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Prisioner of love and desire. por Kagene_Kagamine_Family

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Notas del fanfic:

Ni Vocaloid ni sus personajes ni sus genderbernder y aproximadamente nada de esta historia me pertenecen, todo de sus respectivos creadores.

Este fanfic está basado en la canción con el mismo nombre. (Por eso no dije que la trama me pertenecía).

Notas del capitulo:

Y esto gente es lo último que subo antes de entrar a clases, espero les guste.

Omega Rubí seguirá, solo esperen la inspiración para este fic me estaba matando y tenía que escribirlo y como es mi último día en libertad decidí subirlo.

Háganme el favor de revisar mis faltas de ortografía por favor.

Si tengo un trauma con Piko.

 

P.d: debo completar trabajos en vez de subir nuevos.

Prologo: El conde de Uta.

Monair era un reino próspero y elegante, con una familia real adorada por todos, reyes buenos con su reino y príncipes que prometían mucho.

Sin embargo uno de los nobles más conocidos (y hasta cierto punto codiciados) no eran exactamente parte de la familia real, si no que era un conde que vivía bastante lejos de la capital y se decía era dueño de una belleza impresionante que lo podían hacer pasar por una mujer sin mucho esfuerzo, sin contar su gran fortuna y la cómoda forma en que vivía: Utatane Piko, el nombre del conde de Uta (pueblo donde vive), es un conde de una belleza solo comparable con la de los ángeles, su cabello blanco como las nubes y suave como la seda contrastaba a la perfección con su blanca piel y su aterciopelada mirada bicolor, siendo su ojo derecho azul y el izquierdo verde, su voz suave y cantarina que cautivaba a hombres y mujeres por igual.

El conde de Uta era uno de los nobles más codiciados y acababa de entrar en edad casadera al cumplir los 21 años de edad.

*~*~*~*~*~*~*~*

Piko paseaba por su mansión alegre mientras tarareaba la canción que hace dos semanas había escuchado en el pueblo.  Hace poco que había cumplido los veintiún años y ya lo estabas presionando para casarse, él no estaba enamorado y dudaba que lo estaría pero sabía que gran parte de esa presión era por el hecho de que era bien conocido en todo el reino dicho y muchas personas intentarían cualquier cosa solo por poseer una mínima parte de su fortuna, y debía admitir, era bastante atractivo.

El único problema que el albino encontraba era el hecho de que a él no le traían las mujeres, y aunque en Monair no hubiera problemas con eso, tampoco ningún hombre le llamaba la atención realmente, nunca pensó en casarse y enamorarse, era un verdadero problema ahora.

Aunque bien podía casarse e intentar enamorarse, pero no tenía prometido y los nobles eran muy aburridos, si bien los príncipes eran atractivos uno de ellos estaba peor que él en el tema de casarse y el otro apenas tenía 18 años, su mejor amigo Len, era eso, su mejor amigo y nada en el mundo cambiaria con respecto a eso. Moke era un buen acompañante pero realmente no lo atraía, el duque Gakupo le era totalmente indiferente (además de tener fama de pervertido y mujeriego), y ni loco se casaba con una mujer.

Su única salvación era la fiesta del pueblo y no la desaprovecharía, aunque fuera su última opción, al menos encontraría una linda dama y asunto resuelto. Pero si tenía suerte encontraría a un apuesto hombre.

Alegre siguió tarareando hasta llegar al  jardín de su mansión. Comenzó a recorrerlo sin ninguna preocupación mientras su tarareo cambiaba de manera drástica a la letra de una canción.

*~*~*~*~*~*~*~*

—¿Cuánto más tardaras con esto Moke? —pregunto de manera completamente desinteresada el conde mientras veía como su acompañante intentaba arreglar las mangas del traje que llevaba puesto.

—Si usted no se hubiera enredado con los arbustos en el jardín no tendríamos que estar pasando por esto señor. —reclamo el joven con voz claramente molesta. A veces su señor era verdaderamente irresponsable. Suspiro y dejo la aguja en paz, corto el hilo y deposito todo en una mesa cercana, resoplo molesto y camino hacia el armario de su señor. —No hay remedio, lo llevare mañana con Luki para que lo arregle, esta noche tendrá que usar otra cosa. —miro por sobre su hombro al conde y volvió a mirar la ropa del armario. —La próxima vez mejor rompa todo el traje, así tendrá sentido llevarlo con un profesional a que lo arregle.

—Lo siento Moke, estaba tan distraído cantando que no me di cuenta de que rompí las mangas. —hablo con voz divertida cosa que solo hizo que el otro se molestara más con él por su descuido.

