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Crónicas de un adolescente enamorado por SeventeenWorld

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo la actualización semanal; tengo cosas importantes qué decir en las notas finales, así que después de disfrutar el capítulo no se olviden de leerlas.

¡GRACIAS!

—    ¡Hola Jihoonnie!

Otra vez esa sonrisa, otra vez ese tono de voz, otra vez ese mote de cercanía; otra vez Seungcheol. Jihoon rodó los ojos y se levantó de la mesa, con la bandeja de su almuerzo en manos. Ni se molestó en ver atrás, pues sabía que el rubio seguramente ya lo seguía a sus espaldas.

—    Deja de molestarme —dio media vuelta y lo encaró.

—    Tenemos un trato, ¿recuerdas? —Seungcheol pinchó una de sus mejillas y Jihoon quito su mano con un golpe. El mayor sonrió.

El de cabellos rosas apretó el agarre de su charola de plástico y se dio la media vuelta, regresando a su lugar de origen con un mal humor muy notorio. Pero ni siquiera su cara de fastidio total, su forma grosera de hablar ni sus malos modos impidieron que su hyung se sentara una vez más frente a él.

[…]

Si había algo que odiara Lee Jihoon —además de prácticamente todo— era actuar en público. Pero a su hermano menor, Lee Chan, parecía no importarle nada de lo que le gustaba o no, porque sabía que con una sonrisa y una pequeña súplica —además de un berrinche con su madre— lograría que Jihoon hiciera lo que le pidiera.

Chan trabajaba en una pequeña compañía de teatro independiente, y había conseguido que produjeran su primera obra original. Sólo había un problema, faltaba el actor que interpretaría al Rey Hada Woozi, y, cómo no, Chan encontró a la persona perfecta para el rol.

Es esta la explicación del por qué ahora Lee Jihoon, a sus 19 años, se encontraba colgado de un arnés en medio de un escenario, y también es la razón del por qué se tuvo que teñir de rosado el cabello. Todo era culpa de Chan.

Después del quinto ensayo antes de la noche de estreno, Jihoon se había resignado y trataba de hacer una de esas cosas que pocas veces hacía, pensar positivo; nadie de sus conocidos ni de su colegio sabía de la existencia de la obra, así que las posibilidades de que alguien le reconociera era una de cien; sólo salía diez minutos en toda la obra, por lo que la humillación pública era menos; además, la cartelera sólo duraría cuatro semanas.

Pero toda su positividad se fue a la basura cuando descendió con ayuda del arnés y vio a toda aquella gente expectante. Sintió un hueco en el estómago y creyó que podría vomitar su almuerzo, pero consideró que el ridículo ya era demasiado con él vestido de rosa de pies a cabeza. Cantó sus tiempos, dijo sus líneas y la obra terminó, gracias a todo lo grande.

Se cambió el disfraz, tomó sus cosas y se dispuso a correr hasta su casa y enterrarse tres metros bajo tierra en el jardín. Pero su hermano menor le cortó el paso:

—    ¿A dónde vas, hyung?

—    Me largo a casa.

—    ¡Pero la fiesta! —Chan lo empujó para que volviera al interior—. Nos hicieron una fiesta y no puedes faltar.

—    No me gustan las fiestas.

—    Le diré a mamá que de nuevo estás actuando como un amargado.

—    ¡Está bien, pero deja de empujarme! —Gritó, rendido, mientras caminaba hasta la sala anexa al teatro—. Te juro que si no fueras mi pequeño hermano, ya te habría golpeado.

—    El pequeño aquí es otro, hyung —Chan huyó antes de que el de cabellos rosas le alcanzara.

—    ¡Chan!

Jihoon no tenía problemas con su altura —vivía en negación, claro—, pero escuchar las mismas palabras durante toda su vida era un hastío. Pequeño, bajito, enano, y demás sinónimos. Los odiaba. Fue molestado durante muchos años, hasta que aprendió a pelear en las calles y nadie más se volvió a meter con él; no es que se enorgulleciera de sus días de pubertad, siendo un pandillero, pero aprendió a defenderse, que era el punto.

Hoon entró a la sala llena de elegantes personas con traje y se sintió un bicho raro usando jeans y una chaqueta tan casual. Se replegó contra la pared, donde creyó estaría más seguro. Su celular marcaba las ocho y media, sólo estaría media hora ahí y después se largaría en cuanto Chan se descuidara.

