvió de nada. El chico se sentó encima de Oliver.

 

—Por favor—musitó acercándose—necesito distraerme.

 

—Eeeh—¡mierda! Tenía un bloqueo mental—¡Qu-quítate, ímbecil!

 

Estaba más rojo que un tomate. Diego estalló en carcajadas apartandose de él y sentándose a su lado.

 

—¡Deja de reírte, idiota!—le regañó pegándole un puñetazo en el hombro.

 

—Es que...—seguía riéndose y tenía ya lágrimas en los ojos—¡es tan divertido!

 

¿Divertido? ¡Idiota! Diego comenzó a relajarse.

 

—Perdona, Oli...

 

Se sorprendió de que no lo insultara por llamarlo así.

 

—¿Ya no te molesta que te llame así?—preguntó, en seguida enrojeció de nuevo.

 

—No es eso... bueno... nada—no iba a perder su orgullo diciendo algo como lo que realmente sentía

 

—Dime—le dijo dandole golpecitos en el brazo.

 

—Que no—concluyó, Diego lo miró con cara de cachorro abandonado y finalmente lo soltó y se arrepintió de haberlo dicho a medida que pronunciaba esas palabras—es que... cuando lo haces tú no me molesta tanto...—dijo en voz baja.

 

—¿En serio?—contestó sonriendo—pues mejor, porque te voy a llamar así siempre, Oli—se acercó al de cabello rubio de él y lo abrazó de nuevo. Tocaron el timbre, seguramente era la comida china.

 

—¡A-anda ya! ¡Fuera, bicho!—lo apartó y se levantó a abrir la puerta.

 

Cuando volvió, Diego ya estaba sentado en la mesa. Oliver fue a por platos en la cocina y un par de tenedores, no es que él no supiera comer con palillos, sino que a lo mejor era el invitado el que no sabía. Llevó los platos a la mesa y los colocó encima. Diego ya se había sentado a la mesa.

 

—¿Sabes comer con palillos?—preguntó Oliver.

 

—Eehh...—Diego simplemtente sonreía.

 

—Vale, toma—le dio un tenedor y se sentó en la mesa frente a él. Ambos comenzaron a comer.

 

—Oli, después tenemos que ir a un lugar.

 

—¿Tenemos? Será que tienes que ir—lo intentó corregir.

 

—No, no. Los dos, tú vienes conmigo.

 

—¿A dónde?—inquirió el rubio.

 

—Es una sorpresa—sonrió y continuaron comiendo hasta acabar, Oliver se preocupó, una sorpresa, eso podría ser muuuy peligroso; de pronto el teléfono de Diego sonó. Él contestó.

 

—¿Diga?

 

—¡Diego, my dear!

 

—¿Joe?—preguntó, en ese momento a Oliver le dio una punzada en el corazón.

 

Yes! Tengo que decirte algo.

 

—¿Qué pasa?

 

—Voy a viajar hasta ahí por navidad, isn't it great¨?

 

—Eh... ¿por qué?

 

I met someone, quiero conocerlo en persona.

 

—Eso es genial—contestó sonriendo. Oliver lo miraba algo mal.

 

¡Yes! Tengo que irme a la agencia ahora mismo, hablaremos más tarde, right?

 

—Claro, hasta luego.

 

Bye!

 

Colgó y miró a Oliver, estaba con el ceño fruncido.

 

—¿Estás celoso?

 

—No—respondió algo ruborizado.

 

—¿Seguro?

 

—Claro que no estoy celoso, idiota...

 

—Ya sabes, puedo besarte cuando me lo pidas, Oli—bromeó guiñándole el ojo.

 

—Cállate—le soltó dirigiéndose al baño para lavarse los dientes. Cerró la puerta y cogió el cepillo y la pasta de dientes. La puerta se abrió lentamente. Diego entró y se puso detrás de Oliver. Este le ignoró y comenzó a cepillarse los dientes. El moreno sonrió y abrazó la cintura del chico, era la primera vez que se veían a ambos en un espejo. Oliver no lo empujó, quiso hacer caso a una vocecita de su mente que le decía que no le diera a Diego una patada en sus partes y lo echara de la casa.

 

—Oye, Oli—le susurró en el oído, a el otro se le pusieron los pelos de punta al sentirlo tan cerca—¿no tendrás un cepillo para mí, verdad?

 

Oliver volvió a la realidad y con rudeza se soltó del abrazo y señaló un cajón del armario del baño. Diego simplemente lo tomó e imitó al rubio.

 

Cuando ambos terminaron salieron del baño, Oliver fue a su habitación y Diego lo siguió.

 

—Oli, ¿quieres que vayamos a dar una vuelta o algo?—le preguntó, pero esta vez no se veía tan espontáneo como siempre, ahora estaba algo nervioso.

