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Donde la Muerte no me Alcance por Aurora Execution

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Notas del capitulo:

Sin más que agregar, sólo espero y disfruten de la lectura.

La habitación seguía los estándares de todo lo que Mu había visto en el hotel, cálida y reconfortante. Le gustaba el pequeño rechinar de la madera en el piso, aunque la mujer llamada Shaina se había desvivido en disculpas por dicho ruido y que estaban en proceso de reparar esas “imperfecciones”, para Mu, la habitación era ideal, contaba con una excelente vista de la plaza Sintagma, una cama amplia un cuarto de baño y sillones de mimbre, en la mesa descansaba una canasta con frutas y quesos dispuestos como agasajo a los huéspedes.

Se tiró de espaldas dejando que su cuerpo sintiese la suavidad de las sabanas en la confortante cama, cruzó sus brazos por detrás de su nuca y se quedó suspendido observando el impoluto techo, por inercia cerró sus ojos evocando la misteriosa mirada azul del hombre en recepción, el sujeto llamado Shijima, seguramente algo mayor que él, pero no por eso menos atractivo, el cabello rojizo que le caía sobre los hombros y su inexpresivo rostro, le habían producido una sacudida interna de la cual todavía se estaba recuperando, aún más cuando supo que su habitación era la contigua.

¿Qué había en el misterioso hombre, que lo había hecho sentir de esa manera? Tan… confundido.

Sacudió su cabeza y se incorporó, ese no era el motivo de su viaje…

 

«Huida»

 

La voz del hombre en el andén le llegó, increíblemente también era de la India, y le había producido algo parecido, algo desosegado en el corazón, un vacío vertiginoso y peligroso, algo que no sabía y no quería llegar a entender.

 

—¡Bah!—resopló molesto.

 

Giró en la cama, abrazando la almohada, tal vez unas horas de descanso le harían dejar de pensar en nimiedades.

Pero pasada la hora, y después de girar por enésima vez sobre la cama, se dio por vencido, sus tripas comenzaron a chillar con fuerza. Observó el reloj que estaba colocado sobre su mesa de noche pasaban de mediodía, tal vez almorzaría algo liviano en el comedor del hotel y luego saldría a recorrer las calles.

Decidido se dispuso a acomodar sus ropas y cabello, una vez comprobó que no estaba andrajoso, salió de la habitación. Sus ojos, instintivamente se desviaron a la habitación que seguía; la del hindú. Sacudió su cabeza y se dispuso a descender las escaleras, encontrándose con Shaina en el recibidor, al parecer el hotel era bastante tranquilo, o todos sus huéspedes estaban afuera en ese momento.

 

—Oh señor Qing, que alegría verlo, espero haya podido descansar—saludó la joven amablemente, aunque su rostro se mantenía serio.

 

—La verdad pensaba almorzar algo antes, no he comido desde el viaje y ya acuso las ganas—se sonrojó provocando al fin la sonrisa de la joven peli verde.

 

—Claro, ¿desea que le lleve algo a la habitación?

 

—No, descuida, iré al comedor, muchas gracias.

 

La joven asintió desviando su atención al monitor de su ordenador. Mu caminó por el lobby, hasta llegar al elegante comedor con el que contaba el hotel, había pocas personas allí, más mozos que huéspedes, pero a juzgar por la hora, supuso que la mayoría ya habría de haber almorzado, si halló en una de las mesas a Kanon, quien sonrió y le hizo señas de que se le acercara, Mu correspondió la sonrisa y se encaminó rumbo al gemelo.

 

—Espero no le moleste que lo invite, es que a decir verdad no acostumbro comer solo y usted me parece agradable—dijo Kanon a modo de invitación, sonriendo cuando el muchacho volvió a sonrojarse por segunda vez en lo que iba de su estadía allí.

 

—Gracias—dijo, ubicándose en la silla enfrente del griego—. Usted es un poco más…—buscó la palabra que buscaba, sin éxito—, bueno, un poco más simpático que su hermano Saga.

 

Ni bien terminó de decir eso, Kanon se echó a reír con ganas, al parecer había dado en el clavo.

