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La Historia Perdida de Yoshiwara por kanei uchiha

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Notas del fanfic:

Bienvenid@s a mi nueva historia ^^

Notas del capitulo:

*¡Entrada Dinámica!*


My gosh~ al fin estoy de vuelta en AY, Me alegra estar de vuelta por acá, entro un par de veces y me doy cuenta que solo hay narusasu D: ¡Dios! ¿Que pasa con el SasuNaru? Así que quise colaborar para que no se pierda esta hermosa pareja. 

Bien pues sean bienvenidas a esta modesta historia que realmente me tiene emocionada. 

Me encantan los fics situados en la Era Edo, más si hay burdeles de por medio :v jajaja 

Este fic surgio de otro de mis fics llamado "Actor o Personaje" (que se actualizará muy pronto) si quieren darle un vistazo ahi les dejo el link ^^

 

Ya saben los personajes le pertencen a Kishiputo, sin más que decir, a leer, nos vemos en las notas finales *w*

Capítulo 1.- Ladrón

 

 

Corría como nunca en su vida, ahí estaba por fin, a unos cuantos pasos de saborear su libertad. ¡Al fin sería libre! Corrió entre matorrales sin importarle que tan lastimados iban quedando sus pies, eso era algo mínimo comparado con lo que le esperaba una vez fuera de toda esa horrible vida que llevaba.

 

Naruto o mejor conocido como Menma dentro de Yoshiwara en el Distrito Rojo de Edo. Él había llegado de la calle después de haber perdido todo en un grave incendio que termino por cobrarse de la vida de sus familiares, fue una noche trágica donde todo un linaje familiar quedo en el olvido para aquella ciudad. Había vivido desde los 5 años dentro de Yoshiwara, nunca se quejó de nada, por mucho tiempo su única responsabilidad era asistir a ciertas clases y hacer sus labores dentro de la casa principal.

 

Nunca le pareció extraño ver a muchas jovencitas vestirse hermosas e ir a otro sector de la casa desconocido para él por las noches, nunca pregunto ni hizo ningún comentario, se conformaba con solo recibir un buen alimento, una básica educación y buenos tratos. Pero todo cambio una noche. Guiado por la curiosidad, se ocultó en los jardines de la enorme mansión después de supuestamente irse a dormir. Caminó sigiloso entre los pasillos, escuchaba música y risas, en medio de su inocencia, continuo andando hacia la parte sur de la casa, unos extraños ruidos fueron llamando su atención y entre las penumbras distinguió una tenue luz entre las puertas corredizas. No sabía si era la adrenalina o el miedo corriendo por sus venas, lo que lo incitó a continuar y averiguar que pasaba ahí. Se asomó un poco y lo que vio fue algo que su joven mente no pudo comprender. Una de sus amigas adultas yacía bajo un repugnante hombre gimoteando y retorciéndose de dolor. Asustado dio unos cuantos pasos hacia atrás encontrándose con Mai-Sama, aquella bella e imponente pelirroja dueña de la casa. Naruto asustado corrió hacia ella, apenas iba a hablar pero la mujer con un gesto y llevándose el dedo índice a sus labios, le hizo guardar silencio, tomo su mano con fuerza y lo arrastro fuera de ahí. Le exigió que olvidara lo que había visto y que no volviera a escabullirse ahí, y con una sonrisa que en ese momento no supo descifrar le dijo que él le haría compañía a su amiga más adelante por que él era especial.

 

Él sabía que había algo diferente en su persona, siempre se lo decían, era uno de “esos” como les llamaban despectivamente, uno de esos engendros capaz de dar vida, como si fuera una mujer, pero conservado su apariencia de hombre. Y odiaba serlo, de lo contrario no le hubieran obligado a aprender todas aquellas artes de las que sola una cortesana de alto nivel podía llegar a aprender y dominar, personas como él no aspiraban a mucho en la vida de Edo, y la mayoría que se conocía eran vendidos a burdeles o no pasaban de simples ayudantes en grandes comercios además de ser cruelmente rechazados.  

 

Cuando cumplió 11 años ya sabía cómo servir el té, sabía llevar una conversación amena de casi cualquier tema, sabía de política, literatura y poesía -aunque no era su fuerte-, aprendía danzas y a la vez tomaba clases de música y caligrafía.  

