Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En venta por Witty Witch

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, no se de dónde salió esto xD


Simplemente la idea vino a mi y esto fue en lo que terminó :B


No tengo nada más que decir, solo que espero que les guste :)

Notas del capitulo:

¡A LEER! 

 

~

-----

 

El momento del fin, para el poco de libertad que tenía, había llegado. El tan temido y aborrecible momento que cambiaría su vida, drásticamente, para bien o para mal –obviamente, él rezaba porque fuera la primera opción y no la segunda.

 

Sus compañeros de cuarto estaban animados ante la idea de pertenecer a una sola persona, pero él no le veía gracia alguna. Al contrario que todos ellos, él prefería ir a las calles por su cuenta y venderse a sí mismo porque por lo menos, en las calles, él tenía poder sobre su persona, él podía elegir con quién acostarse, él podía decidir si decir “sí” o “no”, él podía ir a donde quisiera con quien quisiera mientras le trajera a los dueños del prostíbulo el dinero que esperaban. 

 

Así que ¿tenía que “ser positivo” como todos le decían? ¡Ja! Como si seguir las reglas de otro y no poder decidir por ti mismo fueran algo por lo que alegrarse y sentirse tranquilo. ¿Acaso esos chicos no se pusieron a pensar que les podría tocar algún viejo baboso? ¿Un sádico? ¿Alguien que los prestaría a otros? Joder, ¡serían tratados como mascotas! ¿Es que no veían eso? Él no estaba siendo negativo, estaba siendo realista.

 

Además, cabía agregar, que si no tuvo suerte de pequeño con la madre que le había tocado y un padre ausente, él no podía esperar que algo bueno le pasara ahora. Si le tocaba alguien joven, él se consideraría lo suficientemente afortunado.

 

Suspiró por no sabía cuanta vez. Estar encerrado en ese cuarto lo ponía claustrofóbico y más ahora que estaba a solo unos minutos de saber si alguien lo había comprado o no.

 

Que la gente se prostituyera ahora era tan normal, que nadie se ponía ya a cuestionar si todos lo hacían porque querían o porque se sintieran obligados. Y la compra de prostitutos se había hecho viral en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, tan rápido, que todos querían tener uno rápidamente. Parecía que todos deseaban tener a un chico para tocar bajo sus manos, al cual controlar y manejar a sus antojos. Para él, eso era como ir a una veterinaria a elegir una mascota y ponerle un bonito y reluciente collar –aunque de seguro las mascotas tenían mejor vida que las suyas.

 

Inhaló fuertemente cuando la puerta, por fin, se abrió. Ahora iban a decir quiénes se quedarían en la casa y quiénes ya tenían dueño. Cruzó los dedos para ser uno de los que se quedara un tiempo más allí porque no se sentía listo para pertenecerle exclusivamente a alguien desconocido.

 

Y rió con fuerza cuando la puerta se cerró, rió histéricamente sin control, tanto, que sus compañeros lo miraban como si estuviera loco. Lo habían comprado, lo habían vendido, y la foto que le mostraron de su dueño era tal como se lo había imaginado en sus peores pesadillas: un maldito viejo verde.

 

 

 

Ya no hay esperanzas.

 

 

 

-----

 

 

 

— Bienvenido a tu nuevo hogar…

 

Hogar, sí, claro.

 

— Espero que te comportes…

 

Pero por supuesto.

 

— Hay ciertas reglas que…

 

¡Nah! ¿Reglas? ¿En serio? No lo esperaba.

 

— Comprenderás que somos una familia de prestigio y…

 

Ni lo había notado.

 

— Espero que cumplas con lo que mi hijo espere de ti…

 

Seguro, viejo decré… ¡¿Qué?!

 

— Disculpe, ¿hijo?— preguntó algo atontado. No, él no podía tener tanta suerte. ¿Quizás el hijo era mayor, pasando los 30 y tantos? ¿O menor, mucho menor? Dios, esperaba que no fuera alguien demasiado joven porque él no podría tocar a un nene.

