POV Kyungsoo.
-¡KYUNGSOO!, arriba, levántate, TaeYeon está esperando que bajes, ¡Vamos!-Escuchaba una voz, una voz a lo lejos. Pude reconocerla rápidamente, era de mi hermana. ¡Ah! Ya recordé, es que hoy es Halloween, y siempre llevaba a mi hermana pequeña a casa de Yeri, mi tía. Y luego de eso íbamos a pedir dulces.
-¡Yah!, oye, tranquila, sin golpes, YoungJi, no te me hagas violenta.- Me levanté debido a los tipos de golpes que me estaba dando, no era que me dolieran mucho, pero ella se cansaba muy rápido, y luego iba recurrir a pegarme con una escoba o algo parecido.
-Mamá dijo que viniera a levantarte.-Sus labios se abultaron y yo solo pude admirar la belleza de mi hermana. Llevaba un pantalón a tubo de mezclilla, y una camisa rosa que decía "Pink", su cabello estaba suelto, junto con su copete tapando su frente. Jamás iba a negarlo, mi hermana era hermosa.
-Bueno, ya estoy despierto, ¿Cuál es el problema? -Cuestioné, mirándole con una pequeña sonrisa, me acerqué y acaricié su mejilla, me miro con dulzura. Yo era de una familia diferente, hace ocho años mi madre me adoptó. Pensé que nadie iba a adoptarme, ya que en ese entonces yo tenía alrededor de doce años, y a los padres normalmente les gustaba adoptar desde bebés. También pensé que iba a ser difícil adaptarme a una buena casa, pero con una familia tan linda veo esta, fue demasiado sencillo.
Cuando TaeYeon nació, yo ya llevaba algunos pocos años esta familia. En este momento ella ya tiene seis años y podría jurar que es de las niñas más hermosas de la ciudad. Lo mismo para YoungJi, ella siempre ha sido muy fascinante. Todos la adulaban, sorprendidos por su belleza. Aunque, yo siempre pensé que era más hermosa por dentro que por fuera.
Mamá no se quedaba atrás por nada del mundo. Ella es una mujer hermosa. Recuerdo que al principio siempre la llamaba por su nombre, Nana, pero con el tiempo me regañó por no llamarla por lo que era para mí, mamá. Me recordó que ella siempre me había llamado hijo, porque eso era lo que yo significaba para ella. Obviamente, con lo que me dijo, me solté llorando en sus brazos por horas. Recuerdo que jamás había estado tan feliz en toda mi vida.
Bajamos a la sala, y mientras iba por las escaleras, pude divisar a TaeYeon sentada en el piso con sus juguetes, y a Jackson, el novio de YoungJi sentado en el sillón con su celular. Mamá estaba en la cocina haciendo el desayuno, así que fui a ver que nos tenía preparado.
-Buenos días mamá.- Espeté acercándome a besar su mejilla, y ella me sonrió ampliamente.
-Buenos días mi lindo ojón.- Sus manos se movía rápidamente en la cocina, manejando la situación perfectamente.
-¿Iremos a casa de Yeri? -Aunque era algo ridículo preguntar, siempre lo hacía.
-Claro, TaeYeon ha estado demasiado emocionada y no deja de preguntar por ti, Kyungsoo. Ve a verla. -
Caminé fuera de la cocina y me acerqué a donde estaba mi hermana, ella como siempre tan adorable, estaba jugando con sus juguetes mientras hacía a des tiempos pequeños pucheros.
-¿A qué juegas Tae? -Me arrodillé para poder estar a la misma altura que ella, y poder platicar pero parecía que esos no eran exactamente sus planes.
-¡Hermano! -Me saltó encima, haciendo que cayera de nalgas al suelo. Por suerte, no estaban tan separadas de este, porque si no me hubiera dolido. La abracé, y ella comenzó a reír.
