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Fire Meet Gasoline por KatsumiKurosawa

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Fire Meet Gasoline

Por Katsumi Kurosawa

[ST] Capítulo 3

Viejo amor

 

—Así que tú eres el hijo de puta que se está aprovechando de mi hijo… —suavemente deslizó su teléfono dentro de su saco color azul marino y sus enormes manos se precipitaron al cuello de la camisa desaliñada que Kwon Jiyong vestía esa noche.

Entró al apartamento, arrastrando el delicado cuerpo del castaño hasta incrustarlo en la pared más cercana.

La puerta se cerró sola y Jiyong luchaba por quitarse las manos de Seung del cuello, dejando caer al suelo a la chaqueta de Mino.

—Seung… hy… Seungh… Seunghyun... —susurró sintiendo su cuerpo elevarse y sus piernas patalear porque ya no tocaba el piso.

—Hijo de perra… mal nacido… tú… —las venas de sus sienes se hincharon y su cara estaba tan roja de ira que parecía que estallaría.

Y de pronto sintió que perdería el control, así que lo dejó caer. Jiyong se resbaló hasta el piso, tosiendo como si su vida dependiera de ello.

— ¿Cómo… has… entrado…? —trató de incorporarse y se sintiómareado. Sus piernas blancas estaban a la vista.

Jiyong sólo vestía una larga camisa blanca. Nada más.

—Seguí a mi hijo… —crujió su mandíbula y le miró echando fuego por los ojos— No puedo creerlo, Kwon… no puedo simplemente… ¡Voy a echarte a la cárcel!

El hombre se levantó como pudo y se llevó las manos al cuello, acariciando la zona que el mayor acababa de atacar.

La había cagado. Había metido la pata hasta el fondo… pero es que no creyó que las cosas pudieran llegar a ese punto.

 

Jiyong estaba en el Starbucks. Había recibido una foto de Soojoo desde Japón. La pequeña Jennie sonreía con su helado de fresa mientras la modelo tomaba la selfie.

Su hija no podía verse más hermosa…

Miró su panino con poco apetito y tomó los tenedores. La verdad estaba comiendo ahí porque no se le ocurrió nada mejor.

Se llevó un trozo a la boca y una pandilla de jóvenes salieron riendo del lugar.

—No se preocupen, me quedaré acá. Esperaré a mi padre…

Aquella profunda voz le llevó escalofríos por toda la espina dorsal. Sólo una voz le había provocado aquella sensación en el pasado.

Cuando alzó la solitaria vista, pudo encontrarse con el dueño de aquella grave voz. Era un chico de no más de 18 años. Aquel rostro tan familiar le hipnotizó. Su cabello negro estaba revuelto trataba de peinarlo mientras le regalaba una sonrisa seductora al mayor.

Bajó el tenedor, masticando lentamente y mirando al chico que se le acercaba como todo un felino por su presa.

—Kwon Jiyong… ¿No es así? —su nombre sonó a poesía con esa voz. Jiyong no pudo evitar sentir un cosquilleo en la entrepierna.

—Así es… —se ajustó la capucha de su abrigo. Si ese chiquillo pudo adivinar quién era, quería decir que su perfil no estaba tan bajo como creía.

—Vaya… los años no pasan por usted… ¿Puedo sentarme…? —aquella afirmación desconcertó al mayor que asintió observando al delicioso muchacho sentarse justo frente a él, con un frappuccino de óreo en la mano—No me recuerda ¿Verdad…?

El actor entornó los ojos forzando a su cerebro a recordar, pero la belleza del muchacho lo tenía demasiado distraído.

Esa mandíbula afilada.

Esos ojos seductores.

Ese cabello espeso y negro. Sólo había conocido a una persona con esos rasgos juntos… Choi Seunghyun.

—Eres… Choi… —dijo vagamente y la sonrisa del muchacho iluminó su precioso rostro.

—Oh, sí lo recuerda… Choi Minho… pero me llaman Mino, porque ya hay un Choi Minho que es artista y no somos el mismo —alzó una ceja y volvió a sonreír.

Jiyong tuvo escalofríos. Era como si volviese a tener 20 años… era como si la historia se repitiera. Esos múltiples escalofríos deliciosos en su cuerpo, esos fervientes deseos de acostarse con alguien.

Vaya… ese chico…

—Usted sigue siendo tan hermoso como siempre… —cuando el semblante de Mino se tornó serio, Jiyong sintió las alarmas sonando en su cabeza— Un ángel.

—Mino… no deberías hablarme así. Soy bastante mayor para que me… hables como a… una presa que pretendes devorar —el castaño levantó una ceja y dio otro mordisco a su Croissant.

—Perdóneme, Jiyong-sshi. No me puedo controlar con usted… —y se mordió el labio mirándolo fijamente.