 

— Si, te compré para mi hijo— respondió el hombre tranquilamente— Mañana es su cumpleaños número 18 y tú eres mi regalo.

 

 

 

Un suspiro de alivio salió de sus labios. 18 años, bien, podía lidiar con eso. Ser mayor que el chico podía darle algunas ventajas.

 

 

 

— Oh, ya veo— atinó a decir lo más calmadamente posible. No quería que notara su expresión completa de puro alivio al saber que el viejo no lo tocaría. Solo esperaba que padre e hijo no fueran de esos que compartían porque eso sí que sería asqueroso.

 

— ¡Hijo!— escuchó al hombre exclamar con total felicidad en su voz.

 

 

 

Giró su mirada para ver a su ahora dueño y su boca se abrió de par en par. Debía estar soñando, definitivamente debía ser eso. Él no tenía tanta suerte, él nunca tuvo buena fortuna, ¡jamás! Esa persona que estaba parada ahí, al pie de las escaleras, no podía ser a la persona a la que le pertenecería, prácticamente, su vida entera, simplemente no era posible.

 

 

 

— ¿Papá?...

 

Dios, no solo se ve bien. Su voz es hermosa.

 

— ¿Para qué me llamaste? ¿Quién es él?

 

Bueno, maldición, su expresión de confusión es adorable.

 

— Él es tu regalo— le sonrió su padre— Su nombre es Chen.

 

— ¡¡¡¿Qué?!!! ¡¡¡¿Cómo que mi regalo?!!! ¡¡¡¿Estás loco?!!!

 

Oh, parece que el chico no está feliz… Igual se ve lindo.

 

— Min Seok— habló seriamente, haciendo silenciar a su hijo— Todos tus amigos tienen uno, pensé que te gustaría también. Además, es hora de que pierdas tu virginidad.

 

— Padre, por Dios…

 

¡Wau! El chico es virgen, no esperaba eso.

 

— No voy a discutir contigo, Min Seok, acéptalo y punto final. Ahora, lleva a Chen contigo y enséñale su cuarto y la casa— ordenó.

 

— Pero…

 

— ¡Sin peros! Esta charla innecesaria se terminó— y se retiró de la sala con paso firme.

 

 

 

Un silencio incómodo se instaló entre ambos. Chen miraba a Min Seok y este miraba alrededor de su propia casa como si nunca la hubiera visto antes.

 

Pero a él no le podía importar menos la incomodidad. Estaba feliz como hace mucho que no se sentía. Por una vez en su vida había tenido algo de suerte e iba a saborearle bien antes de que se acabara cuando su mala suerte volviera a hacer acto de presencia.

 

 

 

— Así que ¿Min Seok?— preguntó con curiosidad.

 

— Si— respondió escuetamente.

 

— Soy Chen— siguió hablando, quería que el chico se comunicara con él.

 

— Lo sé, mi padre lo mencionó— dijo sin mirarlo una sola vez. Parecía que el cuadro en la pared tenía toda su atención.

 

— Claro… Emmmm ¿hola?— se golpeó la frente, mentalmente, por su propia estupidez. Los nervios empezaron a jugarle en contra.

 

— Hola— otra respuesta corta.

 

¿En serio, Chen? Hola fue lo que se te ocurrió decir. ¡Imbécil! Deberías arder en tu propia idiotez.

 

