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Tu verdad por Lilul

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Notas del fanfic:

 

 

Notas del capitulo:

 

 

Los personajes de KHR no son mios, jejeje

Esta es la historia de un amor normal, como podría ser el tuyo, el del vecino o el de algún familiar… Pero esta Historia es la mía.

Todo comenzó hace casi un año…

Como siempre salía de la universidad, era mi primer año de carrera ¿emocionado? Ufff me sentía un hombre de existo de solo asistir a clases, aunque siempre me llamaran un dame por creer que no podría con una carrera  eso no importaba yo iba a demostrar de lo que estaba hecho.

Cuando llegue hasta la salida… lo vi.

Un chico peliazul con un extraño peinado en forma de piña, alto, de piel blanca y de mirada enigmática ¿Cómo pude pensar tanto en tampoco tiempo? No lo sé, yo sigo buscando la respuesta de eso, a su lado iban dos chicos, uno de ellos  de cabello obscuro y ojos color metálico y el  otro de cabello rojizo al igual que sus ojos.

Aunque los otros dos chicos fueran de personalidad atrayente, mi atención estaba centrada en el de cabello azul.

Ellos pasaron junto a mi sin notar mi presencia, lo cual estaba agradecido porque si me hubieran visto seguro se burlar de mi  o quién sabe.

Al día siguiente llegue a clases normal, como siempre con ganas de aprender un poco mas, había solo una persona a la cual le hablaba en la universidad y ese era mi gran amigo Giotto; últimamente le notaba extraño, siempre lo veía sonrojado y distraído. Al término de las clases me levante de mi asiento y me acerque a mi amigo.

-         Nii san ¿acaso no piensas salir al descanso? –pregunte, al tiempo que movía su hombro.

-         ¿e-eh? ¡Ooh! Claro que si Tsuna, vamos a comer algo que muero de hambre –él se levanto de su asiento y paso su brazo por mi hombro, así ambos salimos del salón rumbo a la cafetería.

 Cuando llegamos nos dirigimos a la mesa de siempre y ahí lo volví a ver. Me quede como idiota observando su forma de reír, sus expresiones, simplemente todo.

-         ¡ey! ¡tierra llamando a Tsuna, hazme caso! –la mano de Giotto se movía incesante frente a mis ojos, fue en ese momento que me di cuenta que estaba actuando mas idiota de lo normal, me sonroje.

-         Gomen niisan, no sé en que estaba pensando –respondí apenado.

-         Aja… y yo soy astronauta –el formo una sonrisa picara en su rostro- haber dime ¿Por qué miras tanto a Rokudo Mukuro? – con que se llama Mukuro, ¡Qué diablos, mi niisan se dio cuenta, qué pena! 

-         Yo… yo.. pues no ammm yo no ammm ¿Quién?

-         No te hagas el tonto, acabo de ver como tiras la baba por el chico cabeza de piña que está haya enfrente jajaja lo miras como si fuera un adonis –a cada palabra que daba mi niisan me iba encogiendo mas y mas en mi asiento, sin contar que sentía mis mejillas arder por la vergüenza de ser descubierto como un mirón.

-         Yo no lo sé… mejor terminemos de comer –sin pensarlo dos veces metí a mi boca todo el panecillo que tenía en mi charola, así por lo menos me ahorraba el tener que hablar.

Así fueron pasando los días, me entere de muchas cosas en el trascurso de un par de semanas y las mas trascendentes era que él se llamaba Mukuro Rokudo, cursaba el último año de la carrera  de medicina y tenia novio… bueno al menos eso fue lo que note un día que iba saliendo algo tarde, lo vi muy de cerca del chico pelinegro  incluso parecía que se besaban. Después de ese acontecimiento preferí no hacerme a la idea, digo el… un chico de ultimo año que se iba a estar fijando en alguien como yo.

Un día como cualquier otro, me encontraba en mi practica de arquería… cabe mencionar que nunca he tenido un lindo carácter, de hecho a veces aparte de llamarme dame  suelen decirme altanero, grosero, pedante uff en fin, mil y un apodos. La verdad prefiero que me conozcas así pues evito que los patanes quieran pasarse de listos.

Estaba sentado en el pasto, haciéndole un par de ajustes al arco cuando escuche un ruido extraño proveniente de un arbusto,  decidí no tomarle importa pero de nuevo volví a escucharlo y justo cuando iba a reaccionar.

-         Kufufufu –levante la vista hacia un árbol cercano y lo vi… sentado en una rama mientras sonreía como bobo- ¿Qué haces niño?

-         Ajustando mi arco –en ese momento volví a escuchar un ruido de los arbustos, era obvio que no se trataba de un animalito por lo que a una velocidad casi increíble lance una flecha al arbusto del que provenía aquel ruido- no te escondas… -dije al aire-

-         Pero yo no me estoy escondiendo –dijo Mukuro, solo que ahora estaba en otra rama ¿Cómo diablos había llegado ahí tan rápido? –antes de lanzar flechas debería ver primero a quien se las lanzas.

-         Uhm… no dije que tú te escondieras y esa flecha el lance para quien sea que se estuviera escondiendo salga de una vez por todas –chasque la lengua, al tiempo que tensaba una flecha con dirección a la cabeza aquel chico- jamás fallo a mi objetivo. –dije muy seguro de mi mismo, no sé porque en momentos como este no puedo contener mi mal carácter… sinceramente no quiero portarme así con él, pero esto va mas allá, este impulso me es imposible controlar.

-         Kufufufu no dudo que falles en tu objetivo pero hoy no tengo ganas de pelear, además tengo algo importante que hacer –cuando termino de hablar, salto de la rama con elegancia, parecía gato cuando aterrizo en el pasto.

