No recuerdo cuán importaste fuiste para mí… incluso no puedo recordar tu rostro, no sé cómo se escucha tu voz o tu risa. Terminaste con tu vida por ese penoso y cochino amor. Ya no quiero saber más sobre eso. Tu injusto y miserable amor, ¡¡CÁLLENSE!!, no quiero escucharlo. Termine por aceptarlo, así es la vida. No hay necesidad de sentirse engañado, no hay necesidad de sentirse triste por una PUTA como él. Tu hermano mellizo quien nació contigo y vivió gran parte de tu vida junto a ti, no pudiste ni siquiera volver a verlo por estar envuelto en esa miserable vida que ganaste a su lado. Delante de tu tumba, siento tu dolor, tu tristeza, tu rabia… por eso. Te lo traeré… ese hijo de puta… te lo traeré, la oportunidad de vivir como él, no existe, por eso él deseará estar en tu lugar. Él será más miserable que tú, más harapiento, no dejaré que se vaya a ningún lugar hasta que se arrodille delante de ti y llore sangre pidiéndote perdón. Choi Joo Won, estés donde estés, hermano quédate ahí y observa como destruyo la vida de Kwon Ji Yong.
*MESES ATRÁS*
Las grandes puertas del aeropuerto de Seúl se abrieron, saliendo una pareja de jóvenes muy guapos abrazados tomando cada uno su cintura. Él; alto, cabello azabache, facciones delicadamente pinceladas, nariz pequeña y respingada, ojos grandes y profundos, remarcadas por esas copiosas cejas, hoyuelos bien marcados, cuerpo esbelto definido por músculos no exagerados que encajaban perfectamente con su masculino rostro. Ella; alta también, larga cabellera negra, rostro de bebé, cuerpo bien proporcionado, ojos grandes y negros que con su piel nívea lucía como un ángel y sus hoyuelos que completaban su belleza.
— ¿Es la primera vez que estás en Corea? — Min Ah, la novia preguntó cuándo ya se encontraban en el auto dirigiéndose al hotel, socio de su compañía.
— Sí — Seung Hyun contestó mientras miraba las amplias calles de la ciudad — Nunca pensé que vendría a mi lugar de origen — sonrió y volteo a mirarla — Pero es el milagro de mi hermano, Jo Won puede lograr lo imposible. Muero por ver a mi hermano, no nos hemos visto en cinco años y llegar con la noticia que mis padres aceptan su opción sexual le hará súper feliz como a mí.
— Quiero conocer a mi cuñado y ver que tanto se parece a mi amorcito. Mis suegros me han dejado muy curiosa al decirme que su parecido es enorme
— Exageran, solo tenemos cierto parecido. Eso sí, yo soy el más guapo — rió ante su gracioso comentario.
— No es nada modesto de tu parte decirlo
— Solo es broma — la jaló y la abrazo — Ambos somos guapos, divertidos, conquistadores. Tienes mucha suerte al tenerme. — la mujer le dio un pequeño pellizco para que se rectificara. — También tengo mucha suerte. — le dio un fugaz beso en los labios — ¿Quieres ir a comer o vamos directo al hotel?
— Hotel, estoy muy cansada, quiero darme un baño y descansar.
— Entonces comemos allá.
— Es una buena idea.
….
….
— ¿Dónde quieres ir? — Young Bae, un joven de peinado mohicano preguntaba mirando a su detenidamente a su ansioso amigo.
— De… — dudo un poco — De compras — respondió. Ji Yong, un delicado joven, aspecto andrógino desde el cuerpo hasta su pequeño rostro. Tenía los ojos pardos más bellos y brillosamente sinceros que se hayan podido observar en la vida. Un ser único, especial y encantador, eran algunas de las miles de palabras para definirlo. — Pero no iré, me quedaré con ustedes — dijo y sonrió nervioso.
— ¿Estás seguro? — preguntó Dae Sung, su otro amigo que entraba a escena. Mirada y sonrisa de ángel que otorgaba tranquilidad — ¿Parece que escondes algo?
— No — negó con su cabeza y manos para convencerlos.