— Lo lamento— dijo rápidamente— No pensé que podía llegar a ser una carga para mi dueño. Bueno, a decir verdad pensé que iba a ser tu padre. Me enteré antes de que aparecieras que en realidad eras tú mi dueño. Me sorprendí ¿sabes? Creí que estaba condenado, pero ahora me siento más aliviado al saber que no es eres un jodido viejo como tu padre… ¡Quiero decir! No es que tu padre sea feo o algo así, es que solo no me gusta que me toquen personas demasiado mayores a mí, entiendes a lo que me refiero ¿no? No le digas a tu padre que le dije jodido viejo ¿sí? No quiero tener problemas ¡acabo de llegar!— hizo un puchero inconscientemente— Por lo visto tu padre no te dejara deshacerte de mí, así que intentaré con todas mis fuerzas no ser una molestia. No te prometo nada, pero te aseguro que daré mi mejor esfuerzo para no causarte problemas. Ni siquiera intentaré tocar tu virginidad, a menos que me des el permiso… ¡Ay, lo siento! No quería hablar de que eres virgen. Es que estoy nervioso y cuando me pongo nervioso hablo mucho y muy rápido. Debo estar confundiéndote ¿no? Creerás que estoy loco ¡pero no! Estoy casi seguro de ello… ¡Aish! Mejor me callo— finalizó y se tapó con sus dos manos, una sobre la otra, la boca. Dios, ahora Min Seok lo tacharía de loco e imbécil, además de estúpido, tarado e idiota. Buen trabajo, Chen.    

 

— Eres gracioso— le dijo y la sonrisa más bonita y sincera que Chen nunca había visto en su vida apareció frente a sus ojos. Deslumbrante— Tienes razón, no puedo decirle a mi padre que te devuelva o algo así, no lo aceptaría. Pero creo que eres agradable, así que veré como me llevo contigo. Sígueme, pondremos tus cosas en tu nueva habitación.

 

 

 

Chen se puso de pie al instante y tomó su pequeña valija. Esperaba que no se notara demasiado como sus piernas temblaban y como había empezado a parpadear incontrolablemente.

 

 

 

No llores, mierda, no arruines esto.

 

 

 

-----  

 

 

 

Había sonreído tanto la última semana que ni el mismo se lo podía creer. Era feliz, joder, se sentía feliz y nada podía arruinarle eso, ni siquiera los insoportables amigos de Xiu Min.

 

Oh, sí, ahora le decía también Xiu Min porque ese era su apodo, aunque él prefería Minnie o Baozi, especialmente Baozi. Min Seok se enojaba demasiado adorablemente –todavía no sabía cómo eso era posible- cuando lo llamaba de esa forma.

 

Chen respiró hondo y se armó de valor. Había estado pensando muchos los últimos días sobre si revelar o no algo que tenía muy guardado, que era su más preciado tesoro, con lo que sentía que le daría a Min Seok el poder completo para hacerlo feliz o destruirlo.

 

Pero por más que supiera que le daría a Xiu Min el poder total sobre su persona, sentía que debía decírselo, que el chico debía saberlo, sentía que no podía tener secretos con él y que se merecía conocerlo todo.   

 

Y sin pensarlo un segundo más, simplemente lo soltó. Era ahora o nunca.

 

 

 

— Kim Jong Dae— murmuró.

 

— ¿Eh?

 

— Kim Jong Dae… es mi nombre— se mordió el labio inferior— Casi nadie lo sabe.

 

— ¿Por qué?— habló bajito, sintiendo que lo que le estaba diciendo era muy valioso.

 

— Cuando… cuando mi mamá me obligó a prostituirme para comprarse sus mierdas, me prometí a mi mismo que jamás escucharían de mi boca decir mi verdadero nombre. Te parecerá ridículo, pero creía que dándoles mi nombre les daba a los demás poder sobre mí. Y sentía que, así, tenía de algún modo algo que ellos no podrían quitarme… algo que solo me pertenecía a mí y a nadie más… Sentía que vendía mi cuerpo, pero no mi alma…

 

— Chen…

 

— Eres la primera persona en 11 años que escucha mi nombre de mi boca sin obligación y por mi propia voluntad. Se siente bien decirlo así, sin rencor, sin odio… Gracias por darme eso.

 

 

 

No alcanzó a terminar de hablar que sintió los brazos de Min Seok rodearlo. Había intentado aguantarse las lágrimas, pero al sentir ese abrazo tan cariñoso y reconfortante, comenzó a llorar como si su vida se fuera en ello.  

 

Lloró por el padre que nunca conoció.