-         Entonces qué haces aquí si tienes algo importante que hacer, puedes largarte por donde viniste. –maldición, ahí iba de nuevo a hablar con desprecio  ¡Porque diablos no puedo contenerme!

-         Kufufu sigo esperando a que me contestes que haces –al parecer ignoro  olímpicamente  lo que le dije, porque ahora me regalaba una sonrisa descarada, una vena me salto en la frente y el deseo por golpearlo incremento sorprendentemente.

-         Bien… -sonreí de medio lado- te demostrare  lo que hacía – caminando hasta el, blandí el arco dispuesto a golpear con este al peliazul.

-         Encantado que me enseñes –el también sonrió de la misma forma que yo lo hacía.

Sin pensarlo mucho me lancé atacarlo, intentaba golpearlo con el arco, pero el esquivaba todos mis ataques como si fuera lo más fácil del mundo, eso comenzaba a exasperarme pero de un momento a otro él me dio un golpe en el estomago provocando que me quedara sin aliento, en verdad era bueno… más que bueno. 

-         ¿Qué pasa niño? Dónde está tu altanería de hace un momento –eso me supo a burla por lo que de la misma manera que había hecho al arbusto saque una flecha, la tense en el arco y la dispare… esta no logro atravesar su cabeza pero al menos le rasguño la mejilla.

Yo respiraba de manera agitada, me encontraba hincado en el pasto y utilizando el arco para sostenerme… creo que se molesto por el pequeño rasguño porque se encamino hasta donde estaba se coloco de  cuclillas para quedar a mi altura, me sujeto fuerte por el mentón y hablo de nuevo.

-         Eres demasiado agresivo para tu propio bien… -no entendí muy bien a qué se refería, me soltó y se fue como si nada hubiera pasado. Yo me deje caer sobre el pasto con los brazos extendidos a los lados. Eso había sido muy extraño…

El tiempo volvió a pasar y comencé hablar más y más con Mukuro, era extraño pues nuestras pláticas siempre eran de trivialidades, nada en específico, solo tonterías.

Fue un día en que salimos de la universidad, iba junto  a Giotto pero en una avenida el se desvió diciéndome que tenia asuntos importantes. Camine solo un par de cuadras hasta que al doblar en la esquina me tope con Mukuro.

-         Tsuna… ¿Qué haces por aquí? –me pregunto, se le veía distraído.

-         ¿voy a mi departamento? –levante una ceja, al tiempo que respondía con ironía pues a leguas se notaba que Mukuro apenas y podía sostenerse en pie -¿Qué te pasa, estas ebrio o qué?  - el me sonrió y negó un par de veces con la cabeza-

-         Estoy cansado… llevo varios días desvelándome y ahora mi cuerpo me está pasando la factura… -suspiro- me urge un descanso –por un par de minutos lo mire con los ojos entrecerrados hasta que por fin me anime, lo tome de la mano y comencé a caminar con él en dirección contraria a mi casa. - ¿Qué haces, a donde vas?  -me pregunto.

-         Pues que crees idiota, voy a llevarte a tu casa… no quiero que te vayas a dormir en el camino, pase algún camino y te arrolle destripándote, dejando tus viseras por todo el concreto –sonreí con inocencia – dime qué culpa tiene la gente de ver ese tipo de porquerías. – tan solo me lanzo una mirada de coraje,  uff se le notaba que estaba cansado de no ser así seguramente me hubiera dado un zape por ese comentario-

-         Mmm .- valla que el lamento daba risa, misma que no puede contener. El me lanzo otra mirada de coraje mientras seguíamos caminando.

Por fin después de tanto caminar llegamos hasta su departamento, con torpeza saco las llaves para abrir la puerta entro el primero, a mí solo me daba un tic en el parpado pues Mukuro había dejado las llaves pegadas a la puerta. Entre para dárselas y cuando lo vi ya estaba en el suelo tirado como vaca. Me acerque con lentitud lo moví un par de veces y nada, hice ruido y tampoco. Sin más remedio y con mucha dificultad logre arrastrarlo hasta su cama, lo recosté, le quite los zapatos y lo tape pero justo cuando me iba a marchar el sujeto con fuerza mi muñeca jalándome a hacia él.

Sentí como la sangre subía por mis mejillas, ¡dios! Eso era vergonzoso… Estaba encima de él, mi corazón latía desbocado tanto que podía sentir el latir tras mis orejas

-         M-Mukuro… -trate de levantarme pero él me lo impedía.

-         Te amo… -le escuche decir, fue un susurro pero yo sentí como si lo hubiera gritado con un megáfono en mi oído. Como pude me solté, arroje las llaves a su cama y Salí corriendo del lugar.

Esa noche no pude dormir… ¿el me había dicho “te amo”? ¡Dios, eso no puede ser cierto… porque cuando ya me había resignado a ser su amigo sale con estas tonterías!

Al día siguiente llegue con tremendas ojeras a clase, Giotto me pregunto qué me ocurría pero no le quise decir, no quería darle materia para que se burlara así que preferí callar. Al salir de clases me lo encontré fuera de la escuela ¿Por qué dios era tan cruel para ponerme justo en ese momento a la persona que no me dejaba dormir y me traía la cabeza hecha un lio?

-         Tsunayoshi…tenemos que hablar –esas palabras y mi nombre junto no podían traer nada bueno, lo sé… mi intuición me lo dice y aun así respondí-

-         C-Claro… -el me dirigió hasta la parte de atrás de la universidad, cuando llegamos a una pequeña banquita  me senté, aguardando por lo que él diría.

-         Tsuna… ayer estaba muy cansado y me parece que hable de mas - guardo silencio por un momento, yo quería que la tierra me tragara y que el increíble vacio que de repente sentí en mi pecho desapareciera, pero el muy infeliz se alojo ahí sin intención de removerse.- ayer yo dije una palabra qu..