—    ¿Te han dicho que eres un ladrón? —Jihoon saltó en su lugar cuando la repentina voz hablo en su oído—. Porque has robado toda mi atención. —El menor dio dos pasos hacia atrás y pudo apreciar al sujeto.

Lee Jihoon conocía el sentimiento de querer que “la tierra se lo tragara”, pero en ese instante, quería que el mismo infierno se abriera para salir huyendo. Las probabilidades de que alguien que lo conociera fuera a esa obra era uno de cien, ¿y precisamente ese uno tenía que ser el amigo de Soonyoung?

El de cabellos rosas se mantuvo sereno, como si no se estuviera muriendo de la vergüenza y con el orgullo en alto. Se aclaró una vez la voz y estiró lo más que pudo sus 164 centímetros de estatura.

—    ¿Y tú quién eres? —Se hizo el desentendido—. Por favor, autógrafos ahora no.

—    Oh, tengo algo mejor que un autógrafo, mi pequeña lindura —Woozi alzó el puño a la defensiva, pero el rubio esta vez estaba prevenido y retrocedió antes de ser atacado—. Soy Choi Seungcheol, y creo que en verdad soy tu fan número uno.

—    ¿Podrías largarte de mí vista antes de que te mate, idiota? —El contrario soltó una risita.

—    Mira —de la nada, Seungcheol sacó del bolsillo de su pantalón un celular donde la pantalla de bloqueo mostraba una foto de Jihoon vestido de pies a cabeza de rosa, colgando en el medio de un escenario—. ¿No te encanta? Me pregunto si a Soonyounggie también le gustará. Por cierto, no vi hoy a tus amigos, porque son tus amigos, ¿no? ¿Cuáles eran sus nombres? Junhui y Wonwoo-…

—    ¡Dame eso! —Explotó Jihoon, tratando de arrebatar el teléfono, pero fallando en cuanto el futbolista alzó el brazo quedando demasiado alto.

—    ¿Ahora por qué te pones así? No es como si ellos… ¡oh! —La sonrisa de diversión de Cheol cambió a una malvada en un segundo—. Ellos no saben que actúas aquí, ¿cierto? —El menor se quedó estático y se le heló la sangre—. Apuesto que en el colegio nadie lo sabe, ¿me equivoco?

Las palabras morían en la boca de Jihoon al tratar de pronunciarlas. Se le secó por completo la garganta y la impotencia comenzó a llenar su pecho.

—    Hagamos algo —Cheol guardó su móvil en su pantalón—, prometo no enseñarle a nadie las muchas fotos y videos que te tomé si prometes ser lindo conmigo.

—    ¿Me estás amenazando?

—    Si lo quieres llamar así, sí —se rió—. No me puedes golpear, no me insultarás, no me evitarás y… ¡almorzarás conmigo!

—    ¡¿Qué demonios ganas con esto?!

—    ¿Te he dicho ya que me gustas?

El menor tragó grueso y un enorme hueco se formó en su estómago. Seungcheol provocaba las peores sensaciones en él, comprobado. No sabía cómo responder ante eso, pues era la primera vez que alguien se lo decía. Me gustas. ¿Qué debería hacer? Era tanta información que no sabía en qué concentrarse, si en la confesión, la amenaza o el hecho de que de un momento a otro estaba acorralado contra la pared… literalmente.

—    Entonces, Jihoonnie, ¿tenemos un trato? —El de cabellera rosada apretó los labios—. Tomaré eso como un sí.

Jihoon empujó al mayor y salió corriendo de ahí sin mirar atrás.

[…]

—    Yo no acepté nada —escupió el menor volviendo a su almuerzo.

—    ¡Ay, en serio me encantas! —Seungcheol hizo el ademán de apretar las mejillas—. Pero, ¿sabes qué? Puedo hacer que para tu siguiente función la sala se llene con personas de toda la escuela.

—    ¡Agh! No sé qué ganas con esto —Cheol abrió la boca, pero el menor interrumpió—, y si sales con lo mismo de que yo te… te… eso, créeme que jamás me fijaría en ti. ¡Y mucho menos de esta manera!

—    Al menos puedo estar junto a ti, sin riesgo a que me rompas algo.

