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Había decidido que intentaría tomarme mi nuevo estilo de vida un paso a la vez…
Pero era casi imposible
No… yo diría absolutamente imposible
Loren estaba todo el día junto a mí, eligiéndome ropa y arreglándome el cabello, mostrándose confundida cada cinco minutos por mis preguntas sobre este mundo
Y luego parecía tener que recordarse una y otra vez que yo ni siquiera sabía que existían los demonios…
-Y recuerde que no puede mirar a nadie de la realeza a los ojos a menos que ellos se lo ordenen-
Miré la comida frente a mí con desgano, llevaba tres días encerrado en aquella enorme habitación y aparte de la interminable lista de normas, solo había descubierto que el emperador tenía dos hermanos y que en aquel mundo había tres soles y dos lunas
Pero Loren no me había permitido ir al balcón, diciendo que parte del proceso era ni siquiera correr las cortinas
¿Qué clase de proceso era ese?
Además, los libros en el estante estaban escritos en un idioma que jamás había visto en mi vida…
¡Estaba mortalmente aburrido!
-Está estrictamente prohibida la interacción sexual entre integrantes del harem-
Casi escupí el sorbo de agua que había llevado a mi boca
-¿Qué?-
Ella me observó con severidad
-Los integrantes del harem deben dedicarse totalmente a su alteza, cualquier comportamiento inapropiado es castigado-
Bufé y terminé de apartar la bandeja
“Integrante del harem” sonaba a farsa… la palabra correcta sin duda alguna era “esclavo sexual”
-¿Cuándo podré salir de aquí?- interrogué aburrido
-Por la tarde se celebrará una pequeña reunión, allí se presentará por primera vez-
Tragué duro
-¿Presentarme?-
Loren asintió rápidamente
-Solo debe inclinarse frente al emperador y recibir lazo-
-¿Lazo? ¿Qué lazo?-
Sentí que mi cuerpo empezaba a temblar por el miedo
-Algo como esto-
Señaló un collar negro con una pequeña piedra roja que llevaba sobre su vestido
-Por supuesto, solo los sirvientes como yo usamos este, el emperador le entrega uno a cada integrante del harem según su propia apreciación-
Reprimí una palabra grosera
¡El emperador me odiaba por ser humano!
¿Por qué querría darme un collar?
Probablemente se reiría de mí y me humillaría frente a todos…
-No quiero ir- susurré apretando mis puños
-Lo siento, pero es su obligación-
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Dejé que Loren me guiara por los pasillos, no sabía qué hora era exactamente, pero parecía ser de noche… y yo estaba a punto de correr fuera de allí
La chica había elegido un conjunto demasiado revelador para mi gusto, pero toda la maldita ropa parecía diseñada para ello…
Suspiré, jalando inútilmente de la camisa de manga corta verde oliva, intentando que milagrosamente cubriera siquiera mi ombligo
No podía quejarme de la calidad, era muy suave y los detalles en dorado hacían que a mi parecer, fuera digna de un príncipe…
¿Pero por qué diseñaban ropa que cortaba justo sobre el ombligo? ¿Sería alguna clase de fetiche en este mundo?
Intenté evitar tropezar y seguir caminando, recordando la indicación de Loren de concentrarme en mis pasos, aunque moría por ver los detalles del lugar por donde pasábamos
Enfoqué mi mirada en la tela de los pantalones, que era del mismo color que la parte superior, pero mucho más abultada
La cintura de la prenda calzaba con la línea baja mis caderas y tenía una especie de cinturón bordado en dorado con símbolos que no entendía
La chica de cabello claro se detuvo frente a dos enormes puertas custodiadas por dos guardias queme observaron con interés
-Mi señor Cian viene a presentarse ante su alteza el emperador- anunció la muchacha
Ellos se hicieron a un lado y las puertas se abrieron frente a nosotros
Aunque moría por ver el lugar, fijé mi mirada en la espalda de ella, intentando no temblar por el temor
¿Y si el emperador me rechazaba y decidía que mi padre debía morir?
