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Cuando tu llegaste por JinHeeChanXing

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Notas del fanfic:

Hola gente!! 

Hace mas de dos años comencé este proyecto despues de leer unos libros del cual no me acuerdo XD y ver una pelicula, se puede decir que fue mi primer fic. Lo empecé a subir en una pagina llavada "Amo el SiCHul" pero por cuestiones de salud lo abandone a mitad del camino.

 

Una chica me lo recordo hace poco y me di cuenta que era una mala persona :O por eso tome la decicion de volver a publicarlo. Realmente no me acuerdo muy bien que hacia en ese entonces y de mi forma de escribir asi que estoy tratando de arreglarlo, lo siento si si enredo a las que ya lo leyeron si no disfrutenlo por primera vez ;)

 

Psdta: De verdad no me acuerdo muy bien de nada, solo de lo que va publicado pero la idea me da para mas.

Notas del capitulo:

Horrores ortograficos por mi cuenta.

 

— ¡Maldita sea! ¡Ahí va esa cosa del infierno! 


Cada ráfaga de viento que soplaba arrastraba un torrente de palabras malsonantes que escandalizaban a los invitados a la fiesta, se encontraban en  medio del mar, el yate anclado lejos de la orilla de la playa Haeundae en Busan y el acto se celebraba en nombre de uno de los hombres más importantes de Corea, que si a HeeChul le preguntaran no podría ni decirles su nombre. Hasta ese momento la fiesta había  transcurrido aburrida, ya que los invitados estaban más centrados en alabar lo magnifico del yate y tratando de quedar bien con “el hombre poderoso”, al que por cierto le encanta rodearse de gente que lo llene de alegría, tal vez debido a su salud deteriorada y así mermar su soledad, por tal caso había pedido explícitamente a un Doncel; a él, Kim HeeChul y tal como lo había expresado uno de los invitados era solo cuestión de tiempo para que comenzara a causar revuelo y como era su costumbre no los defraudo en absoluto.

 


— ¡Que alguien lo agarre, maldita sea! —Gritó por encima de las múltiples risas— ¡el oleaje lo está alejando del barco!


Los hombres se precipitaron al lugar de donde provenía aquel alboroto y los demás Donceles se mostraron abiertamente molestos por ver correr a sus parejas en dirección a la proa donde la delgada y frágil figura colgaba de la barandilla señalando un objeto que flotaba en el agua.

 


— ¡Mi sombrero favorito! explicó en respuesta a las preguntas, señalando el sombrero con un ligero movimiento de su delicada mano—. ¡Se lo ha llevado el viento! —se volvió hacia la multitud de admiradores, dispuestos todos a consolarlo. Pero no deseaba muestras de simpatía, sino que recuperaran el jodido sombrero. Miró las caras una a una, sonriendo con picardía—. ¿Quién va a comportarse como un auténtico caballero y  traérmelo? 


El pobre sombrero había sido tirado por la borda a propósito, y vio que los Hombres, pese a sospechar que aquello no era más que un engaño, no interrumpieron sus galantes ofrecimientos.

 


—Permítame —gritaba uno.

 


—No —decía otro al tiempo que se despojaba teatralmente de su saco—. Insisto en ser yo quien tenga el privilegio.

 


Al instante se inició una discusión, ya que ambos estaban decididos a satisfacer los deseos del caprichoso doncel. Pero, precisamente ese día las aguas estaban revueltas, y bastante frías para pillar un buen resfriado. Y, aún más importante, el remojón significaría echar a perder un traje carísimo.


HeeChul contemplo la rivalidad que había provocado con una sonrisa. Los hombres seguían gesticulando y profiriendo frases caballerescas. De haber estado alguno de ellos dispuesto a recuperar el sombrero, lo habría hecho ya.

 


—Vaya espectáculo —murmuró y miró fijamente a los hombres. De haber estado allí HanGeng se habría reído o le habría lanzado una mirada tal que no hubiera tenido más remedio que echarse a reír como un tonto. Ambos compartían el mismo desdén hacia estos esnobs perfumados. Suspiró y giró a observar el mar agitado bajo el cielo tormentoso, las aguas se veían muy frías. Dejó que la brisa le acariciara el rostro, y cerró los ojos.

