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El chico de la flor equivocada [HaeHun] por Shiza-chan

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Notas del capitulo:

A Mamu. She knows why <3

Apenas entrar a la panadería de su mejor amigo, una ola de calor golpeó el níveo rostro de SeHun de manera agradable, sacándole un suspiro de gusto.

Durante el verano y buena parte del otoño, el negocio de MinSeok era el lugar que más le desagradaba visitar, (cosa por la cual se había ganado una buena cantidad de reproches y unos cuantos pucheros por parte del mayor), pero ahora, a principios de octubre, a poco de que el invierno llegara y junto con él, el frío, el sitio le resultaba particularmente agradable.

El chico con rostro de baozi apareció de detrás de una cortina de cuentas de colores que sonaron armoniosamente al chocar entre ellas. Apenas ver al rubio, una sonrisa gigantesca se dibujó en su rostro; dejó la charola con una nueva tanda de bollos recién hechos sobre una estantería y justo enseguida abrazó el cuerpo del menor, sin importarle que todavía llevara los enormes guantes de cocina que evitaban que sus manos sufrieran la más mínima quemadura.

— ¡Oh, SeHunnie, que bueno que has venido!

El menor sonrió al tiempo que correspondía el abrazo de su Hyung, con cuidado de no aplastar las flores; mismas que le entregó al bajito en el momento en el que éste decidió soltarlo.

— ¡Y has traído girasoles! Oh, SeHun, este día no podía ser mejor.

El rubio observó divertido como MinSeok acercaba su rostro al arreglo para inhalar el suave perfume de las flores amarillas, para segundos después mirarlo a los ojos con un brillo de curiosidad en la mirada.

— No entiendo cómo consigues que florezcan aún a destiempo.

SeHun se encogió de hombros.

— Hay maneras de hacerlo. Cuando no, YiFan puede conseguirlas en algún otro lugar.

El pelirrojo asintió concediéndole la razón al más alto.

— Él podría conseguirte hasta la cola de una sirena siempre y cuando le pagaras bien — A SeHun se le escapó una risa por aquel comentario, más que nada, porque sabía que el chico tenía razón. — ¡Cierto! Hunnie, tengo que contarte algo sumamente importante — Por la manera en la que su mirada se iluminó de repente, el rubio no dudo que lo fuera. — Amber, tesoro, ¿podrías hacerte cargo un rato?

La mencionada volteó a ver al pelirrojo desde el lugar en el que atendía a los clientes de ese día. Asintió y después de dedicarles una sonrisa a ambos chicos continuó haciendo su trabajo.

SeHun pensó que aquella chica bajita y de corto pelo azabache era la mejor ayudante que su amigo pudo haber conseguido. Confiable, atenta, responsable... MinSeok tuvo suerte de que fuera ella la primera en solicitar trabajo en la panadería ese día, el invierno pasado.

Tras una última mirada acompañada de una sonrisa amable para la chica, SeHun siguió a MinSeok por detrás de la cortina de cuentas; donde acababa el negocio e iniciaba su hogar.

El menor tomó asiento en la silla del comedor que le indicó el contrario y esperó pacientemente mientras éste se retiraba los guantes de cocina y colocaba las flores en un hermoso florero con detalles azules, verdes y dorados que, si no mal recordaba, JongDae le había regalado la semana pasada.

— ¿Y JongDae? — Preguntó una vez que el mayor tomó asiento en una silla, frente a él.

— Salió de cacería junto con JongIn esta mañana, con suerte, vuelve antes del atardecer.

SeHun asintió ante la respuesta.

Entonces el pelirrojo arrastró la silla un poco más adelante y apoyó la barbilla la palma de sus manos una vez hubo puesto los codos sobre la mesa; miró al rubio de una manera que logró sacarle una risita nerviosa a éste.

— ¿Qué ocurre?

— Tengo dos buenas noticias: la buena y la mejor. ¿Cuál te digo primero?

El menor miró divertido al chico frente a él mientras hacía un gesto pensativo; brazos cruzado sobre su estómago y los labios fruncidos en una extraña mueca.

— La buena — Dijo al final.

El más bajito sonrió y despegó sus codos de la mesa para ponerse de pie y caminar hasta cocina y buscar algo de adentro de un cajón de la alacena. Cuando pareció haber encontrado lo que buscaba, se lo escondió detrás de la espalda y caminó de regreso a donde estaba el rubio aún sentado.

— Cierra los ojos — Pidió.

SeHun, no queriendo alargar más el momento, hizo lo que el mayor le pidió para casi al instante sentir como algo era puesto justo frente a su rostro. De igual manera y con más emoción, abrió los ojos cuando se le fue indicado.

Frente a su cara se encontraba un sobre de un papel de un rojo sumamente puro y, que a leguas, se notaba era fino. Los bordes estaban decorados con detalles dorados, muy probablemente elaborados a mano, y en el centro de la parte trasera citaba con caligrafía clara y delicada «Palacio Real»

Era exactamente igual a la que él traía pulcramente guardada en el bolsillo interno de su saco café.