-¿Vamos a ir a pedir dulces, verdad? -Asentí, mirándole con una sonrisa. Hoy tenía una fiesta en casa de uno de mis mejores amigos, Key. Tenía planeado ir con SuHo, ya que él la estaba pasando mal este momento. Había estado peleando con Lay y en este momento estaban como separados. Le dije que si íbamos a la fiesta para que se desahogara, al principio dijo que no, pero después de varios intentos, aceptó. SuHo era mi mejor amigo desde que me cambie de escuela hace ocho años. Siempre estuvo apoyándome en todo y cuando lo necesitaba. Los primeros tres años de conocernos estuvimos siendo pareja, aunque después de eso nos dimos cuenta que solo nos tratábamos como amigos, aunque a veces intimábamos, decidimos ser eso, amigos.
-Kyungsoo. . .- Me habló YoungJi, me voltee, y pude ver que ella tenía la invitación de la fiesta en sus manos, caminó hasta enseñársela a mamá, y ella negó. Ya lo sabía, y Key tenía que hacerla justamente en Halloween, el día que no podía. Su cumpleaños era mañana, pero siempre decidía hacerla un día antes. Así ese día podía pasarla con sus padres.
-Parece que no.-Regresó hasta sentarse un lado de Jackson. En el rato que siguió me quedé jugando con TaeYeon, ella hablaba y hablaba acerca de sus muñecas, sin siquiera mirarme. Como si me estuviera enseñando.
Después de eso desayunamos, y salimos para ir con Yeri. Aunque Halloween normalmente se hacía en la noche, nosotros íbamos desde la mañana porque los días que veíamos a la tía Yeri eran muy pocos, y aprovechábamos ese día porque su callejón siempre era el que más caracterizado estaba, lleno de calabazas, y niños corriendo con disfraces. TaeYeon siempre llevaba su disfraz en una bolsita, para cuando ya sea de noche, ella podría ponérselo, soltarse el cabello, y listo.
A veces me daba miedo ir ahí por ella tenía algo así como una obsesión conmigo. Ella me dijo, y cito: “Eres un niño totalmente hermoso, no puedo creer que esta familia tenga la suerte de poder tenerte como familiar. De ahora en adelante llámame mucho, ¿bueno? Veras que tu tía siempre estará cuando la necesites, y también cuando no”, aunque eran palabras muy lindas, después de eso, ella se enojaba si no la llamaba, hasta que mamá le dijo que había tiempo en el que no podía. Con el paso de los años, realmente me apegué mucho a mi tía. Ahora, no puedo sentar en cómo sería si ella no estuviera ahí.
Llegamos rápidamente al callejón y mamá estacionó el carro, bajamos y tocamos la puerta. Uno de los pequeños de Yeri se asomó por la ventana, y gritó, “Tae está aquí mamá, abre”, unos segundos después Yeri abrió la puerta y todos entramos. Sus niños estaban jugando en la sala y la mesa estaba sentado un joven de piel moreno y lindos labios, cabe decir, que muy guapo. Me miró he hicimos contacto visual por unos momentos. Me sonrió coquetamente y no pude evitar ruborizarme.
-Kyungsoo mi niño, ¿Cómo estás?, ¿Y SuHo?, ¿La escuela?, ¿Algún novio? –Yeri se puso enfrente de mí y me abrazó fuertemente, tomó mi mano y me arrastró hasta la mesa, justo enfrente de donde estaba sentado aquel joven.
-Ahm, pues, estoy bien, SuHo ha tenido problemas con Lay y ya sabes cómo se pone de depresivo, en la escuela igual que siempre, y pues, no, nada de novios. –Contesté a todas sus preguntas una por una, mientras ella me miraba con una sonrisa. También pude ver de reojo que el joven me miraba, y me sonrojé solo un poco.
-Mmh. . . Yeri, ¿No vas a presentarnos? –Aquella voz era gruesa y grave, pero se escuchaba amabilidad.
–Ah, sí. Kyungsoo, él es Kai. Kai, él es Kyungsoo, mi amado sobrino. –
–Es un gusto Kyungsoo. –Kai me tendió la mano, y yo lentamente la tomé. Sus manos eran varoniles y se le notaban una que otra vena.
–Es un gusto Kai. –Me tomé la libertad de sonreírle, cosa que parece que le agradó, porque su sonrisa se amplió.