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Crónicas de un adolescente enamorado por SeventeenWorld

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Notas del capitulo:

HOY ES EL COMEBACK, CHICAS!

Estoy sumamente feliz por esa razón, y porque he visto muchísimo apoyo al fanfic, muchas gracias.

 

—    ¿Hola? —Entró con cuidado a la sala del club, encontrándose a un durmiente castaño en la única mesa del lugar. Sonrió.

Era extraño que aquel cuarto se encontrara tan callado a esas horas, normalmente, Seungkwan se la pasaba practicando sus canciones de notas agudísimas. Jisoo se sentó en un sofá junto a la ventana del cuarto, sin despertar a Seokmin de su siesta y sacó su guitarra acústica del estuche, pasando delicadamente los dedos por las cuerdas.

Hong Jisoo era probablemente el hyung más tranquilo, amable y normal de toda la escuela. Había nacido en América, por lo que, a pesar de haber hecho toda su secundaria en Corea, era considerado extranjero por muchos. No era muy conocido y tenía pocas amistades, pero era apreciado por esas contadas personas. No era un alumno destacado, pero tampoco era malo en el estudio; nunca se unió a un club deportivo, ni participó en competencias de nada. Probablemente la habilidad más especial que poseía era tocar la guitarra, pero tampoco era el mejor en ello. Era una persona sencilla.

—    ¡Hyung! —El dormilón despertó contento al ver la silueta de su mayor—. Creí que no vendrías.

—    Mis clases terminaron tarde —explicó, con un tono calmado—. ¿Pero qué haces aquí? Deberías irte a casa a dormir.

—    No —bostezó—, Seungkwannie dijo que hoy nos quería mostrar una canción que él escribió.

—    ¿Y dónde está?

—    Salió hace… —Seokmin se dio cuenta que había perdido la noción del tiempo por su siesta—. Salió, pero dijo que volvería.

—    Lo dudo —sonrió—. Pero no perdemos nada al esperarlo, ¿cierto?

—    Sólo valioso tiempo —se estiró en su lugar, desperezando sus extremidades.

—    Iré al baño. —Se levantó de su lugar encaminado a la salida.

—    ¿Con la guitarra? —Seokmin mostró su sonrisa burlona y Jisoo se sonrojó por lo tonto que debió haberse visto.

Dejó la guitarra en la entrada de la sala y por fin se dirigió a los baños. Sus pasos eran tranquilos y mantenía las manos dentro de los bolsillos, con una sonrisa al caminar. Jisoo era así; algo torpe, relajado, pero bastante promedio. Y se encontraba feliz de ese modo. No creía que en su vida faltara algo en especial. Sus padres le amaban y le daban todo lo que podían, tenía amigos divertidos con los cuales salir, y en el amor… bueno. Tal vez ese campo no estaba cubierto. Pero no malentiendan, no es porque fuera desafortunado en esas cosas, era más bien que lo tenía sin cuidado.

—    ¿Otra vez? —Escuchó una voz apenas entró al baño—. Ajá. Adiós.

Era el Ángel, imposible confundirlo. El Ángel era un chico de su mismo año, el que siempre anotaba goles increíbles en los partidos contra otras escuelas, el chico amable de bonita sonrisa y el novio de Seungcheol. Cualquiera que asistiera a la academia Pledis sabía quién era Yoon Jeonghan.

Pero aquel día su habitual linda sonrisa no adornaba su cara, y en cambio, su cabellera larga y castaña cubría su rostro. Se encontraba recargado en los lavábamos, dándole la espalda al espejo y sosteniendo el celular con la mano izquierda. Había algo raro, pues la peculiar aura de calma que siempre irradiaba no estaba ahí.

“¿Debería irme?”, se cuestionó Jisoo al no notar a nadie más en el baño, y parecía que el chico atravesaba un momento difícil. Dio media vuelta y el contrario lo detuvo:

—    No te preocupes, ya me iba —susurró el mayor.

—    Eh… no… yo… —la cara de Jisoo se coloreaba lentamente de rosa al no encontrar las palabras para expresarse—. Lo siento.

—    ¿Qué? —Jeonghan alzó la cabeza por primera vez, dejando ver rastros de lágrimas bajo sus ojos, pero con una sonrisa divertida y desacorde en los labios—. ¿Por qué te disculpas?

