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Stranger. por MitcheKiller117

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Notas del fanfic:

No soy XiuMin. No soy Kai. Esto es ficción. Yo solo soy una soñadora dispuesta a narrar, en su mayoría, locas historias de amor.

Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

Puntos a remarcar o pensamientos espóntaneos.

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Para la hermosa Xiaomei, que tiene una pequeña obsesión por el XiuKai, a la que Mitche ama porque sí ♥

Lost my senses, I’m defenseless. His perfume’s holding me ransom sweet and sour, I devour. Lying here I count the hours.

 

- - - - -

 

 

 

 

El olor es perturbador.

El aire está infestado de humo y de las bocas ajenas lo único que puede percibir además de incoherencias, es el aliento plagado de un alcohol muy fuerte. Las multitud lo apresa mucho más pronto de lo que le fue posible pensar, cuerpos sudados moviéndose sin control al ritmo de una estridente música sonando por todos lados, la misma que probablemente nadie se entera de dónde viene, pero tampoco parece importarles. Afortunadamente para él, no está aturdido: Fue lo suficientemente listo como para rechazar cualquier bebida de dudosa procedencia, además de únicamente haberse pedido una margarita.

Minseok supo desde un principio, que aceptar salir de fiesta con sus compañeros de la Universidad era una terrible idea.

Se ha pasado la vida entera evitando lugares tan concurridos y apestosos como ese, clubs y bares de mala muerte, como solía llamarlos su madre antes de que la sorprendiera decidiendo que iba a mudarse solo. No le gustaba la música demasiado ruidosa, no era un fumador y la cantidad de copas que había bebido a lo largo de sus veintitrés años, todavía podía contarlas con los dedos de las manos.

Sí, cualquiera podría pensar que era un santurrón, su amigo BaekHyun incluido, pero la verdad es que no le molestaba serlo. Vivir de ese modo le había traído plenitud, excelentes notas y la comprensión de sus materias, estaba sano y su expediente criminal estaba limpio. No necesitaba más…

Lastimeramente, pensar en eso solo lo condujo a un montón de reclamos más para con su persona por haberse dejado llevar por las palabras de sus compañeros para llevarlo hasta ahí. Habían querido ponerlo borracho, había una pisca de malicia en sus ojos que él afortunadamente notó mucho antes de creer en sus palabras y dejarse llevar: Ese era el motivo preciso por el cual no lo pensó dos veces antes de lanzarse a la pista de baile, la misma que forzosamente debía atravesar para salir de ese maloliente lugar.

Una palma sujetándole el trasero fue acción suficiente para que se hundiese en un estremecimiento. Un escalofrío bajando desde el inicio de su espina dorsal hasta la punta, y lo única que tuvo que hacer fue cerrar los ojos y empujar a todos a su paso, sin importar lo alcoholizados que estuviesen, para salir de allí.

Cuando finalmente estuvo fuera, sus pulmones rugieron por tanto oxigeno como pudiese proporcionarles, aunque lamentablemente no fue tanto como hubiese querido.

Afuera, con la oscuridad de la noche cubriendo toda construcción a su paso, se hallaban un montón de muchachos regados por la banqueta. Algunos bebiéndose tranquilamente una cerveza, otros un tanto más borrachos pero todos, absolutamente todos, le provocaron la misma intranquilidad a su corazón.

Aterrado, el castaño tragó saliva y retrocedió, nunca percatándose de a dónde estaba conduciéndose. La sonrisa de uno de los muchachos aparentemente todavía sobrios, lo hizo desear poder desaparecer como nunca antes.

—Si fuera tú, mejor me detenía.

La grava crujió cuando Minseok detuvo sus pasos, tanteando con su diestra la mohosa pared del establecimiento. Ninguno de los chicos frente a él había abierto la boca, el sonido había yacido del trozo de carretera alzándose justo a su lado.

Quien quiera que fuera, se había asegurado de usar su mejor tono burlón: Lo grave de su voz delatando su hombría tan increíblemente pacífica y seductora.

—Oh, vamos, Kai. Hubieses dejado que lo hiciera, me hubiera gustado ver como el ratoncito intentaba zafarse de esa.

Con el corazón latiéndole a mil por hora, Minseok pensó por primera vez que hubiese sido mejor haberse quedado adentro. La sorna con la que uno de los muchachos en la banqueta se había referido a él, era incluso atemorizante, como si todos y cada uno de ellos hubiesen podido predecir sus acciones y las esperasen como el primer plato fuerte durante la cena.

Armándose con todo el valor que estaba seguro de no poseer, el castaño giró lentamente la vista para enfrentar a quien había hablado primero, no sabiendo si debía estar agradecido con él o no.

