Tres meses después.
Conocía cada hábito de él. Dónde compraba. Dónde trabajaba. Su sonrisa. Pero… quería saber de su vida. Así que había llegado el momento de contactar con él.
Había conseguido que su padre le invitara a cenar, junto a unos amigos más. Como era siempre tan “simpático” todo el mundo aceptó. Por desgracia, había también alguna que otra mujer de cuentas que no dejaba que se acercara a él. Pero era la hora: había salido a fumar.
Se levantó. Había venido en moto. Pero él mismo la había averiado. Cuando todos se fueron su pulso iba a cien. Al escuchar como la moto se quedaba sin fuerza. Le había entretenido para que fuera el último en irse.
—Vaya, esto… Shinji, ¿verdad? Ehm… , ¿me dejarías el teléfono para llamar a un taxi? La moto se me ha…
El padre fue hacia ahí. Shinji temió lo peor: “mierda, es un manitas”. Por suerte, había bebido mucho y no podría hacerlo a esas horas.
—¡¡Quédate!! Mi hijo te preparará la cama en la habitación de invitados… ¡Mañana te la arreglo!
“Sí, sí, gracias papá. Si no fuera él me cagaría en tus muertos por ser tan buena persona, pero… al fin, podré hablar”.
—¡No quisiera ser una molestia… pero, bueno, es que todos se han ido ya. Y… tampoco es que me sobre el dinero. Muchas gracias Kaoru-san. Déjame ayudarte…
*******
Ya había preparado la habitación. El hombre se quedó mirando al chico.
—¿Te gustan mis ojos, eh? Llevas evitándolos, pero puedes verlos, si quieres. También puedes tocar mi pelo. Sé que soy un poco extraño jajaja… ¿en serio tienes 17? Eres muy alto…
Shinji estaba totalmente cortado. Estaba al fin… con Hiro-senpai. ¿¡Tocarle el pelo!?
—Ehm… no quisiera hacerte sentir… mal.
—Va, venga, míralos… son muy bonitos. Ya me lo dicen…
Shinji se había asegurado de que su padre estaba bien dormido abajo. Su corazón le latía demasiado. Así que le miró fijamente. ¿Se daría cuenta de que le amaba hasta el punto de convertirse en un enfermo?
—Son… muy bonitos. Tú… no eres de esta zona, ¿verdad? No hablas como el resto.
—Exacto. Soy de Tokio. Tú también, ¿verdad? Ya me contó tu padre lo del divorcio. Debió ser duro. Ahora tu madre está empezando con otra familia, podrías sentirte aparte.
—No. Me siento afortunado. Es como tener dos familias. Y bueno, creo que el divorcio me ha unido más a papá. Por culpa de mamá, no le tenía mucho en consideración, pero era porque no se llevaban muy bien. Ahora, al menos, están bien ambos…
Hiro-sempai le sonrió. Parecía tan interesado en él como él mismo. Quería seguir charlando. Mañana era fiesta, así que… seguramente por eso ambos se quedaron, charlando un poco más.
—¿Ya sabes qué hacer? Tu padre se preocupa por ti. Quiere que estudies y que no seas un don nadie, como él o como yo jajaja No digas que te lo he dicho, ¿eh? Pero está muy pesado con este tema, así que supongo que más pesado debe ser contigo.
Shinji, ahora mismo, era feliz. “Oh, sabe de mí… dice mi nombre, es tan fácil hablar con él”.
—Yo no creo que sea un don nadie… seguro que tú tampoco.
—Pero bueno, qué… chico más mono eres.
Aquello hizo que se quedaran mirando más de lo necesario. “Madre mía… ¿mono? ¿¡Me está insinuando algo?!”.
—¿No tienes novia?
“Madre mía, madre mía, me pregunta si tengo novia… ¿si le digo que no quedaré ridículo?”.
—Tengo… alguien que me gusta, pero… no se lo he dicho aún. Supongo que las cosas, son complicadas. Perdona, supongo que… no te interesan los detalles…
El peliblanco rió. De repente puso un posado triste.
—Declárate. Aunque luego te diga que no. Sería muy triste estar pensando en lo que pudo ser y no es.
Shinji se quedó mirándole, con la boca abierta, a punto de confesársele…
—Es… un hombre. Aún no le he dicho a mi padre… que bueno, me gustan… los hombres. Ni siquiera yo lo sabía… es extraño.
De repente, Hiro-senpai notó algo que le incomodó.
—Ah, bueno… ¿y es… de tu clase?
Hiro san se acercó más a él, viéndole los ojos… tan violáceos… y su piel, tan blanca y preciosa. Parecía aún muy joven. Pero se llevaban bastantes años.
—No. Esto… ¿puedo?
