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Mientras Papá está de visita por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Ryou, Bakura y ninguno de los personajes de Yugi-oh me pertenecen. Si no, Puzzleshipping, Tendershipping, Puppyshipping y Bronzeshipping serían canon =3

Alerta lime, ustedes ya me conocen ;)

─Ya despierta yadonushi ─Ryou ahogó un gemido al sentir la lengua de Bakura recorrerle la oreja al mismo tiempo que sus manos iban por su espalda… abajo y más abajo, apretando sus glúteos con suavidad.

─ ¡Ahhh! ─Ryou levantó el rostro sumamente colorado, abriendo la boca.

Sus ojos verdes chocaron con las orbes lilas de su yami que brillaban con travesura, entonces escuchó una risa burlona…

Y  despertó…

-o-

Ryou despertó de golpe, medio sentándose en la cama, un escalofrió le recorrió por completo cuando sus ojos verdes se cruzaron sin querer con las maliciosas orbes lilas de su yami.

Esa mirada.

Ryou se mordió el labio inferior.

─Y yo que pensé que tendrías pesadillas ─dijo casualmente, a ojos y oídos de Ryou, era obvio que quería jugar con él ─vaya sueño interesante tuviste, yadonushi ─se llevó el brazo que antes hacía de almohada para Ryou, tras la nunca, desviando ligeramente la vista al techo.

Ryou se puso rojo hasta el cabello cuando cayó en la cuenta de que esa risa con origen indeterminado era Bakura en su mente, espiando sus sueños.

─Ah, yo… yo ─avergonzado era poco ante como se sentía ─emm ─agachó la cabeza, dejando que su flequillo blanco tapara sus ojos.

─ ¿Qué pasa, yadonushi? Es normal que tengas sueños húmedos ─siguió burlándose el mayor, Ryou encogió la cabeza entre sus hombros ─vamos, que no sé si sentirme enfadado o halagado, sabes?... ¿Qué opinas? ¿Debería sentirme halagado de que mi noble yadonushi sueñe conmigo? ─‘pensó’ en voz alta, jugueteando con la sortija.

─Ya basta, por favor Bakura ─suplicó sumamente incomodo, avergonzado, apenado y todos los sinónimos que se les puedan ocurrir, apretando las sabanas con sus manos.

Bakura mostro un sonrisa ladina, casi de locura, sus ojos centellaron con diversión y malicia; aprovechando que Ryou no tenía ni la más mínima intensión de mirarlo se irguió, sentándose a su lado y estiró una mano en su dirección para levantarle el rostro por el mentón.

Ryou abrió los ojos como platos, al punto que hasta llegó a dolerle la cabeza y empezó a temblar levemente.

Bakura le miró directamente con una ancha sonrisa, se acercó lentamente a su luz sin dejar de verlo a los ojos, la conciencia de Ryou gritaba ¡alerta, aléjate, pon distancia… reacciona por amor a todo lo hermoso y bueno! Pero Ryou estaba paralizado y no podía moverse.

Y Bakura se quedó allí, a centímetros del rostro de Ryou, el menor tembló más pero no pudo evitar la reacción automática de su cuerpo, cerrando los ojos, separando sutilmente sus labios y relajando el cuerpo entero mientras el brazo libre de su alter-ego le rodeaba por la cintura. Bakura sonrió aún más por esa reacción y bajó el rostro, pasando deliberadamente de su boca para acomodar la cara en el cuello del menor, clavando sus dientes suavemente en la piel blanca.

A Ryou lo pilló tan de sorpresa que le fue realmente imposible contener el gemido que le produjo.

─ ¡nahhhh! ─Ryou echó la cabeza hacia atrás, abriendo la boca y sacando la lengua ligeramente, exponiendo sin querer más de su cuello y garganta a su yami.

─Oh yadonushi, parece que alguien es sensible en el cuello ─se burló el mayor, antes de pasar sutilmente sus labios por toda la garganta del menor. Ryou emitió un quejido que más pareció un gemido en la situación por la que pasaba. Bakura bajó la cabeza hasta su pecho, capturando con cuidado el pezón derecho del menor entre sus dientes por sobre la tela del pijama ─ ¡ahhh! ─en respuesta, Ryou arqueó la espala, empujando un poco más su pecho contra él, tensando las manos, que le hormigueaban con el deseo de enredarlas en sus cabellos alborotados.