El responsable resultó estar recargado en una postura bastante llamativa contra el respaldo de la que, seguramente, debía ser su motocicleta. Monstruosas botas cuyas agujetas parecían haber sido amarradas al azar, calzaban sus pies. Pantalones de cuero tan ceñidos como una segunda capa de piel se adherían a sus perfectamente delineadas, una chaqueta cubría la parte superior de su cuerpo, logrando que Minseok se preguntase si acaso le había tocado la mala suerte de toparse con la cabecilla de alguna pandilla de locos indecentes.

El chico le sonrió seductoramente en lugar de sacar una pistola y apuntarla a su nuca, afortunadamente. Y el suspiro que se le escapó al único sin ni una gota de alcohol en su organismo seguramente a todos les resultó contraproducente.

—¿Mi apariencia te causa alivio o decepción? — Le espetó claramente, su diestra elevándose lo suficiente como para llevarse el cigarrillo que no había notado poseía a la boca.

Minseok no respondió. Y no precisamente porque le gustase demasiado la idea de ponerse rebelde ante un grupo de chicos que podrían comenzar a ponerse agresivos en cualquier momento, sino porque simplemente se había quedado sin palabras.

El cabello castaño oscuro caía en forma desordenada sobre la frente del desconocido: Su piel morena parecía brillar en la oscuridad de las calles y, por más estúpido que sonara, había algo en el brillo de sus ojos que aunque prometía peligro, lograba erizar cada uno de los vellos en la piel de Minseok.

—¿Te comieron la lengua acaso, chiquillo?

El desconocido se pasó la lengua por los labios antes de encaminar su mirada fulminante al entrometido sentado en la banqueta. — Déjamelo a mí, TaeMin.

¿Dejárselo a él? ¿Qué cosa? Apenas lo escuchó, Minseok volvió al estado alerta en que se había encontrado apenas unos instantes atrás, no dudando en retroceder y terminar chocando patéticamente su espalda contra la pared.

El moreno sonrió de medio lado y se acercó lentamente: Cada paso marcando su destino y forzando al castaño a mantener la vista fija en cualquier lugar que no fuesen sus torneadas piernas, porque ¡carajo! Podría estar a punto de morir y lo único en lo que no podía dejar de pensar, era en lo atractivo que su matón lucía bajo la luz de la luna llena.

—N-No te acerques — se le ocurrió decir, sus manos aferrándose temblorosamente a su propio cuerpo, intentando por todos los medios supuestamente protegerse de aquel malvado ser.

El tipo se mordió el labio interior sin dejar de avanzar, las comisuras de sus labios teniéndose hacia arriba como si encontrara cada una de sus acciones terriblemente graciosa. Los ojos de Minseok rodaron furtivamente hacia todos lados, buscando una salida y encontrándose con la silenciosa calle vacía.

Ahí lo único que podía oírse era la música comprimida por las paredes del lugar del que acababa de huir solo.

Solo… Si lo pensaba, no tenía demasiadas probabilidades de salir vivo de ahí de todos modos. ¿Cuántos taxis se atrevían a pasearse a esas horas por una de las orillas más aterradoras de la ciudad? Probablemente ninguno. En el mejor de los casos, Minseok tendría que caminar hasta encontrar uno y los criminales podrían saltar de cualquier callejón… Estaba claro: Iba a morir esa noche. Aunque eso sí, prefería que no fuese en las manos de un cabrón buenísimo que seguramente es cabecilla de una de las pandillas más despiadadas. Prefería que dejasen su cuerpo regado por alguna calle a entregarse a esos tipos que, seguramente, no dudarían en aprovecharse de él antes de desecharlo.

—Ni se te ocurra — El moreno sentenció, como si pudiese leerle el pensamiento aunque Minseok estaba completamente seguro de lo imposible que eso era. Lo observó tirar el cigarrillo al suelo antes de aplastarlo con una de sus botas negras, exhalando humo grisáceo por una última vez. — ¿Cuánto tiempo crees que durarías corriendo por las calles, uh?

Minseok tragó duro al verse descubierto. TaeMin, como había llamado al chico entrometido de voz punzante, se río todavía sentado sobre la acera — Vamos, Kai. Déjalo que haga lo que quiera y entremos a divertirnos, él solito se lo ha buscado.

La mirada del desconocido se intensificó sobre su persona, como si se tratase de un lobo cazando pacientemente a su presa. El cuerpo entero de Minseok se estremeció cuando se dio cuenta de lo cerca que estaba y de todo el tiempo que él había desperdiciado, simplemente ya no podía escapársele de las manos: El brazo del desconocido al que habían llamado Kai apresándolo contra la pared de ladrillos era la viva prueba.

—Kai… — TaeMin insistió y sonaba casi dolido.

Minseok se concentró en la fragancia masculina emanando del cuerpo de su posible verdugo, preguntándose por qué jamás aceptó las invitaciones de su buen amigo Chen a salir, cuestionándose si el haber elegido al idiota de Max ChangMin alguna vez había sido buena idea. Porque bueno, ahora él estaba por ser asesinado y Max continuaba dentro del establecimiento, completamente ausente de sus penas y, probablemente, por follarse a cualquier cosa con un agujero en alguno de los cubículos de los baños. No tuvo la oportunidad de despedirse de sus padres, ni tampoco de hablar por última vez con su hermano pequeño. Justo en ese momento, con el aliento infestado de tabaco del desconocido rozando su oreja, Minseok se encontraba arrepentido de tantas cosas…

TaeMin llamó una vez más y el puño del tal Kai se estrelló contra la pared, logrando que Minseok contuviese la respiración.

