Solitaire por LeeJinhyunnie

Capítulo 4: Los niños no están bien.


YongGuk P.O.V

Me quedé mirando cómo se quedaba dormido; parecía tan en paz que me sentía incapaz de despertarlo. Sus pestañas chocaban contra sus pómulos, y tenía la boca ligeramente abierta.
Su boca, sus labios... Mierda, ¿en qué estoy pensando? Negué con la cabeza, pero no dejé de mirar.
Solté la fría bebida que me encontraba bebiendo mientras veíamos la película, y lentamente, acerqué mis húmedos dedos a sus labios, acariciándolos con suavidad. Lo vi fruncir el ceño y los alejé de inmediato. ¿Qué estaba haciendo?
Me levanté y recogí la mesa. Volví a mirarle, me daba tanta pena romper su único momento de serenidad durante el día.

Sé que Zelo es una persona con varios problemas, y no quiero ocasionarle más... Aunque estuviera ocultándole mi mayor secreto, del cuál el conocía una parte. Pero no sabía cómo sacar la conversación; ya lo había intentado antes y me acabé acobardando. Sí, me da miedo su reacción, aunque suene realmente extraño.
JunHong es una gran persona, y no me gustaría que me dejara de hablar por una estupidez; una que he ocasionado yo mismo, valga la redundancia. Él es especial, en el buen sentido de la palabra. Me alegra mucho haberle conocido en persona, así que no sé cuánto tiempo duraré ocultándolo.

Suspiré y cogí una manta de mi habitación para echársela por encima y que así no se resfriase.
Tras apagar la televisión y la luz del salón, me dirigí hacia mi cuarto, y le dejé dormir tranquilo.


A la mañana siguiente desperté por el sonido de un portazo. Me levanté con rapidez y fui hasta el salón, ahí me encontré con el sofá vacío, y una nota sobre la mesita frente a éste que decía:

"Hyung, siento mucho haberme quedado dormido en tu sofá, aunque muchas gracias por taparme.
He tenido que irme porque no avisé a mis padres, y deben estar histéricos.
Perdona de nuevo por las molestias.

Espero verte pronto, Zelo."

-Yo también espero verte pronto- Dije al aire, y solté la nota antes de tirarme sobre el sofá, suspirando cansado. -Estoy enfermo...-

-¿Qué tienes?- Me preguntó una voz preocupada, y me giré asustado.

-¿HimChan? ¿Qué haces aquí?- Me incorporé.

-Yo conseguí tu apartamento, obviamente tengo una copia de la llave, por si las moscas- Cerró la puerta y se acercó a mí.

-¿Y qué quieres?- Levanté una ceja.

-Sólo vine para ver cómo te va todo- Se sentó a mi lado.

-Estoy intentando adaptarme a esta ciudad... ¿Y tú? ¿Has conseguido alguna entrevista para mí?-

-Aún no- Suspiró con pesadez. -Pero me estoy acercando- Sonrió para animarme.

-¿Sabes? Cuándo dejes de ser mi representante, te echaré mucho de menos-

-Siempre quise que me dijeras algo cómo eso- Rió, y yo le miré con los ojos entrecerrados. -Era broma. Yo también te echaré de menos- Estiró su brazo para darme un abrazo afectuoso, y le respondí de mala gana.

Conozco a HimChan desde hace 10 años, y aún parece no entender que no soy un tipo excesivamente cariñoso.

-¿Y qué tal te va con ese chico? ¿Ya le contaste quién eres?- Me preguntó tras separarnos.

-Lo intenté, pero no sé cómo decírselo-

-Estás haciendo una montaña de un grano de arena- Negó con la cabeza.

-Lo sé- Afirmé.


-


Desde esa conversación había pasado más de 1 mes. Zelo y yo nos habíamos vuelto cercanos, y de vez en cuándo me llegaban correos electrónicos de su parte, contando lo bien que se lo había pasado... Conmigo mismo.
Me hacía feliz saber que le transmitía confianza, pero por otro lado, me sentía impotente por no ser capaz de contarle que soy la misma persona con la que supuestamente se escribe a distancia.

Cada vez solemos salir más, todo es cuestión de tiempo...

La tarde de hoy la pasamos jugando a un par de vídeojuegos que él trajo de su casa, y tengo que admitir que es bastante bueno.
Cuándo comenzó a oscurecer, se levantó y comenzó a meter todas sus cosas en la mochila que se había traído.

-Muchas gracias por jugar conmigo, hyung. Aunque no seas muy bueno, fue divertido- Reí ante su comentario, y le acompañé hasta la puerta.

