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Crónicas de un adolescente enamorado por SeventeenWorld

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Notas del capitulo:

Gracias por comentar

—    ¡Estoy libre!

El balón voló de la banda izquierda hasta el centro de la cancha. El capitán la recibió con el pecho y después le pegó con la pierna diestra clavándolo en la esquina izquierda de la portería. Un impresionante gol. Los jugadores dejaron de correr y se agruparon lentamente en un círculo alrededor del capitán.

—    Mingyu, ¿qué pasó? —El rubio preguntó con el ceño fruncido al portero.

—    ¡Lo siento! —Gritó el muchacho alto y castaño desde el arco con una sonrisa juguetona.

—    Seokmin, debes mejorar la defensa, no me costó nada el pasarla; Mingming buen trabajo en la banda, procura hacer mejor la finta; Hansol, despierta, hombre; y Jeonghan…

—    ¿Qué, Seungcheol? —El castaño de largos cabellos se acercó con su sonrisa de ángel hasta el capitán.

—    Okay, lo hiciste bien —rodó los ojos, pasando el brazo por los hombros de su novio, restregando su nariz con la del otro.

—    ¡Iugh! —Hansol hizo un gesto de asco.

—    Chicos, terminamos por hoy. —Los jugadores dieron un grito de afirmación y se dirigieron hasta los vestidores.

Seungcheol bajó su mano hasta la cintura de Jeonghan y este le dio un codazo en las costillas con una sonrisa traviesa en la cara. Llevaban saliendo casi un año, se habían conocido por el equipo y desde siempre existió una atracción entre ellos. Jeonghan era la persona indicada para Cheol; era popular, buen jugador, sociable y apuesto. Era como si debieran estar juntos.

—    ¿Qué harás hoy? —Le preguntó el de cabellera larga mientras se cambiaban en los vestidores.

—    Tengo que ir a una salida familiar —el mayor hizo un puchero—. Hansol, dijo tu madre que no se te ocurra escapar esta vez.

—    Cállate —Chwe Hansol era su adorable primo, dos años menor y además jugador del mismo equipo.

—    Como sea, ¿por qué preguntas, ángel?

—    Es que… hoy es viernes, mis padres salieron y…

Bastó con que susurrara esas palabras para que la mente de Cheol supiera el rumbo de la situación. Se mordió el interior de la mejilla y luego mostró una sonrisa sin ninguna inocencia. Echó un vistazo y se aseguró de que su primo ya se hubiera ido.

—    Haré todo lo posible para zafarme —le guiñó un ojo—. Te mensajeo en la tarde —le dio un beso en los labios y salió corriendo de los vestidores con su mochila en uno de sus hombros.

Tenía que correr hasta su casa e inventarle alguna excusa a su madre para no ir a esa tonta obra de teatro. Su padre era el delegado de la ciudad, y parte de sus obligaciones eran “impulsar las bellas artes en los jóvenes de la actualidad”, por lo tanto, inauguraba cosas como recitales, conciertos y obras de teatro. Seungcheol no tenía problema con ello…, si eso no implicara que lo llevaran a cada una de esas cosas para dar una buena imagen.

Vagaba por los pasillos en dirección a la salida. Tomó el celular de su bolsillo y marcó a su madre. Como siempre, no contestó. Se suponía que quienes no atendían el teléfono eran los hijos, no al revés. Marcó una segunda vez y por fin atendió.

—    Madre —comenzó con un tono de reclamo.

—    Lo siento, amor. Estaba en yoga con tu tía. ¿Qué pasa?

—    Sí —suspiró—, ¿qué tan necesario soy en el evento de hoy?

—    ¿Por qué?

—    ¡No me contestes con otra pregunta! —Rodó los ojos y se aclaró la garganta—. Es que tengo mucha tarea.

—    Es viernes, amor, ya tendrás el fin de semana.

—    Sí pero… mi equipo sólo puede reunirse hoy.