—¿Quieres callarte, TaeMin? Lárgate ahí dentro. Ahora.

La posición rígida que su cuerpo había adoptado mientras las palabras parecían escupirse por sí solas fuera de su boca, fascinaron al preso que evidentemente era un poco más bajo que el moreno.

El brazo de Kai obstruía su vista, pero por la forma en que el tipo no tardó demasiado en relajarse, supuso que TaeMin verdaderamente se había ido donde él había ordenado. Los ojos negros del desconocido se enfocaron una vez más en él y, santo dios, Minseok no podía creer que estuviese tan cerca.

—¿Qué hace una pequeña criatura indefensa sola aquí en medio de la noche? — Le sorprendió que el tono que usaba con él fuese tan cálido, casi gentil, pero nunca abandonando esa socarrona risa juguetona.

Minseok tragó saliva, recordándose a sí mismo cómo respirar antes de darse cuenta que si quería salir vivo de ahí lo que tenía que hacer era responder. — Y-Yo… Yo vine con mi novio.

Tu novio…— La sonrisa burlona de Kai se extendió, como si no le hubiese creído ni una sola palabra: Tenía los dientes de un depredador. — Y, ¿dónde está ese novio tuyo ahora?

Minseok se encogió, sintiéndose repentinamente diminuto ante sus interrogaciones. — No sé — su garganta vibró, lo profundo de sus sentires exigiéndole que agregase algo más, algo que él mismo sabía podía ser su salvación o su condena. — No creo que mañana vaya a seguir siendo mi novio.

El brillo de interés en los ojos del moreno no hizo más que incrementar. — Perfecto, así no tendrás motivos para sentirte culpable.

¿Culpable? Anonadado, Minseok apenas se percató del brazo del chico rodeando su cintura, comenzando a conducirlo hacia la calle: Sus pies se aferraron al piso, consciente de que su cara seguramente debía ser un poema.

—¿S-Sentirme culpable de qué? ¿A-A dónde me llevas?

Los dedos del desconocido parecían tener su propio latido sobre su cintura. Minseok de pronto tenía mucho calor… Demasiado. Los movimientos del chico y la forma en que estaba tambaleándose, le hacían volver a considerar si verdaderamente no había bebido ni una sola gota de alcohol, aunque fue muy claro con el barista cuando pidió su margarita.

Sin soltarlo, el moreno volvió a mostrarle la hilera de perfectos dientes y colmillos afilados, Minseok no podía creer que alguien que fumase pudiese tener los dientes tan perlados. — A tener una aventura… A divertirnos.

Lo fascinante dentro de sus orbes terriblemente oscuros, no fue suficiente como para que Minseok dejara de resistirse, amenazando con lanzarse a correr por la calle completamente solo de ser necesario.

—¡No voy a ir a ninguna parte contigo! ¡N-No te conozco!

Los muchachos ebrios o tal vez incluso drogados que todavía permanecían sobre la acera se echaron a reír, pero la risita fuera de los labios carnosos que ese moreno poseía fue lo que más le llamó la atención. Cuando sus pies tocaron la grava donde las motocicletas estaban estacionadas, ésta crujió debajo de ellos logrando que permaneciese alerta, pero lo único que Kai hizo fue darle la espalda.

—Eres un tipo realmente gracioso… — Comentó con esa voz terriblemente seductora que lamentablemente poseía — Seguramente estás pensando que lo que quiero es secuestrarte, descuartizarte y vender tu carne en trocitos.

Un escalofrío volvió a recorrer su cuerpo entero, aunque francamente, ya se estaba acostumbrando. Minseok se cruzó de brazos, aferrándose a sí mismo una vez más y atreviéndose a echarle un vistazo al callejón que no había notado estaba solo a unos pasos de dónde él había estado todo ese tiempo parado. Se paralizó inmediatamente una vez vislumbró sombras moviéndose a tientas entre la oscuridad.

—No te gustaría saber las cosas que pasan ahí dentro, estoy seguro de eso.

El rostro redondo de Minseok se giró para encarar al desconocido, sus ojos picando y temerosos de verse a sí mismos bañados en lágrimas, mostrando el terror que todo eso en realidad le causaba a quien probablemente no le importaba en absoluto. Kai, contra todo pronóstico, lo miró con un dejo de preocupación que no encajaba con el resto de su imagen… Lo siguiente que Minseok supo, fue que el chico empujaba una superficie dura contra su pecho, no necesitó bajar demasiado la vista para enterarse de que no era una maldita pistola, sino un casco negro: Un casco de motociclista.

