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Fire Meet Gasoline por KatsumiKurosawa

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Notas del capitulo:

Volví :DDDDD la inspiración me agarró y bueno lo demás ya lo saben :v xDDDD

Fire Meet Gasoline

Por Katsumi Kurosawa

Capítulo 2

Acercamiento

 

Youngbae estaba preocupado. Había contratado a un chico que recién había cumplido los 19 años, como niñera de su pequeña Danah. Era increíble lo que SeungRi había hecho en un mes…

Atendía a la pequeña como un verdadero experto. Le hacía los biberones a la temperatura exacta, la mantenía limpia y oliendo delicioso todo el tiempo, la alimentaba del modo más tierno y dulce.

SeungRi era de oro.

Sin embargo lo que le preocupaba a Youngbae no era el trabajo de SeungRi, el cual obviamente era impecable.

Lo que al señor Dong le preocupaba, era ese sentimiento que estaba desarrollando por aquel menor. Le atraía, era obvio, después del primer encuentro que tuvo con él en la puerta de su casa, había caído como un adolescente ante los encantos de ese jovencito.

SeungRi se retiraba de la casa de Youngbae, aproximadamente una hora y media después de que él llegaba. Dejaba a la bebé lista y tomaba un baño para irse a clases, era parte de su trato.

Entonces el rubio veía al menor atender a su hija.

Por alguna razón, le parecía muy sensual el semblante responsable del pelinegro, yendo de aquí hacia allá para darle de comer a la bebé o simplemente cambiándola y cantándole una canción divertida que hacía que la pequeña lanzara carcajadas.

Bae lo observaba todos los días, atentamente mientras comía un poco de lo que SeungRi le preparaba para la hora de la comida, porque sí, el menor se ofreció para cocinarle.

Entonces, cada tarde mientras comía, observaba al pelinegro en sus labores hogareñas. Como si fuese… su mujer…

Sacudió la cabeza.

Estaba pensando en SeungRi como su pareja. ¿Cómo sería tener a un hombre como pareja?

Y ahí estaba ese niño moviendo la cadera en una danza graciosa que hacía a Danah morir de risa.

Sin embargo, desde la vista del padre de familia, el divino trasero del bailarín se contoneaba invitante.

Otra vez se descubría viendo al muchacho con lujuria. ¿Cómo sería estar con un hombre? ¿Cómo sería estar con SeungRi? Sacudió la cabeza de nuevo.

Cómo era posible que la idea de acostarse con un menor de edad pudiese pasarle siquiera por la cabeza. Tenía una hija y era casado –aunque estaba viendo con un abogado ya, la demanda de divorcio por abandono de hogar- y no tenía por qué pensar cosas sexuales con la niñera de su hija… bueno, el niñero.

Pero no podía evitarlo.

SeungRi era un chico delgado, atlético y tenía un redondo y jugoso trasero que le invitaba a degustarlo con la mirada y a anhelar tomar su pene y deslizarlo entre esas perfectas y redondas…

Soltó la cuchara estrepitosamente, logrando llamar la atención de SeungRi y se sonrojó furiosamente.

Una punzada entre sus piernas había aparecido.

-Oh Dios, no… -se dijo consternado limpiándose los restos de kimchi que le habían saltado a la cara y a la ropa.

-¿Pero qué le pasó, señor Dong? –reía el pelinegro acercándose y tomando una servilleta para ayudarle, rodeando inmediatamente la mesa e inclinándose sobre el rubio para limpiarle el rostro.

Demasiado cerca…

Podía sentir el inocente aliento de SeungRi en su mejilla.

Su corazón latía desbocado y sus manos comenzaron a sudar. El menor olía como los ángeles.

No soy gay… pero SeungRi me hace desear acostarme con un hombre, al menos por curiosidad…

Miró con atención los labios rosados del chico que le limpiaba ahora restos de comida en la camisa. Esa sonrisa no se borraba.

No mires abajo SeungRi… no lo hagas…

Y los ojos preciosos del menor se situaron entre sus piernas, descubriendo tal vez, su erección. Youngbae no estaba seguro, sus pantalones eran bastante amplios ese día.

