Capítulo 3: Lo bueno nunca es fácil.
Zelo P.O.V
Despertarme cada día siempre suele ser cómo una pesadilla; a pesar de que el día anterior me haya ocurrido algo considerablemente bueno.
Nada más abrir los ojos, pude escuchar a mis padres discutir en la cocina. Esta situación solía repetirse cada mañana.
Aunque adore a mi familia, eso no quiere decir que ésta sea perfecta.
Desde hace algunos años, y con la baja de mi madre, el dinero ha ido disminuyendo en nuestra casa. Mi hermano tuvo que empezar a costearse la universidad trabajando a medio tiempo en una cafetería cercana, por lo tanto, no le quedaba mucho más para poder ayudar a pagar las facturas.
Mis padres creían que yo no era consciente de la situación, pero en cuánto mis caprichos dejaron de concederse, y los alimentos en el frigorífico fueron escaseando; sumando los reproches de mis padres a cada uno, no me fue difícil averiguar que ocurría en poco tiempo.
Aún así, y aunque alguna vez nos hayan cortado la luz, no somos pobres. Simplemente tenemos los mismos problemas económicos que puede tener cualquier familia de clase media dadas ciertas circunstancias.
Tras escucharles gritar un buen rato, decidí levantarme para darme un relajante baño. Realmente me sentía en la necesidad.
Mientras esperaba a que el agua subiera hasta el límite de la bañera, revisé mi correo electrónico, encontrándome con la respuesta de Jepp hyung.
"Tranquilo, ya estoy en casa.
Es una gran noticia Zelo. Ya sabes, no desperdicies esta oportunidad, nunca sabes cuándo se te pueda volver a presentar. Inténtalo.
Descansa tú también, Jepp"
Sonreí instantáneamente, y le respondí con rapidez antes de volver al baño.
"Gracias por tu consejo hyung. Cómo siempre, lo tomaré en cuenta. Intentaré dejar a un lado la desconfianza.
Buenos días, Zelo"
Tras escribirle, entré al baño, me quité la ropa, y entré en la calidez del agua, dando un suspiro de satisfacción.
Me quedé pensando en lo que me dijo Jepp hyung. Por supuesto que es una gran oportunidad para salir de mi estado de, por llamarlo de alguna forma, depresión. Pero la desconfianza siempre es mayor. Por mucho que intente desechar malos pensamientos, suele ser en vano. Tal vez deba avanzar con los ojos cerrados; hay gente que dice que los invidentes sienten mejor que una persona que puede observar hasta el más mínimo detalle.
Salí de la bañera y enrollé una toalla en mi cadera. Pensaba que al pisar el suelo de mi habitación, volvería a escuchar gritos, pero no se oía nada. Todo estaba en completo silencio.
Extrañado, me vestí y peiné rápidamente. Fui hasta la cocina, y vi cómo una pequeña nota yacía en la encimera.
-Hijos, vuestro padre y yo hemos ido a resolver un asunto pendiente. Dudo que volvamos antes del almuerzo. He dejado comida en el microondas, calentadla cuándo tengais hambre.
Besos, mamá.-
Suspiré de puro alivio. Por un mísero minuto, creí que algo grave había sucedido.
Dejé la nota justo dónde la había encontrado y me dispuse a hacerme el desayuno; básicamente, cereales.
En cuánto terminé y lavé el cuenco, pensé que era buena idea dar el paseo en skate que no di la tarde anterior.
Me abrigué, conecté los auriculares a mi teléfono móvil y me los puse en ambos oídos, para después coger mi skate y correr escaleras abajo hacia la entrada de mi edificio, que esta vez se encontraba despejada.
Pasé toda la mañana haciendo piruetas en un parque prácticamente desierto, hasta que escuché unos aplausos sordos, haciendo que casi caiga del patín al perder la concentración.