—Póntelo.

—¿Q-Qué?

El moreno ladeó el rostro y le sonrió juguetonamente una vez más. — Pón-te-lo.

Al castaño más claro la boca se le secó, sus temblorosas manos rodando el pesado artefacto que se le había sido proporcionado. ¿Quién en su sano juicio iba a aceptar algo así de un desconocido en medio de la calle más peligrosa en la que sus pies alguna vez estuvieron? Kai pareció leerle el pensamiento por segunda vez consecutiva en toda la noche, sus fascinantes pómulos contrayéndose mientras le sonreía con cinismo.

—Voy a llevarte a casa, pequeño.

—No soy pequeño — La protesta le salió naturalmente de los labios a Minseok, casi como si fuese una de las cosas que más había dicho en toda su vida y, que por ende, ya se sabía de memoria. — Y… Y ¿c-cómo puedo confiar en ti?

El hombre vestido de negro se encogió de hombros mientras una de sus cejas se levantaba, casi con altanería. — No puedes confiar en mí, pequeño.

Molesto por el hecho de que había vuelto a llamarlo de esa forma incluso cuando él mismo ya se lo había negado, Minseok no lo pensó mucho cuando empujó el casco contra el pecho del desconocido, ahogando la cólera que repentinamente se arremolinaba en su estómago. — ¡Tengo veintitrés años, te dije que no soy ningún pequeño!

La carcajada del tipo sonó tan estridente como cualquiera lo hubiese hecho en la calle vacía. La noche avanzaba sobre sus cabezas, la profunda oscuridad cada vez un poco más siniestra como en cada madrugada, las estrellas titilantes ocultándose tras espesas nubes grises en ocasiones, la luna asomándose tras uno de los monumentales edificios que Minseok jamás había visto en su vida… Y Kai, Kai le sonrío atractivamente antes de colocarle el casco en la cabeza.

—Eres un Hyung muy insolente, en ese caso. — Comentó distraídamente, manteniendo el casco en su lugar aun cuando el tipo intentó luchar para sacárselo de encima — uno que debería escucharme… — le espetó, moviendo su cabeza para que su frente chocase contra la superficie negra del artefacto protector, encontrándose con los llorosos ojitos del sujeto a través del vidrio medio polarizado — No debes confiar en mí, así como en ningún extraño, pero Hyung, debes admitir que esta noche soy tu mejor alternativa.

La mirada del más bajito se intensificó, su corazón acelerado ante las acciones del otro, que finalmente habían logrado que su cuerpo se calmara. Él mismo lo había dicho: No tenía que confiar en él y sin embargo, fue precisamente esa misma afirmación la que calmó los latidos temerosos de su corazón.

Ante la ausencia de respuesta, el moreno suspiró. — Voy a llevarte a casa, Hyung y tú vas a sujetarte bien en el camino, ¿de acuerdo?

Sintiéndose repentinamente como un mocoso recibiendo órdenes de su hermano mayor, a Minseok no le quedó otra opción más que asentir cuidadosamente. Kai sonrió, finalmente alejándose, no tardándose demasiado en montarse sobre la monstruosa motocicleta y haciendo el motor rugir, encendiéndola.

El mayor, porque debía serlo si el otro repentinamente había comenzado a llamarlo Hyung, tembló un poco atemorizado.

—¿A dónde tenemos que ir?

—I-Itaewon… El edificio Seenae.

Una morena mano se extendió en su dirección mucho antes de que pudiese ponerse a dudar una vez más. — ¿Vienes?

Peligro.

Absolutamente todo lo que ese chico era, encendía alarmas en su cabeza que le susurraban precavidamente al oído que tuviese cuidado.

Pero sorprendentemente incluso para él, Minseok se vio a sí mismo montándose en la parte trasera de la ostentosa motocicleta, sus temblorosas manos buscando un lugar seguro del cuál sujetarse. Kai lo miró por encima del hombro, la maldita sonrisa nunca apartándose de su boca. — Sujétate fuerte.

El motor rugió con la mirada penetrante del moreno todavía sobre él, todo el vehículo vibrando tormentosamente logró asustarlo lo suficiente como para que sus manos buscasen a tientas la chaqueta del chico, tirando de ella en un impulso. El desconocido le mostró sus colmillos, sus manos repentinamente encontrando las suyas y llevándoselas consigo, encontrándoles un lugar seguro alrededor de su cintura, por debajo de su chaqueta, donde una delgada tela apenas separaba la caliente piel del chico de la de sus tímidas manos.

—Así es más seguro, no queremos que un accidente ocurra, Hyung.

Minseok cerró los ojos, apretándolos tan fuerte como lo fue posible cuando el motor volvió a rugir. Todo su cuerpo se movió por inercia hacia adelante, aplastándose contra la espalda de aquel que era anatómicamente más grande que él: Su nariz perdiéndose en el delicioso aroma que pese al tabaco, no dejaba de desprender.