─Ahhh… ¿qu-qué es… esta sensación? ─logró decir el menor, entreabriendo un poco los ojos.

─Se llama placer, pequeño ─le dijo en un travieso susurro, si había algo que Bakura disfrutaba era corromper las mentes inocentes de los pobres desafortunados que caían en sus garras. Puede que esta situación fuera sumamente diferente, pero realmente iba a disfrutar de hundir a su hikari en los placeres carnales.

─ ¿placer? ─repitió. Ryou estaba totalmente desconcertado, nunca antes había sentido nada parecido a la excesiva sensibilidad de su piel, el calor y la necesidad de su cuerpo por algo que no comprendía ni mucho menos los corrientasos que contraían su vientre rítmicamente. No lo entendía ─Bakura…

Las manos del menor se movieron dudativamente hacia él, para su desgracia en medio de todas esas sensaciones desconcertantes Bakura era lo único a lo que medianamente podía aferrarse, el de ojos lilas lo miró con su eterna sonrisa maliciosa ─está bien, abrázame si quieres ─concedió. Bakura pasó su lengua lentamente por la base de la garganta hacia arriba, a su mentón.

Ryou arqueó aún más el cuerpo, llevando una mano al cabello de su alter-ego y la otra a la base de su espalda.

─Es… raro ─musitó.

─ ¿Qué? ¿Quieres que pare? ─jugó.

─No ─murmuró automáticamente, sin pesarlo en realidad.

Bakura largó una risa maliciosa ─ ¿te gusta, eh?

Ryou respondió con un gemido cuando Bakura arrastró su lengua de vuelta hacia abajo, a su cuello. Acarició suave pero desesperadamente el cabello del mayor, con necesidad.

Bakura puso ambas manos en la cintura de su luz, haciendo presión para tumbarlo de espaldas en la cama y acorralarlo, acomodó una pierna entre las de Ryou.

Les pareció escuchar un sonido hacer eco en la casa, como una voz, pero ninguno de los dos prestó realmente atención. Ryou estaba absorto en las nuevas sensaciones que estaba descubriendo mientras que Bakura estaba muy entretenido con su hikari, no podía negar que esto era placentero para él también.

Bakura lamió su mejilla antes de mirarlo a los ojos, beso fugazmente sus labios y empezó a mecerse sobre él, frotando su pierna contra la zona pélvica del menor.

En consecuencia Ryou fue embargado por una tremenda oleada de placer, abrió sus ojos al máximo igual que su boca por la cual se escapó un delgado hilo de saliva junto con agobiado gemido de excitación, su lengua estaba inquieta, saliendo apenas de su boca y su pierna se enroscó instintivamente en las caderas del mayor.

El rostro de Bakura se desfiguró un poco en una mueca de satisfacción cuando la mano que Ryou tenía en su cabello empezó a acariciar la zona tras su oreja y la otra vacilaba por el costado derecho de su cuerpo, empezó a mecerse más rápido por voluntad propia, sintiendo su propio cuerpo caldearse con un placer que no había experimentado en mucho tiempo, que casi había olvidado.

Ryou tensó más sus piernas, sintiéndose en el cielo por el placer que su yami le estaba proporcionando, se estremeció por completo y arqueó más el cuerpo gimiendo a la oreja del mayor, provocando que también Bakura se estremeciera ante el aliento caliente en su piel y la eróticamente dulce voz de su luz.

─Esa boquita quiere algo adentro ─le susurró con diversión y lujuria, buscando avergonzarlo ─mira como esta de inquieta esa lengua ─siguió con el mismo tono, sacó su propia lengua, juntándola con la de Ryou juguetonamente, el menor se ruborizó con fuerza ─lo quieres ¿verdad?

Ryou lo miró con ojos nublados de placer ─Bakura ─gimió con necesidad.

El mayor junto su boca con la de su luz, irrumpiendo con su lengua de forma brusca en la sorprendentemente dulce cavidad del de ojos esmeraldas, Ryou siguió sumisamente el bailoteo de la lengua del mayor, su propia lengua parecía ansiosa de enrollarse con la ajena.

─ ¡¡¡Ryouuuuuu!!! ¡¿Dónde te has metido, muchacho?!

