Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Acosador por accidente por ElleLover

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Shinji estaba bastante borracho. Sin embargo, no se atrevía a habar tal y como pensaba frente a ese “estúpido” primer amor de Hiro-sensei hasta que éste se fue comprar unas bebidas para todos. Mientras la gente cantaba en un karaoke improvisado usando los teléfonos, el joven se aproximó a su “víctima”…

—Así que… a pesar de tener mucha capacidad… ¿prefieres trabajar de recepcionista en el centro de tu padre? ¿No te sientes mal por ello?

Sin embargo, tampoco esperaba que él fuera tan directo.

—No estás saliendo con él: me ha mentido… de nuevo. Mhg, sino, no estarías tan nervioso ante mi presencia. —sonrió, como si hubiera ganado esa conversación desde un principio—.

El joven se sintió humillado. El tipo era ágil de mente, desde luego.

—¿Cómo es eso de ser un lisiado? ¿Sirve mucho para ligar o solo es otra excusa para que la gente te vaya detrás, lamiéndote el culo, por pena?

Hiroshi se quedó serio por un momento. Le miró, sonriendo, tranquilamente.

—Lo que dices es por celos. Venga, cállate… Y madura un poco.

Shinji se enfureció más de lo que creía. “¡¿Qué coño le pasa a éste?!”.

—Tus padres tienen pasta: ahora lo entiendo. Eres un superficial… que lo ha tenido todo siempre en la vida: un grupo de amigos, un trabajo… una familia. Ese tipo de persona eres, ¿eh? ¿De qué sirve el compromiso, enamorarse, hacer amigos? Tengo todo lo que quiero en menos de un plis. “Nada importa”. No te creas mejor que yo… imbécil. Ni que él… eres el que más fuerte tiene el nudo de su propia soga...

Hiroshi rió. Shinji no entendió nada. Entonces le dedicó una pequeña sonrisa.

—Eres interesante. Seguramente él acabe contigo: te pareces bastante. Tenéis cosas en común. Sin embargo, yo… sí, tienes razón, sigo sin entender qué es lo que busco en esta vida. ¿Pero acaso hay alguien que lo sepa?

Shinji se sintió identificado con él. Recordó cuando estaba constantemente pensando en ese tipo de cosas y no pudo evitar sentirse mal por no poder odiarle en aquellos momentos.

—Hiro-sensei… tiene razón. Es difícil odiarte…

—Ohm, tarde o temprano, siempre uno puede caer en el odio: pero no sirve de nada. Bueno, a veces te ayuda a elegir opciones… y otras, te hace hacer… estupideces.

Miró a su mano con su mirada, como si el problema de su ojo de cristal y su brazo faltante fuera precisamente por algo relacionado con el “odio”.

—¿Superficial…? No me queda otra. Y que sepas… que los ricos también sufren y tienen sus problemas. Cada estamento social… tiene su propia mierda. Cada uno configura sus valores. Tan solo me gusta explorar los míos y abrirme al mundo. Si me encasillara demasiado en algo… sería mi propia muerte. No sé… como explicarlo. No es miedo al compromiso… es miedo a la conformidad. A dejar de aprender. A “no ver” más allá…

Cuando Hiro volvió y escuchó esa ultima parte empezó a reír:

—¿Ahora eres sacerdote budista, Hiro? Qué profundo. Tu próximo viaje, Himalaya: para ser el próximo Dalai Lama. Jajaja…

—No soy muy espiritual. El sintoísmo, de momento, me basta, pero solo como simple tradición japonesa. Supongo que no quiero pensar mucho en si hay dioses o no… ¿qué más da? Quizás no podemos ser capaces de entender o saber nunca.

El castaño le sonrió, sintiéndose un poco más animado cuando el peliblanco le pasó la cerveza. Hubo una sonrisa fugaz entre ambos que Shinji vio bien…

—Vaya, ¿puedes ser la reencarnación de alguno? ¿No has probado nunca a sentarte e intentar conseguir el satori (iluminación)? A lo mejor desapareces de este mundo, ¿te imaginas? Jajaja…

—Tal vez es lo que hacemos cuando morimos… o cuando alcanzamos… ciertas sensaciones placenteras. Quién sabe…

Al sentir aquella parte Shinji se enfureció al ver los ojos acaramelados de su sensei. “¿¡Hola!? ¡Estoy aquí! Úsame para ponerle celoso, imbécil. ¿¡No era ese el plan?!”. Shinji llevaba las mismas cervezas que todos, sin embargo, Hiroshi era el que más sereno estaba. A shinji le molestaba ese control y tranquilidad. Quería verlo sonrojarse o…  verlo enfadado. “¿¡Qué estoy diciendo!? ¿¡Y a mí qué mierda me importa este tío!? Como si quiere ser una puta piedra. Pero que desaparezca de mi camino: molesta”. Volvió a poner su vista hacia su sensei: estaba con su gorra y se había puesto un montón de crema solar. Estaban en la sombra y soplaba un viento fresco.