No podría soportarlo…
La suave música que inundaba el ambiente se detuvo de pronto y percibí las miradas fijas sobre mí, evaluándome
Loren se detuvo en un lugar varios segundos y luego dio dos pasos hacia la izquierda. Supuse que había marcado el lugar donde debía arrodillarme y seguí sus instrucciones, bajando mi cabeza y entrecruzando mis manos
-¿Cuál es tu nombre?-
Su voz activó una parte en mí que calentó hasta el último rincón de mi cuerpo
-Cian- respondí lo mejor que pude
-¿Estás dispuesto a unirte al harem y servirme, hasta que yo decida prescindir de tus servicios?-
Tragué duro, consciente de mi deseo de negarme, o siquiera negociar
¿Qué significaba exactamente aquello?
No podía permanecer para siempre en este mundo…
Mi padre y hermano sufrirían buscándome…
Un carraspeo me sacó de mis pensamientos y sentí mi rostro enrojecer
-S-sí, su alteza- tartamudeé deseando que el suelo negro bajo mis pies se abriera y pudiese desaparecer para siempre
-Levántate-
Obedecí lentamente, centrando mi atención en un sirviente que acercaba una caja al emperador, él tomó una sencilla pieza de metal de su interior y la envolvió con su mano, igual que Karau cuando transformó su anillo en un brazalete para mí
Pero esta vez no apareció un brazalete frente a mis ojos, sino una delgada gargantilla plateada, con un enorme cristal azul en el centro
Quedé maravillado al notar que era del mismo tono de azul que los ojos del hombre frente a mí
Contuve la respiración consciente de lo que venía, pero para mi decepción, sin mucha ceremonia, él rodeó mi cuello con la joya y la cerró, pero no rozó mi piel en ningún instante
La música volvió a dejarse oír y tuve que recordarme que debía inclinarme una vez más
Luego de aquello, Loren me guio hacia un rincón y finalmente pude alzar la vista
El lugar podría haber sido la envidia de los reyes más poderosos en mi mundo, además del imponente suelo de mármol negro, cuatro grandes pilares se disponían en las esquinas de la inmensa habitación
La música provenía del rincón opuesto a la puerta, donde varios músicos tocaban instrumentos que en mi vida había visto.
Noté que la comida era entregada por sirvientes, vestidos de negro al igual que Loren, pero que portaban bandejas y se desplazaban silenciosos de un lugar a otro
En la estancia había muchas personas que lucían similares a Karau y Alec, con piel perfecta y un aura imponente, pero también se encontraban los demás integrantes del harem, vestidos con ropas similares a las mías, conversando entre sí y lanzándole constantes miradas al emperador
Todos ellos eran hermosos, y me sentí completamente fuera de lugar. Mi corazón se apretó al pensar que si no había encontrado mi lugar en mi propio mundo, era ridículo que esperase calzar entre seres de belleza inhumana
-Es increíble….-
El susurro de la chica de ojos negros me sacó de mis tristes pensamientos
-¿El lugar?- coincidí repasando los ventanales por los cuales ingresaba una brisa con un aroma alucinante
-Tu lazo-
Parpadeé sin entender. Bien, una parte de mí había esperado que el hombre de glaciar mirada azul me humillara, pero eso no había ocurrido y las cosas no habían salido mal… ¿verdad?
-¿Por qué?-
Busqué a aquellos vestidos como yo con la mirada, sus lazos variaban no solo de material, algunos blancos, grises, negros incluso rojizos, sino también en los elementos extras, había un chico de cabello lila cuyo lazo poseía un solo cristal negro, mientras que la chica a su lado llevaba uno con muchos pequeños cristales rojos
-El emperador jamás ha entregado uno como el tuyo- susurró tan bajo que apenas pude escucharla
Retorné mi mirada a Loren, desconcertado por el nerviosismo en su voz
-¿Te refieres a que los demás son muy bellos y él me odia?- aventuré sonriendo con amargura
Sus labios se abrieron por el asombro
-¿Qué? ¡No, por supuesto que no! Me refiero a que el azul es un color reservado para el emperador-
Volví a mirar a mí alrededor, percibiendo por primera vez las miradas de odio que me enviaban casi todos los demás integrantes del harem
Genial… absolutamente genial
-Los demás están muy envidiosos, tan solo tu lazo te eleva por sobre el resto-
Quise fundirme con la pared en aquel instante
¡Acababa de llegar! ¡Yo no había pedido aquello!