La velocidad lograba que el aire golpease fuerte, aunque afortunadamente el casco lo protegía de todo. Le sorprendía el hecho de ser él quien estaba llevándolo pese a lo peligroso que era para el chico conducir sin él. Abrió los ojos cuando se acostumbró al zumbido de la moto sobre las calles en sus oídos, la oscuridad de aquel callejón donde estuvo a punto de caer había quedado atrás… Las luces poco a poco poblaban las calles, llenando su campo de visión con pequeñas manchas multicolores que se arrastraban hacia algún punto abandonado que ellos iban dejando atrás, muy atrás.

Hacía frio para la camisilla que tan difícilmente Max había elegido para él. Minseok todavía no podía creer que se habían parado en ese maldito bar usando prendas de pareja, y el tipo había terminado abandonándolo por el alcohol, sus compañeros, y la maldita rubia de piernas largas lanzándole besos sobre el sofá de la esquina más remota y oscura del maloliente lugar.

Sorprendentemente no se sentía furioso, su estómago era un revoltijo de emociones, sin embargo, ninguna era por su primer ex. Kai era absolutamente todo lo que ocupaba sus pensamientos: Kai y todo el misterio que arrastraba consigo.

Cuando la motocicleta fue perdiendo aceleración y pronto dejaron de estar en movimiento, Minseok se dio cuenta de que había sido demasiado confiado al no fijarse dónde estaba siendo llevado. El desconocido dio indicios de querer que se bajara, sin embargo, y Minseok saltó fuera tan rápido, que no le dio tiempo de avergonzarse por haber permanecido abrazado a ese abdomen mucho más tiempo del necesario.

Fuertes manos le quitaron el casco de encima antes de que él siquiera pudiese pretender hacerlo. La vista le molestó un poco al mayor, las luces dando contra sus desacostumbrados ojos de inmediato. — Me parece que alguien tiene mucha prisa, Hyung.

El aludido se frotó los ojos, toda la calma apoderándose de su cuerpo cuando se dio cuenta de que sus pies estaban pisando la misma calle que diariamente tenía que atravesar para llegar a la Universidad. Kai estaba sonriéndole una vez más de forma seductora cuando lo miró, las regordetas mejillas sonrojándosele por primera vez en la noche.

—G-Gracias…

El chico hizo ademán de restarle importancia. — No tenía muchas ganas de secuestrar y descuartizar esta noche, eso es todo.

Minseok lo reprendió con la mirada, ganándose una melodiosa risa por parte del muchacho, quien todavía recargado sobre la motocicleta del mismo modo en que la primera vez que lo había visto, estiró los brazos despreocupadamente. — Supongo que sabes que estoy bromeando, ¿no?

Dando un par de pasos atrás de todos modos, el mayor asintió. — S-Sí… Yo tengo que ir a casa.

—Dices que sí pero tus acciones dicen lo contrario — El moreno espetó, incorporándose y caminando hacia él, logrando que una vez más se le olvidase cómo respirar — ¿Debo deducir que este no es tu edificio entonces?

Las mejillas se le coloraron de escarlata al castaño claro antes de zarandear la cabeza en negación. Viéndolo de la forma en que sonaba, había sido un poco grosero, pero tampoco era que fuese un estúpido como para darle su dirección real a un tipo que sin importar cuán caliente fuese seguía siendo un desconocido.

Kai contrajo el rostro, casi pareciendo ofendido por un instante. — Hieres mi corazón, Hyung, pero sigues haciendo bien al no confiar en mí.

Los pasos de Minseok vacilaron, un amago de sonrisa trazándose rápidamente sobre su tímida boca. — Uhm… F-Fue un placer conocerte, ya me t-tengo que ir.

Todavía seguía tartamudeando. Bien hecho Minseok, acabas de quedar como un niño patético después de decir que tienes veintitrés, ¡perfecto!

—Me sentiría mucho más seguro si entraras a donde quiera que te haya traído antes de irme. — El desconocido espetó simplemente, una punzada de dolor bajo el brillo siempre impactante de sus ojos: Minseok repentinamente se preguntó si había hecho algo mal, zarandeando la cabeza casi de inmediato, porque lo único que él había hecho mal esa noche, fue aceptar salir con los idiotas de sus compañeros.

Asintió de todos modos, despidiéndose con un gesto de mano antes de dirigirse a la entrada del edificio. El portero del adinerado complejo departamental donde vivía BaekHyun lo recibió con una mirada preocupada.

—Joven Kim, ¿qué lo trae por aquí tan tarde?

Abochornado por el hecho de no poder decir la verdad esa vez, Minseok se mordió el labio inferior antes de hablar. – Tuve algunos problemas, señor Jang. ¿Será que puedo subir con Baek?