-         No sé de que hablas –lo interrumpí, me levante como pude, pues sentía que las piernas me temblaban. Lo único que me quedaba en ese momento era ponerme una armadura que me cubriera de cualquier cosa que pudiera decirme porque ¡SI, yo estaba perdidamente enamorado de ese hombre y obviamente no se lo iba a decir! – ayer no paso nada, comprendo que estabas cansado y uff cuando uno esta así es lógico que hable incoherencias –agache la mirada, el parece no notar que no quiero hablar porque sigue insistiendo.

-         Tsuna… yo no quiero que malinterpretes lo que dije, ayer me encontraba tan cansado que…

-         ¡ya lo sé! Uff jejejeje descuida yo no pensé nada así que mejor dejemos esto así –levante el rostro sonriendo como si en verdad no estuviera pasando nada- bueno me tengo que ir, mañana debo presentar un examen y uff no he estudiado –el no lo noto y me alegra

 

Después de eso los días siguieron trascurriendo con normalidad, él y yo seguíamos hablando, mensajeando TODO el día, no podía parar y tampoco podía estar más de una hora sin saber de  él.  Me gustaba demasiado la relación que teníamos pero había un problema… yo me iba enamorando cada vez mas.

Una tarde caminábamos por el parque que estaba cerca de la universidad, el me iba contando de sus cosas, como le iba en el trabajo y la universidad y uff en verdad tenía una vida ocupada, me impresionaba que pudiera dedicarme tanto tiempo.

-         Eres peligroso… -me dijo, yo levante  un poco la cabeza y lo mire sin entender, me guio hasta una banquita muy cerca donde nos sentamos.- en verdad eres peligroso…

-         ¡qué tonterías estás diciendo! ¿peligroso de donde? Si yo soy un pan de … -el me tapo la boca, me miraba fijamente y ante esa mirada simplemente yo no podía coordinar mis acciones.

-         Eres peligroso porque me estás haciendo sentir de nuevo… -su mirada se ensombreció, lo note. Ya sabía que venía de una relación que no tuvo un bonito final, quería decirle que lo sentía, que yo también había pasado por lo mismo pero las palabras que salieron de mi boca fueron otras.

-         Déjame ser peligroso para ti… yo quiero… –di un suspiro largo- lo que quiero decir es que tú me gustas y quiero estar contigo.

-         No puedo Tsuna, no quiero volver a entregarme y que me lastimen. –lo tome de la cara y quitándome el miedo lo bese.-

-         No te voy a lastimar – dije muy seguro, el volvió a besarme entonces sonreí.

-         Espero no arrepentirme de esto…

-         No lo harás…-lo abrase, me aferre a su cuello con fuerza, sin la intención de dejarlo ir nunca-

Así los días fueron pasando, ahora nuestras pláticas eran más uhmm ¡como si eso fuera posible! Incluso el insomnio parecía no ser una dificultad pero… Como todo no puede ser miel sobre hojuelas se interpuso mi carácter, me volví frio e indiferente a sus ojos, en algún momento comencé a cambiar y no fue porque lo dejara de amar si no que… alguien me hacia volverme como un tempano de hielo.

Esa mujer que no paraba de acosarlo… como la odiaba, me hacia enojar que siempre llegara de metida a cuando YO platicaba con él o el simple hecho de verlos juntos hacia que mi sangre hirviera del coraje ¡Que no se daba cuenta que esa mujer estaba enamorada de él! ¡Acaso yo era el único que lo notaba!

Los celos son el peor enemigo de una relación… eso me fue consumiendo, haciéndome sentir poca cosa y aunque el siempre me daba mi lugar delante de ella yo no podía evitar sentirme… aterrado. Tenía pánico de perderlo, sentía que esa mujer podría arrebatármelo.

Comencé a alejarme lentamente sin poder evitarlo, cada día aquella sensación de inseguridad se apoderaba más de mí. Hasta que llego el momento que empezamos a discutir por todo y por nada. Sin duda la mayoría de estas peleas las iniciaba yo y lo peor de todo es que esas pelas no tenían ni sentido de ser… ¡Pero no podía evitarlo! ¡Me sentía impotente por no poder controlar aquello!

En medio de todo ese caos apareció Reborn, un chico que entro a mi mismo carrara al parecer llegaba del extranjero. Cabe mencionar que era muy acosador conmigo y eso le molestaba a Mukuro.

-         Ese tipo no me agrada –comía un trozo de carne de forma salvaje-

-         No entiendo porque te cae tan mal si es un buen chico. –el me tomo del mentón para que lo mirara- así como a ti no te agrada Chrome yo no soporto a ese insolente de Reborn –hizo un puchero que me pareció de lo mas adorable- No sabe que no debe tocar lo que no es suyo –en ese momento me beso, un beso tan intenso, tan húmedo y con sabor a Mukuro de los que tanto me gustaban – tu eres mío – yo enrede mis brazos alrededor del cuello de mi amado, le sonreí.

-         Es obvio que soy tuyo de ti.

-         Tsuna…te amo.

-         Y yo a ti mi cabeza de piña –un tic se le noto debajo del parpado y seguido a eso un zape directo a mi cabeza- sabes que no me gusta que me llames así…

-         No me interesa igual te lo seguiré diciendo –sonreí – acostúmbrate

En eso se escucho la odiosa y desesperante voz que tanto detestaba…

-         ¡sempai! ¡sempai! –rodé los ojos con fastidio al tiempo que chasqueaba la boca- ¡sempai! –aquella mujer se arrojo a los brazos de Mukuro tal cual actriz de reparto de telenovela- ¡lo he estado buscando Mukuro sempai! –vi como mi amado la trataba de alejar pero esta cual chicle se le pegaba, me levante molesto, les lancé una mirada de odio y hable-

-         Diviértete con tu amiguita, me voy tengo clases – ahí venia de nuevo, aquella manera tan gélida que tenia para hablar, esa mirada indiferente y carente de emociones fue lo que use como armadura para ocultar mi coraje.