Si fuera por mí estaría en mi casa, en mi mundo, cuidando de mi hermano y mi padre…
Y por supuesto lejos de todas estas personas que me observaban como queriendo atravesarme con una espada… o varias
-¿Ya puedo marcharme?- interrogué deseando esconderme en mi cama
-No sería prudente, se espera que intentes recibir la atención del emperador…-
Resoplé, él me odiaba, ¿Por qué me humillaría de esa forma voluntariamente?
-¿Qué hay afuera?-
Intenté concentrarme en el aroma que ingresaba pero no podía identificarle
-Uno de los jardines del castillo ¿Por qué?-
-¿Puedo ir a pasear?-
Loren apretó sus labios, probablemente esperaba que me quedara cumpliendo el protocolo
-No está prohibido pero…-
-¿Puedo? Regresaré pronto, lo prometo- supliqué
Ella suspiró profundamente
-¿Quiere que le acompañe?-
¿Podía ir solo?
Sería la primera vez después de días de encierro que podría estar solo…
-No te preocupes, estaré a salvo en el jardín y regresaré pronto-
Pareció querer replicar pero me adelanté y caminé hacia el ventanal más cercano
Una vez puse mis pies sobre el camino, me sentí como parte de un cuento mágico. Todo lo que allí había era irreal, desde los árboles de tronco casi negro y hojas rojas y doradas hasta las flores de colores extraños
Reconocí calas violeta y camelias doradas, claveles casi negros y lo más bello de todo, y cuyo aroma me había atraído desde el primer instante… lirios azules
Me acerqué a las flores, deleitándome con su aroma y descubrí sorprendido que aunque a primera vista no parecían tan diferentes a los de mi mundo, en realidad sí eran especiales. Aunque por fuera tenían ese color azul característicos, en el centro los pétalos eran dorados y de allí provenía el aroma dulce y relajante que había sentido en el salón
-Nunca pensé que vería algo como esto-
Me tensé al escuchar una voz desconocida
Repasé mentalmente la lista de integrantes de la realeza ante los cuales no podía bajo ningún motivo alzar la mirada sin recibir su consentimiento, pero el hombre frente a mí no era ninguno de ellos
Tenía el cabello muy largo de un color castaño oscuro y lo llevaba suelto pero acomodado perfectamente sobre su espalda, su mirada era serena, pero algo en ese par de ojos que parecían combinar perfectamente con su cabello, hizo que quisiera regresar a la fiesta
-¿Disculpe?-
Una sonrisa apareció en su rostro
-El emperador ha elegido un esclavo humano… qué interesante-
Recorrió mi cuerpo de pies a cabeza haciéndome sentir desnudo e incómodo. Crucé mis brazos, deseando no llevar esa ropa puesta
-Me pregunto qué es lo que te hace tan especial…-
Avanzó hacia mí y aunque quise retroceder, no pude moverme un solo centímetro. Instantáneamente recordé a Karau controlando mi cuerpo
Cuando su mano estuvo lo suficientemente cerca, rozó mi brazo con un dedo, y mi piel se erizó automáticamente
El hombre desconocido borró su sonrisa, pero comenzó a inclinarse sobre mí peligrosamente
“Ahora sí que estás metiéndote en grandes problemas”
Deseé poder hablar y decirle que se alejara de mí, pero solo pude escuchar los latidos de mi corazón contra mi pecho
-No creo que esa sea una actitud adecuada-
En cuanto aquella voz llegó hasta mis oídos, lo que fuera que me impedía moverme, dejó de ejercer control sobre mí, y retrocedí alejándome del hombre rápidamente
-Mis disculpas su alteza-
El hombre de mirada café se inclinó hacia el recién llegado y reprimí mi impulso de correr a mi cuarto
Con la suerte que tenía terminaría perdido en algún lugar de aquel inmenso castillo y moriría de hambre
-Cuando decidí aceptar a Cian no pensé que los demás se aprovecharían de su debilidad-
Sus palabras golpearon mi orgullo con fuerza
¿Mi debilidad?