Jihoon agachó la cabeza para evitar que el mayor viera la sonrisa que se le escapó, porque ciertamente era un comentario gracioso ya que era verdad. Carraspeó y se incorporó una vez más.

—    Saldrás conmigo el sábado —sentenció el mayor.

—    No.

—    No era pregunta.

El menor lo fulminó con la mirada y volvió a su ensalada de atún. No pensaba ir, de todos modos, lo dejaría plantado si es que al idiota se le ocurría esperarlo. Jihoon sacó su celular y comenzó a jugar Candy Crush; si estaba condenado a almorzar con el rubio, podía ignorarlo. Una ágil mano le arrebató el aparato en un segundo y no había que ser muy inteligente para saber quién era el responsable.

—    Dame eso —Jihoon se estiró sobre la mesa para atacar al rubio, quien lo esquivó fácilmente, inclinándose hacia atrás—. ¿Qué demonios haces?

—    Me estoy llamando —concentraba su mirada en la pantalla del aparato—. Listo —miró al menor a los ojos—. Ahora tengo tu número y tú tienes el mío —sonrió—. El sábado a las 6, en la cafetería en frente del colegio. No se te ocurra faltar.

—    No iré, así que espera sentado, ¡y dame eso! —Jihoon se inclinó más sobre la mesa para tomar su celular.

—    Aquí tienes —el rubio se lo entregó, y se acercó al menor, aprovechando la posición del pequeño para invadir su espacio personal—. Por cierto, no mires ahora, pero estás llamando mucho la atención. Hasta el sábado, Jihoonnie.

Seungcheol se levantó de su lugar y caminó tranquilamente hasta la salida. Jihoon, en cambio, volteó con lentitud su mirada hacia los alrededores; todos los presentes en la cafetería le miraban y algunos otros cuchicheaban sobre la escena que acababa de suceder.

Todos conocían a Seungcheol —menos Jihoon, al parecer—, y sabían que era coqueto, pero aquello era el colmo del cinismo; flirtear a ese grado con alguien, a sabiendas de que Jeonghan podía verle, vaya descaro.

Jihoon, por su parte, se moría de vergüenza al sentirse acuchillado por tantas miradas. Definitivamente, tenía que sacar a Choi Seungcheol de su vida, por su salud mental y emocional. ¡Claro que no saldría con él! Ni el sábado ni nunca.

Notas finales:

Pirmero que nada ¡MÁS DE 4000 LECTURAS! En serio les agradezco un montonal, a penas en el capítulo pasado habíamos llegado a las 3000 y más de mil de un sólo capítulo fue como... asdkjfdhdjfa♥ Las azmo.

1). Les doy las gracias por todos su comentarios positivos sobre mi estado de ánimo y mi hombro (me mandaron descansar dos semanas de ballet, estoy muriendo). Es un detalle mega lindo. Además me pone muy contenta reconocer a chicas que ya son constantes con sus comentarios en cada capítulo, eso es muy lindo. Y a las nuevas, también gracias por leer las más de nueve mil palabras xDD Me pasé a leer los fanfics que encontré (que algunos son de ustedes) y me alegra saber que hay buen talento en el fandom; algunos los comenté, otros me faltan, pero entiendan que los leo como a media noche... y pues tengo que madrugar... un lío. De todos modos GRACIAS por comentar y leer, nunca me cansaré de decírselos.

2) Como verán, la historia es algo larga, y he pensado que, tal vez, un capítulo por semana no es suficiente; así que se me ocurrió echarme la soga al cuello y proponerles que haya dos actualizaciones semanales. Necesito saber qué piensan y también organizar mis tiempor, porque no me gustaría quedar mal. Estaba pensando eso O TAMBIÉN PENSABA EN seguir con sólo una actualización semanal de este fanfic pero además, un día la semana, subiría un oneshot de cualquier pareja completamente ajeno a esta historia. ¿Qué opinan? Necesito saber su opinión y pensarlo mucho.

3) ¿Qué les parece la historia? Me encanta cuando en sus comentarios me dicen sus teorías sobre lo que pasará.

Eso es todo por mi parte esta semana, les mando muchísimos besos y abrazos. Nos leemos el jueves... o quizá antes. ¡Adiós!

Pia Pia


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