Aparentemente se hizo el desentendido y miró fijamente su reloj de pulsera.

-¡Oh, es hora de que me dé un baño! –exclamó corriendo al baño de la habitación de Youngbae, el cual era por ahora el único con regadera funcional ya que el baño de la planta baja, no funcionaba.

El rubio llevó a la bebé a su habitación, la cual había condicionado tan pronto como tuvo menos en quién gastar. Era rosa, llena de patitos y cosas lindas, Danah era feliz recostada en su cuna jugando con su gimnasio para bebés.

Dejó el monitor encendido –el cual era un pequeño walkie-talkie con la cara de Hello Kitty- y se llevó el gemelo para escuchar cualquier sonido de alerta de su bebé.

Distraído caminó a su habitación.

El sonido del agua cayendo de la regadera le provocaba temblor en las manos. Comenzó a desvestirse puesto que aún había kimchi en su camisa y pantalón.

Cuando estuvo en ropa interior, sacó unas bermudas color verdes y una wife beater negra. Así estaba cómodo en casa.

Sin embargo teniéndolas en la mano, la puerta del baño se abrió revelando a un adolescente mojado deliciosamente y con una toalla cubriendo celosamente de su cintura para abajo.

SeungRi le miró en ropa interior, pero siguió secándose como si no fuese nada del otro mundo mientras él… él… recorrió como si fuera pornografía, todos y cada uno de los rincones del menor que habían sido revelados.

Se puso la ropa sin quitare la vista, total, SeungRi le había dado la espalda y pudo ver del modo más morboso, como se cambiaba delante de él. Tenía una erección de nuevo, no podía esconderla así que decidió escapar a la cocina.

Preparó café. Seguro SeungRi tenía su extraña rutina del cuidado de la piel para después de bañarse.

La cafetera escupía en el contenedor de cristal ante su vista perdida. El aroma a café mexicano inundaba la habitación… era casi sensual.

-Dios, qué me pasa… ¿Estoy tan necesitado? –reflexionó. Era verdad… desde que su esposa lo dejó, no había tenido ningún tipo de contacto físico y tal vez estaba ansioso.

¿Cuántos años de cárcel le corresponderían por el pecado de tocar a SeungRi? No sólo tocar… lamer, morder, embestir salvajemente, acariciar pecaminosamente, tomar su cuello y ahogarlo para sentir sus vellos erizarse con el sonido de atragantamiento.

Estoy siendo muy extremista… yo, yo no era así…

Por supuesto que no. Él era muy respetuoso y religioso, le tenía temor a Dios, entonces ¿Por qué?

Es un placebo, Youngbae. Si te lo follas, el abandono será menos doloroso… quieres sentir amor aunque sea falso, aunque sea desenfrenada lujuria… eres patético.

Se frotó los ojos. Los pasos de SeungRi advirtieron su presencia bajando las escaleras.

-Bien, tengo media hora, no creí terminar tan rápido –él siempre estaba tan alegre.

El mayor tomó una taza y se la tendió.

-Si tienes tiempo, tomemos un café. –sonrió lo más cálido que pudo, que no se notara que lo deseaba con desesperación.

-Muchas gracias Señor Dong… -la sonrisa del pequeño se ensanchó mirado anhelante la humeante tasa.

Platicaron de varias cosas.

De la escuela, de los amigos… de mujeres.

-Mi esposa me dejó –confesó por fin el mayor ante la mirada apesadumbrada del pelinegro- Llegué del trabajo un día y había una nota en la cual decía que se iba y no volvería. Abandonó a Danah en su cuna…

-Qué horror –sus ojos estaban cristalinos- Usted es un hombre muy bien parecido, Señor Dong. Seguro encontrará a una buena mujer pronto, nos e desanime.

-No es una mujer lo que me urge… -musitó con doble intención en sus palabras, pero el pelinegro no lo notó así que compuso su argumento- Mi único deseo en este momento es salir adelante con mi pequeña Danah…

Y se fue.

SeungRi se fue a la escuela, haciéndole sentir que habían logrado atar lazos de confianza en su relación.