 

 

Todos sus talentos le fueron impuestos hasta el cansancio, le hicieron crecer con la idea de que tenía que alcanzar la perfección en cada aspecto. Le costo sangre y muchas lagrimas lograr danzar sin trastabillar, tocar instrumentos desde el Koto, Shamisen, Kagura-bue e inclusive el shakuhashi. Eventualmente los años pasaron y su dominio en las artes llegaron a refinarse a tal punto de que cada movimiento tenía tanta gracia que se le comparaba con las suavidad de la caída de los pétalos de sakura. Todos y cada uno de los talentos que poseía una cortesana él era capaz de realizarlos a la perfección.

 

Tardo varios años en comprender que era esa casa y lo que había pasado con su amiga aquella noche, y a que se dedicaban las que se decían sus amigas. Pero nunca espero que esa miserable vida le arrastraría también a él, hasta que a los 15 años comprendió las palabras que Mai-Sama le había dicho a los 7.

 

Y ahora en la víspera de sus 17 años, corría como si no hubiera un mañana. Lo había planeado desde semanas antes, huiría de ese nefasto lugar, no iba a permitir más humillaciones, no iba a dejar que esos hombres llegaran más lejos, solo quería ser libre.

 

Cuando salió, eran cerca de las 4:00 de la mañana, ya nadie estaba fuera de su habitación en la casa principal y las labores iniciaban cerca de las 12 del día. Él ya había trazado su ruta de escape, sería justo detrás de unos matorrales donde había cavado y destrozado un par de tablas que le guiarían a su ansiada libertad, había pensando hasta en el más mínimo detalle, no pensó en los riegos pues estaba decidió y no quería desgastarse en algo que atrasara su viaje.

 

Apenas pudo, se retiro todas las molestas partes del kimono e inmediatamente hizo un pequeño equipaje, solo lo necesario, en su obi escondió una bolsa de monedas de oro, y todas las joyas de las se había hecho acreedor —regalo de sus clientes durante dos años — aunque no eran muchas, sabia de buena fuente lo valiosas que eran.

 

A esa hora todo estaba quieto en ese sector de la ciudad, sus únicos acompañantes nocturnos eran los gatos que se paseaban por los techos; le tomo cerca de dos horas llegar a una zona donde se pudo sentir más seguro, la zona comercial; Se las ingenio para pasar desapercibido entre las calles, seguiría una ruta que había memorizado en semanas anteriores. Había encontrado un jardín baldío casi finalizando el distrito rojo, este contaba con los suficientes arbustos y ahí escondido movió un par de tablas que le darían acceso un gran prado, que lo acercaba más un sendero que lo guiaría a internarse al bosque, era lo que más ansiaba dentro de el sería fácil ocultarse cuando se dieran cuenta de su huida. Él sabía que lo buscarían. 

 

 

Ya estaba por cruzar la primer senda que le indicaba que estaba lo suficientemente lejos de Yoshiwara. Y sonrió como nunca antes lo había hecho, la sensación de libertad que le invadía era mayor a la preocupación de encontrarse solo en el mundo y sin un lugar donde ir. Elevó su mirada al cielo, el sol le anunciaba que debía continuar que ya todo estaba bien, que pronto encontraría una aldea donde alojarse, sí, pese a todo su sufrimiento seguía siendo optimista.

 

Siguió caminando por el sendero lo llevaba directo al bosque, hasta que termino internándose por completo en el. Antes siguió una indicación escrita sobre un pedazo de madera desgastado que anunciaba la proximidad a una aldea, no sabía que tal lejano era, solo sabía que estaba en el camino correcto y solo se conformó con eso.

 

Pasaron las horas y su cuerpo le exigió alimento y descanso. No muy lejos de ahí vio un pequeño riachuelo, con mucha gracia tomo asiento sobre una roca cerca de una pequeño arrollo, se molesto internamente de hacer ese tipo de cosas por inercia, él no era así, lo habían obligado a serlo. Acerco su mano al riachuelo y se tomo un momento para refrescar su cara y de paso llenar su vasija de agua fresca. El cansancio comenzaba hacer estragos en él,  no era que no estuviera en forma, claro que debía estarlo, pero no estaba acostumbrado a largas caminatas, pero aun agotado estaba fascinado por todo, lo más lejos que se había alejado de la casa principal era a la zona comercial, así que cada metro que avanzaba era sumamente emocionante.  Dedico unos segundos a mirar a su alrededor, ¿hacia cuanto no se hallaba rodeado de tantos arboles?

 

Era mitad de septiembre, las cigarras aun se escuchaban y los arboles conservaban un color verde intenso, se fijó por un segundo en las copas de los abedules, ya no tardarían en tomar ese color cobrizo que amaba. 