Ese fue el fin de Kwon Jiyong.

La charla se extendió hasta que el mayor terminara su comida. Mino tuvo el descaro de acariciar su mano en ese lapso.

Joder, le quería dar un paro cardiaco o qué rayos.

Una cosa llevó a otra y acabaron besándose como bárbaros en su apartamento. Lógicamente, el sexo vino después.

 

—No te preocupes… no he abusado de su inocencia, parecía que Mino sabía lo que hacía… —susurró derrotado, recargando su espalda en la pared en la que había sido azotado— Mis intenciones con él no son malas…

—Te acuestas con él ¿Y tus intenciones no son malas? —tomó su mandíbula con su enorme mano derecha y Jiyong fue obligado a ver esos ojos despiadados.

—No sé cómo explicarlo, pero… él me sedujo… no es una excusa, tu hijo tiene dotes extraordinarios… —esperó a que Seung estampara un golpe en su cara, pero el golpe nunca llegó.

—Eso es patético, Jiyong. Seducido por un niño de 17 años. —su agarre se intensificó. Estuvo a poco de acariciar aquellos labios tan hermosos, pero se contuvo y por el coraje fue que apretó la pequeña mandíbula.

—Tu hijo no es inocente, Choi. Traía lubricante y un fajo de condones en su mochila… —frunció el ceño. Seung no era más que un tonto ciego— Él sabe que tú y yo tuvimos algo…

Seung retrocedió con miedo.

— ¿Cómo dices…? —retrocedió tanto que chocó contra uno de los sillones del apartamento y cayó recostado.

—Él lo sabe todo… estuvo preguntándome también, cómo fue que terminamos… —Jiyong se sintió poderoso cuando el hombre se encogió en su sillón. Caminó delicadamente hasta sentarse a su lado mientras Seung le miraba asustado.

—¿Cómo ha podido saberlo…?

—Oyó a tu esposa y a ti discutiendo… —la satisfacción se fue del rostro del menor. No le hacía gracia saber que Seung había tenido problemas por culpa suya en su matrimonio.

En otros tiempos tal vez se habría jactado, pero, años después entendió que Seunghyun había hecho lo que hizo por su bien. Cortar de tajo aquella relación tan tormentosa…

—Ella… ya no es mi esposa…

El teléfono de Seung comenzó a sonar con insistencia y él respondió de inmediato al ver que quien llamaba era Mino.

Jiyong miró a detalle a Seunghyun. No era de extrañarse que cayera por Mino… tener a Choi Seunghyun en su apartamento le hacía sentir 10 veces lo que sentía con Mino.

Su voz, sus hermosos ojos afilados. Su cabello impecablemente peinado y sus manos que sostenían elegantemente el móvil.

Había amado tan profundamente a ese hombre.

Nunca pudo superar a ese hombre.

Se llevó la mano a la boca, evidentemente afectado por el encanto Choi. No hacía ni diez minutos que se había acostado con el pequeño Choi.

Pero no era lo mismo, jamás sería lo mismo que estar en manos del hombre que amaba tanto…

—Diez a quince minutos, lo siento… llegaré… —decía y trataba de sonar sereno.

—No vas a decirle que estuviste aquí ¿Verdad? —la voz preocupada de Ji sonó en el momento en el que colgó el teléfono. Su mano había ido al pecho del mayor para acariciarlo sin darse cuenta.

—Te lo advierto Jiyong… deja a mi hijo. Es menor de edad… —trató de sonar sereno mientras acercaba su rostro a pocos centímetros de los labios del más bajo— Estoy replanteándome si te meto o no a la cárcel. Tienes la opción de dejar a Mino y ser libre…

Los deseos de partirle la boca con un beso eran latentes.

Jiyong seguía siendo tan hermoso como antes… no habían pasado los años en su rostro. Como magnetismo, su rostro se había arrastrado cerca del rostro del menor.

Tenía tantas ganas de él. ¿Por qué? Se supone que lo había superado…

—Estaba… enamorándome de él… —se sinceró Jiyong— Pero si tú me lo pides… lo dejaré ir.

—Enamorándote ¿Tú? —una sonrisa sarcástica apareció en el apuesto rostro e hizo sonrojar al castaño.

—Quizá no. Quizá es sólo una idea… —miró a un lado con pesar— Quizá es sólo lo mucho que se parece a mi viejo amor…

Y en el instante en el que lo dijo, se arrepintió de inmediato. No había querido decirlo en voz alta pero sólo salió de su boca.

Los ojos negros y seductores de Seunghyun le miraban fijamente bajo una luz diferente. No había rabia en ellos más, sólo una emoción confusa.

—Tu tampoco… has podido olvidarte ¿Huh?

………………

—¿Mino…? —la dulce voz sacó del fastidio al pelinegro.