El chico soltó un bufido molesto, mientras revolvía en el armario buscando un traje para el baile de esa noche.

Piko se recostó en la cama aburrido mientras veía a Moke mover la ropa del armario, hizo un mohín molesto y miro las mangas de su chaqueta de lana, las había arruinado por completo… y no fue exactamente por un descuido accidental, pero su sirviente no tenía porque interesarse de eso, ¿cierto?, al fin y al cabo quien compraba la ropa era él, además Moke parecía tener cierto complejo de madre con él.

—Por cierto. —hablo el chico mientras sacaba un traje negro con detalles blancos del armario y lo examinaba con extremo cuidado. — ¿El hecho de que hubiera aceptado ir a la fiesta del pueblo es para buscar prometido? —devolvió el traje y saco otro blanco con negro pero del cual sobresalían cierto detalles de un tono azul cielo.

—Correcto Moke, ¿quieres que me ponga eso? —pregunto acercándosele a su siervo con curiosidad. —En todo caso mejor me pongo un vestido.

—Hágalo, lo reto. —hablo de forma divertida el chico mientras dejaba el traje en la cama. —Y sí, quiero que se ponga este, por cierto, cuando se quite la ropa deje la chaqueta en la ropa sucia, no dejare que Luki veía la suciedad de una de sus creaciones más complicadas por su irresponsabilidad. —sonrió de forma altanera y salió de la habitación sin mayor preocupación dejando al conde solo.

Piko frunció el ceño, podría elegir su ropa el solo y no habría problemas, era alguien bastante autónomo pese a ser noble, sin embargo, le gustaba ser consentido por Moke (a quien lo consideraba un gran amigo). Suspiro y comenzó a desvestirse, le era más divertido cuando Moke lo hacía pero bueno, el chico se había enojado y no lo ayudaría en nada. 

Se quitó toda la ropa y se acercó a la cama para tomar el traje y comenzar a vestirse. Sería capaz de ponerse un vestido solo para ver a su amigo molesto  y frustrado, pero conociéndolo lo subiría al carruaje y no habría forma de cambiarse, todo el pueblo lo vería con vestido y sería bastante humillante, ni de chiste, prefería ver a Moke con una sonrisa arrogante y llena de vanidad que a que todo el pueblo de Uta lo hubiera como una condesa.

*~*~*~*~*~*~*~*

Debía admitirlo, Moke sabía de lo que hacía, así fuera buscarle ropa para vestir en un evento, no por nada lo había elegido desde un comienzo como su acompañante.

El traje blanco era bastante llamativo en el perchero a decir verdad pero se ajustaba a la perfección a su cuerpo sin llegar a ser pegado  y el color más bien combinaba con su físico, los pequeños detalles en azul hacían resaltar sus ojos mientras el negro su cabello y el blanco, bueno, todos decían que él se veía muy bien con blanco aunque a su parecer más bien se camuflajeaba con él.

Y la fiesta del pueblo no estaba nada mal.

La plaza principal era el lugar de la fiesta, estaba adornada con todo tipo de decoraciones por todos lados, desde lámparas de Camboya hasta papalotes atados a cuerdas en el suelo, con algunos puestos de comida que se aseguraban de que el hambre fuera eliminada al igual que la sed, los que atendían los puestos se turnaban con algunas personas para poder disfrutar de la velada también, la música era hermosa y bastante acertada a su parecer, no dejaba de ser música simple, común en un pueblo y en ese tipo de fiestas, pero tenía una gran precisión y quedaba espectacular con el ambiente; las parejas bailaban alegres en la pista, Piko podía apreciar también que había algunas personas que si bien no bailaban en pareja no estaban solas, como la chica de cabello violeta en dos coletas con vestido morado que bailaba con una niña pequeña de cabello verde, o el maestro del pueblo que bailaba con su pequeña hija. La noche era hermosa, estaba estrellada con una luna llena en su máximo esplendor.

