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Flowers of despair por Laia16

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo ^_^

Ojala les guste la continuación...

Etto...si tienen sugerencias para el nombre del bebé pueden escribirla en la caja de comentarios xD

El título del capítulo significa: corazón abandonado.

Salió del hospital ocho días después de la cesárea, se sentía cansado, su hermano lo había visitado solo los tres primeros días, pues el resto tuvo que trabajar, durante sus visitas insistió en que se fuera con él y con su esposa, pero Misaki sabía que eso era imposible, ya había un niño pequeño en esa casa y seguramente su cuñada pronto estaría de nuevo embarazada, esa pequeña casa no era para tres bebés y tres adultos, imposible.

El castaño había mentido a su hermano para que este se quedase tranquilo y satisfecho, le comentó que iría a vivir con un buen amigo, que todo iba a estar bien, además tenía dinero. Todo lo que dijo en realidad era falso, en aquellos momentos estaba desesperado y asustado, no tenía donde ir, tampoco contaba con mucho dinero, solo le quedaban lo que Marukawa le había dado al finalizar el contrato, nada más.

Por otro lado aún no había inscrito al niño en el registro civil, pero es que realmente estaba muy apenado, no podría inscribirlo con el apellido o nombre de su padre, además, tampoco sabía que nombre ponerle.

- Eres...un nido de problemas – le dijo el castaño a su hijo de malagana.

Caminó por las calles de Tokio cargando a su bebé, ni siquiera tenía el dinero suficiente para comprar un pequeño cochecito, por suerte apenas pesaba aunque aún le dolía la cicatriz por lo tanto le hubiera ido muy bien poder comprar al menos un pequeño cochecito y no cargar demasiado su espalda.

- ¿Misaki?

Una reconocida y familiar voz lo llamó por la espalda, el castaño se giró y se sorprendió, era su mangaka favorito, pero incluso eso ya no le importaba, había dejado de leer mangas cuando comenzó a tener problemas en su antigua relación amorosa.

- ¿Ijuuin-sensei? - respondió el joven ante el llamado.

- ¡Que sorpresa! Hace meses que no te veo... - comentó con una sonrisa el mangaka.

Todo quedó en silencio entre los dos, pues el dibujante de mangas se hallaba sorprendido o quizás esa palabra quedaba demasiado corta para describir la reacción de Ijuuin. No entendía que hacía Misaki con un bebé entre sus brazos y solo pudo atinar a pensar que se debía a un nuevo sobrino.

- ¿Es...tu sobrino? - preguntó confundido Kyo.

Misaki prefirió volver a mentir, total, ya se había vuelto una costumbre.

- Es...mi sobrino, mi hermano anda ocupado y yo lo estoy cuidando – mintió descaradamente.

Kyo estuvo a punto de creerlo de no ser por esos ojos amatistas, ningún familiar de Misaki tenía ese raro color de ojos, esos ojos solo los había visto en su antiguo enemigo en el amor, Usami Akihiko. De todas formas no quería apenar demasiado al castaño ni tampoco ponerlo en un aprieto, seguramente tendría sus razones y no podía presionarlo.

- Es muy hermoso... - susurró Ijuuin estirando su mano y acariciando esa mofletuda mejilla.

Misaki por unos muy breves segundos se sintió orgulloso de su retoño, pero después desechó ese sentimiento. Ijuuin miró su reloj y se alarmó, tenía una reunión a primera hora de la mañana.

- Lo siento, debo irme, por cierto...podríamos quedar para tomar un café, necesito hablar contigo – le propuso el mangaka con una amable sonrisa.

Suspiró con resignación, debía buscar algún albergue temporal para poder pasar la noche. Siguió caminando mirando de vez en cuando a su hijo, en verdad le repugnaba, ahora no solo debía protegerse a si mismo, también tenía que proteger a un bebé. Se adentró por calles secundarias, pensó que quizás en esos lugares los precios de albergues o pensiones serían más económicos.

Poco a poco comenzó asustarse, la gente lucia sospechosa y todos lo miraban con ojos inquisidores. Apretó el pequeño bebé contra su pecho, su corazón palpitaba fuerte y rápido. Detuvo su caminata al ver una pensión con un cartel con las tarifas las cuales eran bastante baratas.

Decidió entrar a investigar, total, era mejor eso a seguir caminando, aunque aún era de día prefería cobijarse bajo un techo, además, también quería descansar sus cansados pies. Entró en el local, en recepción solo había un hombre de unos cincuenta o cincuenta y tantos años dando una cabezadita.

