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Fire Meet Gasoline por KatsumiKurosawa

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Notas del capitulo:

SPTM así o menos que me pelan T_T ¬w¬ ya no actualizaré rojo relativo hasta que le den amor a este fic!

Mentira cómo creen xDDDDD

Enjoy :v

Fire Meet Gasoline

Por Katsumi Kurosawa

Capítulo 3

Apariencias

 

            −Quédate aquí… no tienes por qué regresar a esa casa… −Youngbae había dicho eso tan de prisa que sintió que las palabras se atropellaron al salir de su boca.

            − ¿Lo dice en serio Señor Dong? –preguntó el pequeño mirándolo con unos ojos brillantes y esperanzados.

            −Podemos ir a por tu ropa cuando ella no esté… Puedes vivir aquí…

            −Seré su mucama de planta para pagarle, señor Dong… −SeungRi lo había estrujado entre sus brazos, de pronto se separó avergonzado.

            Acababa de darse cuenta que estaba en la misma cama de su jefe, pegado a su cuerpo y estrechándolo.

            −Lamento ser tan imprudente, Señor Dong… −murmuró levantándose y haciendo unas mil reverencias de disculpa.

            −Oh por Dios… ¡Deja de decirme Señor Dong! Me siento de ochenta años –el rubio se había llevado una mano a la cara.

            −Lo siento señor D… −al hacer otra reverencia se dio cuenta de que vestía ropa ajena.

            Su rostro se puso tan rojo de vergüenza que no lo pudo disimular.

            −Te cambié, disculpa el atrevimiento… −murmuró el mayor, escondiendo el tono lujurioso de los recuerdos que le llegaron a la mente. Aquellas piernas blancas…

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            Ese sábado no había nadie en su casa. SeungRi entró como un ladrón y acarreó todas sus cosas en varias maletas y cajas, metiéndolas en la camioneta –digna de un ranchero- de Youngbae.

            Sabía que Lee Honey salía a jugar cartas con las lagartonas de sus amigas… lo hacía incluso antes de que su padre muriera.

            Mientras Bae arrancaba, los ojos del pelinegro miraron por última vez aquella casa. La casa de su padre… aquella que no podía reclamar porque mientras fuese menor de edad, estaba en manos de Honey…

            Volvería a pelearla cuando fuera mayor de edad, ese era un hecho.

            −No puedo creer que esa mansión sea tu casa… −el rubio quiso sacar al pequeño de aquella tensión que parecía calarle el alma, era obvio que extrañaría su casa, había crecido en ella− ¿Qué diablos hacías buscando un trabajo de niñera, teniendo dinero?

            −Todo el dinero y las propiedades… no pueden pasar a mis manos mientras sea menor de edad –confesó mirando por la ventana.

            −Lo lamento… −fue empático− Al menos no falta mucho… no te rindas, pequeño panda…

            − ¿Cómo me llamó? –los ojos de Seungri se abrieron desmesuradamente. No era la primera vez que lo llamaban panda, claro estaba, pero el único que lo hacía en ese tono tan agradable era su padre.

            −Panda… pareces un panda… −la cálida risa de Youngbae le inundó el corazón dejándole una sensación agradable en el pecho.

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            Bien. Lo único que el padre de familia quería, era ayudar a aquel pequeño panda en apuros, pero no creía que comenzaría a sufrir al tenerlo mucho más tiempo en casa.

            Sí. Sufrir.

            Cuatro meses de sufrimiento doloroso y cruel. Si bien el menor era como un ángel mandado por Dios a iluminar los días en su casa, siendo un consuelo para su soledad, el menor no sospechaba que hacia sufrir a su salvador.

            Sufrir de “bolas azules”, por supuesto…

            Esa maldita manía que tenía SeungRi de agacharse y dejar toda la extensión de su divino trasero al aire, cuando iba a recoger algo.

            Esa torpeza de tirar algo y que se le fuera bajo la mesa o bajo la cama… ponerse en cuatro para meter la cabeza bajo los muebles para buscar las cosas y dejar la divina forma de su cuerpo expuesta en la posición exacta para tomarlo, bajarle los shorts de mezclilla y follarlo duro, muy duro.

            −ah… −el músico suspiró bajo el chorro de agua en las duchas, mirando su pene durísimo. SeungRi lo había hecho de nuevo− Soy patético… −y acariciando el jabón, lo dejó en su pedestal y cerró la llave de agua.

            Sus manos enjabonadas se dirigieron a su miembro y resbalando con el jabón, comenzó a acariciarse.

            Cerró los ojos.

