Kōki se bajó de la motocicleta algo mareado y trató de tranquilizarse —¿Cómo está?
—No lo sé. Mamá sólo me dijo que fuera por ti y que aquí nos vería. Entremos— dijo jalando a su hermano.
Entraron al hospital e inmediatamente se dirigieron a la sala de espera y vieron a su madre —Mamá.
—Hijos— corrió a abrazándolos.
—¿Cómo está papá? ¿Qué ha sucedido?— preguntó Kōki.
—Aun no me han dicho. Se cayó de las escaleras de la oficina, al parecer chocó contra alguien y rodó los escalones — dijo llorando. Kōki y Kōta abrazaron a su mamá, y esperaron a que el médico saliera.
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—Familiares de Furihata Kaede-san— dijo un doctor alto, de cabello negro.
—Nosotros— dijeron los tres —¿Como esta?
—Estable. Tiene un esguince en el tobillo y unos cuantos raspones, el que cayera de pocos escalones fue de ayuda— dijo tranquilizándoles.
—¿Puedo verlo?— preguntó Hikari.
—Claro, por ahora sólo usted. Siga me— ordenó el doctor.
—Ahora regresó. No se muevan de aquí— dijo besando a sus hijos.
Ambos se sentaron y soltaron un suspiro de alivio. Kōta tomo de la mano a su hermanito —Gracias a dios no paso a mayores.
—Sí, pensé las peores cosas camino aquí— dijo Kōki abrazando al piyo rojo.
Kōta miró al Piyo y luego a Kōki —¿Y ese akapiyo?— el rostro de Kōki estalló en llamas, Kōta se le quedó viendo y luego sonrió —¿Te lo dio él
—Si.... Dijo que era para que piense en él— respondió sonrojado.
—¿Pasó algo más?— preguntó curioso por la cara de Kōki.
—Amm.. perdimos una a puesta, me case con él y nos besamos— respondió sonrojado y cubriéndose el rostro con el akapiyo.
—¿En el puesto de la feria?— preguntó sonriendo, su hermanito había dado su primer besó.
—Si.... Entramos en la casa del terror y fuimos los últimos en salir. Así que perdimos— dijo apenado.
—Ya veo— dijo sonriendo al ver el sonrojó de su hermano menor —y.....¿hubo lengua y todo?
—¡Nii-san!— Estaba completamente avergonzado.
Kōta rió —¿Que pasó después? ¿Te dijo algo?
—Sí. Supongo que se iba a justificar o algo, después de todo su novio estaba allí— dijo triste y abrazando al akapiyo.
—¿Estás seguro?— Kōki asintió —Entonces si iban por parejas ¿por qué entró contigo a la casa?
—Kuroko-kun se adelantó con Kagami-kun. Tal vez Akashi-kun ya se dio cuenta de lo que siento e iba a decirme que lo dejara— dijo triste.
—No sé... Siento todo esto confuso— dijo Kōta acariciándole el cabello.
Kōki ya no dijo nada, y esperaron a que su madre saliera.
——————— Seijūrō ———————
Daba vueltas en la sala de la mansión, había llegado hace una hora, y por más que llamaba a Kōki lo mandaba directo al buzón de voz. Tetsuya y Taiga tampoco sabían del castaño. Estaba muy preocupado, se vio mal tras colgar esa llamada.
—¿Éstas bien? — preguntó Masaomi. Acababa de llegar a la casa, después de unas largas juntas con socios.
—No, algo pasó con Furihata-kun. No responde el celular— dijo tratando de calmarse.
—¿Que pasó en el parqué? ¿Le dijiste algo?— preguntó esperanzado. Hacía más de un año que su hijo trataba de hablar con el chico, pero este lo evitaba o sus padres iban por él.
—Nada. Por más que trate, nos interrumpían. Entonces a Kuroko-kun se le ocurrió que entráramos en parejas a la casa del terror, quien llegara a lo último perdería. Se tendría que casar y besar en el puesto de matrimonios ficticios— dijo dando vueltas.
—¿No me digas que fuiste el último?— preguntó Masaomi.
—Sí. Entre con Furihata-kun pero él tiene miedo al terror. Así que llegamos a lo último, nos casamos y nos besamos.. —Se sonrojó— Después de eso no miraba, se cubría el rostro con el piyo que le regalé. Trate de decir le lo que siento pero su celular sonó, respondió y se puso pálido, se veía al borde de las lágrimas. No explicó nada, sólo se despidió y abordó una motocicleta con un hombre— dijo enojado.