—    No-no lo sé, pensé… yo… agh.

—    ¿Debe ser incómodo, no? —Jeonghan se pasó las manos por el rostro, quitándose las lágrimas y golpeando ligeramente sus mejillas—, tú vienes aquí tranquilamente a hacer tus cosas y te encuentras con un llorón. Me disculpo yo.

—    ¿Estás bien?

Jisoo no supo si hizo bien al preguntar, tal vez no porque la ligera sonrisa de Jeonghan desapareció una vez más, pero fue instintivo. Las personas no lloran porque sí. Claro, el Ángel estaba en todo su derecho de decirle que “no se metiera en asuntos que no le importaban”, pero esta posibilidad hizo que la cabeza de Hong comenzara a dar vueltas por la vergüenza y deseara que la tierra se abriera y se lo tragara en ese momento.

—    ¿Sabes qué es estar enamorado?

Y dentro de los muchísimos escenarios que Joshua pudo imaginar, esa pregunta no se encontraba en el rango de respuesta. Soltó un suspiro al notar que la oración no poseía ningún tinte hostil. Y después de relajarse un poco, por fin caviló una respuesta coherente.

—    No —contestó con simpleza. Jeonghan alzó clavó sus ojos en el joven que aún se encontraba en la puerta de los baños, sorprendido—. ¿Y tú? —Los lindos ojos llorosos se abrieron un poco más y más. Y una sonrisa se fue formando lentamente en sus labios, lo cual hacía que Jisoo se preguntara en qué tanto pensaba.

—    Tampoco —suspiró—. Pero aun así me duele mucho aquí —tocó su pecho— al saber que él no me ama.

—    Tal vez es sólo un resfriado —Jisoo contestó sin meditar nada y se arrepintió al segundo siguiente. Seguramente ahora pensaría que era un maldito insensible.

Pero, al parecer, Yoon Jeonghan siempre haría lo que Jisoo no esperaría, como reírse ante un comentario tan tonto para la situación. Asintió.

—    Tal vez. Es decir, nunca nos hemos dicho cosas como “te amo”, ¿sabes? A veces hasta se siente como algo que simplemente tiene que ser así. Salimos porque… —Jisoo guardaba silencio, asumiendo que la persona de la que Jeonghan hablaba era el capitán Seungcheol—. ¡Ay! —Sacudió la cabeza y se cubrió el rostro con las manos—. Por todos los cielos, debo ser molesto, ¿eh? Mira que quitarte tu tiempo y tu momento en privado.

El Ángel guardó el móvil en su bolsillo, se miró al espejo y con una banda en su muñeca, amarró sus cabellos castaños en una coleta alta. Se dio media vuelta y sonrió genuinamente a Jisoo.

—    Supongo que lo siento… ¿cuál es tu nombre?

—    ¿Eh? No hay problema yo en realidad… ya no tengo ganas de… quiero decir. Eh. Jisoo, Hong Jisoo.

—    Mucho gusto, Jisoo. Yo soy Jeonghan.

—    El Ángel —susurró por inercia y se coloreó de rojo al ver la sonrisa del mayor salir divertida. “¿Dije eso en voz alta?”, rogaba porque no fuese así—. Es decir… el de fútbol y…

—    Sí, el Ángel, supongo —Jeonghan hizo ademán de salir, pero Jisoo bloqueaba la entrada. Al percatarse de esto, el guitarrista soltó un tímido “¡oh!” y se hizo a un lado, abriendo la puerta de para que el mayor saliera—. Adiós, Jisoo el Caballero.

El americano soltó un hondo suspiro y se recargó en la puerta de los baños. ¿Qué había sido todo eso? ¿Por qué actuaba más torpe de lo común? ¿Por qué le alegraba el haberle sacado una sonrisa a Yoon Jeonghan? Sacudió la cabeza, sintiéndose aturdido por sus pensamientos y regresó a la sala del club.

Notas finales:

¿Qué les parece?

De nuevo gracias por el apoyo. Mi brazo va mejorando, espero estar completamente bien para la próxima semana. Ademas, hablando de la próxima semana, tengo mi primer examen de límites y funciones. Deséenme suerte.

Hoy es el estreno de Masae, estoy emocionada.

Y bueno... espero sus impresiones.

Las aquindeo.

Pia Pia.


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