¿Acaso por ser humano estoy en la base de la cadena?
-Por supuesto que no es algo que deba preocuparle, me encargaré de recordárselo a todos-
-Perfecto, entonces creo que nuestra conversación ha terminado-
El desconocido volvió a inclinarse antes de marcharse rápidamente
Miles de pensamientos cruzaron mi cabeza en ese instante, ¿El emperador me había defendido?
¿Por qué me dio un lazo que todos envidiaban?
¿Para dejarme solo e impedirme tener cualquier amigo?
-¿Qué haces aquí?-
Su voz sonó fría y distante
-Miraba las flores- acepté regresando mi atención a los maravillosos lirios
Pero la presencia de aquel hombre tensaba el ambiente y hasta las flores parecían retraerse
-Mírame Cian-
Me sorprendió su orden, pero obedecí con el nerviosismo creciendo en mi interior
Él vestía de negro, pero los bordados eran plateados, y sobre su cabeza reposaba una corona cuidadosamente fabricada, el metal era muy oscuro pero brillaba elegantemente y tres gemas resplandecían en el centro, idénticas en tamaño, pero aquellas dispuestas en el borde tenían un color azul más oscuro que la del centro
-¿Te gusta el jardín?-
Fruncí el ceño, desconcertado ante aquella pregunta
-Es hermoso…- acepté perdiéndome un instante en su mirada
¿No podía dejar de mirarme de esa forma?
¡Apenas podía coordinar mis pensamientos!
Pensé que diría algo, pero en lugar de ello se acercó a mí sin dejar de mirarme fijamente
A diferencia del hombre extraño, su cercanía provocó escalofríos en mi columna
-Eres una criatura extraña- comentó antes de eliminar las distancias entre nosotros
Jadeé por la sorpresa e inconscientemente intenté apartarme, pero él sostuvo mi cintura con sus manos y me obligó a permanecer contra su cuerpo
No podía creer lo que estaba pasando, ¡Era mi primer beso!
¿Y me lo estaba robando un emperador demonio?
¿Qué clase de realidad es esta?
¡Y su aroma!
Mis párpados se cerraron por el placer de sentir sus labios sobre los míos mezclado con el aroma que le rodeaba
Cuando él mordió mi boca, separé mis labios lentamente, preguntándome si eso era lo que esperaba que hiciera
Su lengua ingresó profundamente, buscando algo que yo no comprendí
Cuando comencé a marearme por la falta de aire, él retrocedió un poco, sin mostrar ninguna señal de haber estado besándome hace un par de segundos
Enrojecí violentamente, intentando controlar mi respiración
-Yo…-
-Besas fatal-
Palidecí bruscamente, sintiéndome humillado por aquellas dos simples palabras
-¿Debería suponer que los humanos son pésimos besando? ¿O solo tú?- se burló cruelmente
Bajé mi mirada para que no pudiese ver las lágrimas que luchaban por escapar de mis ojos
-¡Señor Cian!-
La voz de Loren fue como música para mis oídos
-Su alteza, disculpe mi intromisión-
Me acerqué a la muchacha como si se tratase de la única salvación posible para mí
-De cualquier forma estaba aburrido-
Una lágrima escapó y recorrió mi mejilla, ¿Por qué me dolía que me tratase así?