—No te preocupes, más tarde podrás localizar lo. Tienes que hablar con él y decirle—dijo Masaomi sirviéndose una copa de licor.
—Eso haré— dijo suspirando y viendo el piyo café.
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Kōki entre el accidente de su papá, la escuela, el básquet y el fin de curso, corría de un lado para otro. Cuando se dio cuenta ya había pasado 15 días que no había encendido su celular (Se le descargó en el hospital) y en lo que se metió a bañar y vistió para ir a la escuela, el teléfono se cargó un poco; a la hora encenderlo cientos de mensajes llegaron a la bandeja de entrada junto con mensajes de voz.
Respondió a cada uno de los chicos, menos a Kuroko y Kagami ya que los veía en la escuela. En el proceso se dio cuenta de que el mayor número de mensajes eran de Akashi Seijūrō. Todos sus mensajes eran de preocupación, al igual que los mensajes de voz. Comenzó a escribir el mensaje, lo envió, y bajo a desayunar.
Seijūrō no sabía nada de Kōki, nunca le respondió. Por Kuroko y Kagami sabía que estaba bien, que había tenido un accidente un familiar y eso era todo.
Recordaba lo que había pasado en el parque de diversiones. Jamás podría olvidar ese hermoso besó, necesitaba decirle a Kōki lo que sentía. Volteó la mirada y vio a Kō, lo tomó entre sus brazos —¿Qué estará haciendo Kōki, Kō?— le preguntó.
Iba en la limusina rumbó a Rakuzan cuando su celular sonó, revisó su celular y soltó un suspiro de alivio.
Furihata Kōki: Hola, Akashi-kun. Buen día, siento responder hasta ahora. Mi papá tuvo un accidente y olvide por completo en cargar mi celular. Gracias por preocuparse, estoy bien.
Seijūrō respondió inmediatamente: Buen día, Kōki. Me alegra saber de ti, estaba preocupado. ¿Cómo sigue tú papá? Kōki.... Necesitamos hablar, tengo algo que decirte.
Kōki se sonrojo levente al leer el mensaje… y respondió: Mejor, gracias por preguntar. Yo.... También quiero hablar con Akashi-kun, tengo algo que decir ¿Podemos ver nos después de que salgamos de vacaciones, para no interrumpir las actividades de la escuela y club, como es fin de curso?
Akashi Seijūrō: Claro, no hay problema, es posible que vaya a Tokio en 3 semanas. Nos veríamos ocho días después del fin de curso. Te avisó donde nos veremos.
Furihata Kōki: Esta bien, estaré esperando. Tenga buen día, Akashi-kun.
Seijūrō sonrió y abrazó Kō —Al fin le diré, sólo tres semanas y le diré que lo amo— pensó, se bajó de la limusina y al igual que las últimas dos semanas se le quedaban viendo a él y a Kō.
Los días pasaban rápido, el club de básquet había cancelado toda actividad la última semana. Los maestros estaban corriendo de un lado al otro, al igual que los alumnos.
—Ya estoy harto de tanta tarea— dijo Taiga frustrado.
—Ya mañana se acaba el martirio— dijo Kōki tirándose en su banco.
El día de la clausura del curso paso rápido, la familia Furihata festejó hasta alta horas del sábado en la madrugada. Al día siguiente, Kōki se despertó cerca de las 10 de la mañana, se ducho y bajo a desayunar con su familia. Fue de compras con su madre cómo cada sábado, regresaron eso de las dos y su madre estaba acomodando las compras cuando el timbre sonó; se dirigió a la puerta y abrió.
—¿Furihata Kōki?— preguntó el hombre de cabello color negro, con una aura fuerte, se había quitado los lentes y mostrando sus ojos rojos. Kōki sólo asintió —Hola. Soy Akashi Masaomi.
—Hola, Kōki— dijo una voz detrás de Akashi Masaomi.
—Akashi-kun— dijo asombrado y confundido.
—Tenemos que hablar ¿Están tus padres?
Kōki asintió y los dejó pasar ¿Qué hacen aquí? Fue lo primero que pensó al cerrar la puerta.