— Bueno por esta vez te creeremos — dijo el moreno no convencido.
— ¿Y Seungri? — preguntó el ángel al notar la ausencia del menor de todos.
— ¡Ya llegué! — apareció en un salto, el primo de Ji Yong, un chico de grandes ojeras, mirada curiosa y aspecto sexy. — Disculpen por la demora.
— ¿Dónde estabas? — preguntó su primo.
— Tomando mis pastillas — dijo en una sonrisa. — No perdamos tiempo, que comience la carrera.
Todos asintieron y caminaron cada uno a sus autos de carrera que estaban estacionados en medio de la pista de carreras.
— ¡El último en llegar será el empleado del ganador por un mes! ¡¿OKAY?! — gritó el menor.
— ¡¡OK!! — corearon los otros tres.
Luego de media hora de exhausta competencia, llegaron a la meta. Siendo el ganador, Kwon Ji Yong, quien saltando de la emoción se quitó la protección de su cabeza, reluciendo sus hermosos y finos cabellos castaños que ante el sol de esa bella tarde lucían como dorados. No dejaba de celebrar siempre había sido una persona competitiva que le gustaba ganar y la perfección, quien obtenía lo que quería sin importar lo que costase. El perdedor fue su primo, que fingía estar triste, ahora tenía que atender y complacer al mimado de su primo.
— ¡YEIII! — gritó el castaño brincando — Tengo un empleado más a mi cargo — aplaudió feliz.
— Está vez no abuses mucho de Riri — decía el de peinado mohicano opacando un poco la felicidad de su amigo — La vez pasada si te pasaste
— Cierto, Seungri está a dos pasos de escapar de tu casa — comentó el cara de ángel en tono de burla. — Ya no lo verás jamás — dijo en tono tenebroso.
— ¡No ya! — dijo con un puchero — ¿Eso no es cierto? ¿Verdad, Ri? ¿Tú no me dejarías? No me dejes Ri.
— No le hagas caso. Como podría dejar a mi hermano — sonrió amablemente.
— Vieron — dijo sacándole la lengua a los otros dos que no dejaban de reír y abrazó al menor — Él me quiere. Bueno es imposible no quererme. Soy el mejor en todo y que todos…
— Kwon Ji Yong está dejando el área libre para G-DRAGON y a ese no lo tolero — se burló el moreno — Vámonos antes de que salga el egocéntrico — abrazó a Dae y dejaron a los primos solos.
— Está vez seré muy bueno — Ji dijo en tono infantil — No te maltrataré, no quiero que te vayas.
— Algún día tendremos que separarnos pero no será pronto. — palmeó su hombro y le mostro una sonrisa para tranquilizarnos — Vayamos a comer.
….
….
Miro por la ventana del edificio, ya había atardecido, creyó que era el momento perfecto para llamar a su hermano. Tomo su celular y marco, sonó un par de timbres y se escuchó una voz varonil muy parecido a la suya.
— ¿Hola? — solo se quedó por unos segundos para escucharlo — ¿Hola? ¿Quién es? Si no habla colgaré.
— Hermano — contestó alegre.
— ¿Seung Hyun? — preguntó no podía creer que lo estaba escuchando
— Sí, Joo Wonnies, soy Hyunnie
— No puedo creerlo, no puedo creer que me estés llamando sin que te ruegue — llevaba una cálida sonrisa en su rostro. — ¿Cómo estás? ¿Dónde estás?
— Estoy bien y en Corea. ¡ESTOY EN COREA!
— ¡Oh! ¿Cuándo llegaste?
— Al mediodía. Quise llamarte antes pero estaba instalándome en el hotel.
— Quiero verte, tengo muchas cosas que contarte.
— Yo también hermano. ¿Dónde estás? Para ir a buscarte. Tengo muy buenas noticias.
— Acabo de comprar una casa en Jeju, ahora te envió un mensaje con la dirección. ¿Cuándo piensas venir?
— Mañana en la tarde estoy allí.