El ambiente caldeado se estropeó con el grito del padre de Ryou.

─Maldito sea el muy hijo de su mgfhgmd ─ahogó su vocabulario no apto para la mente de Ryou en la almohada bajo la cabeza del mismo.

Ryou largó un grito-gruñido de frustración, tomándose la libertad de insultarlo mentalmente.

Con reticencia Ryou fue a levantarse de la cama, Bakura se dio la vuelta para tumbarse de costado en el lecho, pero al intentar pararse Ryou sintió una punzada de dolor en la entrepierna.

─Itai* ─se quejó ─me duele ¿por qué? ─musitó.

─Lo siento ─musitó el mayor, sintiendo también aquello, sumado a la frustración de no haber podido disfrutar como quería el corromper a ese pequeño ángel de luz. Aquello era prometedor ─te queda doliendo cuando no llegas hasta el final.

─ ¿Hasta el final? ─repitió confundido.

─Sentiste una presión aquí ─llevó una mano al vientre bajo del menor ─que se iba haciendo más fuerte ─Ryou asintió ─nos interrumpieron antes de que esa sensación explotara por eso la presión te causa dolor ─explicó el mayor.

Ryou suspiró, cubriendo con sus manos su entrepierna ─tengo que ir antes de que se le ocurra algo ─musitó levantándose antes de que pudiera decir algo más.

Ryou caminó lentamente hasta el cuarto donde estaba su padre, Bakura se hizo invisible y fue con él.

El hombre peliazul estaba medio tirado en la cama con la misma ropa de la noche pasada, la camisa medio abierta, igual que el pantalón, había dos o tres latas de cerveza vacías en el piso. Ryou hizo un gesto de molestia ante eso, jaló la parte baja de su camiseta para que le cubriera bien aquel problemita y se acercó a la cama, inclinándose un poco por lo mismo.

─Buen día, padre ─saludó el menor ─ ¿necesita algo?

─ ¿A qué hora llegaste ayer? ─exigió.

─No muy tarde, antes de 8:30 ─respondió, el mayor se llevó una mano a la cabeza con un quejido, Ryou suspiró, rodando los ojos ─ ¿quiere que le prepare una taza de café? ─ofreció ocultando su fastidio.

─Sí, anda ─mandó.

Ryou bajó a la cocina a poner la cafetera, una vez lista sirvió un vaso y subió todo al cuarto de su padre, avisó que iría a bañarse y se metió a su cuarto; el dolor había pasado a un segundo plano pero aún estaba presente, se tumbó en la cama bocarriba y se tapó los ojos con un brazo.

Al instante sintió el cuerpo caliente de su yami sobre él, lo pilló por sorpresa y tubo que morderse los labios para no gritar al sentir de nuevo el roce insistente de sus cuerpos.

─ ¿Bakura? ─jadeó.

─Relájate y deja que me encargue ─dijo a su oído en una caliente susurro ─esto te hará sentir muy bien, yadonushi.

─Bakura ─gimió, aferrándose de nuevo a la espalda de su yami ─qu-que mi padre nos… nos escucha ─contrarió a lo que decía, rodeó las caderas del mayor, suplicando internamente porque acelerara, tenía una incomprendida necesidad de sentir a Bakura empujándose con fuerza contra él.

─Está casi que un coma etílico ─se buró, claramente exagerando, mientras rodaba los ojos ─olvídate de él y deja que tu dulce voz suene todo lo angustiante que pueda ─le lamió el borde de la oreja ─vamos, gime para mi ─ dijo, para morder el lóbulo de su oreja, suavemente.

Ryou enterró sus pequeñas uñas en la espalda de Bakura, sentía la cara arderle por las palabras de su alter-ego y no se percató del momento en que sus propias caderas empezaron a empujarse contra él, siguiendo su ritmo, ocasionando que la presión en su vientre bajo se hiciera más intensa ─ahhh, ahhh, mmmn oahhhh Bakura ─cada segundo más y más fuerte, sentía que algo iba a estallar, cerró los ojos con fuerza mientras su cabeza se agitaba de lado a lado en el lecho, su largo cabello blanco estaba revuelto sobre las sabanas.

Un pensamiento salvaje cruzó la mente de Bakura: no había visto a Ryou más lindo que en ese momento.

