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Eternamente irritante por Blue FireWorks

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Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí les dejo el segundo capítulo, muchas gracias a alexia por el comentario. Me alegra que te esté gustando :) 

DISFRUTEN LA LECTURA

—Bueno... no será una apuesta, será un trato, ¿de acuerdo?


La profesora intervino en la conversación.


—Kauffman, Tyson. DEBO seguir con la clase, ¿me dejan?—refiriéndose a ellos dos.


—Sí, lo sentimos—dijeron al unísono.


La mañana continuó, Oliver evitaba a Diego a toda costa, se reunía con Luz, Jorge o Jack para evitar todo contacto relacionado con él.


Más tarde ya era hora de irse a casa y Oliver se dirigió lo más rápido que pudo al autobús, esta vez se sentó en la última fila del mismo. Vio a Diego entrar buscándolo por doquier, se agachó en el asiento para que no le viera, pero esto no le sirvió de nada. Diego volvió a sentarse a su lado.


—Me has estado evitando, ¿no?


—No sé de qué me hablas. —dirigió la mirada a la ventanilla.


—Intento que seamos amigos, Oliver. Tú no quieres poner de tu parte...—se sorprendió al oír que lo llamó Oliver y no ''Oli''.


—Lo único que intento es que no seas tan amargado. ¡Es por tu bien!


Era irritante, pero una cosa era cierta. Diego no tiene amigos verdaderos, solo gente conocida. Oliver meditó un momento. Diego tenía dinero y la gente solo quería aprovecharse de él, de una manera u otra, todos querían ser amigos de él solo por eso.


—Está bien, seamos amigos. Con una condición—acabó aceptando el rubio.


—¿¡En serio!? ¿Cuál?


—No me llames Oli.


—De acuerdo, ¡Oli!—rio.


—¡Idiota!


Ambos bajaron del autobús y subieron al ascensor.


—¿Me invitas a comer, Oli? He oído que eres buen cocinero.


—¿Qué? ¡No!


El ascensor comenzó a ascender. Diego pulsó el número 5, la planta donde vivía Oliver. Este último intentó tocar el 3 para echar a Diego de él, pero el moreno se lo impidió agarrándole las muñecas y empujándolo contra las estrechas paredes del ascensor.


—¡¿Qué haces?! ¡Maldito acosador!


—Relájate, ¿quieres?


El ascensor llegó a su destino y las puertas del ascensor se abrieron, pero nadie salió de él.


—¿Cómo quieres que me relaje?—se soltó del agarre y empujó a Diego para salir del ascensor. El moreno salió tras él.


—Perdóname, Oliver. No quise hacerte daño, lo siento.—Oliver aligeró el paso—Espera, por favor. ¡Déjame explicarte al menos!


—¿Hay una explicación? Pues ¡explícate! ¡Porque no te entiendo!— se dio la vuelta y Diego chocó con él. Luego se apartó quedando a una distancia aceptable entre 'amigos'.


—. Me he quedado fuera de mi apartamento porque me dejé las llaves dentro, Oli. Me preguntaba si…


—He dicho que no me llames Oli.—dijo mirándole a los ojos, se soltó y siguió andando.


—Entonces, ¿puedo quedarme contigo, Oliver?


Sacó las llaves y las giró para entrar. Abrió la puerta.


—No.


Cerró tras sí.


—¡Oli! No seas malo, ábreme, por favor.


No hubo respuesta, se quedó allí tocando la puerta.


—Por favor, Oliver.


Oliver lo ignoró, sacó hortalizas y verduras del frigorífico. Comenzó a cocinar, las cortó y puso a cocer con agua. Mientras estas estaban en el fuego, se asomó por la puerta para comprobar que Diego se había ido, cuando lo hizo lo vio sentado allí.


—¿Por qué no te has ido?


—Ya te lo he dicho, el casero viene esta tarde, tendré que pedirle la llave a él.


—¿Has comido?—el moreno negó con la cabeza y se agitó sus bolsillos vacíos—Te dejaré comer aquí, ¡pero que sea la última vez!


Diego sonrió y se levantó del suelo.


—Gracias, Oli. En realidad, eres una buena persona—dijo entrando por la puerta con una sonrisa—¿Estás haciendo verduras?


—Sí, es una crema de verduras—dijo cerrando la puerta y dirigiéndose a la cocina.


—¿Quieres que te ayude?— preguntó desde la puerta de la cocina.


—No, no hace falta—¿Diego siendo amable? Seguro quiere que lo perdonara por lo de antes.


—De acuerdo.


Se sentó en la barra de la cocina observando cada movimiento que hacía Oliver.


—¿Una foto?


—Es que te ves adorable cocinando, Oli.


—Aun puedo echarte, sin comer y sin casa, así que mejor controla esa boca.


—Está bien, lo siento—rio el moreno, pasaron unos segundos hasta que lo volvió a llamar—Oli.


—¿Qué quieres ahora?


—Nada, solo que... ¿puedo ir al baño?—Oliver gruñó.


—Al fondo, primera puerta a la derecha.


—Gracias, Oli.


Diego siguió las indicaciones de Oliver y se metió en el baño. El rubio soltó un largo suspiro, terminó de hacer la comida y sirvió dos platos de crema de verduras y los dejó la mesa del comedor. Escuchó la cadena del váter y después unos pasos aproximándose.