 

—Sin dudas Saga es un gruñón, sólo se ablanda con Saori, ella saca lo mejor de él—sonrió—, pero es buena gente.

 

—¡Oh, yo no dije que no le fuera!—se apresuró a decir el peli lila alarmado de que sus palabras hayan sido tomadas de mala manera.

 

—Estoy seguro que no pensó eso, descuide—tranquilizó Kanon.

 

El almuerzo fue muy ameno para el tibetano,  quien disfrutó bastante la compañía del gemelo, quien era bastante hablador y ruidoso, reía por todo, pero también era algo cínico aunque sincero, eso le agradaba a Mu.

Pidió ensalada griega y sólo porqué Kanon insistió, probó un poco de Athiri, un vino blanco clásico griego. Tal vez, valentonado por el dulzor de la bebida, hizo la pregunta que le estaba burbujeando en la punta de la lengua desde hacía buen rato.

 

—¿Puedo hacerle una pregunta?—dijo algo tímido.

 

—Pues, ya la hizo—bromeó el griego, riendo ante el sonrojo del menor, al parecer era de fácil sonrojar—.Adelante.

 

—El hombre… que apareció cuando estábamos en el lobby ¿hace mucho se hospeda aquí?—Kanon alzó una ceja, mientras ponía gesto pensante.

 

—¿El pelirrojo?—Mu asintió—.Bueno, hace un par de semanas, la verdad no lo sé bien, Shaina podría decirte bien, ya que babea por él—rió despreocupado. Mu abrió sus ojos algo asombrado por la aparente indiferencia la decir eso y Kanon pareció darse cuenta—No me molesta que se fije en otros, los ojos están para ver y ciertamente él es atractivo.

 

Mu volvió a sonrojarse. Después de eso ya no hablaron mucho más que de cosas banales y disfrutaron de lo que quedaba del almuerzo. Una vez de vuelta en su habitación, Mu se dispuso a darse un baño, cambiarse las ropas por otras más cómodas y emprender su  viaje a conocer tierras griegas.

Salió del hotel alrededor de las cuatro de la tarde, el sol estaba agradable para la época del año, caminó por las calles de la avenida mientras disfrutaba del paisaje lugareño y los cientos de turistas que, como él, se maravillaban de Atenas, llegó a la plaza Sintagma, los évzones, desfilabas militarmente uniformados con las famosas fustanelas, ciertamente eran un tanto curioso de observar, pero representaban mucho para la ciudad. El lugar era atractivo más por su significado gubernamental con el Parlamento y los monumentos, y por ello era un atractivo turístico. Mu decidió sacar su cámara para fotografiar la estatua del soldado hoplita, pero antes de poder siquiera abrir su mochila, sintió unos ojos penetrantes que le perforaban desde lejos. Alarmado comenzó a girar su cabeza en todas direcciones buscando la fuente de aquella inquietante sensación de ser observado y al otro lado de la estatua, como una figura espectral, se hallaba Shijima, no lo observaba pues conversaba con otra persona, pero debió hacerlo antes, porque la misma sensación que sintió en el hotel lo había invadido.

 

Lo vio alejarse, y caminar por unas calles empinadas, sin dudarlo lo siguió con el corazón tratando de salírsele del pecho. No entendía la atracción casi magnética que ejercía en él, casi involuntariamente sus pies eran arrastrados calles abajo siguiendo la esbelta figura de ese enigmático personaje.

Lo perdió en la primera calle en la cual lo vio doblar, se detuvo, mientras un escalofrió le recorría el cuerpo.

 

—Eres un muchachito muy curioso—le susurraron por detrás, se paralizó completamente—¿Por qué me persigues?

 

Mu enfrentó los penetrantes ojos azules del pelirrojo, sintiendo como sus sentidos se perdían en la bella figura que era el hindú.

Notas finales:

Évzones: La Guardia Nacional que patrullan continuamente delante del Parlamento Helénico y la tumba del soldado desconocido. Vestidos con uniformes de fustanelas y zuecos.

Mu fue sorprendido en su persecución XD 

Espero realmente que hayan disfrutado del capítulo. Sin más será hasta el próximo. Gracias por leer.


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