Me giré para ver cómo mi nuevo vecino aplaudía con una sonrisa plasmada en su rostro. Recogí mi skate y me acerqué a él con expresión dubitativa. Él pareció entender mi cara de duda, porque respondió sin ser necesario formular pregunta alguna.
-Lo estabas haciendo muy bien. Yo no conseguiría hacer todo eso ni de casualidad- Rió ante su propio comentario. -Por cierto, siento haberte interrumpido-
-No pasa nada hyung... Y gracias, pero estoy seguro de que si practicaras podrías hacerlo incluso mejor que yo- Le sonreí amablemente.
-No creas, soy muy torpe para ese tipo de cosas- Rascó su nuca. -¿Tienes algo que hacer ahora? Te invito a comer-
-La verdad es que no tengo mucha hambre ahora mismo- Intenté escaquearme, pero mi estómago me delató.
-Pues yo diría todo lo contrario. -Me sonrojé por lo ocurrido y agaché la cabeza avergonzado. -Vamos, que no voy a obligarte a hacer nada que no quieras- Levanté la mirada, y sonreí.
-Pero con una condición- Arqueó una ceja. -Después te devolveré el dinero de mi parte-
-No me supone ningún problema invitarte, pero si así es cómo aceptas mi propuesta...- Levantó los hombros y asintió.
-Bien. ¿A dónde iremos?- Me posicioné a su lado y comenzamos a caminar.
-Antes de encontrarme contigo, tenía pensado ir a una hamburguesería-
-Me parece bien, hace tiempo que no como una hamburguesa-
-He dado justo en el clavo- Ambos reímos.
Caminamos hasta una hamburguesería cercana y nos sentamos. Tras dar nuestros pedidos al camarero, continuamos conversando.
-Y bueno, ¿sueles hacer skate en ese parque?-
-Normalmente sí. No tengo mucho más que hacer, aparte de estudiar-
-¿No sales con tus amigos? ¿Ni tienes pareja?- Me puse nervioso. Había tocado un tema delicado.
-No tengo muchos...- Si acaso puedo considerar como amigo a Jepp. -Y pareja... Ciertamente, no creo que el amor me vaya a llegar, hyung- Encogí mis hombros.
-¿Por qué? A mí me pareces una persona extraordinaria Zelo- Negué con la cabeza. -¿Por qué no?- Ladeó la cabeza.
-¿Te has enamorado alguna vez?- Asintió. -Sé que te parecerá extraño, pero a mí nunca me ha gustado nadie... ¿Quién querría salir con una persona que no sabe amar? Ni siquiera sé lo que es el amor, y lo peor de todo es que no quiero averiguarlo... Nunca he creído en los cuentos de hadas. Eso de que conoces a alguien de la manera más subrealista que existe y se da la casualidad de que ambos os enamorais. Amor a primera vista le llaman, una absurdez- No sé de dónde saqué tanta confianza cómo para contarle todo lo que pensaba a YongGuk. Tal vez necesitaba desahogarme con alguien que me brindara un mínimo de calidez.
-Zelo... No puedes ser tan negativo, ni debes cerrarte en banda a la llegada de nuevos sentimientos. Imagínate la forma más absurda de conocer a una persona atractiva e interesante a la vista. Imagina por un segundo cómo tu corazón bombea con rapidez al compartir una mirada con esa persona. Tal vez te sonrojes, tal vez no, pero sabes que un sentimiento ha nacido. Eso es amor. ¿Lo ves tan complicado? A la gente le gusta denominarlo como un sentimiento difícil, pero en realidad es mucho más simple de explicar de lo que aparenta- Explicó con voz calmada.
-Hyung, ¿te gusta alguien ahora mismo? Hablas cómo si te hubiera pasado justamente eso- Reí ligeramente, pero cuándo lo vi sonrojarse paré de inmediato. -Lo siento, he hablado antes de pensar- Hice una venia de disculpa.
