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Crónicas de un adolescente enamorado por SeventeenWorld

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Notas del capitulo:

:)

 Este lugar es un asco.

— Ey —el rubio fingió indignación con una sonrisa en la cara—, es como mi segundo hogar. Más respeto.

Soonyoung alzó un pulgar en dirección a su amigo castaño y ambos caminaron por el canal húmedo donde se llevaría a cabo la batalla de baile de ese viernes. La primera vez  que Junhui aceptaba acompañarlo y todo sería para amenazar al idiota de Yao Mingming.

Junhui le había contado que el chino azabache había sido el responsable de las fotos esparcidas por toda la escuela donde Jihoon y Seungcheol aparecían en una escena comprometedora; aquello se lo dijo el martes —el mismo día que Minghao se molestó con él al grado de dejar de contestar sus mensajes—. Habían acordado no hacer nada al respecto ya que esperaban que el rumor se acallara con los días.

Pero las cosas parecían ir peor, el acoso verbal pasó al físico y durante la semana Jihoon había sido víctima de un montón de "bromas" pesadas; la de aquel viernes, haber sido encerrado en el salón de detención por una hora. Todo se complicaba ya que Seungcheol decidió volverse la sombra del bajito de cabello rosado; durante los descansos que coincidían o cuando la hora de salida de Jihoon llegaba, el capitán del equipo de fútbol estaba ahí para acompañarlo.

Y en parte, eso era bueno, ya que nadie se metía con Seungcheol. Pero cuando el menor se quedaba a solas el infierno se le venía encima, y sus amigos no podían protegerlo de toda la escuela. 

Lo peor del asunto es que a la única persona que se supondría le tendría que haber afectado la "infidelidad" parecía llevar el asunto con mucha calma. Junhui y Seungkwan visitaron con frecuencia al ángel, pero el chico parecía muy calmado y hasta relajado. Es cierto que Jeonghan había dejado de asistir a los entrenamientos esa semana —y que no se presentó a un partido importante el jueves—, pero eso no se debía a su ruptura con Seungcheol, eso tenía un motivo desconocido hasta para sus amigos.

En conclusión, para los demás, el asunto quedaba como la trama de una telenovela barata, donde Jihoon era visto como el amante que se quedó con el esposo, Jeonghan como la víctima que había dejado al equipo de fútbol por la tristeza, y Seungcheol como un iluso que había caído en "la trampa" de un peli-rosado.

Pura mierda.

Junhui, ante ese panorama, no aguantó más el quedarse de brazos cruzados. Decidió encarar al causante de todo ese problema, el mismo sujeto que había hecho pública una fotografía que era fácil de malinterpretar, Yao Mingming.

Soonyoung le había contado a su amigo castaño de un lugar donde podía golpear al futbolista sin que nadie los interrumpiera o le expulsaran de la escuela. Junhui no gustaba de la violencia, ya que eso le llenaba de vibras negativas, pero la situación lo ameritaba. 

— Allá está —señaló el menor con un gesto de cabeza.

El chino siguió el camino con la mirada, encontrando a un azabache alto acorralando a otro chico de cabello teñido de gris contra una camioneta negra de remolque, besándole hasta las anginas. Jun hizo una mueca de asco y rodó los ojos.

— Espera aquí, no tardaré.

[...]

<< Minghao... ¿ya me contestarás?

Enviado 7:40pm. 

Aquel era el décimo mensaje que Soonyoung le enviaba al Minghao, habían pasado casi tres horas y no tenía respuesta, como con todos los anteriores. Suspiró pesadamente.

Entendía que no fue la manera correcta de tratar de advertirlo sobre Mingming, ya que, bueno, a nadie le gusta que hablen mierdas de su mejor amigo. Pero Soonyoung sólo quería evitar que el pervertido azabache le hiciera cualquier cosa a Minghao. El de cabellos coloridos era alguien muy confiado, se notaba, y tenía un buen corazón como para ser herido.

Soon sólo quería protegerlo.