-         ¡Tsuna, Tsuna espera amor! –el me llamo varias veces pero ni siquiera me digne a voltear, quería lejos a esa mujer de Mukuro y  lo peor de todo es que no podía pedírselo a él porque en primer lugar seria egoísta hacerlo  y en segundo jamás le pediría algo así.

 

Llegue al gimnasio: a las duchas  y con un aura aterradora rodeándome comencé a desvestirme. Arrojaba la ropa con fuerza dentro de mi casillero hasta que sentí como alguien detenía mi mano cuando estaba a punto de arrojar el chaleco de la escuela.

-         Si sigues así le harás un agujero al casillero

-         Eso no es de tu incumbencia –me zafe bruscamente del agarre-  déjame en paz Reborn

-         ¿estás en tus días dame? –el soltó una carcajada y yo termine en vestirme con el uniforme deportivo.

-         Eres un idiota… -recargue la frente en la puerta del casillero una vez que cerré este – mmmmm –en ese momento sentí un peso extra en mi espalda, ladee la cabeza y mire a mi compañero pelinegro de patillas muy, muy junto a mi- quítate –le ordene-

-         No quiero

-         Unmm… no me hagas usar la viol..-pero no pude terminar cuando al regresar la mirada al casillero vi a Mukuro parado al final del pasillo, con los brazos cruzados y una mirada que trasmitía el más profundo odio - ¡Mukuro! –grite al  tiempo que empujaba a Reborn con la espada y salía corriendo tras de mi amado pues este salió de las duchas cuando grite su nombre.

 

Caminaba tras él, chocando con un par de personas en el proceso fue hasta que llegamos al ala izquierda de la universidad un lugar completamente desolado. Detuvo su caminar pero aun me daba la espalda.

-         Esto cansa… -le escuche decir – cansa que siempre sea yo el que te busca cada que haces tus rabietas –sentí un gran hueco en mi interior y el nudo formándose en mi garganta, era cierto, cada estúpida pelea que comenzaba, siempre era él quien me pedía que arregláramos las cosas, siempre era él quien me buscaba y trataba de borrar mi coraje.

-         Mukuro… yo lo siento… -no sabía que decirle, así que solo agache la mirada.

-         Lo vez ni siquiera ahora puedes hacer nada, no puedes ser tu el que me busques a mi –vi como giraba sus pies, sabía que me estaba mirando y aun así no quise levantar la mirada… me mantenía callado sin hacer absolutamente nada –si sigues comportándote tan frio me voy a ir de tu lado. –esas últimas palabras fueron peor que un puñal enterrándose en mi corazón  - dime que es lo que sientes ¡habla! –se acerco a mí, en verdad quería gritarlo, decirle lo inseguro que me sentía pero ¡maldición! Ninguna palabra salía de mi boca y lo peor de todo es que siempre que intentaba hablar decía incoherencias, cosas que no sentía y terminaba estropeándolo todo ¡Porque no se daba cuenta que me daba miedo hablar!

-         No se… yo me siento bien –fue mi endeble respuesta, el me abrazo con fuerza y yo me sentí tan idiota por no poder hacer algo tan simple-

-         Recuerda que las cosas no siempre van a estar así, algún día me cansare de que no me digas que pasa contigo –temblé por el pánico, no quería que se alejara de mi ¡No!-porque te amo… por eso salvo esto. –me mordí el labio con fuerza, yo quería, en verdad quería decirle tantas cosas pero al final me quede callado.

Los días pasaron de nuevo y trate de volver a ser como en un principio, detallista, amoroso en fin como solía ser. Las cosas iban de maravilla y pronto se acercaba el cumpleaños de Mukuro, tenía tantas cosas planeadas, quería que ese día fuera inolvidable para él.

 

Al fin llego el tan esperado día.

Me encontraba en esa tienda, con la cara completamente ardiendo por la vergüenza, la pendiente me miraba con una sonrisa picara.

 

-         Entonces que va llevar joven –la maldita sonreía de oreja a oreja, parecía que disfrutaba de mi nerviosismo- mire si quiere una noche desenfrenada de placer le recomiendo este aceite, es el mejor –Si, yo estaba en un sex shop buscando el regalo para mi amado y como es que yo sabía que ese regalo lo encontraría en esa tienda… fácil días antes había hablando con Mukuro y me había dicho que él quería uno de esos paquetes que venden en esas tiendas.

-         Deme… deme ese –apunte a un estante cualquiera, daba igual cual me diera lo único que quería era salir de ese lugar.

-         Usted ha hecho una buena elección, ese paquete contiene todo tipo de juegos, afrodisiacos, aceites y algo mas –me guiño un ojo, un escalofrió me recorrió la espalda. La pendiente rápidamente guardo el paquete en una bolsa y me lo entrego una vez que page.

 

Al salir de la tienda varias personas me miraba o quizás fuera mi imaginación ¡qué se yo! La verdad es que sentía delirios de persecución. Ese día me sentía incomunicacado pues para mi mala suerte mi celular unos días antes se había descompuesto… lo lleve a reparar porque era de vital importancia ya que con él me comunicaba todo el tiempo con Mukuro entonces era de vital importancia que lo reparara.

Al llegar a mi departamento arroje el paquete a la cama, ya era bastante tarde pero aun me faltaba preparar algo de comida pero al sacar la cartera de mi bolsillo me di cuenta que ya no estaba ¡joder seguro la perdí cuando page el paquete! ¡Yo y mi insoportable mala suerte! Busque en un estante donde guardaba dinero para emergencia y me di cuenta que no había mucho, cierto todo lo había ocupado para hacer una exposición de la universidad. El teléfono comenzó a sonar yo corrí a responder, era el sujeto con quien lleve a reparar mi celular el cual me dijo que ya estaba listo y podía pasar por mi hermoso celular al momento que quisiera. Eso me puso feliz al fin podría comunicarme con mi amado y hablando de él… mi chan sonó en ese momento.