— Está bien, te esperaré. — suspiró un momento y grito — ¡Hyunnie, soy el HOMBRE MÁS FELIZ DEL UNIVERSO! — lanzó gritos ensordecedores que su hermano gozaba. No importaba quedarse sordo, lo único que importaba era que su hermano era feliz y él también.
— ¿Puedo saber la razón de tu felicidad?. Yo también soy muy feliz, muy pronto voy a casarme con la mujer que amo, mis padres mueren por ver a su hijo desaparecido, agrégale un motivo más para sonreír.
— ¿Nuestros padres quieren verme? — preguntó nostálgico.
— Sí, luego de pelear con ellos. Al fin aceptaron tu orientación sexual, mañana ellos llegan de Estados Unidos solo para verte. Ya podemos estar juntos como la familia que somos.
— Gracias, gracias — repetía con lágrimas en los ojos — Ya quiero verlos a los tres, los he extrañado mucho — se escuchó un leve sollozó.
— No es momento para llorar — dijo intentando sonar tranquilo — Dame un adelanto de porque estás tan feliz.
— Estoy amando a alguien y mañana delante de ustedes le pediré matrimonio. Hyunnie, él es tan hermoso y lo amo tanto que no puedo dejarlo ir, solo podré dejarlo cuando mi corazón deje de latir.
— Ya lo sabía — comentó en broma, Ya sabía el motivo de tanta felicidad — Te has vuelto todo un romántico. Ya quiero conocer al jovenzuelo que te convierte en un tonto.
— Mañana lo conocerás, espero que mis padres y tú nos den la bendición.
— Claro que lo tendrás, nosotros ya no te negaremos nada.
— Mi felicidad se completó, no le pido nada más a la vida.
— Así como vamos a vivir de ahora en adelante, juntos y teniéndolo todo.
— Mi querido Hyunnie, ya tengo que dejarte. Necesito arreglar todo para mañana. Te esperaré, no demores, ya quiero abrazarte.
— Ve, tienes que recibirme como un rey porque si no lo haces me regresó a Estados Unidos y me olvido la idea de quedarme aquí.
— ¿Vivirás en Corea?
— Sí, pienso quedarme aquí. Así estaremos más cerca.
— ¿Y tu trabajo?
— Pedí mi traslado. Ya tengo todo listo para vivir aquí. Mañana te contaré más detalles.
— Está bien, ahora esperaré más ansioso. Cuídate mucho, hermano. Hyunnie, te quiero mucho
— ¡Ya! Dejemos lo sentimental. Hasta mañana — cortó la llamada y sonrió.
— Me encanta ver esos hermoso hoyuelos — dijo la mujer presionando las mejillas de su novio — Amo verte feliz
— Y yo te amo a ti. — se abrazaron por unos segundos y luego ella lo aparto.
— ¿Qué tal me queda este vestido? — preguntó dándose la vuelta para su novio. Min Ah llevaba puesto un vestido de encaje rosa que le hacía ver como una muñeca de porcelana — Pienso vestirlo para mañana
— WOW, me encanta — le contestó con los dos pulgares arriba y un guiño de ojo — Eres la mujer más hermosa del universo.
— Gracias, quiero estar hermosa para ti
— Siempre lo logras — de pronto los brazos de Seung Hyun rodearon su delgado cuerpo.
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— Lo siento joven. El señorito no podrá venir. — un hombre alto de traje negro pronunció sin tener un poco de tacto — Solo me ordenó que le entregará esto — estiró su mano y le entregó una carta.
— Gracias — contestó con la voz apagada.
— De nada, es mi deber. Que tenga un buen día — hizo una reverencia y abandonó la habitación donde solía llegar su joven amo.
Joo Won se sentó en su cama y abrió el sobre que decía ser de la persona que tanto amaba y si lo era porque tenía impregnado el aroma que le caracterizaba. Terminó de leer su contenido con dolorosas lágrimas, que no eran precisamente de alegría. Sus expresiones revelaban que estaba muriendo de dolor, parecía que miles de espadas filosas se habían enterrado en su corazón a una velocidad indescriptible. Tomó su celular, deslizando al mismo ritmo la pantalla. Haciendo clic al contacto nombrado “BONITO <3”, llamó. No escuchó ningún sonido solo la voz de la operadora que le informaba que el número que marcaba no existía. Llamó a la casa del causante de su repentina tristeza y un empleado contestó, informándole que ya no vivía allí y que lo olvidará porque había sido engañado, el hombre que juro amarlo por dos años, se había largado con otro. Dejándolo a él en un miseria que nunca sería capaz de superar porque su bonito, así como lo llamaba se había convertido en su vida.
