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Crónicas de un adolescente enamorado por SeventeenWorld

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Notas del capitulo:

¡Gracias por sus lindos comentarios!

Mi brazo se curó por completo, aunque todavía tengo algunos medicamentos, pero pude tener a tiempo el capítulo de la semana, espero les guste.

—    ¡Oppa, tómate una selca con nosotras, por favor! —Las mejillas rosadas de la chica quien hacía una leve reverencia le inflaron absurdamente el ego.

—    Claro, linda. Si debería ser yo quien lo pidiera —les sonrió, y el grupo de chicas de primer año casi chillan de alegría.

Seungcheol llamó su atención con un golpe en la cabeza, y el altísimo castaño volvió a su puesto en la portería, escuchando con alegría cómo desde las gradas las chicas (y uno que otro chico) suspiraban por sus movimientos y lo apoyaban con palabras lindas.

Kim Mingyu, de 18 años, portero titular del equipo de fútbol soccer, modelo a medio tiempo; alto, castaño, con una peculiar sonrisa donde uno de sus colmillos sobresalta de entre los demás dientes, amable, sociable, coqueto y vanidoso; siempre contento y con una sonrisa para regalar a todos.

—    ¡Wonwoo oppa va a dar una conferencia justo ahora!

Mingyu escuchó aquella oración a sus espaldas y su cuerpo se crispó por completo. El balón golpeó directamente su cara y cayó de espaldas al suelo. Su vista se nubló momentáneamente, y podía ver el cielo azul de frente.

—    ¿Mingyu? ¡¿Estás bien?! —La voz del capitán llamándolo y un círculo de jugadores burlándose a su alrededor fue lo que lo recibió—. ¡Buena atajada, niño bonito! —Seungcheol se atrevió a bromear al constatar que el menor no había muerto.

—    Já, já —rió con ironía mientras se ponía lentamente de pie—. Muy gracioso, hyung.

—    Regla número uno, nunca te distraigas, niño bonito. —El más alto frunció el ceño mientras el rubio se daba media vuelta—. Supongo que terminamos por hoy. Buen trabajo, chicos.

El modelo se levantó y miró a sus espaldas, no había ni rastros de sus fans. Frunció el ceño con disgusto. Había pasado otra vez. Relajó los músculos de la cara al recordar que podría arrugarse. Una mano en su hombro llamó su atención.

—    ¿Estás bien? —Preguntó un muchacho de cabellos azabaches un poco más bajo que él, con una sonrisa de burla en la cara.

—    Ey, no vengas a preguntar eso si te estás riendo.

—    Lo siento, ya.

Yao Mingming era uno de sus mejores amigos y compañero de equipo, un sujeto bastante tranquilo y hasta tímido en ocasiones, era originario de China pero había vivido tantos años en Corea que hablaba con fluidez. Ligeramente más bajo que Mingyu, de ojos afilados y sonrisa retraída.

—    ¿Irán a mi casa hoy? Invité a Minghao —preguntó Seokmin, incorporándose al pequeño grupo.

—    Claro.

—    No lo creo —suspiró el más alto—, estoy cansado.

—    ¿Es eso o tiene que ver con cierta dongsaeng? —Seokmin picó una de las costillas del modelo, mientras una sonrisa divertida se apoderaba de su cara.

—    ¡Qué dices! Obvio que no.

—    ¡Mira, ahí está Eunbi! —El chino alzó un poco la voz.

—    ¿Dónde? —Mingyu giró la cabeza, y se ruborizó un poco al notar que solo era un intento de molestarlo—. Ya, ya, ¿y qué si es así?

—    Nada, nada. Sólo no nos cambies todos los fines de semana por ella.

El trío se dirigió a los vestidores con calma y entre bromas, pues las clases ya habían terminado. Mingyu tomó sus cosas una vez se terminó de duchar y cambiar. Al salir de los vestidores no encontró a ninguna de sus “admiradoras” merodeando por la entrada, pero más importante, no encontró a la persona que debería estarlo esperando. Frunció nuevamente el ceño. Él sabía la razón; la razón era un antipático sujeto con cara de odiar el mundo.

Le dio un ligero puñetazo a la pared y se dio media vuelta, caminando de vuelta al interior del campus, para ser precisos, en la sala de conferencias donde escuchó su dolor de cabeza estaría dando una ponencia.

Jeon Wonwoo, era el nombre del sujeto con mala vibra. Mingyu tenía razones para que su mayor no le agradara; tenía cara de engreído, como si se sintiese superior a todos; cuando daba conferencias —porque el tipo ese siempre andaba en cosas como esa— nunca sonreía o mostraba alguna otra expresión que no fuera una de absoluta seriedad; y lo más importante, siempre se robaba la atención de todos. Después de Yoon Jeonghan, Wonwoo era el chico más apuesto del instituto, o al menos eso siempre decía Eunbi.

Hwang Eunbi era la mejor amiga y amor secreto de Mingyu. Así es, el gran Mingyu, el de sonrisa coqueta y palabras lindas, estaba secretamente enamorado de su mejor amiga. ¿Y por qué no le decía? Porque el día que, decidido y armado de valor, se animó a confesarse, ella soltó un “Estoy realmente enamorada de Wonwoo oppa, ¿qué debo hacer, Mingyu oppa?”. Ese día, Mingyu descubrió una nueva clase de dolor, y su madre lo llamaba mal de amores.