Ni siquiera le conocía…
-¿Mi señor?-
Intenté sonreírle a Loren, pero me topé con el rostro del hombre de mirada azul
-Creo que debería ir a descansar- susurré odiándome cuando otra lágrima cayó
-Si su alteza está de acuerdo…-
El hombre cortó a la chica con un gesto, pero su expresión había dejado de ser burlona y me observaba con atención
Me alejé sin esperar a Loren, si seguía un solo segundo más frente a él rompería a llorar como una niña y nunca podría perdonarme por humillarme de tal forma
Loren no preguntó nada, y milagrosamente me dejó bañarme solo
Una vez protegido por los cobertores sobre mí, pensé en mi padre y en mi hermano y lloré hasta que el cansancio me venció arrastrándome a una oscuridad que se compadeció de mí y me permitió dormir sin sueños
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Desperté cuando la puerta se abrió, anunciando la llegada de Venus y por lo tanto, el comienzo de un nuevo día
-Su alteza, hoy debe reunirse con sus hermanos para desayunar-
Suspiré y permití que mi leal criada me guiara hacia el baño. Pese a que mi título de príncipe me permitía contar con una decena de sirvientes, jamás me sentí cómodo con tanta atención y después de mucho negociar, tanto con mi padre como con mi hermano, conseguí que Venus solo contara con dos personas más
La mujer cuyo largo cabello negro siempre iba recogido en una elegante trenza, cumplió con la rutina de preparar mi baño y luego se retiró para realizar el resto de sus obligaciones
Permanecí mucho tiempo en la bañera, deseando retrasar aquel desayuno. Había visto a Cian en la ceremonia de presentación y no solo eso, también vi lo que ocurrió en el jardín…
Mi hermano se había pasado con él
Ese niño no tenía la culpa de ser inexperto y restregárselo en la cara había sido cruel… incluso para un emperador demonio
Elegí un conjunto de un color burdeo muy oscuro y me encaminé hacia el salón donde habitualmente se servían las comidas, sin embargo se encontraba vacío
-Su alteza, el emperador y la princesa le esperan en la terraza- me comunicó un sirviente inclinando su cabeza
-Gracias-
Me extrañó un poco que mi hermano decidiera tomar desayuno en la terraza, generalmente no le prestaba mucha atención al jardín y la enorme cantidad de obligaciones que tenía le mantenía alejado constantemente de nosotros
-Buenos días- saludé cuando llegué frente a la mesa
Mi hermano mayor alzó la cabeza y asintió serenamente, pero Jahi saltó sobre mí como de costumbre
-¡Me arrepiento tanto de no haber estado en la fiesta!- se quejó besándome ambas mejillas sin dejar de hacer pucheros
-Jahi, tú misma quisiste ir a ver a tu amiga- le recordé
-¡Pero no sabía del humano!- exclamó sacudiendo su brillante cabello rubio
Miré con interés a Juvart, ¿Así que no le comentó a nadie sobre Cian?
-Fue toda una sorpresa- repliqué sonriéndole macabramente a mi hermano
Él alzó una ceja sin mostrar ninguna emoción
-¿Es verdad que te robaste un contrato?- saltó Jahi mirándome sorprendida
-Bueno… me pareció lo adecuado-
-¿Por qué?-
Me encogí de hombros
-Nunca había visto a un humano incorruptible-
Los grises ojos de Jahi se agrandaron
-¿Cómo dices?-
El ambiente se tensó un poco, los tres sabíamos que eso era extremadamente raro
-¿Qué va a servirse, príncipe?-
La interrupción de un sirviente sirvió para relajar un poco la situación
-Lo de siempre-
-Como desee…-
-¿De verdad es incorruptible?-
Asentí tomando un pequeño trozo de pastel
-Pero… ¿Existen humanos así?-
Jahi no parecía creerlo
-Si no me crees pregúntale a Juvart, estoy seguro que intentó que funcionara-
Los ojos azules del emperador se estrecharon
-Karau dice la verdad, no es posible manipular sus pensamientos o emociones-
La boca de mi hermana se abrió en una graciosa “O”
-¿Puedo conocerle? ¡Será muy divertido!-
Apreté mis labios
-A lo mejor no es el momento indicado- sentencié golpeando el plato bajo mi taza con mayor fuerza de la que pretendía
-¿Por qué? ¿Acaso no tiene el lazo?-
Otra pregunta interesante… ¿Por qué Juvart le dio un cristal azul?
