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Acosador por accidente por ElleLover

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Notas del capitulo:

nuevo capi!! gracias por seguirme, perdón el parón, a ver si ahora me meto, y meto 1 o 2 capis por semana ;) 

Losing my religion, song del capi

https://www.youtube.com/watch?v=VNL5rrsz8MY

Takumi estaba esperando a Hiroshi.  Con su voz grave, su grande cuerpo y su mirada asesina, de nuevo.

—Hola socio…

—Ya te he dicho que ya no soy socio de nada. La empresa es completamente tuya.

Takumi se acercó a él y le atrapó contra la pared, haciendo que tuviera que verle a la cara, con el único ojo bueno que tenía.

—¿Por qué huyes de mí…? Huyes de cualquiera que quiera tener un compromiso contigo.

—No haberme puesto ese traje de osito hace tanto tiempo, Takumi. Estas cosas no se olvidan.

Intentó bromear el castaño, poniendo una mirada triste, recordando esos momentos en los que ese chico albino aún suspiraba por él… y él, en parte, se alegraba, en su interior. “¿Tiene… pareja? ¿Y por qué ha venido? ¿Quiere que luche para recuperarle?”. Pero nunca había sido suyo y él no creía en… las parejas, sin embargo… verle con ese adolescente le había hecho sentir lo que nunca había sentido hasta entonces.

Takumi le agarró la barbilla, hartándose de que estuviera pensando en alguien que no fuera él, justo cuando le tenía en frente.

—¿Cuándo te darás cuenta de que me quieres…?

Dijo Takumi, algo deprimido.

—-Admítelo, dímelo…

—Pero yo…

—Sí, ya lo sé… puedes amar a otros, pero dímelo: dime que te gusto. Que me quieres. Que te he dado placer durante todos estos años. Que conmigo el mundo es menos gris.

Hiroshi empezó a ruborizarse. No dejaría que le ganara en ese estúpido juego emocional que siempre usaba. Era demasiado directo: algo totalmente contrario a lo japonés.

—Si dices tantas veces “te quiero”… pierde el sentido, ¿sabes?

Takumi suspiró, profundamente. Ni siquiera estaba con ganas de continuar con el juego de manosearle y tener la iniciativa.

—Ya…

Takumi se alejó, con posado bastante enfadado. Aquello no se lo esperaba.

—¿Será que tampoco te lo demuestro, no…? ¿Sabes? Te pareces a él más de lo que crees. Ambos sois unos mentirosos que no queréis aceptar la realidad. Como que temes el compromiso. Y él tenía baja autoestima, por eso necesitaba inventarse mierda.

Hiroshi se quedó igual. No sabía qué decir o hacer, tampoco quería herirle de más.

—Ya te dije que…

—Vale: calla. Está bien.

Bajó las escaleras, parecía realmente enfadado. Y cuando creía que ya se había ido, levantó la voz:

 

 

 

—¡¡¡TE QUIEROOOOOOOOO: HIROSHI MATSUMOTO!!! ¡¡ESTÚPIDOOOOOO!!! ¡¡TE LO REPETIRÉ CUANTO QUIERA!! ¿¡VALE!?

 

Hiroshi vio como varios vecinos salían ante ese grito.

—    ¡V-vete o llamo a la policía!

—    ¿¡Así que te gustan los trajes?! Me compraré uno para…

—    ¡¡QUE TE VAYAS!!

Ambos sonrieron, Takumi, escaleras abajo y Hiroshi, abriendo su apartamento. De repente se quedó en shock, al ver que ese hombre le había preparado comida. Solo para uno: para él. “¿Qué… por qué no se ha quedado a…?”. Y entonces vio esa notita, la cual se le quedó…

—“Te quiero”

El móvil le sonó y sabía bien que era él.

—Diga…

—¿Así se demuestra…?

—No se me gana con comida. Además, esta llamada es chantaje emocional …

Takumi rió.

—Me encantas… Eres duro, ¿eh? Pero pronto lo dirás… Tú me quieres. Un beso. Descansa.

 

*******

 

Shinji estaba en prácticas. Tocaba diseccionar un cadáver. Tal vez no debería haber escogido esa asignatura en primer curso, pero decían que iba muy bien para aprender anatomía.