 

Después de descansar unos minutos lavó una pequeña manzana roja que llevaba oculta entre sus mangas. La devoró con prisa, no quería pausar su viaje, supuso que ya eran cerca de las 12 del día, a esa hora ya deberían haber notado su ausencia y no tardarían en comenzar su búsqueda, no quería ni pensar lo que le sucedería si lo descubrían y lo llevaban de regreso. Si eso pasaba, podía asegurar que su futuro sería un completo infierno.

 

Con la misma gracia con la que se sentó, se alzó solo para echar un último vistazo a tan lindo paisaje y se perdió nuevamente entre senderos rocosos muy típicos de la región. Caminó cerca de unos quince minutos y escucho un escabroso ruido sobre el camino, de inmediato de se oculto entre los arbustos intentando escuchar. Mientras se asomaba con cuidado pudo notar a tres  hombres montados a caballo, dos vestían como policías pero uno ellos tenía todo el porte de un samurái.

 

— ¡Dicen que está rondando por estos caminos! no puede andar muy lejos, avísale a la grupo del siguiente puesto que despliegue algunos hombres, ¡tenemos ordenes de no dejarlo ir! — Después de eso solo pudo ver una espesa nube de polvo tras el galope de los caballos      

 

—No…— dijo con una voz débil— no pudieron encontrarme tan fácil… no— Y de inmediato se hecho a correr. Lagrimas de coraje enfilaron su rostro mientras corría colina abajo buscando refugio en cualquier lugar que se le atravesara. Aunque no llevaba uno de esos fastidiosos y copiosos kimonos, más de una vez la tela de su yukata se atoro pero aun así no le importo lo costoso que era, no dudo, tironeo de el arruinándolo por completo.

 

—¡No! No pienso volver ahí, no volverán a humillarme, ¡ya no más! — corrió tanto como pudo. Al final el cansancio lo venció cerca de una pequeña laguna oculta entre sauces, su torpeza le hizo caer de lleno en la orilla manchándolo de lodo y alguna que otra hierba que salto por los aires, sus rodillas se rasgaron en la caída pero ni se inmuto, sabía resistir más que eso. Maldijo su suerte una y otra vez, arrugo con fuerza la tela entre sus manos, pero que se quedó ahí respirando agitadamente, no hizo el esfuerzo de levantarse. El lodo en su rostro se fue resbalando de la suave piel hasta que no quedo más que un camino terroso sobre su cara.

 

—¿Qué habré hecho mal? — dijo para si mirando su reflejo. Frunció en el ceño al notar que aun llevaba esa horrible peluca que su “querida” Oka-san le había obligado a llevar por años, “a nadie de por aquí le gustan los cabellos de sol cariño” le había dicho. La retiro con coraje y la estampo sobre el agua manchándose de nuevo.

 

Su cabello natural se dejo ver, ese rubio brillante que tanto le recordaba a su padre. Paso un par de dedos humedecidos por sus cejas y retiro la pintura negra y en su lugar quedaron al descubierto un par de cejas castañas claras. Ese era él. Él no era Menma, ese chico cautivador por las noches, Menma era solo alguien que le habían obligado a ser. Se dio cuenta que no podía dejar tal pista sobre su paradero ahí, así que sin muchas ganas tomo de nuevo la peluca, la seco y la escondió entre sus ropas con la esperanza de deshacerse de ella en cuando fuera posible.

  

Su rostro que hacia unas horas era iluminado con una autentica sonrisa ahora guardaban la más triste expresión. Agudizó sus oídos y se alegro de ya no escuchar más caballos ni voces de militares. Estaba cansado, y pese a que parte de sus rodillas y brazos seguían sumergidos a la orilla de la laguna que para su suerte no parecía ser profunda; No salió por completo de ahí, solo se puso de pie con algo de dificultad, y noto lo maltratados que estaban sus pies por sus geta. Se inclino para revisar su lesión y chasqueo la lengua al ver que ya había sangre en un costado del tobillo. Avanzó aun más dentro del agua y esta quito todo rastro de lodo y sangre.  

 

Sin darse cuenta una de sus geta fue arrastrada por la corriente, intento alcanzarla, pero un ruido entre la maleza lo alertó, algo se acercaba a él entre los arbustos, sus sentidos se intensificaron, sentía el miedo, ideas absurdas vinieron a él pero de inmediato las descartó, se quedo quieto pues le ruido cesó, en su intento por alejarse uno de sus pies se atascó con una raíz  bajo el agua, mientras intentaba liberarse aquel sonido volvió, inmediatamente levantó la vista y se quedo sin habla. Cerca de la orilla sobre unas rocas, un hermoso zorro rojo salía de los arbustos y lo miraba sin inmutarse; el animal tenía un porte majestuoso, apenas y movía su esponjosa cola, lo veía a los ojos y no parecía tener intenciones de huir. Ambos permanecieron así por un pequeño lapso, no sabía que significaba ese encuentro pero quiso tomarlo como un buen presagio, quería aferrarse a eso. Liberó su pie y caminó lentamente hacia el animal casi como hipnotizado por su belleza, Naruto estiró su mano en un vago intento de acariciarlo, estaba emocionado.

