ChanYeol se removía en su sitio, incapaz de mantener la concentración fija en las ecuaciones que el señor Lee estaba planteando en la pizarra. Evaluó el lugar, pudo notar que la mitad estaba consultando por todos los medios alguna posible solución, en realidad esas clases eran las más eternas y más complicas de todas, si fuera por él, andaría de vago por los pasillos evitando el contacto con ese anciano jubilado. Sostenía el lápiz de una mano, golpeteando el borrador ya mordisqueado contra su escritorio. Necesitaba salir, necesitaba libertad, no soportaría ni un minuto más leyendo números y más números.
—Pst, oye, Chan. —inquirió un individuo a sus espaldas. Disimuladamente, respondió al aclamo, girando su cabeza en un intento de no ser pillado por su maestro y puso sus cinco sentidos en dirección al vagabundo de SeHun.
Asintió, esperando a lo que fuese que le estuviera pisteando y tuviera la necesidad tan repentina de interrumpir una educativa clase de Álgebra a la cual no estaba entendiendo ni pio. Ahora que lo pensaba bien, se la pasaban en esas todo el resto de las clases, a causa de tonterías que descubría el imbécil de SeHun luego de media hora. No era de sorprenderse, en realidad. — ¿Qué?
—Échale un vistazo a la ventana.
Acto seguido, ChanYeol cubrió su boca preocupado porque su risa tan poco precavida fuera a alarmar los instintos del señor Lee, y agazapándose en su escritorio, le lanzo una maldición a su hyung YiFan, quién disfrutaba haciendo muecas en el vidrió de ésta.
De repente una mirada se posó sobre él, causándole unos escalofríos por toda la espina dorsal a los cuales reacciono sorpresivamente. Conocía muy bien esos ojos fríos y distintas, por lo que verifico la desfigurada cara de BaekHyun, observándole acosador, dispuesto a dejarlo como un zapato frente al director. Ya había pasado una vez, no deseaba revivir esa experiencia de nuevo. Dándole la espalda otra vez, estiro su largo brazo a la cara de Kris, pidiéndole desesperadamente que se alejara. El mayor no lograba captar sus señas, especialmente porque ya medio salón estaba más atentos a ellos que a la clase. Maldijo por lo bajo, revolcándose en su sitio.
—Hay alguien perturbando la clase.
ChanYeol cerró los ojos, estampando su mano contra el rostro después de oírlo y percibiendo los calmados pisotones de su maestro en trayectoria a su escritorio. Conocía la cantaleta matutina al pie de la letra, así que sin más se puso de pie, dispuesto a encaminarse, escoltado por el señor Lee hasta la oficina del director.
Sin embargo hubo un segundo plano luego de hacerse la imagen de él, humillándose por los pasillos de la facultad, observado por todos, reconocido incluso por sus maestros y sintiendo la ira hirviéndole la sangre. Capto los ojos oscuros del pequeño azabache y sin una pisca de respeto, lanzo su dedo acusador contra él, notando un destello y una leve sorpresa en sus ojos. —Si es de castigo, supongo que hay que ser justos, ¿no es así, profesor Lee? —cuestiono, retribuyendo más a la incredulidad del acusado e incapaz de mover un musculo de la cara. ChanYeol prosiguió, disfrutando de su intranquilidad. — Esté chiquillo también estuvo involucrado.
Se Hun agacho la cabeza, ocultando la sonrisa curvando sus labios y por debajo de sus extremidades superiores, agudizo los sentidos detenidamente a BaekHyun quién se veía en apuros internos.
El señor Lee no estaba del todo conforme con las palabras de ChanYeol, conocía a ese muchacho como a la palma de su mano y a veces se le zafaban palabras inapropiadas, y acusaba a estudiantes que estaba fuera de su casco problemático. Sin más, bajando sumamente sus ojos, con la poca ayuda de sus lentes, inspecciono a BaekHyun y estiro su mano ante él. —Tú, ¿cómo te llamas?
—BaekHyun.
Se ve estable. Pensó ChanYeol, descolocado y algo dolido, sin embargo no fue capaz de especular y con la compañía de ambos hombres regreso una vez más al placido lugar del que, últimamente no salía, allí podía reconocer a ese apuesto y fornido hombre con el que tenía unas platicas eternas, para nada reflexivas. Éste al verlo, negó, para luego captar la atención en la diminuta mancha negra que oscurecía el resto del espacio.
ChanYeol bufó, lanzándose contra el mueble frente al director, soltando una risita.