Mucha gente estaba un poco asustada al enfrentarse a un cuerpo muerto. Estaba cortado a pedazos, mientras la gente atendía a las explicaciones del profesor. Entonces, Shinji, fue el encargado de limpiar el material. El profesor se le acercó.

—Gracias por acceder.

—Igualmente ya no hay más clases. No pasa nada, profesor.

El profesor iba bajando las cortinas del laboratorio. Era ya la tarde y pronto anochecería. Lo que no se esperaba el alumno, es que en vez de abrirle la puerta, la cerrara, en frente de sus narices.

—Ambos somos adultos. Solo te lo pediré una vez… ¿te gustaría … que tú y yo…?

Shinji se quedó bastante impactado.

—¿Sin compromisos…?

El profesor se excitó ante esa pregunta. Se había quedado totalmente prendido de ese muchacho desde que lo había visto. Tenía una mirada de psicópata, apasionante. Pero lo que no se esperaba es que fuera tan inteligente, el demonio.

—Caíste, profesor. No, gracias. No quiero que me grabes y me intentes manipular sexualmente. ¿Sexting, se llama, hoy, verdad? He visto la cámara. Brilla, está ahí atrás, oculta entre los libros. Además, ¿crees que soy tan fácil de convencer…? Solo una persona es capaz de que haga cosas tan denigrantes como las que propones… El sexo ocasional no es lo mío. Vete a saber qué enfermedades tienes. ¿Por qué no te follas a cadáveres? Tranquilo, tampoco se lo diré a nadie…

Sonrió, como si fuera el dueño de aquel laboratorio.

—Adiós, profesor… ¿me abre la puerta? No querría que toda esta conversación que he estado grabando se enviara por equivocación a la red, de forma pública. No me importa lo que haga con otros “adultos” estúpidos… pero le agradecería que no comparara con estos deficientes mentales que solos aben pensar en su polla.

 

El profesor abrió la puerta y le dejó salir.

—Ah, podrías cambiarme de clase, ¿ya de paso? Sería lo mejor para ambos. Tiene bastante fama entre los alumnos. No les grabe: no le hace falta, en serio. Es “atractivo”: según dicen. Pero supongo que es el proceso de “tenerles” lo que les excita, ¿eh? Le entiendo…

El profesor asintió. Y ambos se despidieron.

 

En cuanto  Shinji salió, volvió a ver a su peliblanco favorito, por su mobil.

Esa fotografía del puente. Donde atrapaba a un ladrón

 

—Hiro-san…

 

No había dejado de amarle en ningún momento. Pero sabía que sentía algo por ese amor viejo. Se lo había dicho en la tienda, así que fingía lo de que se había enamorado del primo: ese tal Takumi. Solo para que diera el paso.

—Haz tu mejor esfuerzo… sé feliz.

Cerró los ojos, como siempre que recordaba ese sexo apasionante, en la tienda. Quería volver a tocarle. Pero no sabía cómo camuflar sus ganas. Ahora le pedía que se hiciera pasar por su novio para darle celos al otro. Estaba encantado.

—Ojalá dure… esta farsa…

Estaba completamente enamorado de Hiro. Pero no lo quería solo para él. Quería que fuera feliz. Y así preocuparía que fuese: satisfacería todos sus deseos: por oscuros, malos o buenos que fueran.

****

El peliblanco estornudó.

Estaba en una terraza, leyendo un libro de psicología, sobre la depresión.

—    Mhg… alguien debe estar pensando en mí…

Hiro puso la mirada en el cielo. ¿Amaba o no amaba a Hiroshi? ¿Era solo porque estaba depresivo, que ya no le amaba? ¿Y cuándo volviera a estar bien…? Tal vez era aquello. Estaba en un momento malo. Necesitaba ayudarle para volver a ver ese Hiroshi que le había enamorado durante su juventud. Esa inteligencia, anarquía y “calma”. Ahora… le parecía estupidez, miedo y depresión.

 

—¿Qué te pasó en el África…? ¿O fue… mi culpa? Quizás, no debí irme…

 

Pero, por entonces, no se veía lo suficientemente bueno como para “conquistarle”. ¿Pero acaso se tenía que conquistar a alguien como un trofeo? ¿No era cosa de dos? Cuando se habían besado por primera vez… había sido todo tan “fluido”. Y sin embargo… ahora todo estaba helado.


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