De pronto se sentó encima de sus pantorrillas, empezando a dormirse.

—    Aah, qué buen día… muy buena idea, sí señor. A veces da rabia ser albino, por días como éstos, en los que te pasarías horas bajo el sol o intentando ver los colores sin tener que ponerte gafas oscuras. Pero, bueno, cada uno tiene sus problemas, ¿no? Y hoy lo estamos pasando bien… ¿menos estresado, Shinji? Te veo aún un poco tenso. Te deben meter caña en la universidad. Qué coñazo… yo no podría. Y eso que de capacidad tampoco me falta. Pero es que hace falta más que inteligencia para esto…

Shinji miró al peliblanco, como si entendiera bien la “resignación” de vida que llevaban ambos. En el fondo, sí se entendían… mejor de lo que esperaba. Y sin palabras. Como si tuvieran unas ganas increíbles de morir desde el día en que nacieron. ¿Pero por qué…? De pronto, se asustó. Shinji, él mismo, se había sentido así también. ¿Realmente estaba disfrutando de todo aquello? ¿Amaba a Hiro-san? ¿O jugaba a amarle…? ¿Por qué estaba en la universidad?

Una flor de cerezo cayó encima de la cara blanca de su sensei.

—Ahm, sí… supongo…—con un movimiento natural, se lo quitó.

Se sorprendió de que le robara un beso. Hiroshi abrió los ojos ante aquello. Shinji sonrió. Sintiendo como al fin le estaba haciendo enfadar. Esa “piedra” al fin... cobraba vida.

—Ohm, una lástima que Takumi no haya podido venir. Seguramente se inventó alguna excusa para no verme. Bueno, es su problema…

Hiroshi agarró la cerveza y empezó a beber demasiado rápido. Sin embargo no soltó ni una palabra de más. La otra gente, reía y disfrutaba. De repente, se les acercó la chica lesbiana propietaria de la antigua academia de inglés. El viejo estaba muy grande ya. Estaba medio sordo. Lo empujó, con su silla de ruedas.

—¿¡Ey, qué pasa, chicos?! ¡¿Las familias y los abuelos os molestan!? Jajaja es broma. Tomad, Tomoyo ha hecho hanami dango. —les pasó los palitos con la pasta de arroz dulce: el verde, de té matcha. El segundo, colorante rojo. Y el tercero, blanco, de vainilla— No os molesto más, pero… tengo que haceros una foto: ¡parecéis modelos! Ouhm, es verdad jajaja Aún hay chicas que se enamoran de la foto que hay en la academia de inglés…

Hiroshi se puso rojo como un tomate. Saludó a la novia de esa profesora tan descarada, actual propietaria de la academia 4U.

—¿Aún tienes esa foto colgada? Pero si ni siquiera miraba a cámara…

—¡Quedó muy natural! Con Hiro-kun tan joven, levantando el diccionario, sonriendo, con esos colores de moderno que me iba y su piel blanca y tú con esa tableta, como el profesor “serio”. Es genial. La seriedad, juventud: frescor.

La chica se acercó a Hiro y le tocó los mofletes.

—Has perdido ese rostro aniñado, Hiro-kun… una pena. Qué mono eras.

—No tanto como Hiroshi cuando se ponía el traje de oso para ir repartir folletos, ¿eh?

Hiroshi volvió a ponerse rojo. Entonces sonrió, pensando que Takumi seguía siendo tan “capullo” como siempre. Aunque ahora de un modo más íntimo y sexual. No sabía si era mejor o peor para él: estar expuesto a los demás era vergonzoso, pero cada vez sus trucos eran más profundos e intimidantes.

—Si hay fotos sobre ello, borradlas y quemadlas. Creo haberlo hecho yo… pero os aviso de que si encuentro alguna en la que salga mi cara con ese oso, os denunciaré hasta que no me las deis.

Shinji se sintió un poco desplazado.

—Ouhm, ¿qué se ha hecho del psicópata ese del que te enamoraste, Hiro-kun? Ya sabes, que era como gótiko o algo así, ¿no? Jajaja ¿Te has encontrado alguno más de estos frikis?

Shinji abrió los ojos, sintiendo un dolor profundo. “¿Hubo… otro?”.