Se refería al pelo. Pero esta vez Hiro-senpai notó lo que ese chico sentía por él. Sobretodo al tocarle el pelo de ese modo.
—Am, sí… creo que primero deberías hablarlo con… tu padre.
—No tiene… porqué enterarse. Aún…
El peliblanco no había bebido nada, para poder conducir: un error suyo. Debería haberle metido algún excitante en su comida, pero ya era demasiado tarde.
—Bueno… sea como sea, no preocupes a tu padre. Al menos tienes una familia que te quiere. No le hagas sufrir. Yo, bueno… yo me alejé de la mía. Y también… de quién amaba. Hace unos años… Y por más que me gustaría volverles a ver…
Shinji apartó su mano. “Oh, la vida de senpai…”. Abrió los ojos como platos y dejó sus deseos sexuales atrás. Quería saber más de él, era cierto… No asustarlo. No quería que fuera una “equivocación” o un rollo de una noche. Le deseaba… Durante esos meses… había estado completamente obsesionado con él. Al menos, ahora sabía que existía.
—¿Una chica…?
El peliblanco sonrió, falsamente.
—¡S-sí!
Pero luego se golpeó en la cabeza.
—No, lo siento: es una … mentira. Era un chico… herbívoro: ya sabes, de esos que “quieren vivir solos”. Ahora está saliendo con mi primo… el cual también estaba enamorado de mí. Así que… ya lo ves, estoy totalmente desplazado. Me veo incapaz de destrozar su felicidad… pero tampoco quiero verles y fingir que me alegro por ellos.
—¿Qué ocurrió?
El peliblanco hacía mucho tiempo que no debía sacar el tema, porque no sabía cómo verbalizarlo. Sin embargo, le iba bien.
—Soy mitómano. Un mentiroso compulsivo… O bueno, lo era. Ahora ya no miento tanto. Me han echado de varios lugares por culpa de ello. Y no se hace muchos amigos mintiendo…
—¿Lo sabe mi padre?
—Bueno, no es como que seamos muy amigos… como para andar soltando estas cosas.
“Hiro-senpai...”
—¿Soy… el único que lo sabe?
—Em… sí. Vaya, qué… corte. Supongo que intimidas un poco, siendo tan alto y joven. Yo no debería haberte dicho nada, pero… ehm…
—¡No pasa nada! Yo también… necesitaba hablar con alguien sobre… mi futuro o… lo que siento. El pasado ya no me preocupa, la verdad…
Se levantó, conteniendo su erección.
—Puede… que le cuente a mi padre, como has dicho… lo que soy y lo que quiero hacer con mi vida. Muchas gracias, Hiro-senpai… El baño está al fondo del pasillo a la derecha. Estaré en la habitación de al lado, si hay cualquier problema. ¿Quieres agua…?
Hiro le miró, un poco sorprendido por la templanza de ese muchacho.
—No, gracias. Vaya… eres un joven sensato, al fin y al cabo…
Se notaba que había sentido el peligro entre ellos dos y a lo que se refería.
—Cuando sé lo que quiero… sí. El problema es que había estado perdido… supongo. Si quieres hablar sobre cualquier cosa conmigo, podrías darme el celular y … ya sabes.
Shinji estaba a punto de chillar. “¿¡Y SI ME DICE QUE NO?!”. Su teléfono estaba en la mesa. Hiro lo agarró, sonriendo, aliviado de no haber hecho nada con el “hijo” de su padre… al menos, en su casa. Pero el chico no estaba nada mal y le llamaba la atención.
—Claro… podemos ser… amigos. Aunque soy un poco mayor para ti… ¿no? Jajaja
—No… en absoluto. Mi número es XXXXX…. ¿lo tienes?
Hiro lo fue apuntando, hipnotizado por ese chico.
—Claro… bueno, buenas noches.
******
Al día siguiente su padre le había arreglado la moto en un santiamén. Él no había podido dormir en toda la noche, así que se había quedado dormido por la mañana. Y no se había podido despedir de Hiro-senpai.
“Lo siento. No he podido despedirme. Gracias por la charla de anoche.
Podemos quedar mañana, si te apetece. En mi piso…”
“SENPAI, ¿¡TAN RÁPIDO!?”. Se decepcionaría si solo lo quería por el sexo. Aunque tuviera ganas. Necesitaba que le tomara en serio.
“Conozco un café. Está en XXX”
“Claro.”
HIRO-SENPAI… ¿¡ERES TAN FACILÓN CON LOS HOMBRES?!
Los celos empezaban a invadirle.
¿¡Y si esos días que no estaba en su piso estaba en el de otros?!
Le tendría… al completo: eso era lo único que estaba seguro.