Y consiguió que Minghao dejara de hablarle, incluso no asistió a su clase de coreano aquel viernes. Cuando el de pequeños ojos se lo encontraba por los pasillos de la escuela, éste se daba media vuelta o se escudaba en sus amigos —y Soon no simpatizaba mucho con ese grupo de chicos ya que todos pertenecían a los pesados del equipo de fútbol—.

En resume, no sabía como acercarse al chico que le gustaba.

Porque Soonyoung no puede negar que aquel muchacho lo tenía un poco más que encantado. Su sonrisa, su raro acento, sus gestos... Minghao simple y llanamente le gustaba en todo el sentido de la palabra. 

Y era algo tan nuevo, ya que a Soonyoung nunca le había gustado nadie, literal. Toda su vida se resumía en sus amigos, intentar pasar de año en la escuela y el baile. El amor era un asunto tan ajeno a él; Junhui se la vivía buscando el amor, Jihoon lo evitaba a toda costa y Wonwoo amaba intensamente a una persona. Soonyoung sólo no había puesto atención a ese aspecto.

Hasta que llegó Minghao. Minghao que llamaba por completo su atención. Un chico del cual no sabía nada y quería protegerlo de todo. Que jodida situación.

  — ¡El retador de hoy, The8! —anunció la rasposa voz de Jaeho.

El rubio volteó bruscamente hasta donde el círculo de gente se formaba rápidamente para ver la batalla de la noche. The8. Aquel sujeto desconocido que le ganó aquella vez. Soon frunció el ceño. Se acerco a la pista, apartado algunas personas de su camino, y cuando la estruendosa música comenzó, vio al mismo lánguido y alto muchacho apodado The8.

El chico llevaba una máscara negra que cubría más de la mitad de su cara y la capucha de la sudadera cubriendo su cabeza. Sus movimientos eran rápidos y acertados, un poco a destiempo con la música pero tan complejos que disimulaban ese hecho. Era claro por qué le ganó.

Aquella vez, Soon estaba tan sorprendido de haber perdido que no tuvo tiempo de pensar claramente. Sí, era un poco molesto el haber sido derrotado frente a un novato, pero, bueno, en algún momento tendría que pasar, ¿no?

  — Tenemos un ganador, ¡The8! —Anunció un entusiasmado Jaeho, levantando la mano del desconocido que respiraba con dificultad.

Al hacer aquel gesto, la capucha de la sudadera cayó de su cabeza, dejando ver una cabellera teñida de plateado con mechones de color azul y rosa. Soonyoung abrió sus pequeños ojos, sin creer lo que veía.

  — ¿Ming...hao?

[...]

 Mingming sintió una mano tocando su hombro, interrumpiendo la cacería de esa noche. Ignoró el hecho de que alguien lo llamaba y continuó devorando los labios del chico más bajo, hasta que el golpeteó en su hombro fue demasiado molesto y se dio media vuelta con el ceño fruncido.

— ¡¿Qué mierda quieres?! —Alzó las cejas, y una sonrisa maliciosa creció en su rostro poco a poco—. ¡Oh!  —Exclamó casi divertido cuando el castaño alto frente a él puso los ojos en blanco.

— Quiero hablar —miró al tercer sujeto en la escena, quien observaba a los dos chinos en silencio—. A solas.

— Vete —le ordenó Mingming a su pareja.

— ¿Qué?

— Vete, te llamo después —lo empujó, y el chico no pudo hacer otra cosa más que retirarse frustrado—. Bueno, me deshice del polvo de esta noche y tengo un problema en los pantalones, espero te hagas responsable —sonrió.

Junhui hizo una mueca de burla antes de estampar su puño contra la perfecta nariz del azabache de piel pálida. Ming cayó al suelo por lo aturdido que lo dejó el golpe, con un gemido de dolor. Junhui se acuclilló junto a él, con el ceño fruncido.

— Quiero que digas que esa foto fue una mentira.

— ¿Qué foto, loco? —Se quejó, tomando su cara entre sus manos—. Creo que me rompiste la nariz.   