Se giró lentamente para encontrarse con él… el de los ojos de ciervo. Uno de sus amigos de la preparatoria, al cual no veía hacía unos meses que entró a la universidad.

Su mejor amigo, hijo de los Dong-Lee…

—Jinwoo… —susurró entorpeciendo al instante— Jinwoo-hyung…

Y lo tomó entre sus brazos de inmediato. Odiaba perder el control con Jinwoo… pero no podía evitarlo.

Se dio cuenta que lo amaba, cuando tenía 13 años ¿Cómo no amar a una persona tal dulce y noble como él…?

—Mino… —la suave voz fue acompañada por un dulce apretón del muchacho mayor— ¿Cómo has estado…? Mi hermana está preocupada por ti… Me ha dicho que te vio con un hombre…

El menor se puso tan pálido como una servilleta.

—Eh…

—Ella dice que fue de lejos, pero que sus dongsaengs del coro de la preparatoria le dijeron que es un hombre… de la edad de mi papá —tomó la mandíbula de Mino entre sus suaves manos blanca— Mino ¿Qué estás haciendo?

El menor suspiró pesadamente. Tomando a Jinwoo de las manos para retirarlas.

—Es cierto… —confesó con pesar viendo los enormes ojos de Jinwoo abrirse todavía más.

El pitido de un coche los asustó. Mino se dio cuenta entonces que aun tomaba las manos de Jinwoo.

—Oh ¡Jinwoo! ¡Qué tal! Hace tanto que no te veía… —el señor Choi salió de su coche para estrechar su mano— ¿Te llevo a casa? Aunque… creo que interrumpí su charla… ¿Quieren que los lleve a algún lado?

—Te invito… un café… —Mino logró salir de su aturdimiento— Puedo preparártelo en mi casa. Así platicamos en mi habitación…

El mayor abrió los hermosos y sonrosados labios para protestar, pero cambió de opinión.

—Me gusta esa idea, Mino… vamos a tu casa… —sonrió y entró al coche del señor Choi junto con ellos.

Seunghyun observó a la pareja.

Siempre tuvo la idea de que su hijo estaba profundamente enamorado de Jinwoo, pero nunca pudo sacarle una sola palabra.

El modo en el que Mino miraba al hijo de SeungRi, siempre le iba a dar la razón. Hallarlos tomados de las manos fue un alivio después de tanto estrés.

Seunghyun Choi trató de hacerle una amena plática al invitado. Mino se mantenía extrañamente callado.

—Hemos llegado~ —canturreó Seunghyun llegando a su villa— Lisa no está, se fue con su madre…

Mino hizo el café como prometió y ambos se recluyeron en la habitación del menor.

Seunghyun sonrió. Aún si escuchara rechinar la cama de Mino, se haría el de oídos sordos…

—Es… cierto entonces —Jinwoo no iba a dejar ir el tema. Tomó su taza y le dio un sorbo significativo.

Mino sólo movió el café con la cuchara.

—No es nada serio… —susurró el muchacho— En realidad… lo conoces…

—¿Lo conozco? —Jinwoo dejó en la mesita de noche su taza y se acercó al pelinegro.

—Estoy saliendo con Kwon Jiyong… —soltó. No podía esconderle cosas a Jinwoo y no sabía por qué.

—¡Mi tío! ¿Estás loco? —se levantó de inmediato— Entiendo que estés dolido por tu ruptura con Taehyun, pero no… ¡No puedo creer…!

—Shh… hyung… —Mino dejó su taza al lado de la de Jinwoo— Es… es algo pasajero. No estoy enamorado ni nada por el estilo…

—Es…. ¿Estás jugando con Jiyong-hyung? —los ojos de ciervo del mayor se cristalizaron sin poder contenerse.

—Mis padres… —comenzó y la voz le tembló— Estuvieron peleando y mamá siempre le echaba en cara a papá que quizá nunca olvidó a Kwon Jiyong… un día lo encontré en una cafetería y no pude evitarlo, desplegué mis encantos en él… quería venganza…

—¿Venganza? ¿Vengarte de qué Mino? El matrimonio de tus padres no se terminó por Hyung… —cruzó los brazos y ladeó la cadera— No creo que vengarte de tu papá sea la mejor salida…

—No estoy vengándome de papá… —susurró sin poder detener su boca. Odiaba ese efecto que el castaño tenía en él— Estoy vengándome de mamá… tarde o temprano se enterará… que por irse con ese tipo —miró hacia un lado, lleno de rabia. Claro que sabía de la actual pareja de su madre— No sólo perdió a papá… me perdió a mí también y a manos de la persona que más odia en el mundo…

El sonido de la bofetada que Jinwoo le propinó a su dongsaeng hizo un eco en la habitación.

Jinwoo le miraba tan enojado como jamás creyó que lo estaría con él.

 


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