Aquella mañana, el día en que sehun había salido de casa con luhan y su mejor amigo, tao y kris se quedaron durmiendo un poco más respirando de la tranquilidad que su cuarto les ofrecía. Ambos tenían camas separadas, pero cuando kris supo que tao le tenía pánico a la oscuridad en un día de bastante lluvia, empezaron a compartirlas acostumbrándose así a dormir uno cerca del otro sin separarse ni un segundo.
Por su puesto, ambos estaban felices de que su hermano de en medio por fin hubiese logrado reencontrarse con su ángel y ahora fuera feliz junto a él, pero sabían que esa felicidad no le duraría mucho. El cielo no los dejaría estar juntos así como así. ¿Cómo era que lo sabían?, pues bien, tao y kris tenían que estar lidiando con un problema tras otro por eso mismo. Era un milagro que aun siguieran juntos después de todo lo que tenían que estar pasando. Ellos intentaban a todo dar que su relación a ojos de los demás se viera perfecta, pero la realidad era otra. Kris se había encargado de hacerle creer a sehun que no tenían ningún problema, por otro lado, tao tenía que encargarse de su madre, hermano, y demás gente que conocía, decirles que todo estaba bien y que jamás se separarían. Si ellos mismo no se encargaban de creer que se mantendrían juntos hasta el día de su muerte, entonces simplemente terminarían por acabar con su relación, y eso era lo que el cielo quería y ellos no le darían.
Perezosamente, el primero en abrir sus ojos fue el pequeño panda. Estaba tan acomodado en los brazos de su mayor que se apegó aún más a él para acobijarse en el calor del contrario, y se quedó allí, deseando no levantarse, no enfrentar más problemas de los que ya tenían.
Estaba cansado. Tao estaba cansado de tener que estar peleando una y otra vez sabiendo que a kris era a quien realmente debían sucederle las cosas. Y le sucedían, a kris siempre lo mantenían de problema en problema sin descanso alguno, incluso intento matar a quien lo estaba volviendo loco porque simplemente estaba harto de la situación, pero no fue capaz, primero, porque tao estaba allí y el no sería capaz de hacer sufrir a su pequeño por otro incidente estúpido, y segundo, porque el aún era un ángel, alguien que no podía causarle daño a otra persona ni porque todo su cuerpo y mente se lo exigieran.
Amaba a kris, tao amaba tanto a su chico que moriría por el si ese fuera el caso, pero por más que el deseara mantener a kris fuera de todo aquel caos que vivían a diario, el simple hecho de poder tener un respiro en la noche ya era toda una bendición.
Sin previo aviso, tao simplemente lloro, despertando con sus lágrimas al más alto quien al observarlo no pudo evitar sentirse culpable mientras lo abrazaba de vuelta con fuerza intentando decirle con este que él estaba allí, que lo apoyaba y se quedaría junto a él el resto de su vida.
-no llores tao. Por favor, no lo hagas -rogo kris, conteniendo sus lágrimas para no verse tan débil ante la situación que, realmente, lo estaba volviendo demasiado vulnerable-
-kris, te amo, te amo como no te lo imaginas, yo... Yo solo quiero que esto acabe, quiero ser feliz contigo -exclamo entre hipidos, acongojado por todo lo que les estaba pasando, y por su mayor problema, lay-
-tao, mírame –pidió. El menor obedeció mirándolo con ojos rojos y brillantes y kris le planto un dulce beso en la boca, limpiándole con sus pulgares las lágrimas que mojaban sus tiernas mejillas- estaremos juntos por siempre, así que no te preocupes. No llores por que me lastimas cada que lo haces –confeso, tao asintió levemente y luego abrazo aún más fuerte a kris enterrando su cara en el pecho del contrario para calmar sus sentimientos-
Una vez que ambos estuvieron mejor y más despiertos, tao se vio obligado a pararse al igual que kris porque el estúpido sueño ya se había ido. El primero en bañarse fue tao, y cuando este salió le siguió kris.