            SeungRi le miraba desnudo en su imaginación…

            Ahí, en la cama en la que el mayor dormía, imaginó a SeungRi abriéndose la bata y mostrándole toda esa piel pecaminosa…

            −Lo necesito –su voz hacía eco− Lo necesito, Señor Dong… −la mano blanquecina le jalaba hacia el pequeño.

            La boquita sensual le daba lengüetazos en toda su longitud con aquellos ojos antes inocentones, llenos de picardía.

            −Basta, ponte en cuatro –demandó arrancándole la bata que sólo colgaba de sus hombros.

            −Empáleme, Señor Dong…

            Tomó su miembro y mancillo la entrada sonrosada recibiendo un grito agradado de parte del delgado y delicado cuerpo que sostenía de las caderas y contra el cual arremetía con violencia.

            −Señor Dong… −gemía una y otra vez.

            − Who’s your daddy, baby? –preguntó dándole una fuerte palmada a uno de los redondos glúteos del menor.

            − You’re my daddy…! You…!

            −Ahh… y al abrió los ojos.

            Había escuchado su propio gemido rebotando en la pared de su baño. Respiraba agitadamente y temblaba observando su mano escurriendo líquido blanquecino.

            Por fin había podido venirse…

            Sudaba.

            −Estoy enfermo… −balbuceó avergonzado de sí mismo.

            Terminó de bañarse. Aquello lo había perturbado a niveles insospechados y tomando la toalla para secarse el exceso de agua de su cuerpo, tembló pensando que el pequeño dormía en la habitación contigua.

            No podía creerlo. En la vida había tenido ningún pensamiento tan grave como aquel en el que se había corrido del modo más violento en la palma de su mano, en realidad jamás se había corrido tan… así.

            Ocho meses. Tenía una hija de ocho meses y él tan campante con aquellas depravadas fantasías.

            Dios por qué… él siendo tan cristiano…

……………………………….

            SeungRi silbaba feliz saliendo de clases, se sentía muy tranquilo viviendo con Youngbae y Danah, agradecía fielmente que Dios hubiese puesto a ese hombre en su camino en un momento de desgracia.

            Dio un saltito y sonrió. Se sentía más libre viviendo en la casa de los Dong y había desarrollado un amor por la pequeña bebé que iba más allá de su trabajo.

            −Hola, corazón –todo su cuerpo se tensó desagradablemente. Miró a la dueña de aquella voz suave y sensualona que le provocaba náuseas ahora.

            −Honey…

            −Ya nos tuteamos SeungRi? Me encanta… −sonrió con deleite mostrando esos dientes blancos enmarcados por sus labios color rojo intenso.

            −No te me acerques. No hay ningún gorila a tu lado hoy… −amenazó cerrando los puños− No me hago responsable de cualquier daño que pueda hacerte.

            −Oh cielo, vengo a negociar… tranquilo –se quitó los lentes de sol y los metió a su bolso negro.

            −No tengo nada que negociar contigo Honey… −se dio la vuelta decidido a dejarla ahí.

            −A Dong Youngbae no le conviene que te pongas como princesa, SeungRi… -chasqueó la lengua haciendo a SeungRi detenerse.

            Esa perra lo sabía… sabía dónde vivía y con quién…

            La acompañó a un café cerca de la universidad. Simplemente la siguió cuando lo ordenó y ahí se encontraba, sentado frente a ella, mordisqueándose las uñas.

            −Es simple… −ella enredaba los dedos con largas uñas rojas y tomaba su capuccino con serenidad− Te quiero a ti… cada fin de semana… en mi cama.

            SeungRi se puso azul de horror.

            −No –cortó el jovencito con cara de incredulidad−. Honey, eras la esposa de mi padre… eres mi madrastra… ¿Por qué…?

            −Siempre te quise así… −lamió la espuma del capuccino que se había instalado en sus labios rojos añadiéndole un toque lascivo a su expresión− Recuerdas cuando llegué a tu casa la primera vez… tenías quince años y… Dios… jamás deseé a nadie con tanta fuerza antes…

            −Estás enferma… −declaró el pelinegro con asco− No quiero y no lo haré…

            −Oh, sí lo harás… −sonrió de manera torcida− O “el señor Dong” lo sabrá todo… Tú no eres quien él cree…

            Helado. Tieso. SeungRi se había quedado de piedra de nuevo al escuchar el apellido de su jefe en los labios de esa mujer.

            Si Youngbae se enteraba… no querría tenerlo cerca, menos de Danah.

            −No serías capaz…

            − ¿De presentarme en donde vives ahora? –dio otro sorbo a su capuccino- Oh cielo, no me subestimes… me acosté contigo contra tu voluntad. ¿Crees que no podría hacer eso y decirle la clase de ninfómano que vive bajo su mismo techo?

            Las pupilas de SeungRi se destiñeron.