—    Pero tú no puedes. Seungcheol, sabes que especialmente en estos eventos es indispensable que estés presente. Eres la imagen de la “juventud” en este distrito.

—    Ugh. Pero… ¿no debería descuidar la escuela, no lo crees?

—    Además, amorcito, no te creo. Ya me has dicho lo mismo varias veces y resulta mentira.

—    No miento —Seungcheol divisó en el fondo del corredor la melena rubia del niño amigo de Jeonghan—. Es más, aquí mismo están mis compañeros, ellos te lo pueden decir.

Cheol puso la llamada en espera y trotó hasta encontrarse de frente con Soonyoung; era un chico muy divertido y agradable, siempre le cayó bien, además de ser muy lindo. Platicaba con otros dos chicos, uno castaño y el otro pelinegro. Le tomó del hombro para llamar su atención.

—    Niño —en seguida frunció el ceño. Sabía que a Soon le molestaba eso, pero su cara de molestia era demasiado bonita como para perdérsela—. Necesito un favor.

—    ¿Qué sucede, hyung?

—    Sólo dile a mi madre que el proyecto lo tenemos que hacer hoy —le puso el celular en la mano.

—    ¿El pro…? ¿De qué hablas?

—    ¡Sólo dile que no puedes otro día más que hoy!

—    Está bien, está bien —se llevó el celular a la oreja—. ¿Hola?... Oh, sí. Sólo podremos el día de hoy… ya veo… ajá… supongo que está bien. ¡Hasta luego, señora!

—    ¿Qué te dijo? —El rubio mayor se mordía las uñas.

—    Dijo que puedes irte terminando la obra. ¿Puedo saber en qué estoy “ayudando”?

Seunghcheol hizo cuentas mentales; la obra iniciaba a las siete, y duraba una hora y media. Lo que significaba que tendría desde las ocho y media hasta las doce para ir a casa de Jeonghan. No era mucho, pero era algo.

—    Nada importante. Gracias, Soon —el menor sonrió, tal vez alegrado de que no le dijese niño—. Aw, eres lindo cuando sonríes.

Miró a los acompañantes del chico de cabellos claros, eran niños muy lindos; el castaño de sonrisa atractiva y el moreno de cara sexy. Les sonrió coqueto y se notaba que no lo esperaban pues un ligero rubor se notó en los dos.

—    ¿Quiénes son tus amiguitos, niño? —Otra vez el ceño fruncido de Soon.

—    Junhui hyung y Wonwoo, son de mi clase.

—    Un gusto, niños, mi nombre es Seungcheol —guiñó un ojo, pues sabía que no era necesario presentarse, todos le conocían—. Y… ¿están saliendo con algui-…?

—    Listo, vámonos —una voz que vino desde detrás de Cheol interrumpió la presentación y coqueteo del mayor.

El capitán se dio media vuelta, y se encontró con la persona más adorable del mundo según le dictaba su consciencia; un chico de ojos pequeños y alargados, dientes blancos y derechos, nariz redonda, cabellos rosados, y (sobre todo), lo que cautivó por completo sus sentidos fue…

—    …Eres tan pequeño —susurró con una sonrisa en los labios.

Fue como si el apocalipsis hubiese llegado, de otra forma no se explicaría la cara de terror puro tatuada en los rostros de sus menores. Pero Seungcheol estaba tan concentrado en admirar a la pequeña humanidad que desbordaba ternura que no lo percibió.

El de cabellos rosados sonrió forzadamente y extendió una de sus manos hasta atrapar el antebrazo del mayor —estaba prácticamente frente a frente con Seungcheol, por lo que no fue difícil alcanzarlo— y ejerció progresivamente un poco más de fuerza. Cheol cambió su completa cara de bobo por una mueca que terminó en gemidos de dolor. Era como si una trampa para osos se hubiera aprensado en su brazo.

—    No soy pequeño —sentenció el de gran fuerza— sólo un poco más bajo, ¿verdad, hyung?