Se pusieron de lo más simpáticos ambos (pues los dos tenían un gran estilo para vestir) y luego bajaron a la sala siendo recibidos por el agradable abrazo de su madre quien los obligo a sentarse en la mesa para comer su desayuno.
Mientras comían, tao sujetaba la mano de kris por debajo de la mesa, y la madre de ambos se quedaba maravillada pues no sabía cómo sus dos adorables hijos eran capases de comer con una sola mano y con demasiada cantidad de comida en sus tenedores. Al haber terminado, kris recogió los platos y los lavo, tao los seco, y luego salieron nuevamente con las manos entrelazadas, para despedirse de su madre con un beso en la mejilla y salir a dar un paseo como era habitual en ellos.
Las salidas de ambos eran seguidas pues querían disfrutar de todo antes de que algún incidente se los impidiera. Increíblemente, ninguno se cansaba del otro y ambos reían por cada comentario que decía el otro. Eran felices, lo eran bastante y eso les gustaba. Compraron helados y luego se sentaron en el prado de un enorme parque para contemplar a los niños jugando y a los pájaros hiendo de aquí para allí en busca de las migas de pan que les lanzaban los ancianos y algunas personas mas jóvenes.
-es increíble- elogio tao, mirando a una señora que increíblemente tenía un montón de pájaros parados en sus hombros y cabeza sin ensuciarla, y sin espantarse cuando ella se movía para lanzarles migas de pan. Kris también miraba lo mismo y asintió, riendo al imaginarse a tao en su lugar-
-contigo se espantarían. No das la impresión de ser buena gente –se carcajeo el rubio. Tao lo fulmino con la mirada y kris se calló sin poder ocultar una enorme sonrisa-
-¿Qué dijiste? –pregunto el azabache. El rubio negó y se acercó para plantarle un beso en el cachete-
-nada. Que eres un panda bastante sexy y lindo –musito en el odio del menor. Al escucharlo, tao se sonrojo y desvió la mirada para mirar a otro lado que no fuera el rostro de su novio. Siempre caía ante sus tentaciones, y no era para nada agradable-
-babbo –murmuro, kris rio bajito y apoyo su cabeza en el hombro del azabache cerrando los ojos para dejar que el silencio los tranquilizara-
La tranquilidad les duro poco pues un chico, cogiendo a ambos de improviso, se abalanzo sobre kris cayendo encima de este y dejando totalmente desorientado al panda quien se quedó atónito mirando al desconocido que se había atrevido a tocar a su novio. Al ver al metido, suspiro y no puedo evitar sentir enojo y ganas de matarlo así fuera a piedra o con sus propias manos. Por su parte, kris, al ver el dulce rostro que tenía encima, se dedicó a empujarlo con fuerza y esconderse detrás de su lindo matón para rodearlo con los brazos eh impedir que cualquiera se atreviera a tocarlo. El nuevo se sobo la cabeza debido a que el mayor lo había hecho estrellarse contra el piso y le dedico una mueca de disgusto a tao quien se la devolvió mucho más sádica y siniestrar
-hola, lay –saludo entre dientes el considerado panda. Tratando de controlarse ante la presencia del contrario-
-hola taozi –saludo el ya nombrado lay picaron y coqueto mientras se acercaba a la pareja- hola mi amor –saludo nuevamente, esta vez refiriéndose a kris quien lo fulmino con la mirada y se apego más a su chico-
-no me llames así, maldito mostró – atajo el rubio, ya lay se disgustó nuevamente al ver la rencorosa mirada del chico dirigida hacia su persona-
-perdona, pero soy mucho mejor que un monstruo, angelito. Mucho mejor que tao –declaro lay, y miro al azabache quien, aunque se mantenía serio y frio, mostro un destello de desilusión ante aquellas palabras-