Mukuro Rokudo  3:40

No llegues tarde amor, sabes que no me gusta andar esperando…

Tsuna Sawada 3:41 
 si, te voy a dejar esperando hasta que te salgan raíces  jeje xP como crees. Te prometo llegar puntual para que vayamos un rato con Nana

Mukuro Rokudo 3:43 
¿tenemos que ir? Yo quiero estar solo contigo

Tsuna Sawada  3:45 
si, tenemos que ir aunque sea solo un ratito ;) 
Mukuro Rokudo 3:47
ya que pero regresamos temprano a mi departamento

Tsuna Sawada 3:50

Si corazón de melón, te prometo que regresamos pronto, solo hacemos acto de presencia y ya  <3  bueno me voy porque si no, no me apuro

Mukuro Rokudo 3:53

No tardes amor

 

Cuando termine de platicar con mi amado, limpie un poco el departamento, me duche y arregle. Primero tendría que ir por el jodido móvil para responderle, el trayecto era largo  y el tráfico no ayudaba en nada a la situación, cuando llegue por el móvil  ya era bastante tarde…

Como alma que lleva el diablo trate de ir lo más rápido que podía a la casa de mi amado gruñón y obsesivo por la puntualidad pero ya era tarde, cuando estaba en el bus sonó el celular ¡ups!, hablando de gruñones!

-         Diga…. –respondí-

-         Nada de diga ¿Dónde estás? Ya es muy tarde

-         Pues es que hay mucho tráfico y

-         Tsuna, sabes que no me gusta esperar, espero que ya no tardes.

Después de eso colgó, definitivamente estaba molesto y no lo culpo voy por una hora tarde y el es extremadamente paranoico  con la puntualidad, al fin después de 20 minutos más llegue y él me esperaba afuera.

-         Es tarde –me reclamó.

-         Lo sé, pero tenía que ir por el móvil si no como me iba a comunicar contigo

-         Como sea, ya estás aquí –me tomo de la mano y subimos las escaleras rumbo a su departamento al entrar todo se veía muy limpio justo como era él, pero  en la puerta mi celular volvió a sonar, era el molesto de mi padre… conteste de malas y de reojo pude notar que él se enojaba, lo más rápido que pude corte la llamada - ¿ya terminaste? –me dijo, en verdad creo que está molesto uff tendré que hacer mucho meritos para encontentarlo, me dije a mí mismo.

-         Si, perdón –respondí y puse el móvil en vibrador así no tendría más distracciones.

-         Quiero mostrarte algo –me dijo, al tiempo que cerraba la puerta tras de mí, tomaba mi mano y me guiaba a su habitación.

Y ahí justo sobre su cama uno enorme peluche en forma de perro, era hermoso, gire mi cuerpo para abrazarlo, el me sujetaba de la cintura con firmeza y sin esperar a que pasara más tiempo lo bese, el me correspondió con intensidad. Nuestras lenguas se enredaban en una danza que solo nosotros lográbamos seguir a la perfección.- gracias… -le dije, pero no era un gracias solo por el peluche, si no era un gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo.

-         Ni creas que te voy a dejar salir esta noche –sentencio.

-         Pero… tenemos que ir con Nana – trate de replicar, pero él me callo  poniendo un dedo sobre mis labios

-         Ese es tu castigo por llegar tarde –comenzó a besarme el cuello y ahí supe que cualquier protesta estaba perdida, me aferre con más fuerza a su cuello pues las piernas me temblaban como gelatina y estoy seguro que lo noto porque me llevo hasta la cama, me recostó lentamente y sin dejar de besarme.

Subí mis piernas para aferrarlas a sus caderas, el comenzó a desvestirme mientras seguía besando mi cuello y ¿yo? Yo no paraba de gemir, porque era él quien me marcaba como suyo… porque era solo él quien yo dejaría que me tocara. Su mirada fija en mi cuerpo me daba vergüenza pero llevaba días que había tomado la decisión.

-         Este seguro… -me pregunto con voz ronca.

-         S-si… -asentí un par de veces, el sonrió y termino de quitarse la ropa… para mí el era perfecto en todo el sentido de la palabra, sus brazos, su cara, su cuerpo, su cintura todo… todo lo que era Mukuro Rokudo lo amaba.

 

Volvió a cazar mis labios en un profundo beso, de esos que me desarmaban el cerebro, de a poco fue descendiendo hasta mi cuello ahí me di cuenta que mis gemidos ya salían sin parar. Fue bajando aun mas hasta que su labios llegaron a mis pezones, succiono uno y después el otro. Todo iba perfecto.

-         Hazlo… -le pedí, al ver que su hombría estaba justo en mi entrada, era mi primera vez asi que de cierta manera no me imaginaba con precisión el peso que tendría mis palabras

-         Estas seguro que es tu primera vez – Nunca, nunca en mi vida olvidare su cara de duda y aquellas palabras… algo dentro de  mí se rompió, lo oculte claro… no quería que se diera cuenta de mi decepción.

-         Claro que estoy seguro… -intente sonreír, eso en verdad me había dolido… pues yo tenía una especie de promesa con un ser muy especial y esa consistía en que yo me entregaría a alguien que me amara y que yo amara, alguien que me respetara y comprendiera el significado que ese sencillo acto significaba en mi vida.