¿Lo hizo a propósito o inconscientemente?
-Ese no es el problema- sonreí falsamente
El sirviente regresó con mi tarta de frambuesa
-¿No? ¿Acaso fue grosero y está castigado?-
Le dirigí una mirada de reojo al mayor de nosotros, él frunció el ceño y arrojó la servilleta sobre la mesa
-¿Hay algo que quieras decirme Karau?- cuestionó directamente
-No debiste tratarle así- espeté molesto
-¿Disculpa?-
-Sabes de lo que hablo- imité su gesto de arrojar la servilleta
-Él firmó un contrato, su pago es pertenecer al harem, ¿Por qué debería arrepentirme de algo?-
¿Por qué tenía que comportarse así?
-Él no es como nosotros, es un niño humano, notaste lo que pasó cuando le besaste ¿no?-
Escuché el jadeo de Jahi pero lo ignoré
-¿Qué? ¿Te refieres a su patética respuesta?- replicó sonriendo macabramente
Bufé y me incorporé
-¿Sabes? Tal vez cuando das tu primer beso no debes ser un experto-
Ni siquiera me interesó su respuesta, conociéndole fingiría que no le importaba… y probablemente así fuera
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-¡Por favoooor!-
Jahi se me había pegado todo el día desde el desayuno, todo porque quería conocer a Cian
-No, no puedes entrar al harem- negué por enésima vez
Lamentablemente para mi hermana menor, el acceso al harem estaba prohibido para cualquier mujer que no fuese un integrante… incluyéndola
-¡Pero es un humano!-
-Has visto varios- repliqué intentando enfocarme en la lectura de un futuro tratado
-¡Un humano joven!-
Bajé los papeles, agotado
-Has visto humanos jóvenes Jahi-
-¡Pero está en el harem!-
Inspiré profundamente, deseando poder enviarla lejos
Recordé a Cian con su cabello oscuro y esos brillantes ojos de un miel muy claro… a diferencia del resto de los integrantes del harem, él no intentaba llamar la atención del emperador e incluso parecía avergonzado por la ropa que llevaba
Su comportamiento era realmente curioso…
-¡Karau!-
Alcé mi mirada al techo, deseando que mis padres regresaran y madre continuara con su estricta vigilancia sobre mi hermana
-¡Bien! Pero iré contigo y solo estaremos unos instantes- sentencié procurando sonar tan frío como el emperador
Ella se rio
-Solo Juvart puede sonar así mi querido hermano-
-…-
Ignoré aquello y dejé que ella fuera primero, en cuanto la vieron, los guardias bloquearon el paso
-Tranquilos, viene conmigo-
Mis palabras hicieron que se movieran inclinándose
-Por supuesto su alteza-
En cuanto ingresamos al salón principal, todas las miradas se fijaron en nosotros y obvio, Kylen se acercó sonriendo
-¡Sus altezas! Es un placer recibirles en el salón-
Reprimí una mueca, aquella elfa jamás me había agradado, pero para mí desdicha, se había convertido en una de las favoritas de mi hermano
-¿Has visto a Cian?-
-¿Al humano? No, no lo he visto después de que salió de su cuarto- replicó con veneno
Repasé con mi mirada el lugar, buscando al único que me agradaba
-Gabe, ¿Puedes acercarte?- pedí ignorando a la elfa de cabello plateado frente a nosotros
Ni siquiera le ordené que nos mirase, tenía suficiente con su voz
El hombre miró extrañado a su criado, pero se acercó con la vista baja
-Mírame- pedí notando como Jahi observaba con curiosidad la ropa de la elfa
Los ojos café de Gabe mostraban curiosidad
-¿Sabes dónde está Cian?-
Frunció el ceño, al parecer algo sabía
-¿No se encuentra en su habitación?-
Ladeé levemente mi cabeza
-Gabe, ¿Dónde está?-
Noté como se removía incómodo
-No será castigado- sentenció Jahi hablando por primera vez
El demonio suspiró
-Me preguntó si habían más jardines además del que se encuentra frente al salón menor, le conté que existen dos más, pero uno de ellos se encuentra en las habitaciones personales del emperador-
Intenté que aquello no me afectara mucho, no quería ni pensar en la posibilidad de que Cian hubiese ido al último lugar…
Pero de cualquier forma salir del harem sin la autorización de mi hermano estaba prohibido…