-No pasa nada- Tosió falsamente. -Mira, nuestra comida- El camarero de antes dejó nuestros pedidos en la mesa y nos deseó buen provecho.
-¿Seguro que no pasa nada?- Arrugué el entrecejo, mirándole seriamente.
-Sí, seguro, no te preocupes. Sólo... No te cierres a nuevas experiencias- Y dicho eso, empezó a comer.
-Cómo digas...- Le di un mordisco a mi hamburguesa mientras observaba su expresión.
¿Qué tipo de persona le podría gustar a YongGuk hyung? No quiero parecer un cotilla, así que decidí callar por el bien de nuestra recién estrenada amistad.
Pero aún así tengo mucha curiosidad... ¿Podría gustarle alguien cómo yo? Antes dijo que le parezco extraordinario.
¿Pero en qué estoy pensando? ¿Gustarle yo? En un universo alterno cabría una mínima posibilidad, pero en este ni por asomo.
De todas formas, ¿por qué quiero agradarle más allá que como un amigo? Niego con la cabeza, deben ser alucinaciones mías.
Continuamos hablando opacando completamente el tema anterior con otros más comunes. Poder hablar con una persona que no sea parte de mi familia sin recibir insultos, es realmente reconfortante.
Bang hyung es una persona muy interesante, y también es agradable a la vista; para qué negarlo. Su profunda voz me seguía resultando vagamente familiar. Pero pensándolo bien, tampoco es que conociera a mucha gente, así que decidí dejar eso de lado.
Cuándo terminamos de comer, emprendimos viaje hacia nuestro piso.
-Oye Zelo, ¿te gustaría ver una película en mi apartamento? Siendo sincero, no me gusta estar sólo en un espacio tan grande- Rió un poco, y yo le miré escéptico.
-¿De verdad, hyung? ¿Entonces por qué viniste a vivir aquí por tu cuenta?-
-Larga historia...- Agachó la mirada, tenía una expresión de culpabilidad que no lograba entender.
-Más bien parece cómo si intentaras retenerme- Reí para destensar un poco la situación. Él me miró con una sonrisa ladina.
-Si eso es lo que quieres pensar...- Levantó los hombros.
-Está bien, te haré compañía- ¿A quién intentaba engañar? Yo era quién necesitaba no sentirse sólo.
-Bien. Tengo muchas películas que pueden interesarte- Dijo mientras llegábamos a la puerta de su casa.
-Sorpréndeme- Dije, sentándome en su sofá.
Pasamos toda la tarde viendo películas. Por suerte recordé enviarle un mensaje a mi hermano para decirle que tardaría en volver a casa, explicándole de paso las razones.
En todo ese tiempo, hyung no paraba de mirarme de reojo, como si quisiera decirme algo. Así pues, en cuánto terminó la última película proyectada, atiné a preguntar.
-YongGuk hyung, ¿ocurre algo? No paras de mirarme... Es un poco incómodo- Le miré, cohibido.
-¿Eh? No, no pasa nada- Me sonrió, poco convincente.
-No te creo- Le golpeé suavemente en el brazo. ¿Demasiada confianza en tan poco tiempo? Puede ser. -Dime, ¿qué se te pasa por la cabeza?-
-Hm... Te lo diré en otro momento. ¿Te apetece que pidamos una pizza?- Suspiré y asentí, dejándolo pasar.
-Pero la próxima vez no te escabullas- Soltó una risa, me despeinó ligeramente, y fue a coger el teléfono.
Es extraño, pero siento cómo si lo conociera de toda la vida. Me transmite un sentimiento muy cálido que no quiero dejar escapar.
El pedido llegó al cabo de media hora, y cenamos mientras veíamos otra de sus tantas películas de cine negro.
No fue nada nuevo en mí sentir cómo pasado un tiempo, me empezaba a quedar dormido sobre el respaldo del sofá, no. Lo raro fue identificar algo húmedo sobre mis labios justo antes de sumergirme en la oscuridad de mis sueños.