—¡Oli! ¡No me lo puedo creer! ¡Tienes un patito de goma amarillo!


—¿Eh?—Oliver enrojeció por la vergüenza—lo tenía desde pequeño… y…


—¡Es jodidamente mono!—se retiró de nuevo, dejando el patito en el baño y volvió al salón-comedor.


—Ese es tu plato—señaló el de la derecha.


—¡Gracias, Oli!


—No me llames así—se sentaron en el mismo lugar que la tarde anterior—Está caliente—advirtió Oliver.


Unos segundos después fue Diego quién dio el primer bocado.


—Mmm... ¡Está muy rica! Es verdad lo que dicen, eres buen cocinero—soltó una risa que hasta a Oliver le pareció algo... ¿adorable? Su sonrisa contrastaba con su pelo y ojos de color negro.


La comida prosiguió en silencio hasta que ambos terminaron, casi al mismo tiempo. Oliver se levantó de la mesa con la intención de recoger ambos platos pero Diego se lo impidió agarrándole la muñeca cuando acercó la mano a su plato.


—Yo lo hago, Oli.


—No me llames así—permitió que Diego recogiera los platos y los metiera en el lavavajillas.


—¿Qué vamos a hacer ahora?


—¿Vamos? Ni hablar. Creo que el casero ya llegó—dijo tras mirar el reloj de su muñeca.


—Siempre llega tarde, además, ¿por qué no estudiamos juntos?


—Mira que eres pesado.


—Pero soy tu amigo—volvió a sonreír.


—Me lo estoy replanteando.


—Venga, Oli. Hay examen dentro una semana.


—¿¡Quieres dejar de llamarme Oli!?


—Está bien, está bien—dijo riéndose—¿pero vamos a estudiar?


—Tú vas a estudiar por tu parte y yo por la mía.


—Anda, no seas aburrido—parecía un niño pequeño.


—¡Deja de portarte como un crío!—le riñó Oliver.


—Vale...


Ambos sacaron sus libros y libretas y comenzaron a estudiar. Era una sesión de estudio dentro de lo ''normal'', salvo las riñas de Oliver a Diego por llamarle ''Oli'', quitando eso era medianamente ''normal''. Cuando hubieron acabado Diego soltó su bolígrafo y Oliver simplemente comenzó a recoger.


—Aaah—suspiró Diego—oye, Oli, ¿tienes alguna peli?


—No me llames así.


—¿Pero tienes o no?


—Sí, sí que tengo.


—¿Cuáles?


—¿Que sé yo? Muchas, supongo.


—¿Dónde las tienes?


¿Era eso un interrogatorio? Oliver bufó.


—En el estante de al lado de la tele.


—¡Oh! ¿Puedo ver las que...?—ya estaba frente a dicho estante mirando las que había.


—No sé ni para qué lo preguntas, idiota—musitó Oliver


—Los amigos no se insultan entre ellos, Oli.


—¡NO ME LLAMES OLI!


—No te enfades, es un apodo, de cariño.


—¿De cariño? Qué gracioso.


—Lo digo en serio, yo te aprecio, Oli.


—Pues tú me das asco, Diego.


—No digas eso, yo sé que en el fondo tú aprecias mi compañía.


—¿De dónde has sacado eso?


Oliver entró al baño y cerró la puerta. Se lavó la cara con agua y jabón, mientras Diego seguía mirando las películas.


—Oh—susurró y rio por lo bajo—una romántica—siguió mirando y encontró una que le pareció interesante, Oliver salió del baño—¡Oli! ¡Quiero ver esta peli!


El rubio bufó por lo bajo y salió del baño.


—Llévatela a casa, me la devuelves cuando la veas.


—No, yo quiero verla contigo. —Sonrió—yo fui a ver esta peli en el cine, con Joe…—musitó.


—¿Quién es Joe?


—Mi novio, se llama Joe.


—¿Tu novio?—Oliver se sorprendió—no sabía que tú eras...


—Ya ves.


Oliver quería hacerle una broma, en venganza de todo lo que había pasado cuando estaban volviendo de la universidad pero pensó que era mejor no bromear con esas cosas.


Un silencio incómodo invadió el momento.


—Oye, Oli. Creo que será mejor que vaya a ver si ha llegado ya el casero.


—No me llames Oli. Vete ya—le empujó hasta la puerta.


—Oli, la última vez me dijiste que no hace falta que venga otro día, pero de verdad quisiera ver esa película contigo y si quieres que vengan también Jack y Jorge, será como una quedada de chicos.


—¿Y Joe?


—Él está en otro país, creo que vendrá para navidad.—Estaban a mediados de noviembre. Aún faltaba tiempo para aquellas fechas, otra vez el silencio incómodo—¿Quedamos el domingo que viene para la peli?


En realidad quería ver esa película con Jorge y Jack, así que sin pensarlo demasiado asintió.


—Nos vemos mañana, Oli.


—No me llames así, idiota—dijo casi en un susurro.

Notas finales:

Bueeeeeno eso ha sido todo por hoy, espero que les haya gustado. Nos vemos dentro de dos días :)

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