El hombre asintió sin pensárselo demasiado, inmediatamente conduciéndolo por el vestíbulo hasta las puertas doradas abiertas del elevador, donde el botones estaba esperando sus órdenes. Y, sin poder evitarlo, Minseok se envolvió a sí mismo una vez más con sus brazos, su cabeza girando para observar a través del discreto cristal… Las nubes grisáceas finalmente culminaban con su tristeza: Gruesas gotas de lluvia caían lentamente del cielo empapando los vidrios.

No pudo evitar sentirse un poco preocupado… El rugido de una motocicleta apenas fue capaz de perforar las lujosas paredes.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

Minseok sopló dentro de la taza: El calor ahí dentro se escurrió fuera en forma de vapor.

—¡Kim Minseok, esta es la última vez que te lo pregunto!

El mayor rodó los ojos, dando un soplo más antes de beber un pequeño sorbo. Estaba caliente. Tan caliente como para quemarle la lengua y dejar de percibir correctamente los sabores durante el transcurso de todo el día. BaekHyun, vestido con su bata de  ocio, continuó replicando en la cocina a sus espaldas, secretamente vigilando cada una de las acciones de su novio.

Cuando la noche anterior le pidió al desconocido que lo llevase a ese lugar, no estaba pensando realmente. Porque de haberse detenido a hacerlo por lo menos una vez, hubiese caído en la cuenta de que lo único que Baek suele hacer todas las noches es tener sexo apasionado con el gigantón de su novio, literalmente hablando porque el tipo mide casi los uno noventa. Así que, una vez la puerta finalmente le fue abierta, lo único que Minseok pudo hacer fue arrepentirse y ChanYeol, como se llamaba el gigante, terminar de subirse los pantalones antes de preguntar qué demonios estaba haciendo ahí a las tres de la mañana.

Pero lo cierto es que no había habido respuesta, y era esa precisamente la razón por la cual BaekHyun intentaba someterlo a un interrogatorio en ese mismo instante. Logrando poco pero igualmente hablando mucho, si su mejor amigo era algo, entonces eso era necio.

Las manos del pequeño rubiecito se impactaron contra la superficie de su mesa de madera, Minseok observó su taza balancearse, el contenido amenazando con verterse sobre el precioso mantel blanco que seguramente también era muy caro. Pese a estar intentando con todas sus ganas parecer rudo, lo único que Baek le provocaba era una sonrisa burlona.

—¡¿Por qué llegaste tan tarde anoche?! ¿Qué sucedió? ¡Creí que Max y tú iban a salir!

El castaño claro rodó los ojos, finalmente optando por soltar algunas respuestas. — A ese idiota ni me lo menciones.

—¿Qué? —Los ojos de BaekHyun se sumieron en una profunda preocupación. — ¿¡Qué te hizo ese imbécil!?

Kim suspiró, rotando la taza lentamente entre sus manos, no haciendo mucho caso a lo caliente de la cerámica con que ésta estaba laboriosamente hecha. —Y si te digo, ¿qué vas a hacer? ¿Partirle la cara o algo así? Porque créeme que el que lo intentaras sería muy divertido de ver.

Baek infló los mofletes, evidentemente ofendido. ChanYeol palmeó su hombro con suavidad, sin embargo, adelantándose a cualquier estupidez que hubiese estado a punto de salir por la boquita insolente de su novio. — Baek no, pero yo sí que podría darle una paliza.

—¡Dinos que fue lo que pasó! — El rubio exclamó, sentándose con una pierna sobre la silla y dejando la otra colgando, el más alto lo imitó luego de dejar huevos, panqueques y jugo de naranja sobre la mesa para el desayuno: A Minseok no dejaba de sorprenderle cuánto se parecían esos dos, con la diferencia de que ChanYeol era un maestro en la cocina y BaekHyun podía quemarla si intentaba prender la estufa.

El mayor suspiró, recargando sus codos sobre la mesa y frotándose el rostro con las manos, frustrado. —Mis compañeros de la Facultad me convencieron de salir y Max se apuntó de inmediato, solo que creo que tenía más ganas de beber y encontrar con quién follar que de estar conmigo, en realidad. El lugar era horrible y todos se pusieron demasiado borrachos, me asusté, así que intenté huir y entonces afuera…

—Espera un segundo… ¡¿Max te dejó solo?!

Minseok asintió, sin muchas ganas de ponerse a pensar en eso.

—Imbécil… — Baek susurró y ChanYeol intentó calmarlo con una mano sobre la suya.

Minseok prefirió mirar a otro lugar, uno donde los mejores amigos que tenía no le restregasen su reciente soltería presumiéndole su amor en su propia cara.

—¿Qué fue lo que pasó afuera, Hyung? — ChanYeol espetó — ¿Encontraste rápidamente un taxi?

Suspirando, el de mejillas regordetas continuó girando su taza antes de responder. — Ojalá hubiera sido así — Dijo, aunque algo en lo profundo de su ser le aseguró que estaba mintiendo — La calle estaba desierta salvo unos tipos embriagándose ahí, uno de ellos, uhm… — las mejillas rápidamente se le salpicaron de rojo — me trajo a casa.