Las chicas salían del auditorio platicando sobre lo asombrosa que había sido la ponencia del azabache Wonwoo, lo que significaba que esta ya había terminado, para suerte del modelo. Kim entró al lugar que estaba completamente vacío a excepción de dos personas que se encontraban frente a la gran tarima del auditorio.

Pudo reconocer a esas dos personas sin necesidad de esforzarse mucho; la chica era Eunbi y el sujeto era Jeon Wonwoo. Frunció el ceño nuevamente, y le quedó claro que otra razón para odiar a este sujeto era que por su culpa terminaría con arrugas. Se acercó discretamente y pareció que la pareja no lo notó, pues siguieron con su plática. Desde su lugar, el alto castaño escuchaba todo a la perfección… aunque deseó no haberlo hecho.

—    Fue genial, oppa —Eunbi no subía la mirada y sonreía dulcemente.

—    Gracias —y, como siempre, el azabache mantenía la expresión seria. Veía desde arriba a la muchacha por la diferencia de estaturas, pero no había más lenguaje corporal en él—. Me tengo que ir, así que-

—    ¡Oppa! —La muchacha interrumpió—. Tú… tú… me gustas mucho. ¡Acepta mis sentimientos, por favor!

Mingyu abrió los ojos por la sorpresa y su corazón punzó un poco. Wonwoo, por su parte, pareció no inmutarse, manteniendo su posición. Eunbi se ruborizó tanto que hasta sus orejas se tornaron carmín. Y el silencio envolvía toda la sala, hasta que el mayor de los tres abrió la boca.

—    Lo siento, pero tú no me gustas.

El tono fue algo frío, pero no grosero. Eunbi alzó por primera vez la mirada, con los ojos hechos agua pero reteniendo las lágrimas. Una risa cruel llegó desde la salida de emergencia del lugar; tres chicas de la clase de la castaña habían presenciado el rechazo, y ni Wonwoo ni Eunbi ni Mingyu supieron cuando llegaron ahí.

—    Esta tonta creyó que Wonwoo oppa se fijaría en ella —gritó una de las tres entre risas.

La castaña se dio media vuelta y encontró a un sorprendido Mingyu, esto bastó para echarse a llorar mientras salía corriendo. El modelo no sabía qué hacer; callar a las tres arpías, salir tras su amiga o golpear al idiota que le rompió el corazón, quien, por cierto, parecía una estatua en toda esa situación.

—    ¡Tú! —Gritó el castaño, olvidándose que el azabache era un superior.

Tal vez la ira cegaba a Mingyu, y es por eso que no notó como un rubor subía a los pómulos y la nariz de Wonwoo cuando lo llamó, ni tampoco notó la diminuta sonrisa que se formó en la comisura de sus labios. Estaba furioso como para poner atención a todos esos pequeños detalles.

—    ¿Eres idiota? —El azabache abrió la boca, pero las tres chicas le robaron la palabra.

—    ¿Quién eres tú para hablarle así a Wonwoo oppa, eh? —Reclamó la rubia.

—    Todos ustedes son unos idiotas —los señaló y fijó, por último, la mirada en su superior—. No sabes lo que acabas de hacer.

Salió corriendo tras su amiga, rogando encontrarla pronto. Aunque no corrió con tanta suerte, pues le tomó veinte minutos encontrarla en una jardinera, aun llorando. Se sentó a su lado y la abrazó sin decir nada.

—    ¿Por qué no le gusto? —Susurró entre gimoteos.

—    Porque es un idiota.

—    No. No lo es. Yo soy la tonta —se secó las lágrimas—. Wonwoo oppa nunca ha salido con nadie del instituto, ¿por qué se habría de fijar en alguien tan simple como yo? Dicen que ha rechazado todas las confesiones que le han hecho.

—    No te infravalores, si no, sí serás una tonta. Además, ¿qué fama es esa de ser un imbécil con las chicas? Alguien debería enseñarle lo mucho que duele un corazón roto —la castaña soltó una risa dolida—. Te aseguro que me vengaré por ti.

—    ¿Vengar qué? ¡No digas tonterías! Supongo que estas cosas pasan… ¿y qué sabes tú de corazones rotos?

—    … —Mingyu no dijo nada y viró la mirada—. Me vengaré por ti. Tendrá que aprender lo mucho que duele el ser rechazado.

—    ¿Si? ¿Y qué vas a hacer? ¿Enamorarlo? —Preguntó con sarcasmo.

—    Ya verás. Confía en mi —sonrió con egolatría, mostrando su colmillo.

Notas finales:

¡Muchísimas gracias por sus comentarios y buenos deseos! Hoy tuve mi examen de funciones y límites, sinceramente creo que reprobaré, pero como dicen, ya ni llorar es bueno.

Entonces, para desestrezarme por toda la carga de hoy, escribí hoy mismo el capítulo, así que perdón si tuve algún error.

En serio que sus comentarios son demasiado lindos, y me alegran mucho las noches. Así que ya saben, que contesto todo, y me importa mucho saber su opinión.

Sólo como comentario, creo que es obvio que la extensión del fic será larga, larga, entonces anticipen mucho xDD

Les mando un beso y un abrazo.

Pia Pia


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