—    S-sí. Duele, duele, duele, suelta.

—    ¡Qué bien que nos entendamos! —Soltó su agarre y el mayor suspiró—. Me voy, chicos —alzó una mano a los de su edad—. Adiós, hyung. —Golpeó el hombro de Cheol, pero aplicando más fuerza de la requerida para ser un gesto amistoso.

El de cabellos rosados se alejó por el corredor contrario. Seungcheol gimió una última vez al ver una horrible marca roja en su brazo. ¿Cómo tanta fuerza podía caber en ese cuerpecito?

—    ¿Qué le sucede? —Soltó molesto a los presentes.

—    Jihoon es algo especial con el tema de su estatura —respondió Junhui—. No es buena idea hacerlo enojar. Él es…

—    Agresivo —interrumpió Soonyoung.

—    Temperamental, diría yo. Su aura es demasiado roja —concluyó el castaño.

—    …¿y tiene novio? —Seungcheol recuperó su sonrisa en menos de lo imaginado.

—    ¡Hyung! —Soon pareció indignado. ¿Cómo podía este sujeto preguntar eso cuando era el novio oficial de Jeonghan?

—    ¿Qué? ¿A caso tiene novia?

—    No tiene —respondió Wonwoo y enseguida recibió un codazo por parte de Soon— ¿qué?

—    Hyung, si valoras tu vida, no lo molestes; además, Jeonghan hyung se podría enojar.

—    Sí, niño —rodó los ojos—. Me tengo que ir también; pero te debo una. Nos vemos, lindos bebés.

Se marchó antes de que cualquiera de los tres pudiese hablar. Tenía que llegar temprano a su casa para que su madre no se retractara de sus palabras. Después de cada evento que su padre tenía, siempre venía una fiesta con políticos, gente reconocida y los participantes del evento. Gracias al cielo podría saltarse aquella tediosa parte, pensó.

La tarde voló más rápido de lo que imaginó, y en un pestañear, se encontraba listo con un traje negro, pero sin el molesto saco, y con el cabello fijado hacia atrás; de gala. Su primo estaba ahí en la sala junto a él.

—    ¿No pudiste huir? —Le preguntó con una sonrisa en el rostro.

—    Por ahora. Sólo espera y verás.

El padre de Hansol era un político reconocido de la zona, por lo que también era normal que asistieran a ese tipo de eventos. Hansol era un buen chico, algo malhumorado a veces, pero Seungcheol recordaba con claridad una época donde su primo era muy alegre y divertido. La pubertad lo mató, seguramente.

Después de quince minutos de espera, media hora de camino y diez minutos de un discurso aburrido de su padre, por fin se encontraban en el teatro esperando por el estreno de esa obra. Cheol revisaba su celular cada tanto vigilando el momento en el que el reloj digital marcara las ocho con treinta minutos para poder irse.

La puesta comenzó cinco minutos después de la hora. La trama era bastante… extraña, por lo que podía entender, era una mezcla de Peter Pan, Alicia en el país de las Maravillas, y alguna película de Barbie. La trama era absurda y los actores buscaban cualquier momento para cantar. No era una obra, era un maldito musical.

Seungcheol estuvo a punto de quedarse dormido de no ser porque la coincidencia más maravillosa del mundo llegó casi al final del primer acto. Bajando por el medio del escenario, a través de unos cables (claramente visibles), un hada rosa cautivó por completo su atención.

“Jeonghan, amor, no podré ir a tu casa hoy. Te iré a visitar mañana.”; pulsó ‘enviar’ en la pantalla del celular y regresó la mirada al hada rosada y cantarina.

Notas finales:

Una chica comentó sobre Dooyon; yo también creo que era perfecto para Cheol, pero... pero... también me gusta el S.Zi/JiCheol/SeungHoon. No hagas que me remuerda más la conciencia; sólo incluí a Mingming porque de verdad que en mi mente Jun no puede estar con alguien más xDD

 

En fin.

 

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Pia pia.


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