Cuando levantó la cabeza, su mejor amigo estaba mirándolo con picardía. —Vaya, vaya, encontraste un remplazo para el idiota de Max más rápido de lo que pensé.

—¡Baek! — Replicó el más alto. — ¿Cómo puedes pensar eso? Y tú, Hyung, ¿cómo se te ocurrió confiar en él? ¡Gracias a San Siwon que estás bien, quién sabe que pudo haberte pasado!

Su novio se movió instintivamente, como si ya se supiese de memoria la manera correcta para calmar al gigante, colocándose tras él y comenzando a masajearle los hombros. — Tranquilízate, cariño, XiuMin está bien y tiene esa mirada, ¿no lo ves?

—¿Esa mirada? — Fue el turno de Minseok para inquirir. XiuMin, como solo sus amigos de la infancia tenían derecho a llamarlo.

—Claro, picarón — Baek dijo simplemente, tomando un panqueque y llevándoselo a la boca, antes de moverse hacia el pasillo. — ¿Qué otra cara sino la que pongo yo todas las mañanas luego de sexo duro con ChanYeol?

Minseok se bebió el resto de su café caliente de un sorbo. La garganta se le quemó, pero su cuerpo no hizo más que estremecerse bajo la mirada intensa que el recuerdo de Kai le provocaba.

 

 

 

- - - - -

 

 

 

—Entonces, ¿quedamos en tu casa esta tarde para la investigación?

Minseok se giró mientras caminaba sobre el pasillo, obligando a su amigo LuHan a voltearse junto con él para salir del edificio por el lado contrario, ya habiéndose percatado del idiota de Max ChangMin esperando en las escaleras.

—Claro — asintió simplemente, sacudiendo la cabeza e intentando aclarar sus pensamientos.

LuHan suspiró. — ¿No le darás a Max una oportunidad de explicarse?

—¿Y qué me va a explicar? Es pasado LuHan, dejémoslo así.

El aludido asintió, convenciéndose a sí mismo de que lo que había dicho había sido muy tonto, incluso para él. Levantó el rostro entonces, frunciendo el ceño de inmediato al ver a todas las chicas de la parte sur del Edificio en que estudiaban, muy alborotadas dirigiéndose hacia la salida.

—¿Qué demonios está sucediendo? ¿Nos visita el primer ministro, acaso?

Minseok se encogió de hombros, como si no pudiese importarle menos y absolutamente cualquier cosa fuese mejor que enfrentar a su exnovio ahora sobrio. Tampoco es que tuviese muchas ganas de llegar pronto a casa y quedarse solo con sus pensamientos y el recuerdo poco amigable de Kai. No muy tarde esa misma mañana, luego de que BaekHyun lo arrojase fuera de su lujoso deportivo para partir a su facultad privada de Diseño de Modas, Minseok se había caído en la cuenta de que siquiera había sido lo suficientemente amable la noche anterior como para preguntar el nombre de su salvador. Y ahora, dando empujones para poder salir del condenado circulo de Universitarias locas apretujadas en la puerta, no podía evitar dolerle únicamente haberse quedado con el rastro de su aroma impregnado en la ropa… Una extraña mezcla masculina de tabaco y sudor, una que LuHan había encontrado excitante y caliente, en sus propias palabras.

—Irene… ¿Sabes qué demonios está pasando aquí? — El rubio escuálido preguntó a una de las muchachas evidentemente emocionadas por alguna extraña razón.

La muchacha se giró con una sonrisa picarona. —¡Hay un chico muy guapo allá afuera! Está sentado en su motocicleta y luce como si estuviera esperando una presa, ¡nosotras queremos ser esa presa!

El corazón de XiuMin golpeteó con fuerza contra su caja torácica. La sola mención de un chico guapo y motocicleta en una oración, ponía su cerebro a trabajar, maquilando hasta formar la preciosa imagen de Kai bajo sus parpados. Pero no podía ser así… No podía tratarse de él. Porque Kai era simplemente el desconocido que lo llevó a casa de BaekHyun, quien salvó su trasero pero no sabe nada de él a final de cuentas.

—Actúan como crías de Instituto — LuHan le susurró al oído, sus ojos rodando.

Minseok simplemente atinó a asentir, finalmente encontrando una debilidad en la barda de chicas rodeándolo y empujando para salir fuera, llevándose al rubio consigo de la mano.

Y cuando finalmente la claridad del nublado lunes por la mañana dio contra su rostro, fue la primera vez que su cerebro estuvo de acuerdo con su corazón: Haciéndolo frenar de golpe y frotarse los ojos, preguntándose si realmente lo que estaba viendo podía ser real.

