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Flores Marchitas por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Hello, hello...sí..aquí todavía ando.

 

He tenido trabajo y algunos problemillas en el hogar, eso me ha dejado bastante estresada y furiosa a la vez. Tengo un estúpido hermano mayor que me hace la vida de cuadritos, sobre todo con la metiche de la cuñada en la casa. Hemos peleado últimamente y la verdad estoy convencida que ese tío, que según tiene mi sangre, es adoptado o lo seré yo xD EL caso es que no ando bien emocionalmente y se podrá notar en este capi.

 

Es triste que tu propio hermano solo te desee la muerte desde el día que naciste, y que tus padres nunca le digan nada cuando te insulta, cuando te hiere y te desprecia.

Perdón por el desahogo, pero me cortó la isnpiración ese tipo y creo que actualizare algo pausado o quizás tanto enojo tengo que vaya muy rápido u-u´

Comprendo sí ya no hay lectores a partir de aquí, sólo público adulto xDD jajaja como si fuera la gran cosa, tal vez exagero.

 

Solo un desahogo, disculpen.

 

"Los boomerangs del odio y del rencor se revuelven contra nosotros mismos enforma de enfermedad"

 

Capítulo 6.-Apofenia

 

 

Aldea de la cascada.

 

Menma no se sentía nada bien; tenía un sentimiento de ira y desesperación  muy fuerte y deseaba acabar con lo primero que se le cruzara por su camino para calmar sus ansias, mas se reprimía con todas sus fuerzas en hacerlo.

Inhaló y exhaló varias veces para tranquilizarse. En su mente solo estaba el deseo ferviente de abrazar a su pequeño hermano rubio. Solo él podría calmar sus deseos de muerte que en ese momento le hacía tanta falta como el mismo aire que dificultosamente respiraba.

Saltó de techo en techo de regreso a la salida de ese lugar. Se agarraba fuertemente el lado izquierdo de su pecho como si hubiese recibido un enérgico impacto que lo estuviera matando en ese momento. Necesitaba “aire fresco”, necesitaba el ambiente de su amada villa, necesitaba el abrazo cálido de sus padres y las sonrisas de sus amigos, se estaba volviendo loco de exasperación.  Tenía que escapar de esos sentimientos malignos, y rápido.

Tanta había sido su frustración que ni siquiera se había percatado que el sharingan seguía activo en sus pupilas, la vuelta de las tres aspas comenzó a llenar su corazón de odio y deseos de lucha. No creía llegar a tiempo a su villa.

Un viajero en la entrada de la villa enemiga había sido el pobre desafortunado que recibió la ira del pequeño Uzumaki.

Sin ninguna razón, sin ningún sentido, solo deseaba ver nuevamente una vida apagarse entre sus manos lenta y tortuosamente, blandió su kunai y laceró el cuerpo con vida hasta terminar con el brillo de este.

Las personas se horrorizaron de aquel salvajismo sin explicación, pero ninguno saltó a la ayuda del pobre hombre.

Al acabar, Menma se sentía más relajado, continuó su curso derramando lágrimas pavorosas debido a lo que sentía pero inevitable desahogo satisfactorio. Estaba alejándose de ese lugar rápidamente, de regreso a Konoha.

 

Aldea del Demonio.

 

El placer y la excitación habían acabado con la poca cordura del Hokage de la hoja. Ya se había venido una vez y ni siquiera el veterano lo había penetrado aún.

Madara estaba explorando todos los puntos erógenos del más joven. Necesitaba hacerlo explotar en placer lo más que podía y Naruto disfrutaba del acto habiendo perdido su mente en algún universo del nirvana debido al placebo.

El fabuloso brillo de los increíbles ojos azules del Uzumaki estaba siendo corrompido y robado por las deseosas y expertas  manos del Uchiha; justo en esos actos carnales, justo ante las arbitrarias alertas máximas de su sentido común y de lo que estaba mal, pero igual pasaba de largo burlándose de su juicio y entregándose por completo en un juego peligroso dónde lo tenían jugando a la fuerza.

—¡Ah, Sasuke, Sasukeee…..!

Sin embargo, a pesar de que Madara intentara presionarlo para que gritara su nombre. Naruto era reciamente fiel a su amado esposo; en su deseo, en su corazón, y en su vida. Por más torturas por las que fuese sometido; Sasuke Uchiha siempre sería el poseedor del rubio, aunque sea indirectamente.