 

— ¿Ambos estamos solos eh? — suavizó su voz al hablarle al animal. El zorro estiro el cuello y olisqueo la punta de los dedos del chico. Observo al zorro bajar la cabeza para tomar un poco de agua y Naruto se animó acariciarlo, para su sorpresa el animal parecía estar en confianza con él. Rascaba emocionado tras las orejas del animal cuando este a una velocidad impresionante le dio la espalda y se perdió entre los arbustos. No entendió por que el zorro huyó de esa manera hasta que sintió que no estaba solo, y temeroso de lo que podía encontrar tras él se dio la vuelta.      

 

—¿Esto es tuyo? — Tan cauteloso como un gato apareció un joven, apenas y estaba asomado de entre las finas ramas que caían sobre el agua. Tuvo un presentimiento pero no supo identificarlo como bueno o malo.

 

Lo recorrió rápidamente con la mirada, supuso que era un viajero por sus vestimentas algo desgastadas y apariencia descuidada. Era de cabello sumamente negro, piel clara y poseía unos filoso ojos obscuros que no lo perdían de vista, se notaba joven tal no sobrepasaba los 20 años. Era puesto pero se veía como un pordiosero a fin de cuentas. No pudo evitar hacer míralo con desagrado. Aunque su mirada no se viera amenazante no estaba dispuesto a fiarse del extraño.

 

Para el viajero fue como si se detuviera el tiempo mientras se veían a los ojos, un jovencito rubio y con unos poderosos ojos azules, nunca había visto algo así. Ninguno hizo ningún movimiento por un rato. Un suspiro salió mudo de sus labios cuando vio al joven erguirse y estilizar su figura esbelta y dedicarle una mirada dura, llena de desconfianza que solo afino aquellos sorprendes ojos azules. Definitivamente él era inusual.

 

Naruto no dijo palabra alguna, y solo se dedico a mirarlo sin atreverse a tomar de nuevo su geta —Tómala… es tuya— se acerco cauteloso y con cierta duda la tomo y se alejo un poco, él seguía dentro del agua pero aun así, Naruto se mantenía en guardia, su mano derecha estaba a punto de empuñar una pequeña hoja oculta que guardaba consigo siempre. —Tranquilo, no quiero hacerte nada— movió sus manos hacia al frente y caminó hacia atrás.

 

Esa mirada seguía sin inspírale confianza, no lo miraba como todos esos malditos en aquella maldita casa, pero aun no terminaba de fiarse, debía admitir que el aire misterioso que rodeaban al joven captaba un poco su atención.  

 

—Debes ser muy noble como para que un animal así reconozca y acepte tu presencia— halagó el extraño  

 

— ¿Quién es usted? ¿Un samurái? —  dijo temeroso asegurando aun más el puñal entre sus manos. —¿Qué busca? —su voz se hizo cada vez más profunda, pero a la vista del extraño, el jovencito no expresaba más que falsa entereza.

 

—Soy un simple viajero. —dijo simplón y encogió sus hombros— Y si te soy honesto, lo que más quiero ahora es pasar lo desapercibido posible. — A Naruto no le tranquilizo del todo esa respuesta, y menos cuando vio que cargaba una espada tras él— Pareces perdido— Se animó a decir.  

 

—Estoy bien, gracias por lo de hace un momento, pero debo irme — Rápidamente se coloco su geta y se dispuso a alejarse pero el extraño no le permitió alejarse mucho al sujetar fuertemente una de sus mangas. —¡¿Qué crees que haces idiota?! — busco de inmediato soltarse. Su mano libre busco el pequeño puñal, pero el otro predijo sus movimientos y fácilmente se hizo con la cuchilla.

 

 —Lo siento, pero necesitare tu ayuda, así que vendrás conmigo por unos momentos, ¿No te molesta verdad? —El extraño afianzo el agarre sujetándolo de la cintura.  Naruto sintió una presión extraña sobre sus costillas y dejo de moverse, al echar un vistazo, vislumbro el inconfundible brillo de su cuchillo. El maldito se atrevía amenazarlo con su propia arma. Estaba asustado pero no lo demostró.