            −No soy ninfímano… −masculló mirando de pronto su café americano que no había querido siquiera tocar.

            −Pero eres precoz… y un jugador… -delineó la mandíbula del jovencito con una de sus uñas− Oh, no le gustará para nada saber en cuantas camas has estado, Seunghyun… y con esas mismas manos cuidas de su bebita…

            Los puños se cerraron fuertemente. Frustración pura lo recorría y no podía hacer nada más que seguirle el juego a esa mujer.

            −Está… bien… no le digas nada por favor… −ella tenía pruebas de su comportamiento libertino… seguro tenía en su poder las cartas que su padre le llegó a escribir, aquellas en donde le pedía que dejara ese vicio… esa adicción al sexo casual.

            −Todos los sábados… quiero que pases la noche conmigo… -propuso ella haciéndole sentir como un bicho pisoteado.

            − ¿Cómo le explico al Señor Dong que no estaré en casa los sábados…? –preguntó frustrado.

            −Consíguete una noviecita… dudo que él se niegue a que tengas… tu… vida sentimental fuera de casa −rio.

            −Está bien… −agachó la cabeza.

            −Ven a la casa a las seis en punto este sábado. Estaré esperándote… −arrojó unos billetes a la mesa y se marchó.

            Él sólo miró su reflejo en la mesa plateada de aquel café.

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            Youngbae dormía a la pequeña o al menos eso intentaba mientras se paseaba por la sala, cantándole una canción.

            SeungRi ya se había tardado. Le preocupaba mucho que le hubiese pasado algo o que aquella mujer le hubiese encontrado.

            Danah estaba dormida ya entre sus brazos cuando un sonido en el pórtico le hizo mirar afuera entre la cortina de su ventana.

            El menor estaba ahí, parado con una chica rubia afuera. Algo en su estómago se retorció…

            No podía ver el rostro del pequeño panda, sólo a la rubia que de pronto sonrió como si hubiera escuchado algo tonto;  ella rodeó el cuello del jovencito acercándose a él en un necesitado beso.

            Tuvo la sensación de tragarse un cubito de hielo. Se alejó de la ventana y trató de distraerse, así que subió a depositar a Danah en su camita con barandales.

            SeungRi tenía todo el derecho de tener una pareja. Estaba en la edad de tenerla de hecho. Es decir, era un joven coreano, saludable, de 19 años y excelente apariencia angelical, cualquier chica enloquecería por él.

            Cualquier chica y… un padre de familia frustrado.

            Encendió el monitor de Hello Kitty y contempló a Danah.

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            − ¿Cómo ha estado? –preguntó la rubia sin dejar a un lado su sonrisa burlona.

            −He tenido mejores… −murmuró altanero.

            −Todavía que te ayudo, malagradecido… −ella hizo un puchero− Cuando lo vi en la ventana, puff actress mode ON! –rio con ganas.

            −Muchas gracias Chaerin… −suspiró cansado.

            −Deberías decirle que esa perra está chantajeándote… −ella se puso seria de momento a otro.

            −Me arriesgo a perder mi empleo y… su compañía. –él levantó esos ojos aparentemente inocentes a su amiga− Hacía mucho que no me sentía tan así, en familia…

            −Oh Riri… bien… me voy a casa… Cuida bien del señor Dong−Chaerin se dio la vuelta dejándolo en el pórtico. Aquel tono en el que dijo lo último le hizo sonrojar por alguna razón.

            Cuando entró a la casa, el rubio venía bajando con el monitor de Hello Kitty en sus manos.

            −Oh llegaste… −le dijo nada más− Sólo tomaré un poco de agua antes de dormir… −SeungRi lo miró curioso. Se veía o molesto o cansado.

            Optó por la segunda y se despidió para ir a su habitación.

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            Sábado.

            Sábado y le había dicho a Youngbae que saldría con su novia… que no llegaría a dormir a casa…

            La expresión del rubio había sido indescifrable. Le dio miedo que el señor pensara que estaba siendo un libertino, pero sólo encogió los hombros y le pidió que se cuidara.  

            Eufemismo de “usa condón” por supuesto…

            Oh qué vergüenza.

            Introdujo sus llaves en su casa, aun las conservaba…

            Al entrar, pudo ver a su madrastra viendo la televisión en la sala, bebiendo Champagne.

            −Estoy aquí Honey… −ella sonrió levantándose.

            De nuevo revelaba un precioso baby doll bajo su bata entreabierta. Le miraba como un pedazo de carne jugosa…

            −Vamos a divertirnos mucho hoy, Riri…

 

          

Continuará...

Notas finales:

Y así :v :v :v quiero poner algo de celos en el siguiente cap xDDDD asdasd ojalá me inspire ¬w¬

 

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