-         Da igual, yo te amo a ti… -siguió besándome, yo trataba por todos los medios de no soltarme a llorar. ¡¿Da igual?! Como podía dar igual algo así… para mí esto era importante y aunque él me amara no comprendía el significado y el valor que yo le daba el hacer el amor con él.

-         Yo también te amo… -respondí, tragándome las ganas de llorar en ese momento.

Hicimos el amor... toda la noche nos entregamos el uno al otro, estoy seguro que hubo algo realmente mágico esta noche, no sé si sea el día, la hora o el clima solo sé que la forma en que nos unimos fue única… para mí lo fue, mis ganas de llorar se marcharon al sentir cada beso, cada caricia que me daba ya que podía sentir todo el amor que me daba. Cuando estuvimos exhaustos quedamos en manos del sueño, eso si ambos abrazados.

Cuando el sol se hizo presente de apoco nos fuimos despertando el me beso de nuevo y eso fue suficiente para desatar otro encuentro amoroso como los de la madrugada. El encima de mí trataba de recuperar el aliento al igual que yo.

-         Tu regalo sí que funciono –me dijo, mirando la mitad de los objetos que habíamos utilizado durante la noche.

-         Calla… -me avergoncé, yo estaba chapado a la antigua entonces el que él fuera tan liberal en ese sentido me daba pena pero igual sabía que podía acostumbrarme a eso.

-         Tsuna…  –me miro con algo de duda-

-         ¿Qué pasa? –pregunte-

-         No te enojes por favor… -me acaricio la espada mientras me mantenía férreamente abrazado con una mano- el día que te presente con mis padres lo hare como un amigo de la universidad… -estoy seguro que se dio cuenta de mi cara de sorpresa porque enseguida me beso.

-         ¿tu amigo? –estaba incrédulo y no solo eso, las ganas por llorar se incrementaban a cada segundo y justo como en la noche trague el nudo que había en mi garganta, parpadee varias veces para que las lagrimas no se me salieran.

-         Si, no te enojes amor, mis padres no saben de lo nuestro…

-         Pero… -no sabía que decir-

-         ¿te molesta eso amor?

-         No se trata de eso, es que… -¿molesto? Claro que no ¿Quién se puede molestar cuando a la persona que amas le da vergüenza presentarte como lo que eres? así que molesto… esa palabra se quedaba corta a comparación de lo que sentía.- ok… si crees que así está mejor por mí no hay problema – estaba más que inconforme y a pesar de que Mukuro cientos de veces me pedía que le hiciera saber lo que sentía, sabía que si en ese momento hablaba solo diría una sarta de estupideces por eso muchas veces prefería callar. Creo que se dio cuenta que estaba molesto porque prefirió cambiarme el tema.

-         Mis padres se van a reír cuando vean el regalo que me diste –

-         No iras a mostrarles eso o si –pregunte.

-         Claro, ellos creen que esto es un intercambio es obvio que querrán saber que me regalaron –no, definitivamente tenía que estar jugando, no podía mostrar algo tan vergonzoso como eso.

-         ¡nooo! ¡por favor no se los muestres! –joder, no, no, no, no, no, no puede hablar enserio tiene que estar bromeando y jugando con mis malditos jodidos cimientos morales.

-         Lo siento amor, pero ellos se darán cuenta… no es algo que pueda ocultar

-         Claro que lo puedes ocular, por favor no se los muestres

Así seguimos discutiendo los pro y contra de porque no debía mostrarle semejante regalo a sus padres. Llego el momento en que tuvimos hambre y eso se noto en nuestros estómagos

-         Será mejor que te vistas kufufufu o terminare por devorarte a ti ya que no trajiste la comida  -si lo sé, no traje la comida porque se me perdió la bendita cartera sabrá dios en donde, yo claramente lo notaba molesto creo que es por todo lo que paso… digo el regalo no fue del todo de su agrado, llegue tarde muy tarde y para colmo había contestado el teléfono en el peor momento ya que eso era como si no le pusiera atención.

 

Ambos nos duchamos y salimos del departamento.

-         Lo mejor será que aquí nos separemos, me iré a la casa de mis padres –si y ahí me daba cuenta que seguía enojado.

-         Mmmm

-         ¿mmmm?

-         Es que… -puse la mirada más triste que tenia, esperaba que eso funcionara para que el se quedara a mi lado pero parecía no tener efecto

-         Nos veremos otro día además recuerda que la fiesta en casa de mis padres se cancelo.- yo me mordí un labio y ahora si mi cara de tristeza no era actuación, ahora sí que estaba triste porque eso significaba que el realmente estaba enfadado.

-         Está bien… -dije muy bajito, dando un largo suspiro- nos veremos después

-         Tsuna…. –me llamo, pero la delicadeza en su voz se le había esfumado, estaba bien que era distraído pero no era idiota como para no notar sus cambios.- aaarg vamos a desayunar y después ya veremos.

-         ¡No! –ya veía venir una pelea sin sentido- tienes que irte y ..

-         ¿quieres que me valla?  -woow, sí que era bueno evitando las peleas sin sentido yo sonreí.

-         No… -hice un puchero.

-         Entonces vamos…

Me tomo de la mano y caminamos hasta un pequeño pero acogedor restaurante  ahí desayunamos tranquilamente aunque de repente nos invadía el silencio incomodo y eso me sacaba la poca paciencia con la que contaba pero parecía que sabía cuando estaba a punto de explotar porque me sacaba cualquier tema de conversación, eso ayudo bastante a que no me desquiciara.