 

 

 

«Omma...», susurró una vocecita en su cabeza. Solo aquel recuerdo logró estremecerlo, no podía evitarlo. De repente percibió, como si fuera real, unos bracitos aferrándose a su cuello, un delicado cabello acariciándole la cara y el peso de un chiquillo en el regazo.

 


—Oh, TaeMin —suspiró una vez más. Trató de respirar hondo para quitarse aquella opresión, pero se negaba a desaparecer. El pánico se hizo presente. A veces lo sobrellevaba con un trago o bien distrayéndose con el juego, pero no eran más que alivios temporales. Necesitaba a su niño.


“Mi pequeño... ¿dónde estás....? Te encontrare... La desesperación lo abrumó. Tenía que hacer algo inmediatamente o se volvería loco. Miró a los hombres que tenía alrededor y riendo a carcajadas descaradamente se deshizo de los zapatos con una patada.

 


—Mi pobre sombrero está a punto de hundirse —gritó al tiempo que pasaba las piernas por encima de la barandilla—. Vaya caballerosidad. ¡Tendré que recuperarlo yo mismo! —y antes de que nadie pudiera detenerlo se lanzó al agua.


El mar se cerró sobre Hee con una ola. Se podía oír como algunos hombres empezaron a gritar. Incluso el anfitrión, informado de los acontecimientos se acercó a mirar, un hermoso joven que se había convertido en su último amante, llegó junto a él y exclamó:


—Ya te lo había dicho: ¡ese tipo está loco! ¡Que Dios nos ayude!

Permanecio bajo el agua más tiempo de lo necesario. El frío paralizaba sus miembros y el saco que llevaba puesto no ayudaba mucho, se sentía arrastrado hacia una misteriosa oscuridad. HeeChul pensó que sería fácil dejarse llevar... hundirse, dejar que la oscuridad se apoderara de él... Pero un destello de pánico hizo que sus brazos entraran en acción y lo impulsaran hacia la tenue luz que había arriba ¿Qué sería de su pequeño si él moría?  Ascendió aferrando el sombrero en las manos, y cuando salió a la superficie aspiro atropelladamente bocanadas de aire. La sensación de frío era tan intensa que provocaba punzadas de dolor en todo su cuerpo. Los dientes le castañeteaban, pero consiguió esbozar una sonrisa temblorosa. Miró al público congregado en la cubierta del yate.

 

— ¡Lo tengo! —gritó, manteniendo el sombrero en alto en señal de victoria.


Minutos más tarde varios pares de manos ansiosas lo sacaron del mar,  el traje se pegaba a su cuerpo y revelaba una figura esbelta y deliciosa. Algunos observaban con envidia y desaprobación la escena, pero qué culpa tenia él de ser tan perfecto. No existía doncel alguno que los hombres admiraran más que a Kim HeeChul, solían sentir pena y desprecio por los que se comportaban como él pero…

 

 

—Haga lo que haga, no importa la atrocidad que sea, ¡los hombres lo adoran! —Se quejó CheolYong—. Lleva con él el escándalo. De haberse tratado de cualquier otro doncel no tendrían la misma opinión, ni mi querido LeeJoon se atreve a censurarlo.

 


—Es que se comporta como si fuera uno de ellos —replicó JiYong con amargura—. Juega, caza, maldice y habla de política. Les encanta la novedad de una doncel con aires tan masculinos.

 


—La verdad es que su apariencia no tiene nada de masculina —protestó CheolYong, observando las formas delicadas que las ropas empapadas ponían en evidencia.

 

Una vez convencidos de que estaba sano y salvo, los hombres a su alrededor estallaron en carcajadas y aplausos admirando la valentía que mostró el doncel.  HeeChul apartó el cabello mojado que caía sobre sus ojos, sonrió a todos los presentes e hizo una larga reverencia.

 


—Bueno, era mi sombrero favorito —dijó mirando la maltrecha prenda que llevaba en la mano.

 


—¡Caramba! —exclamó con admiración uno de los hombres—no le tienes miedo a nada  ¿verdad?