—Joven Park, ¿de nuevo usted por aquí? —comento, usando un tono de voz impasible, demostraba nula sorpresa. — Sin embargo, a este chico sólo lo vi cuando estaba con su madre arreglando sus papeles de admisión. ¿No eres el transferido de la Universidad de Manchester…?
La jirafa trago en seco. ¿Qué acababa de decir? ¿El chiquillo travieso era un genio? BaekHyun asintió, silenciado por la presencia tan imponencia del sujeto frente a sus ojos.
Con razón se veía tan concentrado y atento a la explicación.
—Fracasaste como alumno estrella, Byun. Aspiraba verte entre los primeros, pero siento tú uno de los chicos problemas junto con Park… No sé qué pueda esperar de vosotros.
—Un momento —acoto, ChanYeol confundido. — ¿Auch? Este sin vergüenza no tiene nada que ver conmigo, el que sea un bocón sin remedio no es mi asunto.
Byun enarco una ceja.
—¿Eso es cierto?
—No tengo nada que decir. ¿Cuál es el castigo?
El culpable de todo ese embrollo levantó una ceja ante su falso machismo, aparentando tomar el castigo como algo natural y fácil de llevar. ¡Podía ser el descendiente de Albert Einstein pero no conocía los didácticos y aburridores castigos que le imponían al incumplir una regla! Ya esperaba ver cuáles serían sus soluciones matemáticas al tener que limpiar la cochinada de todos durante todo un día.
Estiro sus dedos al ver el papel con todas las peticiones, extendida ante ellos. Ladeo la cabeza, entrecerrando los ojos entre frase y frase y estuvo a un pelo de lanzar una palabra mal sonante en frente de las narices del director.
BaekHyun no paraba de mirar de reojo al peliroja a su costado, mordiéndose las yemas de los dedos y obligándose a la idea de que convivir con él no sería tarea fácil. Recién se conocían, un comienzo trágico pero efectivo ante su intento actuado por llamar su atención, sin embargo olvido la parte más importante de todo ese plan improvisado: ahora contaba con el odio y fastidio a su existencia por abrir su bocota.
Horas después.
—El tipo se está ganando una buena paliza —amenazo ChanYeol, dándole un segundo mordisco a su hamburguesa, tirando de su flequillo exasperado.
La conversación con entre director, maestro y alumnos no fue lo más sana posible. Parte del dialogo fue basado en que él es una porquería al lado del genio de lámpara. Todo se basaba prácticamente en su diminuta existencia y lo mal que se le pasarían los meses, de semestre en semestre, viendo un cambio rotundo al percatarse de que Park no pertenecía a ella.
Bah, que ridiculez más grande.
Él era el apropiado para todo, tenía carácter, presencia, nunca faltaba, ayudaba a otros con temas que no comprendieran, entregaba trabajos a tiempo, sus exámenes no pasaban el 9 u 8. ¿Exactamente qué esperaban de él? ¿Un héroe de película? ¿Un futuro científico? ¿Qué? Incluso si él se esforzaba al máximo para demostrarles a todos que no era un comportamiento el que expresara el empeño en que se trabajaba. Y bastante que si le había costado.
No quería darle muchas vueltas al asunto, estaba exhausto y prefería evadirlo al menos hasta la otra semana. Bebió de su lata de cerveza con tanta efusividad, alterando la tranquilidad que reinaba el bar en el que se encontraba.
—Es un bebé, déjalo crecer —acoto YiFan, sonriéndole al barman. — Ni siquiera sé porque lo culpaste a él, sabiendo que todo fue por mi estúpida acción. ¿Eh?
Era cierto, ¿necesariamente tuvo que llegar tan lejos e inculparlo? Pues no, pero él tampoco tuvo la necesidad de meterse en donde no le importaba.
—Te digo que es un crio sin remedio.
—Y al parecer te está echando el ojo. —ChanYeol lo miro con cara de pocos amigos, golpeando su brazo izquierdo.
—Cállate.
—¡Hablo en serio! Tú sólo date cuenta —sus ojos dieron a parar en una diminuta mancha negra, escondida bajo los escotes de dos chicas que no paraban de coquetearle y toquetearlo de un lado a otro.
Para sorpresa suya, luego de ver el show de ciertas “damas”, no supo en que momento BaekHyun lo miraba detenidamente, con los labios presionados, al rojo vivo. Los ojos los traía inyectados en sangre y le tomo un minuto notar lo moribundo que se veía, éste se puso de pie algo descompuesto, tambaleándose pero sin quitarle los ojos de encima.
Y de pronto, colapso, se desplomo en el piso como un muñeco.
—¡Santo Dios!