— No la rompí, pero lo puedo hacer si no me haces caso —advirtió—. La foto de Seungcheol y Jihoon, la que publicaste por toda la escuela. Dirás que ellos sólo son amigos y que todo fue un malentendido.

— ¡Yo no esparcí esa foto! 

Jun bufó y alzó el puño, dispuesto a golpear al más alto una vez más. Mingming reaccionó rápido y evitó el impacto, reincorporándose en sus rodillas y abalanzándose contra Junhui. Nadie a los alrededores hacía caso del forcejeo que se llevaba a cabo ya que todos estaban muy ocupados en un círculo lejos de la camioneta negra.

Resultó que el futbolista tenía bastante fuerza cuando se proponía defenderse, es por eso que sometió a Jun sobre el pavimento, sujetando fuertemente sus muñecas hasta dejar marcas rojas y dejando caer todo su peso sobre el estómago del mayor.

— Escúchame, no te había golpeado porque, básicamente eres lindo y súper ardiente. Pero me estás hartando —le habló en un claro chino—. Lo diré una vez, yo no publiqué esa foto.

— No mientas, escuché cuando le decías a Seokmin que tú la habías tomado  —Jun sintió cierto rubor en su cara, pero no era momento de flirtear con el atractivo azabache.

— Yo tomé la foto —admitió, bufando—, pero quien la publicó fue mi ex-novia.

Oh, bueno. Ese escenario no lo había considerado. Junhui hizo una mueca de incredulidad y se relamió los labios.

— No te creo.

— Bueno, cariño, ese es tu problema —se encogió de hombros—. Cheol también es mi amigo y mi capitán, ¿por qué lo metería en problemas?

— ¿Y por qué tu novia haría algo así? —Preguntó más tranquilo.

— Ex-novia —corrigió—. No lo sé, era de esas chicas que no dejarían ir un buen chisme.

— Loca.

— ¿Por qué crees que cortamos? —Se rió, soltando lentamente las muñecas del castaño—. Además, revisaba mis mensajes y me pedía las contraseñas de mis cuentas. De miedo.

Junhui mordió su labio inferior para reprimir una sonrisa. Mingming tenía cierto encanto, era verdad; y si no tuviera sangre saliendo de su nariz, se vería totalmente apuesto con esa manera de sonreír.

— ¿Dejarás de golpearme cada vez que me veas? Porque conozco formas más divertidas de estar uno sobre el otro —guiñó un ojo.

El mayor le dio un suave golpe en el estómago; esa actitud de chulo arruinaba todo. Pero atractivo al fin. Jun estaba a punto de contestar cuando un hombre levantó a Mingming de encima suyo, y lo estrelló contra el capote de la camioneta negra.

Jun se levantó del pavimento y estuvo a punto de reclamar al atacante, hasta que se vio también sometido contra el vehículo. Le tomaron de las manos, sujetándolas en su espalda.

  — Esto es un reten por disturbios públicos, apuestas ilegales y consumo de alcohol a menores —habló uno de los sujetos que los retenían, quien Jun asumió era un oficial.

Genial, lo que faltaba.

— Esto es un error —repuso el mayor.

— Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá y será usado en su contra.

Junhui miró alarmado todo a su alrededor, buscando a su amigo rubio entre el repentino alboroto que se había formado. Divisó a lo lejos a un petrificado Soonyoung junto a un muchacho de cabellos plateados, ambos miraban atentos como Junhui y Mingming eran arrestados.

— ¡Corre! —Mingming gritó mientras golpeaba al oficial que lo detenía y empujando al segundo policía que estuvo a punto de esposar a Jun.

El castaño actuó por adrenalina, siguiendo al azabache que lo jalaba de la mano, escapando por la húmeda canaleta. Miró atrás una última vez, asegurándose de que Soonyoung huía hacia el otro lado seguido por el muchacho de cabellos teñidos.

Oficialmente, era una mierda de día. 

 

Notas finales:

Lo escribí todo en un día, y la adrenalina me obligó a publicarlo cuanto antes, así que avísenme si hay errores, por favor♥

PiaPia


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