-ni se te ocurra decir eso –le corto kris- tao es mucho mejor que tú y cualquiera de tus encantos, no eres más que una puta sínica y regalada, así que, de buena manera, te pido que te vayas –ordeno el rubio. Al escuchar sus palabras, el castaño enfureció y unas leves llamas de odio adornaron sus ojos-
-es por culpa de ese idiota que me dices así, ¿verdad, kris? –Interrogo lay, señalando a tao acusadoramente- es por culpa de esa zorra…
-¿a quién le dices zorra? –Le corto tao, soltándose del agarre de kris para pararse de un brinco-
-a ti, prostituta barata –remarco lay, acercándose a tao para encararlo-
Tao nunca era violento. De alguna manera, las palabras que aquel chico expulsaba eran como veneno para sus sentimientos. No le gustaba ser insultado, era una persona muy débil ante lo que los demás digieran de él. Por más que demostrara ser fuerte, era como un niño. Un niño el cual trataba de defenderse tras su ruda apariencia. Antes de si quiera decir algo más, la mano de lay ya le golpeaba el rostro mientras el retrocedía aturdido por la mezcla de pensamientos y el reciente puño que acaba de recibir. Kris, al verlo, tardo más en pararse que en acercarse a lay y cogerlo del pelo para empezarle a golpear los cachetes una, tras otra, tras otra cachetada, que, increíblemente, solos e vieron frenadas cuando tao recupero la compostura y se lanzó sobre el imponente rubio para separarlo del castaño y evitar así más discusiones.
-cálmate, kris, no te rebajes a su nivel –le susurro tao tranquilizándolo-
Ante las palabras del azabache, kris se calmó, y miro los rojizos cachetes del castaño sintiéndose feliz de que esa fuera su obra de arte.
-no te vuelvas a meter con tao, puta –le espeto kris, y agarro la mano de tao para alejarse de allí antes de que el contrario pudiera decir algo.
Al haber estado lejos. Lay sonrió ladinamente y se paró, sobándose los cachetes ante el ardor de estos. Ya estaba muy cerca de acabar con aquella relación, solo necesitaba meterse un poco más y deshacerse de tao, solo acabar con la vida de aquel azabache y así cumplir su misión.
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Al haber estado lejos, tao se separó bruscamente de kris mientras volvía a derramar lágrimas y se tapó el rostro en busca de ocultarlas de su contrario. No quería hacer sentir mal a kris, no quería que él se enojara por su estúpida he infantil actitud, pero no podía más con eso. No podía lidiar con lay, y luego con los problemas que le aparecían en el camino de apoco y constantemente.
Kris intento acercase, pero tao se separó lentamente, impidiéndole que le tocara. A kris se le oprimió el pecho ante aquel gesto de rechazo y sintió miedo de lo que pudiera pasar después. No quería sentirse abandonado por tao. Si tan solo pudiera matar a lay.
-tao… -murmuro suavemente. Este negó y siguió con el rostro escondido en sus manos-
-lo siento kris –dijo el azabache entre hipidos- siento no poder ser fuerte ante esta situación, siento lastimarte –murmuro, y luego se quitó las manos de los ojos para salir corriendo de allí, para llegar a su hogar y sentir nuevamente la tranquilidad de su pieza-
Kris sintió que se quedaba sin habla, que no se podía mover, y que, de alguna u otra manera, su corazón se había destrozado. Esto no debía estar pasando. Tao era su todo. Se había deshecho de sus alas por él, y seria incluso capaz de morir por él. Pero… se estaba acabando. Su hermosa relación se estaba acabando.
En ese instante, se permitió llorar, y entonces corrió, corrió tras de tao y su tranquilizante calor. No lo perdería, no dejaría que el cielo le ganara la partida. Si querían que kris se convirtiera en el mismísimo demonio por un simple humano, entonces lo aria. Al fin y al cabo, al morir desaparecería. Al fin y al cabo, al final todo se acabaría.