—Entonces no era cierto que estudiabas Filosofía y Letras, Hyung. — La voz del moreno llenó una vez más sus oídos, haciéndolo estremecer. Estaba recargado una vez más contra su motocicleta, un pie sobre su respaldo, brazos cruzados y mirada coqueta. La misma chaqueta de cuero negra y un cigarro colgando de sus labios gruesos curvados en una sonrisa maliciosa. Se podría decir que lo único diferente en él, eran los zapatos de cuerda y los pantalones sueltos color azul marino… Minseok continuó parado sobre la acera, recordándose a sí mismo como respirar cuando el ya no tan desconocido decidió continuar — Por tu apariencia estuve mucho tiempo pensando que tu amiguito me estaba mintiendo.

—¿M-Mi amiguito?

El cigarrillo tocó el suelo, siendo aplastado por el calzado del castaño oscuro. — BaekHyun — y le  sonrió, mostrándole una vez más esos temibles colmillos.

—¿D-Dónde está Baek? — El pánico se filtró fácilmente en el sistema de XiuMin, la suya más que una pregunta sonó como un reclamo.

Kai se encogió de hombros. —¿Cómo voy yo a saberlo? En su escuela, tal vez.

—¡¿Entonces cómo es que sabes su nombre y estás aquí?!

El moreno zarandeó la cabeza, como si sus interrogaciones fuesen basura. Las vergonzosas estudiantes de su carrera chillaron, molestas por el hecho de que él fuese el afortunado y no estuviese tratando al individuo soñado como supuestamente debería.

—No soy un asesino serial, ¿correcto? — Le espetó con simpleza, acercándose y ésta vez trayendo consigo el casco que se había puesto en la cabeza apenas unas horas atrás. — ¿Damos un paseo?

LuHan tiró de su mano, como para que se diese cuenta de que todavía seguía prendido a ella, apretándola con fuerza y empapándola con su sudor, por cierto. La mirada que Kai le dedicó a su amigo fue bastante significativa, y el rubio se libró de su agarre casi inmediatamente después.

—T-Tengo tarea que hacer.

—¿Sabes qué? — LuHan se río nerviosamente — Ve con él, podemos hacerla mañana… Es para el viernes de todas formas.

Los ojos de Minseok se abrieron como platos, LuHan siempre había sido el ser humano más responsable sobre la tierra: La clase de chico que no deja para después lo que puede hacer en ese preciso instante. Lo vio rascarse la parte posterior de la nuca y retroceder, haciendo ademán de restarle importancia a todo cuando XiuMin sabía perfectamente que no era así.

—Tal parece que eso te deja sin una excusa, Hyung.

El mayor se relamió los labios, nervioso y con la mente en blanco, impidiéndole procesar a su cerebro para encontrar una excusa o algo mucho mejor que eso, por lo menos palabras para interactuar. El moreno le tendió el casco pero fue su turno para reusarse a usarlo, empujándolo de vuelta contra su cuerpo.

—Úsalo tú. Estoy seguro de que no dejarías que me pasara nada de todas formas.

La sonrisa del tipo se ensanchó en tanto tomaba su mano para conducirlo a su peligrosa motocicleta negra. — Eso es lo que pasa con los chicos malos, Hyung.

—¿Eh?

—Todo el mundo los ama pero no cualquiera es capaz de admitirlo — Dijo, lanzándole un guiño y colocándose el casco en la cabeza antes de montarse en su vehículo.

Minseok permaneció parado junto a él, con la mirada fija en cada una de sus acciones y las mejillas regordetas con pinceladas de escarlata en ellas.

—¿E-Estás insinuando que me gustas, K-Kai?

El hecho de que estuviese llamándolo de esa manera, pareció sorprender al aludido, porque levantó la cabeza inmediatamente en su dirección. Y por un segundo, a Minseok le hubiese gustado que no estuviese usando el casco.

—Estoy insinuando que te vuelvo tan loco como tú me vuelves a mí, Hyung.

 

 

Notas finales:

Estoy celebrando porque este es mi fanfic #30 Así que me dije a mí misma: Mitche, no tienes un Two-shot. Y entonces, porque se me dio la gana y todavía no había terminado y ya quería que Daniela (sí, sí, sí, es que soy muy torpe con tu nombre shino) lo leyera ya, dije: Ah, lo voy a partir porque YOLO. Y aquí estoy c:

Es difícil para mí porque todos mis sentidos me gritaban XIUHUN, pero yo nadé contra ellos gritando XIUKAI, y los feels me obligaron como siempre a hacer mención del XIUMAX, y mis dedos escribieron por sí solos XIUHAN, aunque al final nada de eso importa porque CHENMIN <3 Quien me conozca sabrá que esto es normal en mí. Xiuharem es vida y amor <333

En fin, Daniela, yo espero que te guste esto porque te lo debía desde hace mil años, pero soy malvada y no tengo tiempo, y me la paso quejándome y no tenía inspiración y blah, blah, blah <33 Mi cocoro te ama y lo sabes :* Me basé en tu sensual foto de perfil para el atuendo del Kai(?

Ahora me voy. Subiré el final cuando lo acabe y me presten la compu, chaito.


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