—Mi hermana al fin se dio cuenta de que era un imbécil. Pero no sé qué se habrá hecho de él. Yo me fui y…

“¿Tiene una hermana?”. Sonrió al descubrir un nuevo dato de su sensei.

—Creo que … murió. Se suicidó cuando te fuiste.

Hiro se levantó en seguida. La chica se fue con el viejo, que solo sonreía y se notaba que estaba a punto de echarse una siesta.

—No creo que fuera por tu culpa. Ese tipo de personas… tienen muchas razones por hacerlo. Y supongo que… mejor hacerse daño a uno mismo que a otros, ¿no? Es muy… japonés y noble, en cierto modo.

Shinji notó como Hiro estaba extraño. Miró con acritud al castaño, culpándole con los ojos. Sin embargo, no entendía por qué debía ocultarlo: si era la verdad.

—Bueno, la vida… sigue, para nosotros. ¿mh?

 

Dejó parte de su prótesis a un lado y se echó una cabezadita, también. Shinji envidiaba ese modo que tenía de mirar a ese hombre. ¿Por qué todo lo que dijera ese ser le afectaba tanto? Pero le entendía… todo lo que Hiro-san decía… era importante para él. ¿Podría ser que…temieran enamorarse y descubrir que duele más que soñar con ello? ¿No se creían buenos? Bueno. En el fondo… él mismo tampoco se creía nadie.

—Para unos… más que otros…

 

El albino y el castaño se quedaron mirando al joven ante esa lúgubre entonación.

—Mañana tengo un examen. Muchas gracias por despejarme la mente. Nos vemos otro día.

 

Se despidió, sin tiempo a nada más. Se quedaron ambos solos, sin saber muy bien qué decir. Hasta que Hiroshi le dijo a Hiro otra cosa que le dejó sorprendido:

—A ese joven le gustas. No juegues con él solo por tus estúpidos caprichos. Y no hacía falta mentirme: ya eres mayorcito como para andar haciendo estas cosas, ¿no te da vergüenza?

—¿¡Q-qué te estás inventado!? ¡¡P-pues claro que gusto: somos novios!! ¿¡Mhg?!

Hiroshi suspiró, entristecido.

—Ya… serán imaginaciones mías, pues. Yo también me voy. Gracias por haber venido.

 

El peliblanco se quedó mirando al cielo, con sus oscuras gafas. Ya no le parecía un día tan bonito si no había nadie a su lado. ¿Debería irse…? Pero al ver como el viejo profesor de academia se levantaba de su micro-siesta, se le acercó con unas fichas que había llevado.

­—¿Mjong, ojii-san?

—Te han dejado plantado los dos, muchacho. Vete acostumbrando. Eso es lo que hacen cuando te haces viejo.

­—Eso es lo que hacen si es un viejo cascarrabias como usted: a mí no me pasará.

Seguía teniendo su sentido del humor, así que cuando ambos se rieron, empezaron a jugar.

—Me duele todo.. arg… Antes lo daría todo por fumar un par de cigarrillos, pero con que no me duelan las articulaciones…

El peliblanco se acercó y empezó a darle unos masajes.

—Ouhm, gracias… veo que sigues siendo igual de amable que siempre. Lástima que pocos te puedan ver, Hiro-kun. ¿Por qué te ocultas…? ¿Por qué mientes…? ¿Has dicho algo que no debías y por eso se han ido?

—No… no he entendido nada y se ha creado un diálogo divertido. Pero ya no miento tanto, abuelo. No es sano. Al final, te pierdes, entre tantas mentiras…

 

“¿Así que… le gusto a Shinji? ¿Pero y…  a Hiroshi? ¿Acaso no le importa?”

—Venga, joven… no suspires de este modo. Tú aún tienes fuerza  y un hermoso cuerpo.

—A veces… esto no lo es todo…

—Nunca nada es suficiente: no existe la perfección, ¿sabes?

El abuelo le abrió el corazón.

—A veces… te preguntas si es que no di lo mejor que pude o si no debí hacer lo que hice. Sea lo que sea, no se puede planearlo todo. Fluye… como un río. A veces golpea y a veces… se diluye y eleva. No pares nunca… aunque te sientas congelado. Siente cada estado…

Sonrió.

—Usted sí ha cambiado, abu…

—Antes lo decía en broma: claro que has cambiado, también… Hiro-kun. Todos lo hacemos. No te atormentes por ello. Estás perdiendo energía inútilmente. Si hay algo que lamento es de haberme criticado tan duramente. Perdónate a ti y a los demás. Trátalos bien… Eso es lo mejor…

Notas finales:

https://www.youtube.com/watch?v=OBRevz_kBWk


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).