Desventaja para Madara, pues este deseaba corromper al rubio por completo. Ahora sabía que no sería nada fácil, y ni siquiera el tiempo podría hacerlo cambiar de opinión, a menos que le borrara toda la mente y desapareciera al Uchiha del mundo, cosa que no quería hacer todavía.

Se preparó para penetrarlo, puso el babeante glande de grueso calibre sobre la nada virgen entrada del rubio y se abrió paso lentamente. Sin embargo antes de poder introducir la punta por completo, se detuvo.

Naruto no reprochó nada, estaba más que sumiso ante el placer y sus orbes pérdidas. Madara acarició el dulce rostro del kage lentamente, tenía la mejor visión de toda su conflictiva vida, pero lamentablemente debía parar. Desactivó el aparatito y masturbó al rubio hasta hacer que se viniera en su mano. Naruto exhaló de placer y su cuerpo se relajó al máximo cayendo en un profundo sueño, exhausto, como si hubiera hecho un gran esfuerzo físico.

El Uchiha lo beso tiernamente en los labios y sonrió felizmente.

 

Lamentablemente tengo que dejarte con las ganas por ahora mi amado Kyuubi. —lo arropó. Posteriormente se atendió él mismo antes de vestirse y salir apresurado.

 

Alrededores de la Aldea de la cascada.

 

Menma saltaba de rama en rama alejándose lo más que podía. El transmisor no servía, quizás se había estropeado durante sus batallas por lo que llamar a su equipo por ese medio estaba resultando ser inútil. Se detuvo en la base de un árbol para tratar de tranquilizarse, pero no estaba funcionando, necesitaba apagar otra vida de inmediato.

—¡Maldición!!Maldición!

Ya no podía con el apetito sanguinario. Cerca había un pequeño pueblo neutral. Si lo atacaba podría dar por terminada su vida pacífica en Konoha para dar paso a su nueva vida criminal de renegado.

Quien lo diría, Menma Uzumaki, el primogénito del admirable Hokage de la aldea del fuego, siendo un asesino serial por simple placer.

—¡No, No, No!

Indescriptible la lucha interna con la que lidiaba el Uzumaki.

—¡Uno más, sólo uno más!

Lara por fin lo había alcanzado. Lo había visto atacar a su última víctima y darse a la huida, por lo que en ese momento ella había mandado la alerta a los otros integrantes de su equipo, así es que no tardarían mucho en llegar a ellos.

La pelirroja se acercó preocupada por su amigo.

—Menma…—susurró

El aludido la miró como fiera. La leyenda decía que la única manera de desarrollar el Mangueyo Sharingan era matar a tu mejor amigo. Quizás Lara no haya sido la kunoichi más apegada al joven pelinegro, pero bien, algo vago sentían entre ellos dos e igual podía contar.

Lara no se había movido ni un centímetro de su lugar desde que  llamó al pelinegro; abrió aterrorizada sus ojos y miró al chico justo a su dojutsu. Menma la paralizó y electrificó su mano con el chidori.

Sonrió anchamente; iba a acabar con aquella dulce y frágil vida de un solo golpe.

—M…Men…m…

—¡Hola y Adiós!

El impacto no había sido certero. Eso se debía a la intervención de Mitzuki quién ya había a completado la misión e iba de regreso al encuentro con su maestro cuando escuchó la alerta.

Mitzuki lo miró muy seriamente protegiendo a la chica que estaba en trance. Mientras que el Uzumaki se burlaba tras una sonrisa sorna, viéndolo con superioridad.

 

Escondite de Orochimaru. Sur

 

El cuarto estaba invadido por un pesado e incomodo silencio. Todos miraron al afectado Uchiha quién todavía no podía procesar la irrefutable y terrible realidad. Permanecía paralizado de pie con la boca levemente abierta y los ojos atónitos.

 

¡Menma y…Boruto….serán…

 

El recuerdo de  sus hijos invadió su mente, los momentos bellos de los años maravillosos lo torturaron lentamente.

El nacimiento de Menma, sus primeros pasos, las primeras palabras llamándolo papi, sus logros de infante, todas las anchas sonrisas, cumpleaños, navidades...

Sasuke comenzó a derramar lágrimas de impotencia.

Recordaba también el nacimiento de Boruto, el verlo dormir junto a su esposo, la felicidad de Menma de tener un hermanito. Todas las salidas familiares que,­—aunque fuesen pocas por el trabajo de Naruto—, siempre dejaron un recuerdo único  y sobre todo feliz.