-No mencionen que salió, iremos a buscarle- ordené
-Por supuesto-
Tomé el brazo de Jahi y la guie fuera de aquel lugar
Dado que Cian ya conocía el jardín más pequeño, solo existía la posibilidad de que estuviera en el principal
Nadie excepto el emperador podía ingresar a sus habitaciones
-¿El chico está en problemas?- cuestionó mi hermana alarmada
-Tal vez si Kylen no hubiese escuchado…-
-¿La elfa?-
Asentí
-Probablemente le dirá a Mara que Cian salió sin permiso-
Escuché el resoplido de mi hermana
No dijimos nada más hasta que llegamos a una de las entradas del jardín principal
-¿Cian?- llamé, consciente que dadas las dimensiones del lugar sería difícil que pudiese oírme
-¿Nos separamos?- sugirió Jahi
-Bien, háblame si lo encuentras-
Tomé uno de los caminos intentando concentrarme en la esencia del chico, no podría ser demasiado difícil encontrarle, no había otro humano en este mundo
Intenté seguir su esencia, pero extrañamente, me demoré varios minutos en conseguirlo. Finalmente le vi sentado bajo la sombra de un árbol, abrazando sus piernas y mirando a la nada
-¿Cian?-
El chico alzó su cabeza y me miró asustado
-Loren me dijo que no podía salir- susurró débilmente
-Ella tiene razón- acepté dejándome caer a su lado
-¿Van a castigarme?-
¿Cómo mentirle?
-No deberías preocuparte por eso ahora. ¿Cómo estás?-
-¿Por qué te preocupes por mí?-
Parpadeé, no me esperaba esa pregunta
En toda mi vida había aprendido a no confiar en los humanos, siempre estaban dispuestos a traicionar y conseguir lo que deseaban a cualquier costa
Solo para sentirse superiores al resto…
Debido a esas experiencias podía entender perfectamente el desprecio de nuestra raza por seres tan banales y destructivos…
Pero Cian me parecía diferente. Él solo se preocupaba por su familia y lo único que pidió fue salvar a su padre…
-Supongo que me siento culpable- sonreí débilmente
Él me miró asombrado
-¿Qué? ¿Un demonio no puede sentir culpa?- interrogué riendo
-No es eso…-
Tomé una de las hojas rojas del árbol que había caído sobre el césped
-No debería haberte ofrecido el contrato, es cierto. Pero de alguna forma tu tristeza y necesidad de salvar a tu padre me conmovieron- reconocí
-El emperador me da miedo- murmuró acariciando el suave césped con su mano derecha
-Sería raro que no fuera así- intenté tranquilizarle
-¿Por qué querría a alguien como yo en su harem? Todos son increíblemente hermosos…-
Mordí mi labio, sin saber cómo responder a aquello
Ni siquiera yo me había esperado que Juvart tomara esa decisión
-No te menosprecies-
Su rostro se giró hacia mí, percibí en sus rasgos que aunque pasaran los años, seguiría viéndose como alguien muy delicado
-Es la verdad-
Miré el lazo que rodeaba su cuello
-En el harem se encuentran los seres más hermosos de las razas pertenecientes al concilio-
Sus ojos se apagaron un poco y me sentí culpable
-SI tú te encuentras entre ellos debe ser por algo ¿no?-
-Claro, porque tu hermano me odia-
Sonreí
-Siendo honesto, no creo que te odie personalmente, sino que se trata de algo generalizado-
-¿Me odia por ser humano? ¿Eso quieres decir?-
De pronto pareció recordar algo y bajó su mirada
-Ehh… disculpe, no debería haber…-
Sacudí mi mano
-No me importa esa norma Cian, pero como sé que tendrías problemas con Mara de no ser así, podrás tratarme con normalidad cuando estemos solos-
Volvió a mirarme, esta vez con alegría
-Es extraño, considerando que te ves de mi edad-
-¡Ajajajajajaja!-
Me llevé ambas manos al estómago, sin poder dejar de reír tras sus palabras
-¿Qué pasa?-
-Lo siento… es que, nunca nadie…-
Inspiré profundamente varias veces, recordándome que él apenas acababa de enterarse que existían otros mundos aparte del suyo
-La verdad es que soy bastante mayor que tú- le informé
El viento sopló en ese instante, y el aroma del chico casi me aturdió
¿Cómo podía oler a azahares?