 

Lloró por la madre con la que le tocó nacer y crecer.

 

Lloró por el día en el que el primero de tantos hombres entró a su habitación cuando tenía 10 años.

 

Lloró por cada vez que tuvo que vender su cuerpo para las drogas de su madre y para poder comer.

 

Solamente lloró por la vida que le tocó vivir.

 

Y Min Seok estuvo ahí para recibir cada una de sus lágrimas y apagar todo el dolor que sentía que lo comía por dentro hacía tanto. Sin duda, revelarle su nombre, había sido una muy buena decisión. Ahora se sentía libre por completo de sus ataduras invisibles.

 

 

 

— Quiero helado ¿tú no?— habló Min Seok de golpe— Me comeré tu parte y no sentiré ningún remordimiento al respecto.

 

 

 

Y Jong Dae se rió con fuerza aún a través de su llanto porque Min Seok siempre sabía cómo hacerle reír cuando más lo necesitaba.

 

 

 

— Comes mi parte y te muerdo— habló sonriendo, secándose las lágrimas con el dorso de su mano.

 

— Te patearé si me muerdes— hizo un tierno mohín.

 

— ¡Ay, pobrecito! Mejor ve a traer el helado y yo pondré una película— dijo, y recibió un golpe suave en el hombre por parte de Min Seok.

 

— De acuerdo, pero pon una de comedia— rogó— Ayer tuve suficiente de películas de terror.

 

— Baozi, solo vimos una. Eres un miedoso— se burló.

 

— No me digas Baozi— pataleó, haciendo un ligero berrinche.

 

— ¿En serio? ¿Te quejas por eso y no porque te dije miedoso?

 

— Se que soy miedoso, no voy a negarlo— se encogió de hombros— Ahora, iré por el helado— fue hacia la puerta de la habitación.

 

— ¡Claro!— dijo, y comenzó a buscar una comedia que fuera del gusto de Min Seok.

 

 

 

Se concentró tanto en buscar una película que no notó que Min Seok lo estaba observando, detenidamente, desde la puerta con una sonrisa cálida pintada en el rostro.

 

 

 

— Chen.

 

— ¿Mmm?— levantó la mirada— Oh, Minnie ¿sigues ahí? ¿Pasa algo?

 

— Lo atesoraré.

 

— ¿Qué?— preguntó sin entender.

 

— Aún te pertenece, por más que me lo hayas dicho— habló, sin responder la pregunta formulada— Prometo utilizar tu nombre correctamente y lo pronunciaré con todo el corazón. Ahora sigue buscando esa película, Kim Jong Dae. Si eliges una que me guste, te daré de mi helado— le sonrió, le sacó la lengua y se marchó.

 

 

 

Jong Dae quedó sin habla momentáneamente y luego comenzó a reír, de nuevo, sin parar. Pero esta risa no era como aquella vez en la que se enteró de que lo habían vendido. No. Esta vez reía de pura felicidad, de plena y completa alegría.

 

Por fin alguien lo valoraba, alguien veía más en él que solo un cuerpo bonito al que profanar. Y se encargaría, por el tiempo que Kim Min Seok le permitiera, de hacerlo feliz y velar por su seguridad y bienestar, porque ese chico le dio la oportunidad para vivir como quería y de sentir que se pertenecía a sí mismo y a nadie más –aunque no le molestaba ni un poco pertenecerle a Min Seok. 

 

Y debía agradecerle al padre, claro. Después de todo el hombre lo había comprado y todo había resultado bien, incluso ahora el señor le agradaba. ¡Quién lo diría!       

 

Al final, las cosas salieron como menos se las esperaba y estaba plenamente agradecido por ello. Que lo pusieran en venta no había resultado tan mal después de todo.

 

 

 

Jong Dae, fuiste un maldito desgraciado con suerte.

 

-----  

Notas finales:

Tun turu tun (? xD

¿Qué tal? ¿Merece algún review? Espero que sí xD

¡Nos leemos en alguna otra!

-Saludos-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).