- Disculpe, necesitaría pasar la noche aquí... - preguntó Misaki despertando al recepcionista.

- Son 1.000 yenes la noche aunque si no usas la lavadora son 800 yenes – informó sin levantar la cabeza la cual seguía apoyada en el dorso de su mano.

- No usaré la lavadora... - aceptó el castaño, pues sabía que debía ahorrar el escaso dinero que tenía.

Ese hombre le dio unas viejas llaves de metal con un plástico colgando de ellas, era el número de su habitación.

- Primer piso, habitación seis – le informó el adulto.

Misaki sacó un billete de mil yenes, cuando recibió el cambio tomó la llave y se dirigió a su habitación. Subió las escaleras ya que esa pensión carecía de ascensor, al llegar introdujo la vieja llave y lo primero que lo recibió fue un desagradable olor a humedad, las paredes eran oscuras y tristes, solo había una pequeña ventana que daba directamente a ese estrecho callejón.

- Bien, este...es nuestro nuevo “hogar”... - le susurró a su hijo.

El pequeño estaba profundamente dormido, el chico lo recostó en la única cama que había. Esa tranquilidad realmente lo molestaba pues lo hacía sumirse en esa profunda depresión, pensamientos negativos asaltaban su mente, no tenía ropa para su hijo excepto otro pijama de recambio, tampoco tenía pañales, debía tomar una decisión. Una opción cruzo su cabeza, la idea de devolverle “ese regalo” a su padre, al fin y al cabo el no tenía ninguna obligación ni tampoco los medios para poder sacar adelante a ese niño.

Se acercó a su hijo y lo contempló un largo rato, era casi la perfecta belleza, una mezcla de ambos progenitores, los ojos de su...ex-pareja y ese rebelde y diminuto mechón de cabello castaño heredado de si mismo, esa piel pálida como su primer amor, esos pequeños labios propios de un Takahashi, en verdad ese niño era realmente hermoso. Tomó entre sus manos aquella pequeña manita, era sumamente suave como el algodón o el terciopelo.

- Eres...un mal regalo bien envuelto – le susurró soltando de repente la mano de su hijo.

No sabía que hacer, mañana tendría que volver a pagar 800 yenes y necesitaba lavar al menos su ropa pero significaba pagar doscientos yenes de más, algo que no estaba en posición de permitirse. Se recostó al lado de su hijo, desde hacía días tenía la absurda manía de acariciarse esa pequeña cicatriz.

De repente se dio cuenta que ya había tomado una decisión, no podía permitir seguir así, no le importaba mendigar pero no lo haría cargando un bebé, su otro padre debía también tomar su parte de responsabilidad.

Esa noche fue de pesadilla, casi su peor noche, su hijo no había dejado de llorar y eso se debía a su pañal sucio el cual tuvo que ser limpiado a mano por su padre, después tuvo que volverle a poner el mismo pañal. Misaki cargó a su hijo y salió de esa sucia habitación. Camino por las calles de Tokio, tenía los nervios a flor de piel.

Al llegar a las concurridas calles detuvo un taxi, quizás fuese ese su último “antojo” pero esperaba que todo saliese según lo había imaginado la noche anterior. Le dio la dirección de la finca de los Usami. No deseaba reencontrarse con su ex-pareja pero sabía que debía hacerlo por el bienestar de su hijo. Durante el trayecto se quedó dormido, estaba demasiado cansado mentalmente. Treinta minutos después habían llegado, el taxista le dijo el precio total al castaño y este le pagó. Bajó del taxi cargando a su hijo, sus piernas comenzaron a temblar, tenía miedo.

Tocó el timbre que estaba al lado de la verja, la voz de “Sebastián” preguntó de quien se trataba, Misaki estaba completamente mudo, pero su hijo comenzó a sollozar, intentó cubrirle la boca pero de nada sirvió. El mayordomo de la casa salió hasta la verja pero allí ya no había nadie, era raro, juraría que hacía menos de cinco minutos había escuchado el sollozo de un bebé.

Misaki había huido, no estaba preparado para enfrentar a su ex-pareja, por eso decidió irse, aunque ahora se arrepentía de haber malgastado ese dinero con el taxi. Miro a su hijo, realmente necesitaba dinero, pero su orgullo le impedía mendigar a su antigua pareja.
Necesitaba encontrar un trabajo pronto y ser totalmente independiente.

Notas finales:

¡Por favor, dejen un comentario para indicarme vuestra opinión! :)

Gracias...


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