-¿Qué tanto?- cuestionó con curiosidad
Fruncí el ceño, cuando le conocí su aroma era el mismo, pero no tan concentrado ni delicioso
“Debe ser obra de Loren”
-Mmm… ¿Cuántos años crees que tengo?-
Pareció pensárselo
-¿Veinte? Aunque te ves menor…-
Sonreí, pero en ese instante apareció Jahi, que se abalanzó sobre el menor
-¡No puedo creerlo!- exclamó apretando sus mejillas
-Jahi, deberías alejarte-
-¡Pero es tan lindo!-
Cian alzó ambas cejas, sin saber qué hacer
-Estamos en un lugar público, hermana- la regañé
-Bien, bien-
Ante mi declaración, el de mirada miel bajó la vista y se alejó un par de pasos
-Su alteza…-
-¡Puedes llamarme Jahi, y no te atrevas a bajar la mirada!- le cortó la rubia sonriendo brillantemente
-Yo…-
-Mi hermana tenía muchos deseos de conocerte, y como ves, al igual que a mí, le dan igual las normas-
Finalmente él la observó y ambos se sonrieron
-¿De verdad eres humano?-
Llevé una mano a mi rostro
-S-sí-
Ante su nerviosismo decidí intervenir
-Le decía a Cian que somos bastante mayores a él-
Jahi asintió
-En años humanos, supongo que tengo uno cuatrocientos- informó ella
La mandíbula del chico cayó graciosamente
-¿Cómo?-
-Y yo casi quinientos-
Pareció entrar en shock
Entonces recordé el motivo por el cual lo buscamos rápidamente
-Cian, no es por asustarte, pero deberías regresar a tu habitación-
El ambiente cambió, los tres sabíamos que si Mara sabía de su escape, habría problemas
-Tienes razón…-
Se levantó desganado y deseé poder hacer algo para ayudarle
-Por favor prométeme que no volverás a salir sin permiso, prometo que Jahi y yo te visitaremos seguido-
La esperanza brilló en su mirada
-Bien-
Caminamos de regreso a las instalaciones del harem, él se despidió con un gesto de mano antes de ser abrazado por mi hermana nuevamente
Observamos las enormes puertas con cierta culpa
-Probablemente Kylan le dirá a Mara- murmuré
-¿No puedes…?-
Suspiré dando media vuelta
-El único que podría ayudarle es nuestro hermano… no creo que vaya a interceder- reconocí
-¡Pero es un humano! Los castigos…-exclamó con temor
Alcé mi mano para callarla
-No soy el emperador-
-¡Pero somos príncipes! ¿No hay nada que podamos hacer?-
-Jahi…-
-¡Bien! ¡Tal vez Juvart te de miedo, pero a mí no!-
Miré en silencio como ella se marchaba dando grandes zancadas
“Esto no es bueno”
No… no lo era
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