Nunca imaginó que sus habilidades privilegiadas se debieran a los efectos del jutsu prohibido.

Sus ex compañeros de Taka estaban muy preocupados por él, seguramente había sido un golpe muy duro.

—Sasuke…—Karin no supo como animarlo y solo bajo la vista.

No, no podía permitirlo, no podía dejar que las cosas pasaran así, no podía permitir que se cumpliese ese maleficio establecido por aquel jutsu. Ya que ante todo, sus hijos no eran 100% Uchiha, sus hijos tenían en gran parte la herencia Uzumaki cuyo clan tiene la habilidad de sellar técnicas o chacras poderosos.

Pensando así recuperó el aliento.

—Debemos encontrarlos.

Juugo también se había unido al equipo. Ahora Taka volvía a renacer.

En ese momento Karin sintió una alteración en los hilos imperceptibles de chacra del mundo shinobi, era un chacra monstruoso pero lo conocía bien.

—¡SASUKE!...

 

 

SUNAGAKURE

 

 —¡Pero Gaara, como el kazekage no debes hacer ese tipo de misiones!!Manda a un equipo de rastreo o algo, pero no debes ir tú! —su hermano Kankuro trataba de evitar que su líder se entregara a los enemigos.

—No es la primera vez que salgo de la aldea. Se cuidarme solo, no pasará nada. Además, es algo que le debo a Naruto ya que él siempre ha estado salvando a todos. Ahora me toca a mi.

—Naruto es el líder de una poderosa nación, Gaara. Seguramente todos sus ninjas experimentados están en su búsqueda. Y su esposo, con él es más que suficiente.

Gaara endureció el semblante. No le gustaba escuchar el nombre del Uchiha. —Precisamente iré con él.

—¡¿En serio?! Creí que no se llevaban bien.

—Cuando se trata de Naruto, tu enemigo se puede volver tu mejor aliado.

Kankuro no estaba seguro, pero si era verdad que iría con Sasuke entonces su preocupación disminuía considerablemente. Todo el mundo shinobi sabía que el segundo ninja más poderoso en la actualidad era ese hombre orgulloso.

—Suna no verá a su Kazekage.

—No será por mucho. Tengo la certeza que encontraremos rápido a Naruto.

—Eso espero hermano.

Gaara llevaba una gabardina negra con capucha para no llamar la atención con su cabello rojo o por el simple hecho de ser el Kazekage. Iría solo confiado de sus habilidades a través del manto nocturno. Si Sasuke lo hacía— incluso cargando a un infante—, entonces él tenía ventaja.

Sería el primero en encontrarlo y si Sasuke llegara a coincidir, le demostraría que era un excelente equipo de trabajo y le agradecería su ayuda.

 

Alrededores de la Aldea de la cascada.

 

Amarillo contra rojo eran las miradas avasallantes que intimidaban uno al otro.

Menma sonreía cual maniático mientras que Mitzuki trataba de no perder la postura por la actitud asesina que percibía de su amigo desde lejos.

 

 Se ve diferente. —Mitzuki comenzaba a tragar saliva y a sudar frío.

 

—Vaya, Mitzuki, que inoportuno, estaba a punto de terminar con esa perrita, pero ahora pienso que la mejor opción para desarrollar mi Sharingan ¡Eres tú! —lo apuntó firmemente con su dedo índice sin desvanecer esa sorna sonrisa.

Mitzuki tocó a su amiga e introdujo chakra para ayudarla a salir de la ilusión, pero en cuanto lo hizo, esta se desparramó. Mitzuki la atrapó, ella parecía bastante mal. Seguramente Menma había destruido su mente con algún fuerte genjutsu.

—¡¿Por qué haces esto, Menma?!

El aludido simplemente cambió las preguntas.—¡¿Qué?! ¿No vas a pelear conmigo? ¿O acaso me temes?

El peliblanco chasqueó los dientes. No tenía sentido lo que estaba pasando, ¿por qué pelaría con él?

—No pelearé contigo. ¡Somos compañeros, somos amigos!

—¿Crees que eres mi mejor amigo?

—Al menos eso pensé.

El Uzumaki soltó una risotada. —Sí, lo eres, ¡Vamos a jugar!

Menma se lanzó con toda su energía contra el peliblanco, este último esquivaba los ataques con dificultad, pero se reusaba a responder además que le era mucho más difícil, ya que su amiga inconsciente lo “ataba” de manos.