“Sin ti, yo me muero. No me dejes nunca. Eres mi vida, no soportaría perderte. Moriría sin ti” – esas desesperadas palabras que siempre le confesó no eran mentiras. Él no podía vivir sin él, nunca lo haría y ahora había llegado la oportunidad de demostrárselo.
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— ¿Hiciste lo que te pedí? — preguntó severo.
— Sí joven. Le entregue la carta e hice todo lo que me indicó.
— ¿Cómo lo recibió? – preguntó sin mostrar interés
— Nada bien, me dio mucha pena. No se esperaba para nada este rechazo ¿está seguro que hizo lo correcto? ¿no se arrepentirá después?
— Así es como deben ser las cosas. Ahora puedes marcharte – dijo en un tono gélido mirando al vacío.
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— ¿No crees que es demasiada ropa? — preguntó el menor luego de ver más de cien prendas sobre el stand — No podremos cargarlo entre los dos y los guardaespaldas no han venido.
— Lo necesito. Haré un cambio urgente a mi guardarropa, tengo que desechar todo lo viejo — dijo con una sonrisa autosuficiente — No te preocupes si podrás cargarlos, no pesan mucho
— Luego dices que no me explotas — susurró irónico
— Para que veas que soy un buen primo, la mitad que compré no es para mí, sino para ti — dijo mirando la alegre expresión del menor — Espero que te gusten
— Gracias Yongie. Te quiero mucho – plantó un beso en su mejilla.
— Ya ahora vayamos por accesorios – dijo soltándolo y caminando a la joyería.
— ¡Yongie, espera! — tomó su muñeca — Me siento feliz por todas las cosas que me has regalado pero no puedo dejar de preocuparme, tú haces estas compras maniáticas cuando algo te fastidia o te preocupa ¿Qué sucedió?
— Nada — dijo y de repente su mirada se tornó brillosa.
— Yongie, no mientas. Puedo ayudarte lo sabes
— La persona que creí amar me deshecho como una basura — confesó entre lágrimas y se lanzó al suelo para llorar como un niño.
— No era para ti. — susurró mirando a la nada sintiéndose triste, iba aprovechar ese momento para dejar de sonreír y llorar por lo que padecía — Ya aparecerá alguien perfecto. Solo tienes que tener paciencia
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La noche había caído de un momento a otro, las luces parpadeantes adornaban las calles de todo el hermoso Corea, las personas por ser fin de semana se encontraban de un lugar a otro, comprando, paseando, bailando, sonriendo, aplaudiendo entre otras cosas. Sin embargo, la felicidad que se podía respirar en ese día no era para todos. En esa habitación oscura donde a duras penas se podía observar una silueta gracias a la ayuda de la luna que colaba su luz por las cortinas, se encontraba Joo Won rodeado de un olor a tabaco y de latas de cerveza que estaban esparcidas por cada rincón.
— En este momento mi corazón está pidiéndote a ti — canturreó mientras miraba una foto que estaba partida por la mitad, que él mismo se había encargado de romper minutos antes en conjunto con otras cosas — ¿Por qué no me contestas? ¿La persona que envió está carta no eres tú? ¿cierto? Tú no eres cruel — trazó con sus dedos el rostro de su novio — Bonito, no me dejarás ver tu rostro una vez más. Me dejarás ir de esta forma tan cruel, ¡con estas palabras tan frías y vacías de sentimientos! – sus lágrimas caían mojando la carta que estaba al lado de sus pies al mismo tiempo se teñían de carmín por la sangre que comenzó a brotar de las muñecas que acababa de cortar – Tu amor era la que salvaba mi vida… sin ti solo conozco la muerte.