Cuando terminamos de desayunar salimos del restaurante y caminamos sin un rumbo… solo así íbamos tomados de las manos. Pensé que tal vez ya se le había pasado el coraje pero…

 

-         ¿A dónde quieres ir? –me pregunto un tono que no supe descifrar

-         No lo sé… ammm –lo pensé por unos momentos y recordé que tal vez aun estaba a tiempo de corregir el espantoso regalo de cumpleaños que le había dado- ya se, por aquí cerca hay un gran mercado… entonces creo que podemos ir a ese… -levanto una ceja no entendiendo a lo que me refería- es que quiero comprar algo… anda vamos si, por favor –le pedí, solo soltó un suspiro y con eso me di por satisfecho-

Después de un rato llegamos a dicho mercado, ah había de todo entonces supuse que ahí encontraría un mejor regalo y en principal que se ajustara al escaso presupuesto que me quedaba porque solo contaba con ese guardadito que utilizaba en emergencias. Cada que pasábamos por alguna estantería o puesto preguntaba si algo le gustaba pero su cara de fastidio iba en aumento y el encontrar un regalo cada vez parecía más difícil.

-         Ya quiero irme de aquí Tsuna… tanta gente me pone de mal humor –dude, ya no sabía si pensar en que era la gente quien provocaba su mal humor o era yo y mi inutilidad. Entonces lo vi… el regalo perfecto.

Nos adelantamos un poco y cuando estuvimos lo suficientemente alejados le pedí que me esperara, corrí hasta el puesto donde estaba aquel regalo, era un peluche en forma de estrella muy bonito, le pedí la mujer que atendía que me envolviera la estrella, pensé que le gustaría… que en verdad aquel regalo serie de su agrado. Esos pensamientos alojaban mi cabeza.

Cuando regrese a su lado, tenía una expresión hastió como nunca se la había visto, aun así sonreí feliz le extendí el regalo esperando que le gustara.

-         Lamento haber tardado tanto en encontrar un regalo jejeje –levanto una ceja mientras abría la bolsa con el presente, cuando lo miro sonrió, me abrazo y en verdad sentí que al menos había mejorado algo.

-         Gracias amor, pero ya tengo como tres de estas… -el suelo pareció que se movía y la sensación que una cubetada de agua fría caía en mi cuerpo era lo único que podía sentir.

-         Oh…

-         Me gusta, lo podre en mi cama –era un hecho…lo había arruinado de nuevo.

 

Caminamos en silencio hasta llegar a la parada del bus, yo en verdad me sentía un completo inútil.

-         ¿Qué sucede Tsuna? – me pregunto, en seguida sus brazos me envolvieron en ellos.

-         Yo… lo arruine todo verdad –se quedo callado por unos minutos, ¿eso era una confirmación?

-         No es eso amor… -me miro fijamente- además si te lo digo te vas a molestar

-         No lo hare, anda dime… -insistí, aunque el dudo soltó un suspiro como resignado-

-         Es solo que esperaba más…

-         ¿mas? ¿Cómo que más?

-         Si, esperaba que llegaras temprano, con la cena preparada, con un regalo e incluso con el pastel….-no estaba molesto, para nada yo estaba roto… esa era la palabra.

-         Oh… ok …-intentaba sonreír pero estaba muy lejos de hacerlo, trataba de asimilar aquello, pero no podía.

-         Yo ya estoy acostumbrando, siempre espero más de las personas pero no sucede lo que espero. –si lo ultimo no me había matado esto estaba por lograrlo. Afortunadamente llego el trasporte, lo abordamos en silencio y durante todo el trayecto no pude mirarlo, porque sentía tanto dolor como nunca antes en la vida lo había sentido y sin en cambio me quede ahí a su lado, esperando en algún momento que me dijera que todo había sido una broma.

 

Llegamos a la central de aquel bus y cuando llegamos lo único que quería era volver a casa, tumbarme en la cama y dormir… con la idea de que cuando Mukuro volviera de casa de sus padres podría darle una sorpresa, una que en verdad le gustara pero bueno eso ya después lo pensaría.

-         Bien creo que yo me regreso… jeje –intente por todos los medios disimular mi malestar y al parecer lo logre porque él no notaba nada.

-         Vamos, te acompañare a que tomes el bus de vuelta –me dijo mientras me guiaba para abordar de nuevo el trasporte.

-         No, no te preocupes… yo me puedo ir solito de aquí jejeje no pasa nada

-         Deja de quejarte, no te voy a dejar que te vayas solo –ya no pude seguir protestando, la verdad ya ni tenía las ganas de hacerlo, tan solo me deje llevar.

 

Esperamos varios minutos, caminábamos de un lado a otro esperando, yo no sabía que decir, bueno si sabia pero me daba miedo y a la vez era jodidamente masoquista.

-         Siento que tu cumpleaños no haya sido lo que esperabas…

-         Si… -me abrazo- como dije… esperaba mas pero ya estoy acostumbrado a que estas cosas pasen.. –estaba llegando a mi limite, sentía que no podía resistir mas y de nuevo el bus me salvaba haciendo su aparición.

-         Bueno ya llego jejeje creo que aquí nos despedimos corazón… nos vemos pronto –quise besarlo, olvidar todo lo que habia pasado pero cuando me iba acercar para juntar sus labios con los míos el se giro… quizás fuera porque vio algo que llamo su atención o porque sencillamente no se dio cuenta de mis intenciones… le solté la mano y me aleje unos pasos.

 

No hubo nada… justo ese momento era cuando más necesitaba que no me soltara, justo ese momento era cuando esperaba que me abrazara y me besara pero… no hubo nada. Fue la despedida más fría que había sentido en mi vida y por dentro pensé que quizás este era mi castigo por todas las veces que yo había sido frio e indiferente.

Cuando aborde el bus… sentí como si fuera dejando muchos pedazos de mi esparcido en el camino, me senté cerca de la ventana y vi como te marchabas rumbo a casa de tus padres, el hueco en el pecho era enorme, pensé que no podría cerrarlo con nada. Era un dolor tan agudo que creí que moriría pero no… el muy maldito solo me tenia agonizando.