—¡Maldición! —solo le quedaba huir cuando el Uzumaki cortó levemente su mejilla con el kunai, y acertaba en otras partes. La próxima no tendría tanta suerte.

—¡Ah No, no voy a dejar que escapes! —rápidamente hizo una combinación de sellos e impactó una bola gigante de fuego negro en contra del chico.

—¡Aghhhh! —había sido un ataque tan rápido y a tan poca distancia que no le había dado tiempo de reaccionar. Mitzuki cayó al piso junto con la kunoichi. El ataque había calcinado su espalda;  daba gracias a sus genes que fuese tan resistente y elástico o seguramente hubiera muerto.

Su compañero reía extasiado, le decía lo mucho que disfrutaba eso y que no tenía oportunidad contra él.

Mitzuki lo sabía, pero no tenía opción. Después de unos minutos conteniendo el dolor, inhaló y exhaló encorvado levemente por la zona herida; se limpió algo de baba y lo enfrentó nuevamente.

Tendría que pelear o los mataría a  ambos.

—¡¿Qué pasa Mitzuki?! ¡¿No tienes valor?! —Menma quería provocarlo más.

—¡Tsk, te enseñaré!

Corrieron al asecho para impactar sus armas varias veces saltando y peleando a matar; el sonido del metal al chocar con el otro resonaba entre la oscuridad del bosque junto con otras habilidades que no tuvieron la certeza para dar en el blanco.  Siguieron así, no por mucho tiempo ya que Mitzuki, —cansado evidentemente por el gran esfuerzo que hacia—, soltó el arma que sostenía pues esta estaba hirviendo.

 

¡Aghh, ¡¿Cuándo fue que….

 

Menma sonreía y ladeaba la cabeza mirándolo con superioridad. Esa era una técnica que el peliblanco no conocía y le había quemado la mano. Una técnica de katon mientras usaba el arma, era increíble.

—¡¿Ya te cansaste Mitzuki?! ¡Esto apenas comienza!!!!

Hizo un rasengan en su mano izquierda, era de color negro con tonos violáceos, mientras que el chidori oscuro de su lado derecho chillaba con más intensidad.

—Jajajajaja…—                El Uzumaki disfrutaba del duelo con mucha pasión.

Mitzuki no había mucho que pudiese hacer, sobre todo cuando el pelinegro juntó las dos técnicas para hacer un poderoso rasen-shuriken que hacía un sonido tan agudo con ondas atroces e insoportables, que lo obligaron a taparse los oídos bajando toda guardia.

—¡Aggghhh!!!

—¡Un regalo para mi amigo! —el poseedor del sharingan se lanzó emocionadamente contra él.

El impactó hizo un rugido aterrador e hizo un  hoyo en la tierra levantando un espeso polvo del suelo. Aquella “bomba” se había podido ver a kilómetros, pero nadie se atrevió a ver. Seguramente era una batalla de renegados.

Menma estaba molesto, su rostro reflejaba su caprichosa inconformidad cuando el humo se disipó. Su maestro Konohamaru había llegado oportunamente a salvar a sus dos inconscientes estudiantes y lo miró en furia.

—¡Menma!

El aludido volvió a chistar.—Tsk, tenías que arruinar la diversión, maestro Sarutobi.

Konohamaru sudó frío, los ojos del sharingan tenían ese desorden visto solo por asesinos con sed de venganza. Ya hacía muchos años, desde la guerra, que no había contemplado aquella locura viniendo de un Uchiha.

Sasuke ya había cambiado para bien, por lo que no creía que ese comportamiento sádico se lo hubiera enseñado él, y ni pensar si fue Naruto el responsable, imposible. Lo único que atinaba a pensar era que ese chiquillo estaba bajo los efectos de alguna clase de manipulación maligna.

Tragó saliva, eso no sería nada fácil..

—Menma, ¿Cómo pudiste? Estos son tus amigos, son tus compañeros.

 —Sí, lo sé maestro. ¿Y qué?

—¡¡¿Y qué?!! — alzó más la voz—¡!¡Quién abandona a sus camaradas es peor que escoria!!!

Los ojos rojos del Uzumaki no cambiaron su expresión de burla, sonrió de lado simplemente.

—Nacemos solos maestro, y nos vamos solos. Mis “amigos” solo sirven para una sola cosa: para hacerme más fuerte. El mundo es de los fuertes, nada importa más que el poder.

El profesor abrió grandes sus orbes cafés indagando con lo que su ahijado estaba diciendo. Eso iba en contra de todas las creencias  y códigos de Naruto o la villa. Simplemente le estaba diciendo que no le importaba nadie más que él mismo.