-Tienes razón, pero exijo una revancha-

-Cuándo quieras- Sonrió con alegría, y yo me quedé mirándole con cara de idiota.


Mi cuerpo comenzó a moverse por voluntad propia hacia él. Sin saber qué hacer, le di un fuerte abrazo que no tardó en corresponder.
Era extraño. Se supone que no me gusta mantener contacto físico durante mucho tiempo, pero ese abrazo se sentía extremadamente bien. Cómo si tuviera que haberlo hecho hace mucho tiempo, cómo si fuera lo correcto en ese momento. Y fue perfecto mientras duró; aunque más perfecto fue el pequeño beso que se atrevió a darme en la mejilla, cerca de mis labios.

Se separó rápidamente, bastante sonrojado.

-Lo siento... Yo... Me tengo que ir- Y salió corriendo hacia su casa.

Yo me quedé ahí, en la puerta, tocando mi mejilla con la misma cara de idiota que tenía puesta antes. Cerré la puerta y sonreí. Ese atrevimiento me había encantado.


Tras ese momento tan dulce, di media vuelta para caminar de regreso hacia el salón. Paré en seco en cuanto vi un pequeño libro de color azul tirado en el suelo, frente al sofá. Lo recogí y comprobé que no tenía nada escrito en la portada. Arqueé una ceja y decidí abrirlo para ver que contenía.

Entonces leí una frase en la primera página que me hizo arrugar el entrecejo en señal de confusión.

En una letra un poco apresurada, ponía: "quizás debería encerrarme en mi habitación y no salir nunca más".

-¿Se le habrá caído a Zelo de la mochila?- Me pregunté en voz alta y me senté en el sillón, mirando el objeto en mis manos.

Tenía mucha curiosidad por seguir leyendo, pero sabía que eso no era lo correcto; se podría considerar perfectamente como un asalto hacia la intimidad de JunHong.
Mordí mi labio inferior, indeciso. ¿Qué pasa si tiene un problema grave del que puede ser salvado? Mi madre siempre solía decirme que debería dejar de hacerme el héroe, que algún día me metería en un gran lío, pero no podía evitarlo así como así.

Está claro que Zelo necesita ayuda, no voy a ignorar este hecho. Si me llego a equivocar, entonces le daré la razón a mi madre. Mientras tanto, me seguiré aventurando.

Volví a abrir el que supongo es el diario de JunHong, y comencé a leer la primera página.

"Llevo años sintiendo un vacío en mi interior inexplicable... O tal vez no tanto. Hace años que no he experimentado tal hecho cómo la felicidad; el sentimiento que me predomina es la tristeza. Sonrío para no preocupar a mi familia, pero sé que ellos lo han notado. Hace tiempo que no soy el mismo. Hace tiempo que me di cuenta de que tal cosa cómo la justicia no existe. Hace tiempo... Hace tiempo que no le veo sentido a mi existencia. Quizás debería encerrarme en mi habitación y no salir nunca más. De todas formas, no contribuyo para nada bueno en esta sociedad. Soy un bulto. Escoria humana. ¿Está mal sentirse así? ¿Es lógico que me diga esas cosas a mí mismo? Puede que sí. Tal vez... Todo este dolor termine pronto. Tal vez."


¿Querría atentar contra su propia vida? ¿Tan mal está?

Me removí incómodo en mi sitio. Por supuesto que necesitaba tenderle una mano amigable. Empezaba a pensar que el destino quiso que el diario de Zelo acabara olvidado en mi casa para que yo lo encontrara. Definitivamente, lo sacaré del pozo en el que está metido.


De repente, siento mi móvil vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Lo cojo y veo que me ha llegado un correo. Sabiendo de quién es, lo abro con ansia y empienzo a leer.


"Hyung, perdona que te escriba a estas horas, pero tengo que contarte algo... Hoy fui a casa de YongGuk hyung para jugar a vídeojuegos, y cuándo nos estábamos despidiendo, me dio un abrazo; me pilló por sorpresa, pero ese no es el problema. El caso es que me sentía tan cómodo, que me aventuré a darle un beso en la mejilla... Yo no soy así, ni siquiera sé cómo he podido cogerle confianza tan pronto.
Claramente salí huyendo de allí, me sentía tan avergonzado...

¿Es normal, hyung? ¿Es lógico que quiera repetirlo? Hyung, ¿y si... Me llegase a gustar? ¿Estaría eso mal?

Espero que puedas ayudarme. Zelo."


Ante eso abrí los ojos a más no poder... ¿Gustarle? ¿Yo? Maldita sea, ¿en qué me estaba metiendo?

Empiezo a pensar que soy yo el que está atrapado en un pozo oscuro y sin fondo.