Sin poder evitarlo más, deje que las lagrimas salieran… llore sin importarme que la gente alrededor me mirara como bicho raro. ¡Al carajo lo que ellos pensara! Yo estaba roto y no podía repararme a mí mismo. Todo el trayecto pensé en cada plática que tuvimos y dos de ella vinieron a mi mente… la primera.

Donde tú me decías que de tantos berrinches y caprichos algún día te iba hartar y me dejarías porque no pensabas rogar más…

Y la segunda…

Donde tendrías que salir de viaje en un futuro cercano para hacer tu servicio médico entonces tendríamos que terminar. Al cabo las dos llevaban a lo mismo ¡estúpido de mí que me aferre a algo que no iba a poder ser! ¡Porque tú me lo habías advertido desde un principio! De todas formas te marcharías…

Fui a casa de nana en vez de a la mía, me senté frente al ordenador y comencé a escribir… una despedida. No estaba pensando pues mis dedos se movían  solos,  como si supieran que era exactamente lo que tenían que escribir; presione enter y entonces el mensaje salió directo a tu bandeja de entrada en el chat. Ya estaba hecho…

Te bloquee de contactos, borre cada rastro que tuviera de ti, apague la computadora y me encerré en mi habitación, llore aferrándome a la almohada, grite con desesperación pero… estos gritos no emitían ruido alguno parecía que me había quedado sin voz. Dos toques en la puerta y otro grito más, otro toque más pero no podía responder.

-         Tsuna nii ¿estás bien? –  ¿que si estaba bien? ¡No! no sentía el alma en el cuerpo ¿Cómo se suponía que iba estar bien? Me levante de la cama y arrastrado lo pies logre llegar hasta la puerta, la abrí lentamente y vi a mi hermano, se veía preocupado.

-         Tranquilo Fuuta, todo está bien… -dije sin gana alguna-

-         Tu celular no ha parado de sonar –abrí los ojos como platos, sabia de quien se trataba pero aun así no podía contestar. Ya había tomado una decisión y posiblemente no la mejor pero era una decisión que ya estaba tomada.- puedes contestar… quien sea que llame… no estoy.

-         Pero Tsuna nii –quiso detenerme pero me zafe de su agarre, cerré la puerta en sus narices y regrese a la cama, poco a poco sentía como un agujero me absorbía desde el centro de mi pecho, cada palabra que él me había dicho resonaba en mi cabeza como si lo estuviera gritando. Parece que entre un maldito letargo, las fuerzas se me habían escapado.

El tiempo fue pasando y yo me entere que me buscaste, que intestaste hablar conmigo pero si yo accedía todo el esfuerzo que hiciera se iba ir al traste, no podía darte la cara porque  sabía que con solo una palabra que escuchara de tu boca sería suficiente para arrepentirme y pedirte perdón, pedirte que volvieras a mi lado y nunca me dejaras.  En este momento me di cuenta quien en verdad me apoyaba. Reborn y Giotto mis más grandes amigos nunca me dejaron solo.

Ellos me pedían que siguiera con mi vida normal y eso intente, yo era excelente ocultado mis sentimientos de los demás lo cual ayudo mucho para que nadie se percatara como me iba consumiendo lentamente. Conforme el pasar de los días supe que estabas viviendo el mismo infierno que yo, me odie por eso… ¡Por que se suponía que tú tenías que seguir…! Tenías que seguir con tu carrera y cuando llegara el momento de tu viaje nada, absolutamente nada te atara y pudieras continuar sin temores o restricciones.

Aunque tu jamás te diste cuenta, yo seguía sabiendo de ti… cada cosa que hacías, incluso me entere de cuando comenzaste tu relación con el chico pelinegro. Hibari Kyoya. De verdad desee que él pudiera darte lo que yo no pude, desee que él pudiera hacerte inmensamente feliz.

Tú, poco a poco salías del infierno en el que te metí… pero yo, estaba hundido completamente, toque fondo y más allá. En esos días salía con un chico llamado Byakuran, era un amigo bastante raro,  un día de entre tantos que me sentía morir me ofreció una salida fácil, mismas que tome. ¡Nadie me obligo hacerlo! lo hice porque me dio la gana y punto.

Me envicie de las peores cosas, corrompí mis metas pues deje la carrera, ya no tenía ninguna meta fija en la vida, no tenía amigos y tampoco una familia estable… el único que seguía a mi lado era Reborn siempre regañándome por las tonterías que cometía y reclamándome que la forma en que te había terminado había sido la más cobarde que conocía.  Sinceramente esperaba terminar pronto con la vida que llevaba porque era por demás patética y ahora tú estabas enamorado de otro… me daba gusto que por fin siguieras con tus metas, como  si yo jamás hubiera existido en tu vida, me daba gusto que estuvieras enamorado.

Llegue a dudar de si me decisión fue la correcta, si en verdad hice bien el alejarme de golpe de tu vida.

La respuesta la tengo hoy…

Porque aun dentro del infierno no me contuve para enviarte un mensaje, el cual en tu repuesta se nota que aun estas enfadado porque nunca te di la cara.

Sé que te hundí en un infierno, se que te lastime como nadie en la vida lo ha hecho y me da gusto saber que a pesar de todo el daño que yo cause eres una persona feliz, se que te rompí el corazón de la peor forma… pero antes de que yo rompiera el tuyo, el mío ya estaba hecho añicos.

Yo aun intento salir del infierno en el que YO mismo decidí meterme, aun lo sigo intentando día a día.  Trato de reconstruir la meta que deje abandonadas.

FIN

Notas finales:

Lo prometido es deuda, y eh subido esta historia, estoy seguro que lo estaras leyendo y como te dije, pondria esta historia para que todos lo leyeran aunque pasara desapercibido, supongoque solo tu y yo entendemos el significado de esto.


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