—¡Estas equivocado! —puso a sus dos alumnos bajo un árbol para, posteriormente, volver a enfrentarlo.—!Eso no es lo que te enseñaron tus padres!

EL rostro del Uzumaki se puso bastante serio. ¿Sus padres?¿Qué relación tenían ellos con la diversión y el poder? No le encontraba lógica, pero el simple hecho de haberlos mencionado, provocó alguna clase de desequilibrio en él.

—Mi…mis padres…. Mis padres no…—se había quedado pensativo por un minuto. Entonces volvió a hacer el chidori pero con la mano izquierda. —¡No estamos hablando de mis padres!

Con una inexplicable ira se lanzó en contra de su maestro. Este no tuvo otra opción más que atacarlo también. Hizo el rasengan muy rápidamente y lo chocó.

El poder de ambas técnicas estaba a la par. Konnohamaru nunca pensó en enfrentar a alguno de sus alumnos en un combate a muerte, por lo que ese evento desafortunado lo puso triste.

 

¡No, Menma, No,…tú no eres así…no eres así…—Konohamaru derramó algunas lágrimas que se llevó el viento sin todavía poder creerlo. Su ahijado realmente tenía las intenciones de acabar con él.

 

El choque de las técnicas pronto comenzó a desbalancearse. Menma era mucho más fuerte por su dojutsu y furia. Eso provocaba una desventaja muy grande. Konohamaru comenzaba a flaquear pero no se rendía, entonces cometió el peor error de toda su vida: miró al Uzumaki directo a los ojos.

Konohamaru cayó a las brazas de un infierno en su mente, miraba horrorizado como su piel se inflaba como salchicha en el aceite hirviendo, así lentamente oscureciendo hasta los huesos, mientras la risotada de su ahijado resonaba por todas partes, insultándolo sin ningún sentido.

En la realidad, Menma miró a su maestro que yacía en el piso; el Uzumaki parado a un costado con pose soberbia contemplando el sufrimiento del genjutsu, no parecía tener sentimiento alguno.

Cargó a su maestro y lo colocó junto al resto del equipo, esa sería la última vez que los vería. Al menos habían servido para calmar sus ansias aunque su sharingan no haya podido evolucionar.

Deseaba algo destructivo, algo realmente divertido, deseaba que murieran de una manera vistosa, algo espectacular. Entonces pegó varios sellos explosivos sobre sus cuerpos. Y se alejó considerablemente.

Mitzuki despertó solo para presenciar la cara de satisfacción de su amigo sosteniendo un sello hecho con sus manos. No podía moverse, pero al final pudo notar las lágrimas pavorosas de su amigo.

—Menma…

El estallido había despedazado los cuerpos  del equipo 7; manos, pies, cabezas, intestinos, todo salió volando a todas direcciones.

El primogénito Uzumaki solo reía maniáticamente con las lágrimas fluyendo como ríos hasta que la risa terminó y puso su semblante triste. Ocultó sus ojos bajo la sombra de su flequillo dejándose llevar por el llanto mientras la sangre y miembros de sus amigos caían del cielo alrededor de él.

—¡Magnifico!

Escuchó una voz tras de él y viró de inmediato.

Un hombre de aparente cuatro décadas, cabello negro, largo hasta la cintura, con algunos mechones canosos y pequeña barba, se apareció ante él.

El chico se puso en guardia naturalmente, pero lo que más le sorprendió fue el sharingan en esos ojos ajenos.

No recordaba a nadie que poseyera el dojutsu más que su papi.

—No tengas miedo. Ya antes nos habíamos visto. Soy un pariente tuyo. Mi nombre es Uchiha Madara.

 

 

 

Notas finales:

 

Continuara...

 


Bueno y a partir de aquí, todo se va al carajo. Se vuelve más frío, más retorcido y enfermo. No se si sea por mi situación actual jaja .....es complicado.

 

Muchas gracias por haberme leído!!Realmente si habrá romance pero hasta el final (o no?) con un final algo raro, no muere nadie pero la situación....es difícil.


Mientras con mi vida a mis 22. Es una pena, pero no queda más que seguir adelante. Es lo que Naruto nos enseñó, es lo que haré por más difícil que parezca.

 

Hasta el capítulo que vos desees, infinitas gracias!!!

 

Sayonara.

 

<3<3<3

 

-Yami red eyes-


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