El mayor se inclinó para besarlo, profanando la dulce boca ajena con su lengua, recogiendo su dulce saliva como si fuera un licor exquisito.

Ryou sintió que el corazón se le paró unos milisegundos y luego aceleró aún más de lo que estaba, fue como si entrara en un vórtice de placer mientras un líquido cálido era expulsado de su cuerpo. El oji-verde intentó hacerse para atrás ente la arrolladora sensación pero Bakura no se lo permitió, cubriendo por completo su boca con la propia, tragándose el grito-gemido desesperado de su igual y ahogando el propio.

Ryou se separó lentamente de la boca de su yami, sin que sus lenguas se soltaran del todo, dejando a la vista pequeños hilitos de saliva que conectaban sus labios hasta que el menor dejó caer de nuevo su cabeza en la cama, sintiendo como su cuerpo se relajaba por completo de una manera como nunca antes, se sentía un placentero nirvana.

Ryou respiró profundamente, tratando de regresar a la normalidad sus latidos y respiración, las manos de Bakura recorrieron delicadamente los costados de su cuerpo, así como sus mejillas, brazos y muslos, era un toque tan fino y cariñoso que Ryou realmente se planteó el que fueran las manos de su yami, pero su calidez y tacto le eran inconfundibles, estaban marcadas a fuego en su cuerpo.

-o-

Luego de un necesario aunque vergonzoso baño, Ryou estaba preparando el desayuno en la planta baja de su casa, escuchaba el agua sonar arriba por lo que su padre debía de estarse aseando, se apresuró a servir su plato y fue hasta le sofá de la sala donde Bakura ya lo esperaba, haciendo zapping en busca de algo medianamente interesante que ver en la tele.

Ryou no pudo evitar que sus mejillas se pusieran rojísimas cuando su yami se tumbó en el sofá, recostando libremente la cabeza en su regazo, atento al programa de juegos que estaban viendo, trató de seguir comiendo como si nada, mientras Bakura disfrutaba experimentado que tanto podía alterar a su hikari con su cercanía o su contacto tras la excitante sesión de juegos de hace un rato, sería interesante saber hasta qué punto podía extorsionar o manipular a su luz gracias a eso.

-o-

Salir de compras con su padre, era una de las actividades que Ryou más aborrecía en el mundo, era tan aburrido y tan estresante, solo quería que su padre terminara de buscar todo lo que quería comprar -encima el carrito de la compra lo llevaba el albino- para salir de ese lugar.

Bakura estaba descasando en el interior de la sortija del milenio, Ryou no había escuchado ni un pensamiento ni una palabra suya desde que salieran de la casa. Se preguntó si estaría dormido o algo por el estilo.

Mientras hacían la cola para pagar Ryou divisó una pequeña tienda con paquetes de cartas del duelo de monstruos que llamó de inmediato su atención, le dejó el carrito a su padre y fue hacia allá, con sus ojos brillantes.

Dio un par de vueltas a la zona de duelo de monstruos antes de decidirse a escoger un par de paquetes que le llamaron poderosamente la atención, los pagó y salió de la tienda con una sonrisa.

Su padre lo miró de reojo, puso una expresión que Ryou no pudo descifrar realmente, pero lo dio lo mismo y deliberadamente lo ignoró.

-o-

Luego de que, sorprendentemente para Ryou, almorzaran en un restaurante por gusto de su padre, regresaron a casa y el mayor fue directamente a su habitación, la resaca aún podía con él y calló dormido nada más tocar la cama. Ryou se dedicó a acomodar la compra teniendo algo de música por lo bajo, empezó a tararear por lo bajo y mover un poco los hombros y la cabeza al ritmo de la música.

No se dio cuenta que Bakura lo observaba, sentado en el mesón a su espalda, sin poder quitar la sonrisa de su rostro viendo a su igual en esa escena. Estaba sintiendo una afición incluso mayor con su luz, a sus ojos le veía incluso más lindo, más tierno, más hermoso… y por qué no, más sensual.

Luego de terminar de arreglar cosas de la casa, Ryou subió corriendo a su habitación con los ojos brillantes, una gran sonrisa en los labios y sus nuevos paquetes de cartas en sus manos.