 


—A nada —respondió, provocando más risas. El agua chorreaba de su cuello y espalda, sacudio enérgicamente la cabeza empapada— ¿Sería alguno de ustedes tan amable de acercarme una toalla, o, mejor, de traerme algo caliente antes de que me muera de...? —la voz se me desvaneció al observar a través de la cortina de sus mojados cabellos una figura que permanecía inmóvil.


Todos a su alrededor buscaban toallas, bebidas calientes, lo que fuera con tal de que se sintiera a gusto. Pero aquél Hombre, a unos metros de él, seguía quieto. HeeChul enderezo muy despacio la cabeza, devolvio el cabello a su lugar y mantuvo la mirada en él. Era un desconocido. No tenía ni idea de por qué estaba observándolo de aquel modo. Ya estaba acostumbrado a miradas de admiración de los hombres... pero aquél tenía en la boca una mueca de desaprobación, lo siguió examinando, sin dejar de temblar.


Jamás en la vida había visto algo como aquel hombre, la frialdad de sus ojos;  tan oscuros y luminosos. Solamente alguien que ha sufrido la más amarga desesperación es capaz de reconocerla en otro, consternado y muy afectado por la mirada del hombre, Hee le dio la espalda mientras sonreía alegremente a los admiradores que se aproximaban cargados de toallas, capas y bebidas calientes.  Apartó de la cabeza cualquier pensamiento relacionado con el desconocido. ¿A quién demonios le importaba la opinión que dé el tuviera ese remilgado niño rico?

 


—Heechul—comentó ShinDong con expresión preocupada—, me temo que vas a coger un resfriado. Si lo deseas me ofrezco a llevarte a tierra en un bote.


Hizó un gesto de asentimiento y acercó sus helados labios a su oído


—Date prisa, p—por favor. C—creo que me he p—pasado de i—impulsivo. Pero no le c—cuentes a nadie lo que acabo de decirte.



SiWon tenía una reputación de hombre tremendamente disciplinado y distante pero en aquellos momentos se encontraba luchando por reprimir el inexplicable enfado que se había apoderado de él.  Chico ridículo... arriesgando su salud, su vida incluso, con tal de montar un espectáculo.

 

Separó las manos y las froto contra su abrigo, sentia una opresión en el pecho que no podía explicar.  ¿Quién demonios era ese chico? por la manera de comportarse se notaba a leguas que no formaban parte del mismo círculo social, pero la alegre risa, la viva mirada, el cabello oscuro... Dios, le recordaba a su Ki Bum.

 


—¿Lo conoces? — preguntó una voz áspera. A su lado estaba Jung Hye Min, un agradable y anciano caballero conocido de su padre —Todos los hombres que lo ven por primera vez muestran la misma expresión. 
Apartó la vista de aquella extravagante criatura. 

 

—Yo no le veo nada admirable —respondió fríamente.

 


HyeMin se echó a reír mostrando su cuidada dentadura postiza.

—Si fuera joven, intentaría seducirlo —dijo—. Lo haría incluso ahora. Es el último ejemplar de su especie, ya sabes.

 


— ¿Qué especie es ésa?

 


—En mis tiempos había montones de ellos —afirmó el anciano, con una sonrisa de experto—. Para domesticarlos es necesario ser muy hábil e inteligente...

 


SiWon volvió a mirar al chico. Su rostro era delicado, pálido y perfecto, sus ojos oscuros, apasionados.


— ¿Quién es? —preguntó, completamente hipnotizado por la criatura frente a él. Viendo que no obtenía respuesta, volteo y se di cuenta que el anciano había desaparecido.


— ¿Quién eres extraña criatura?-

Notas finales:

Muchas gracias a la chica que me lo recordo. te dedico el fic como acto de disculpa xD

si llegaron hasta aqui, dejenme RV se siente lindo. Como este ya esta escrito hasta el capitulo 7 me parece, no tardare tanto en actualizar. A mis lectores de "En nombre del amor" de EXO no se preocupen no lo voy a descuidar. y el de Block B "Cama destendida" esta un poco pausado hasta que avance mas el anterior.

Besitos babosos a todos


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