 

—¿Es una cita?—cuestionó ironicamente Oliver.

 

—No, es decir, bueno, eemm, solo si tú quieres que lo sea...

 

Se quedó en blanco, no pensó que fuera en serio. Pensandolo bien... Kelly tenía razón. Observó la cara sonrojada del chico, era algo cómica.

 

—Vale, ¿por qué no?—las palabras salieron solas de su boca. Enrojeció al instante.

 

—¿Es en serio? ¿No me estas tomando el pelo?—Diego no esperaba que aceptara.

 

—Ya te dije que sí, que es una cita, no me hagas repetirtelo, sordo—esta vez el moreno no dijo nada, se acercó al chico y le dio un beso en la mejilla, agarró su mano sonriente y dijo: —¡Vamos!

 

—E-espera, tengo que coger las llaves—dijo sonrojado soltando su mano de la del chico. Se dio la vuelta y buscó en la encimera las llaves y el móvil, guardó todo en el bolsillo y enfrentó nuevamente al moreno.

 

—Ya está—habló nuevamente con la mirada fija en el suelo.

 

—¡Perfecto!—exclamó feliz el moreno. Ambos salieron del apartamento, Oliver cerró con las llaves, las guardó en el bolsillo y en cuanto sacó la mano de este sus dedos fueron aprisionados por los de Diego. Andaron juntos hasta el ascensor. Había un cartel en el que ponía: ''Averiado''.

 

—Escaleras—sonrió radiantemente Diego y sin soltar la mano del rubio comenzaron a bajar escalones y más escalones. Cuando llegaron abajo estaban exaustos.

 

Oliver se paró en seco y miró su mano junto a la de Diego que tiraba de él para salir fuera del edificio.

 

—Diego, espera.

 

—¿Qué pasa, Oli?—preguntó sonriente.

 

—Es que... no creo que sea conveniente que salgamos juntos de la mano...—dijo avergonzado.

 

—¿Te sientes incómodo?

 

—En público sí—contestó.

 

—Entonces, ¿cuando estamos solos...?—la pregunta quedó en el aire.

 

—Cállate—le cortó, ambos salieron del edificio pero sus manos ya no estaban unidas.

 

—¿A dónde quieres ir, Oli?

 

—Me apetece ir a dar una vuelta por el parque, creo que no he ido desde que empecé a estudiar en la uni—contestó el rubio.

 

—Vale, vamos al parque.

 

El parque era uno de esos que tienen un prado verde, con hierba fresca, árboles por doquier y vida. Era precioso. Probablemente hubiera algún chiquillo jugando allí, algún perro o gato, pero eso daba igual. Andaron hasta el parque, había gente.

 

—Hay muchas personas, creo que no fue buena idea venir aquí—observó Oliver.

 

—¿Qué dices? Es perfecto—le contestó Diego.

 

—¿Perfecto? A ti todo te parece perfecto—refunfuñó.

 

—Sígueme—le dijo a la vez que caminó a través de aquel parque, donde se tropezaron varias veces con niños pequeños y perros que jugaban en el lugar, hasta que llegaron a un sitio apartado de toda aquella multitud.

 

—Bueno, creo que aquí podremos estar tranquilos...—dijo el moreno tumbandose en la hierba fresca.

 

—No es por cortarte el rollo pero, ¿sabes lo que cuesta sacar las manchas de hierba de la ropa?

 

—Mmm... por la manera en que lo dices supongo que... ¿mucho?

 

—Muchísimo.

 

—Bah, que más da.

 

—No quiero gastarme más dinero en jabón para la ropa, me quedo de pie.

 

—No digas idioteces, ven aquí— dijo señalando sus piernas.

 

—¿Qué insinuas?—pregunta levantando una ceja.

 

—Que te sientes aquí, ¿el qué si no?

 

—Creo que mejor no.

 

—Venga, ¿por qué no? ¿tienes miedo?—cuestionó Diego sujetando su mano.

 

—Claro que no...—respondió sonrojado, el otro tiró de su mano y Oliver se sentó en su regazo. Diego pasó ambos brazos alrededor de la cintura del rubio y colocó su cabeza en su hombro. Oliver no estaba correspondiendo y era simplemente porque estaba paralizado, podía incluso asegurar que estaba escuchando los acelerados latidos de su corazón.

Notas finales:

Espero no haber sido demasiado cursi, ni que haya sido muy repentino... Dentro de poco vamos a golpear a Oliver para que se dé cuenta de una vez :'D (¡es broma! ¡pobrecito!) 

No tengo más tiempo así que, espero que os haya gustado y¡pronto aparecerá Joe! 

¿Review, please?


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