Al sentarse en su cama Bakura ya estaba junto a él, Ryou no pudo evitar sonreír más ampliamente, si bien no era una especie de ‘conexión mágica’ lo que aparecía entre ellos, si se generaba cierto ambiente agradable el momento en que se dedicaban al Duelo de Monstruos, parecían tener la misma afición por el mismo tipo de monstruos, cartas mágicas o trampas variadas. El tema de su deck era tan siniestro que cualquiera se sorprendería.

Perfectamente normal al pensar que Bakura era un espíritu errante con quien sabe cuántos miles de años atado a un artilugio de oro. Ryou por su parte, era un sencillo adolescente, sanamente interesado en el ocultismo; lo oscuro, raro y paranormal. Quizá una buena razón de peso que le permitió adaptarse a aquella voz en su cabeza, y a la presencia que vino con ella, en su vida sin entrar en pánico ni nada por el estilo.

Se dedicó a abrir los sobres de manera casi ceremonial, extendiendo las cartas que contenían sobre el edredón de la cama.

.

Sonrió, con el primer sobre había conseguido una carta de campo*, perfecta para la estrategia del Tablero del Destino, también añadió la tercera ‘Jarra de la Metamorfosis’* para su deck.

Ryou ponía de un mismo lado las cartas más interesantes que podían tener un lugar en su deck, no necesitaba ni cruzar palabras con Bakura, sus elecciones concordaba a la perfección. El mayor debía admitir que, en este ámbito, su yadonushi contaba con excelente gusto y habilidad.

La última carta del segundo sobre fue un detalle especial, un choque para ambos.

─Necrotemor Oscuro ─susurró el menor, acariciando la carta con la yema de sus dedos. Ryou sintió un ligero cosquilleo, un intento de estremecimiento, no sabía lo que era pero algo le resultaba atractivo en esa carta, no pudo evitar que la imagen del ser siniestro cargando al ‘bebé’ le recordara la película que había visto con Bakura la noche pasada ─e-es hermosa ─susurró sin darse cuenta.

─Si la sigues mirando así a lo mejor tu Cambio de Corazones va a ponerse celosa ─se burló el mayor, deslizando sus manos por los hombros de su hikari nuevamente.

No supo porque, una ligera calidez apareció en sus mejillas… luego sintió una mano de Bakura deslizarse traviesamente por su espalda, trazándole la columna con las yemas de los dedos hasta llegar a la parte baja, donde rozó las suaves carnes de su luz.          

-o-

Finalmente, luego de tres angustiosos, estresantes y desesperantes días de tener a su padre en casa, Ryou observó, desde una de las terrazas del aeropuerto de Ciudad Domino, sintiendo como la brisa agitaba su cabello, el avión con destino al Cairo, despegar.

Una pequeña sonrisa, Ryou llevó una mano junto a su oreja derecha, tratando de contener el bailoteo de sus cabellos, suspirando de alivió, sentía también la misma sensación en su yami.

Caminó hacia la salida con tranquilidad.

─ ¡Soy libre! ─Ryou levantó los brazos, como estirándose, levantando la cabeza al cielo.

Varias personas se le quedaron mirando, un niño pequeño que caminaba un par de metros a la izquierda lo señaló, su madre le dijo algo y lo jaló para que siguiera caminando.

Bakura no pudo evitar soltar la carcajada, llevándose ambas al abdomen viendo a su luz.

Fin… xD                  

 

 

Notas finales:

*itai: duele
*Me refiero al Santuario Oscuro, la carta que usa Bakura en su duelo con Yami durante Ciudad Batallas.
*Jarra de la Metamorfosis: es el ‘Jarro amorfo’ como le llaman en el duelo de Yami y Bakura del Reino de los duelistas, cuando Yugi, Ryou y los demás estaban atrapados en las cartas, esta les hacía descartar la mano completa y robar cinco cartas más  

Aquí esta mis bebes, así termina esta pequeña idea random que apreció tras un pequeño sueño, quiero anotar aquí mi agrado por el tema de los decks de Bakura y Ryou, así como también mi gusto por los temas paranormales, creo que eso es algo que me hace adorar mucho a este par personajes =3  

Bueno, Un saludo mis bombones de chocolate (¿
Se me cuidan mucho. Nos estamos leyendo próximamente.

Ja ne

 


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