……………………

        Eran las doce de la noche. Danah dormía profundamente y Youngbae estaba indeciso entre masturbarse o no, pensando en ese movimiento pélvico que el menor hizo en la tarde.

        Si tan solo pudiera… tocar…

        Ding Dong.

        El timbre sonó desesperado muchas veces. ¿Quién podría ser a esa hora?

        El nombre de su esposa fue el primero que le pasó por la cabeza y como un poseso, corrió hasta la puerta de la entrada.

        No era su esposa.

        Era la persona en la que había estado pensando por dos horas mientras intentaba conciliar el sueño y terminó en un debate sobre la importancia de masturbarse.

SeungRi hipaba mientras sus lágrimas creaban marcas húmedas en sus mejillas. Todo su cuerpo temblaba entero. Era una visión lamentable.

Youngbae le hizo pasar inmediatamente. Verle así le había provocado en su estómago una sensación de vacío y verlo sentarse en su sofá mientras se sostenía el cuerpo con lo que parecía rabia, hizo que su corazón doliera.

-¿Qué sucedió? –preguntó asustado mirándolo de pies a cabeza. En el cuello traía moretones visibles. Su ropa estaba desaliñada y parecía de tallas muy grandes aunque en realidad estaban estiradas.

-Señor Dong… -sollozó mirándole con sus bellísimos ojitos acuosos, opacos de un sentimiento que el mayor desconocía- Señor… Dong…. –y se arrojó a sus brazos llorando más fuerte.

Lloró hasta que se quedó dormido. Youngbae lo observaba detenidamente mientras dormía, era una creatura fascinante.

Su respiración por fin tranquila, movía su cuerpo delgado lentamente. Sus párpados hinchados se encontraban relajados por lo que parecía un sueño profundo.

Sus labios…

Sus preciosos labios…

Tuvo el valor de levantar una mano y con el pulgar acariciar el labio inferior del panda. Suave, como terciopelo.

Unas ganas locas invadieron al profesor de recorrer esos labios con su lengua. Rayos… devorar sus labios rosas, morderlos y lamerlos hasta saciarse.

-Oh Dios… - externó alejando sus dedos como si quemara al tacto. El pequeño dormitaba entre sus brazos.

Estaba sentado en el sofá con SeungRi enroscado como un gato en su regazo. Su mirada viajó por el cuerpo del pequeño, su piel blanca y sus piernas tentadoras.

Lo tomó entre sus brazos y lo subió a la habitación. En ella le despojó de la camisa y le colocó una de sus camisetas. Le despojó de los pantalones y le colocó unos shorts.

Lo arropó  y se recostó a su lado para dejarlo descansar.

Tendría que estar muy cansado para no sentir que le desnudaban.

Y él tuvo la enorme fuerza de voluntad para no mancillarlo en ese momento.

------------------

        Un bulto colándose entre sus brazos lo despertó la esa mañana de sábado. Correspondió el gesto y siguió dormitando, pero aquel abrazo era muy necesitado.

        El rubio descubrió a SeungRi pecado a su cuerpo. Casi le da un paro cardiaco.

        -Oh, pequeño –susurró acariciándole el cabello.

        El pelinegro se escondía entre su pecho como un niño temeroso.

        -No quiero volver a casa… -confesó aquella vocecilla ronca- Yo no quiero verla….

        -¿A quién? –se aventuró a preguntar.

        -A Honey… mi madrastra… -susurró temblando.

        - ¿Por ella estás aquí? –acarició su rostro, haciendo que levantara la cabeza para mirarle detenidamente.

-Esa mujer… mandó a esos tipos a que me amarraran… -sus ojos se cristalizaron. La frustración se apoderaba de nuevo de su cuerpo- Luego… se fue sobre mí… alguien me había arrancado la ropa y yo estaba indefenso, desnudo para que ella pudiera lamer mi cuerpo a su antojo… me golpeó y rasguñó para escuchar mis gritos… y… me violó.

 

Continuará...

Notas finales:

:v :v

Amor yaoi me quita las sangrías D:< me choca! okno

Ámenme T_T

 

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