Piko paseaba por toda la fiesta con tranquilidad, era una fiesta muy animada pero no encontraba lo que buscaba, un prometido. Suspiro cansado cuando vio un puesto de adivinación cerca de ahí, él era una persona que creía mucho en magia y esas cosas, después de meditarlo unos segundos se acercó al puesto donde un chico y una chica atendían, la chica leía cartas y la mano mientras el chico la bola de cristal, enseguida se podía apreciar que si no eran gemelos como mínimo tenían un parentesco, lo más posible hermanos.  Los dos tenían el cabello de color azul que se iba volviendo de tonos fuertes conforme se acercaba a las puntas hasta llegar a ser morado en la parte superior del cabello; la chica tenía dos coletas largas hasta las rodillas que intercalaban los tonos azules fuertes y claros con los morados, el chico por su parte solo tenía una larga trenza que le llegaba más abajo de las rodillas, ojos azules como el cielo diurno más brillantes que las estrellas, ambos usaban una diadema con un gran diamante (claramente falso), una bufanda azul y una camisa blanca con detalles azules en las mangas y costados, el resto de ropa era imposible de ver para Piko pero apostaba a que debía de seguir las tonalidades azules en la vestimenta.

Los dos se veían un poco aburridos, antes de llegar hasta donde estaban logro leer un gran cartel que rezaba: “Magos de la adivinación: gemelos Lapis”. Sonrió por el nombre y término de acercarse, enseguida el chico se le acerco como si fuera impulsado por alguna fuerza, el chico sin preguntar ni hablar lo puso frente él y su bola de cristal que empezó a desprender un humo de color blanco para luego cambiarlo por uno de color rojo y así sucesivamente por una larga gama de colores distintos que el chico de pelo azul veía entretenido hasta que volvió a ser blanco el humo.

—Aoji  Lapis a su servicio estimable conde de Uta. —hablo por fin con una sonrisa alegre y con un educado (o al menos el más educado que sabía) adaman de manos simulando una reverencia. —Usted es la razón para que mi hermana, Aoki y yo decidiéramos venir, las fuerzas de la naturaleza nos lo decían, y su aura es incomparable. —Piko sonrió débilmente confundido, no entendía nada de lo que el chico le decía y no sabía realmente si lo que decía era bueno o malo. —Supongo que se acercó por alguna predicción, ¿no?

—Así es. —dio la razón mientras el chico tomaba sus manos, Aoji llevaba las manos cubiertas por unos fine guantes blanco que solo cubrían sus manos mientras Piko no llevaba nada en ellas por lo que pudo sentir la suavidad de la tele. —Que… quería saber si encontraría lo que estoy buscando.

—¿El amor? —pregunto el chico soltando las manos del conde. —¿O alguien con quien pasar su vida simplemente?, usted es muy complicado conde, veamos que dicen los espíritus. —hablo mientras veía la esfera de cristal y la tocaba con las manos con más delicadeza de la que Piko había visto jamás. Aoji separo sus manos al cabo de unos segundo y su cara se trasfiguro notablemente extrañado por lo que veía, Piko no entendía pero el chico sí. —Pues… lo encontrara, y no está muy lejos de este puesto, los espíritus pueden ver a un caballo con su jinete montado, manchas de guerra y la victoria asegurada, pero… no comprendo por qué hablan también del dueño de los ojos dorados.

—¿A qué te refieres? —pregunto Piko cansado de no entender lo que el chico le decía, en esos momentos deseaba que Moke estuviera cerca de él para explicarle, el entendía más de toda la habladuría que soltaban los videntes.

—No se preocupe conde. —sonrió el chico alzando la vista hacia el albino. —Encontrara lo que busca, ahora valla a disfrutar de la fiesta.

—Está bien, ¿Cuánto es por…… la vista hacia el futuro? —pregunto mientras buscaba el dinero en su traje.

—¡Nada!, fue gratis, ahora disfrute por favor. —sonrió el chico de manera alegre.

Piko lo miro confundido unos segundos y luego se alejó, los videntes eran raros.

Aoji suspiro y en ese justo momento su hermana le soltó un golpe en la cabeza, el chico solo se sobo y sonrió para luego bajar la mirada, acaba de dejar ir no solo un cliente potencial, si no que había mentido por completo. Piko estaba en peligro inminente.

El albino paseaba por la fiesta en busca de su amigo Moke o de cualquiera que le ofreciera algún tipo de diversión cuando logro ver a un caballero de pelo rubio con unos mechones largos hasta media espalda, portaba un traje negro con blanco y detalles amarillos, piel blanca y ojos azules como el mar profundo o como zafiros, sonrió y con cierta galantería se acercó al rubio.

—Hola. —llamo con un tono de voz alegre pero fino. —Soy Utatane Piko, conde de Uta.

—Li, caballero del reino. —se presentó el rubio e hizo una reverencia mientras besaba la mano del albino. —Un gusto conocer a tan afamado conde.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, ahora las apuestas inician, ¿de qué tanto hablaba Aoji?

 

*Moke no es un vacloid oficial, pero apareció en el proyecto de vocaloid chino*.

 

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