 

—Eres un.. — dijo al removerse

 

—Tranquilo niño, solo ayúdame a pasar desapercibido ante unos guardias y te dejare ir en el siguiente pueblo, lo prometo

 

—¿Guardias? —Lo busco con la mirada sorprendido, hizo conjeturas rápidas y la platica de los soldados vino a su cabeza de nuevo. Sabía que era imposible que comenzaran su búsqueda de tal magnitud a tan solo unas horas de haberse marchado, sus esperanzas volvieron y supo que debía seguir poniendo distancia entre Yoshiwara y él —Eres el tipo que están buscando. — Afirmó

 

—Así es mi querido…—le sonrió de una forma irritante— chico así que solo necesito pasar desapercibido y desapareceré de tu vida, para siempre. Lo juro—Aunque Naruto no había aceptado para el extraño no represento ningún reto forzarlo a caminar, pero debía admitir que sabía oponer resistencia.

 

—¡Ni loco! ¡En cuanto vea algún guardia gritare y te delatare si no me dejas ir ahora mismo! — Le amenazo una vez que salieron de entre la maleza, frente a ellos se encontraba un nuevo sendero. Por unos largos minutos siguió firme en sus intentos de escape, hasta que escucho algo parecido a un tintineo, su vista viajo al suelo para ver sus joyas esparcidas por el suelo.   

 

—¿Crees que no noto que estas huyendo? — Dijo con voz seria, sus rostros se encontraron y él no fue capaz de sostenerle la mirada en cuanto terminó de hablar— Solo me basta ver tus ropas para saber de donde vienes, llevas ropa cara, y esas joyas… seguro han de estar buscándote. ¿Tengo razón no es así? —  el chico ya no dijo nada—  Ayúdame a pasar inadvertido y tienes mi palabra que te dejare libre apenas lleguemos al siguiente pueblo, no falta mucho ¿Que dices? —Naruto iba a contestar un rotundo no pero el otro no le dejo siquiera comenzar hablar— Pero antes que decidas, considera esto, te aseguro que no llegaras muy lejos sin mi ayuda, hay muchos caminos y por aquí es fácil perderse, el bosque es peligroso…

 

Naruto maldijo por lo bajo, el maldito era astuto, no le extrañó que fuera buscado por el ejercito, debía ser peligroso y su compañía solo arriesgaba su huida.  

 

—¿Cuánto falta para llegar ahí? — hablo al fin, aun parecía analizaba los pros y los contras

 

—Si acaso unas cuatro horas— Con su cabeza señalo hacia atrás al notar la disposición del chico — será más rápido por ahí.

 

—Supongo que no tengo otra opción. — Aprovecho que el extraño se confió y lo alejo de un empujón, rápidamente devolvió las joyas a su bolsa y comenzó a caminar en la dirección en la que previamente había señalado su ahora compañero de viaje. —Pero tengo dos condiciones — se giro antes que el otro comenzara a seguirle el paso.

 

—Habla— sonrió divertido.

 

—Primera, guardaras tus distancias y no intentaras nada extraño. — el extraño asintió

 

—Me parece razonable, ¿que más?

 

—Me devolverás mi cuchillo— extendió su mano exigiendo su arma. El moreno negó rotundamente—es la única manera en que me sentiré seguro contigo, tu tienes una espada, regrésame el cuchillo— exigió Naruto.

 

—De acuerdo…— y de mala gana se lo entrego. —Tú ganas. Por cierto niño, ¿Cuál es tu nombre? — y camino respetando el reciente acuerdo del espacio entre ellos. El moreno notó como este se detuvo abruptamente, no tuvo una idea clara del por que de su reacción, y tampoco intento presionarlo pero se alegró cuando vio como el chico giro su rostro y se decidió a hablar. 

 

— Uzumaki, Uzumaki Naruto — Dijo despacio, sintió como su pecho se lleno orgullo al decirlo libremente, hacia tanto que el mismo no se llamaba así que comenzaba a olvidarlo.

 

—Un gusto, llámame Sasuke— Naruto le miro e hizo un gesto para continuara su presentación — eh.. olvidemos por ahora el apellido

 

—Como quieras…— se encogió de hombros y comenzó su andar de nuevo.  

 

 

 

 

 C O N T I N U A R A ~

Notas finales:

¡Hola de nuevo!

En esta historia, Naruto será un antiheroe, quise cambiar un poco las cosas, en fin a ver como resulta, ya tengo un poco  avanzada esta historia, pero esperare un poco a ver como reaciona en los comentarios y eso.

Y si, como leyeron en el resumen esto no tiene final feliz, ¿No es genial? *w*

Nos vemos en otro cap <3 byebye~


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