— SeHunnie, voy a servir el banquete en la fiesta por el cumpleaños del príncipe, ¿no es fantástico? — Dijo el mayor con la voz un poco más aguda debido a la emoción del momento.

SeHun asintió repetidas veces y se puso de pie para abrazar con cariño al otro.

— ¡Es fantástico, Hyung!, ¡vamos a servir los dos en el Palacio Real!

El más alto sonrió divertido cuando MinSeok se separó de él y lo miró confundido. Rápidamente sacó su propia carta de donde estaba resguardada y se la mostró al pequeño con carita de baozi, quien no tardó en volver a abrazarlo, emocionado.

Pasaron un rato así entre felicitaciones y halagos del uno para el otro; el rubio recibía cumplidos por sus bellísimas flores y el pelirrojo por su exquisita comida.

Una vez hubieron regresado a sus posiciones originales, (uno sentado frente al otro) SeHun se animó a hacer la pregunta que llevaba un par de minutos rondando por su cabeza, poco después de asimilar que la oportunidad de servir en el Palacio era solamente la "buena noticia".

— MinSeok Hyung, si esa es la buena noticia, ¿cuál es la mejor?

Un relámpago de felicidad cruzó por el rostro del pelirrojo al tiempo que éste se mordía el labio inferior en un claro signo de emoción.
Tomó las manos de SeHun entre las suyas y lo miró a los ojos mientras que el menor se moría de impaciencia. ¿Qué podía ser tan bueno como para que su mejor amigo se pusiera en ese estado?

— SeHun, estoy embarazado.

El rubio tardó un par de segundos en asimilar lo que el otro le había dicho, pero en cuanto sus neuronas hicieron sinapsis, una sonrisa igual o más grande que la que el mayor tenía pintada en el rostro apareció en su propia cara. 
Rápidamente rodeó la mesa de madera y se abalanzó contra su amigo al tiempo que un sinfín de felicitaciones y preguntas salían de manera tan apresurada de su boca que MinSeok no sabía ni a qué responder primero.

— ¡Minnie, eso es fantástico! ¡Felicitaciones! ¿Cuándo supiste, cómo?, ¿cuántos meses tienes?, ¿JongDae ya lo sabe?

— Una a la vez, Hunnie — dijo con calma al tiempo que le indicaba al menor que volviera a tomar asiento en su silla.

SeHun así lo hizo y el pelirrojo se dispuso a contestar todas las interrogantes que el otro había formulado. En unas partes simplemente asentía, en otras detenía el relato de MinSeok para salir con otra pregunta que era respondida inmediatamente.

— ¿Entonces cómo planeas decírselo? — Preguntó el rubio, a lo que el baozi se encogió de hombros.

— Ya se me ocurrirá algo.

SeHun asintió al tiempo que dejaba caer su peso en el respaldo de la silla y miraba a MinSeok con calma. Se sentía feliz, por Dios, ¡iba a ser tío! Se encontraba realmente emocionado. 
Pudiera ser que no tuviera relación sanguínea con MinSeok, pero desde hacía tantos años que se conocían (prácticamente desde que SeHun era un chiquillo de tres añitos que empezaba a formular sus primeras palabras y MinSeok un pequeño niño con la edad de ocho que estaba aprendiendo la razón del porqué el cielo es azul y el mar es salado) que habían comenzado a considerarse hermanos sin que ellos mismos lo notaran o siquiera repararan en ello.
Era de ese tipo de cosas que se sabían sin necesidad de ser dichas y ambos estaban al tanto de ello.

Ahora bien, si así se sentía él, no podía ni imaginar la alegría que sentiría JongDae al enterarse de la gran noticia, puesto que para nadie era un secreto que el sujeto con cara felina amaba con todo el corazón al pequeño pelirrojo, y viceversa.

Aquello sencillamente le enternecía de sobremanera.

— Bueno — dijo el rubio — Puedes estar seguro de que JongDae no dejará de sonreír como tonto los próximos ocho meses.

A MinSeok se le escapó una risita por el comentario del menor y asintió concediéndole la razón.

— Esperemos que así sea.

Luego de un rato más entre pláticas sin sentido ni fin, anécdotas viejas y risas nacidas de malos chistes, SeHun regresó a la florería luego de despedirse efusivamente de MinSeok y Amber; con una gran caja de galletas de almendras entre las manos y más alegría en el corazón que con la que había llegado.

La siguiente vez que visitó a MinSeok, veinticinco rosas verdes adornaron el florero de detalles azules, verdes y dorados.

Notas finales:

Y eso es todo por el capítulo de hoy :3 ¿Qué les pareció? ¿Dudas, quejas, sujerencias? Todo es bien recibido en esta villa sagrada(?)

Como sea, espero les haya gustado y me digan que les pareció. 

Flor del capítulo <3

Les mando un chingo de BSL :*

 


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